La gue­rra de Yemen y el sus­tra­to de la coa­li­ción ára­be- Conn Hallinan

Yemen es el país más pobre del mun­do ára­be. Des­pro­vis­to de recur­sos, frac­tu­ra­do por divi­sio­nes tri­ba­les y reli­gio­sas, se halla actual­men­te gan­gre­na­do por la gue­rra civil. Y sin embar­go este peque­ño país del sur de la penín­su­la Ará­bi­ga pro­vo­ca el esta­lli­do de vie­jas alian­zas y gene­ra el sur­gi­mien­to de nue­vas y por lo menos sor­pren­den­tes alian­zas. Mien­tras Ara­bia Sau­dí sigue bom­bar­dean­do a los insur­gen­tes hutíes, los defen­so­res y los opo­si­to­res a la monar­quía de Riad tra­tan de remo­de­lar el pai­sa­je polí­ti­co para que una vez que los com­ba­tes se hayan apa­ci­gua­do no se desmorone.
La ver­sión sau­dí de la gue­rra es que el Irán chií quie­re apro­piar­se del Yemen suní uti­li­zan­do inter­me­dia­rios –los hutíes- con el pro­pó­si­to de ame­na­zar la fron­te­ra sur del rei­no y afir­mar su estra­té­gi­co con­trol sobre el estre­cho de Bab-el-Man­deb sobre el mar Rojo. Los ira­quíes se defien­den afir­man­do que ellos no tie­nen nin­gún con­trol sobre los hutíes, nin­gún inte­rés sobre el estre­cho y que la gue­rra de Yemen res­pon­de a pro­ble­mas inter­nos del país que ellos mis­mos debe­rán resolver.
Los sau­díes han ven­ci­do en prin­ci­pio a lo que pare­cía una for­mi­da­ble coa­li­ción for­ma­da por la Liga Ára­be, los paí­ses miem­bros del Con­se­jo de Coope­ra­ción del Gol­fo, Tur­quía y EE.UU. Sin embar­go esa “coa­li­ción” no es tan sóli­da como pare­ce y resul­ta más intere­san­te por los miem­bros que no inclu­ye antes que por sus pro­pios miem­bros. Egip­to y Tur­quía son los pila­res de esa alian­za, pero ese apo­yo es más ver­bal que concreto.
En un pri­mer momen­to Egip­to hizo correr la voz de que podía enviar tro­pas terres­tres. El ejér­ci­to sau­dí no pue­de con­te­ner a los hutíes y a sus alia­dos. Lue­go, bajo la pre­sión de Al-Moni­tor, el emba­ja­dor de El Cai­ro en Yemen Yous­sef al-Shar­qawy acla­ró su posi­ción: “No soy yo quién deci­di­rá la inter­ven­ción en Yemen, esa deci­sión sur­gi­rá de la eva­lua­ción de la auto­ri­dad supre­ma de Egip­to y depen­de de la segu­ri­dad nacio­nal del país”.
Lue­go de que Ara­bia Sau­dí apo­ya­ra el gol­pe de Esta­do egip­cio con­tra los Her­ma­nos Musul­ma­nes y apo­ya­se al régi­men con con­si­de­ra­bles can­ti­da­des de dine­ro, Riad podría pre­sio­nar a El Cai­ro para que envíe tro­pas a Yemen. Sin embar­go la últi­ma vez que Egip­to com­ba­tió a los hutíes sufrió milla­res de víc­ti­mas. Ade­más Egip­to se halla preo­cu­pa­do por la insu­rrec­ción islá­mi­ca en el Sinaí.
Cuan­do se com­pro­me­tió con el apo­yo a Ango­ra duran­te una “inter­ven­ción sau­dí” y pidió el reti­ro de los “ira­níes y de los gru­pos terro­ris­tas” el pre­si­den­te tur­co Recep Tay­yip Erdo­gan se tomó tiem­po para decir que “podría poten­cial­men­te ofre­cer apo­yo logís­ti­co según como evo­lu­cio­na­se la situación”.
Erdo­gan quie­re cas­ti­gar a Irán por su apo­yo al régi­men de Assad en Siria y su pre­sen­cia mili­tar en Irak, don­de Tehe­rán está ayu­dan­do al Gobierno de Bag­dad con­tra el Fren­te islá­mi­co. Tra­tan­do de recu­pe­rar del mis­mo modo el dine­ro sau­dí. Efec­ti­va­men­te la eco­no­mía tur­ca se halla en difi­cul­ta­des, su deu­da públi­ca ha alcan­za­do el mayor nivel de estos diez últi­mos años y las tasas de inte­rés están aumen­tan­do en todo el mun­do. Con una elec­ción pri­mor­dial en junio, Erdo­gan espe­ra la inter­ven­ción saudí.
Pero por el momen­to tie­ne otras preo­cu­pa­cio­nes. Los tur­cos pien­san que los sau­díes están en apu­ros, será difí­cil ganar la gue­rra a Yemen y los bom­bar­deos no tie­nen nin­gu­na posi­bi­li­dad de pro­du­cir fru­tos sin la inter­ven­ción de las tro­pas de infantería.
Cuan­do los ira­níes reac­cio­na­ron viva­men­te ante los comen­ta­rios de Erdo­gan, el pre­si­den­te dio mar­cha atrás. Irán es un socio comer­cial muy impor­tan­te para los tur­cos y con la posi­bi­li­dad de que se apli­quen san­cio­nes inter­na­cio­na­les a Tehe­rán, los tur­cos quie­ren par­ti­ci­par de la fie­bre del oro que las suce­de­rá. Duran­te el recien­te via­je de Erdo­gan a Tehe­rán, el pre­si­den­te tur­co y el minis­tro de Asun­tos Exte­rio­res Moham­mad Javad Zarif lle­ga­ron a un acuer­do para lograr el fin de la gue­rra en Yemen y con­se­guir una “solu­ción polí­ti­ca”. Se está lejos de la beli­ge­ran­cia ini­cial de Erdogan.
La Liga Ára­be apo­ya la gue­rra, pero solo mesu­ra­da­men­te. Irak se opo­ne a los ata­ques sau­díes y Arge­lia man­tie­ne dis­tan­cia lla­man­do al cese de “toda inter­ven­ción extran­je­ra”. Has­ta el con­ci­lia­dor GCC (1), que repre­sen­ta los intere­ses de las monar­quía petro­le­ras del Gol­fo, tie­ne un tráns­fu­ga. Omán se ha ple­ga­do a Yemen y su diri­gen­te, el sul­tán Qaboos, tie­ne mie­do de que el caos lle­gue has­ta sus fron­te­ras. Y dado que los Emi­ra­tos Ára­bes Uni­dos rea­li­zan ata­ques aéreos sobre Yemen, están igual­men­te dis­pues­tos a meter la mano en la bille­te­ra si se pro­du­cen las san­cio­nes sobre Irán. “Tehe­rán es nues­tra puer­ta de entra­da, debe­mos estar pre­sen­tes allí”, decía al Finan­cial Times Mar­wan Sheha­deh, un hom­bre de nego­cios de los Emi­ra­tos, “eso podría redis­tri­buir las cartas”.
La ausen­cia más nota­ble sin embar­go en el seno de esta coa­li­ción sau­dí es la de Pakis­tán, un país que ha reci­bi­dos miles de millo­nes dóla­res de ayu­da de Ara­bia sau­dí y cuyo pri­mer minis­tro, Nawaz Sha­rif, se refu­gió en Riad en opor­tu­ni­dad de los san­grien­tos com­ba­tes en su país en 1999.
Cuan­do los sau­díes decla­ra­ron su inten­ción de ata­car a Yemen, inclu­ye­ron a Pakis­tán en su coa­li­ción. Un orgu­llo que los per­ju­di­có, El Par­la­men­to pakis­ta­ní pidió un deba­te sobre el tema y final­men­te votó por una­ni­mi­dad por la neu­tra­li­dad. Mien­tras Isla­ma­bad decla­ra­ba su inten­ción de “defen­der la sobe­ra­nía de Ara­bia Sau­dí” nadie pen­sa­ba que los hutíes esta­ban diri­gién­do­se a Yeda.
La gue­rra yeme­ní es pro­fun­da­men­te impo­pu­lar en Pakis­tán y las deci­sio­nes del Par­la­men­to han sido amplia­men­te apo­ya­das, Un perio­dis­ta tam­bién con­vo­có a recha­zar el dik­tac del GCC. Solo la orga­ni­za­ción extre­mis­ta Lash­kar-e-Tai­ba, que pla­ni­fi­có las masa­cres de Mum­bai en 2008, mani­fes­tó su apo­yo a los sau­díes. En efec­to, Pakis­tán apro­ve­chó se de los rega­los sau­díes y a cam­bio ha garan­ti­za­do la segu­ri­dad de Riad, pero es una rela­ción que pen­de de un hilo. En pri­mer lugar suce­de que los sau­di­tas apo­yan a gru­pos isla­mis­tas extre­mis­tas, algu­nos de los cua­les están en gue­rra con el Gobierno pakis­ta­ní. El año pasa­do una de esas orga­ni­za­cio­nes, Teh­rik-i-Tali­ban, masa­cró a 145 per­so­nas, 135 de ellas estu­dian­tes en Pesha­war. La lucha con­tra estos gru­pos en el nor­te wazi­ris­tano ha pro­vo­ca­do gran­des pér­di­das en el ejér­ci­to paquis­ta­ní, que se ve obli­ga­do a pro­te­ger tam­bién sus fron­te­ras de su veci­na del sur, la India.
Los sau­díes con su rigu­ro­sa inter­pre­ta­ción del islam (el waha­bis­mo) tam­bién son cri­ti­ca­dos por haber gene­ra­do ten­sio­nes entre los suníes y los chiíes en Pakistan.
Últi­ma­men­te Isla­ma­bad ha pro­fun­di­za­do su rela­ción con Chi­na. A media­dos de abril el pre­si­den­te chino Xi Jining pro­me­tió inver­tir 46.000 millo­nes de dóla­res para finan­ciar una nue­va ruta de la seda de Pekín, que par­tien­do del oes­te de Chi­na ter­mi­na­rá en el gol­fo Pér­si­co. Dichos tra­ba­jos indu­ci­rán una con­si­de­ra­ble amplia­ción del puer­to de Gwa­dar, situa­do en el agi­ta­do terri­to­rio de Balu­kis­tán. Un puer­to que Bru­ce Rie­del con­si­de­ra des­ti­na­do a “riva­li­zar con Dubái o Doha, como polo eco­nó­mi­co regional”.
Rie­del, un inves­ti­ga­dor del Ins­ti­tu­to Broo­kings y pro­fe­sor de la John Hop­kins, es un exper­to en segu­ri­dad del sur de Asia. Dubai se halla ubi­ca­da en los Emi­ra­tos Ára­bes Uni­dos y Doha en Catar. Ambos son miem­bros del GCC.
Chi­na está preo­cu­pa­da por la situa­ción de Balu­kis­tán y la repe­ti­ción de las insu­rrec­cio­nes con­tra el Gobierno del lugar, pero tam­bién a cau­sa de la actual resis­ten­cia de los “tur­có­fo­nos”, en su mayor par­te musul­ma­nes y de los uigu­res, un pue­blo de la pro­vin­cia de Xin­giang del oes­te chino. Los uigu­res que son unos 10 millo­nes de per­so­nas, se hallan mar­gi­na­dos por el actual flu­jo de chi­nos han, etnia chi­na dominante.
Los ricos sau­díes han ayu­da­do a finan­ciar a algu­nos de estos gru­pos, lo que ha dis­gus­ta­do a Pekín y a Isla­ma­bad. Pakis­tán se ha com­pro­me­ti­do a crear una “Divi­sión de Segu­ri­dad Espe­cial” de 10.000 per­so­nas para pro­te­ger las inver­sio­nes chi­nas. Según Rie­del los chi­nos habrían dicho a los pakis­ta­níes que se man­ten­drían jun­to a Pakis­tán si sus ten­ta­ti­vas de apro­xi­mar­se a Ara­bia Sau­dí y a los Emi­ra­tos Ára­bes fracasaba.
Esta­dos Uni­dos ha desem­pe­ña­do un papel muy impor­tan­te aun­que poco feliz en la gue­rra de Yemen. Ha ayu­da­do a infor­mar a los sau­díes, ha cen­tra­do sus infor­mes y ha reabas­te­ci­do a sus avio­nes de gue­rra en pleno vue­lo. Tam­bién inter­cep­tó una flo­ti­lla que se diri­gía a Yemen. Los esta­dou­ni­den­ses infor­ma­ron de que con­te­nía armas des­ti­na­das a los hutíes. Sin embar­go Irán nie­ga todo envío de este tipo y exis­ten pocas prue­bas de que Irán sumi­nis­tre armas a los insur­gen­tes. Pero mien­tras Washing­ton apo­ya­ba a los sau­díes, los esta­dou­ni­den­ses exhor­ta­ron a Riad para que res­ca­ta­ra sus cazas y opta­se por una solu­ción polí­ti­ca. Los esta­dou­ni­den­ses se inquie­tan por la anar­quía que ha gene­ra­do la gue­rra, pues­to que podría per­mi­tir a Al Qae­da impo­ner­se en la penín­su­la ará­bi­ga. Los hutíes, aún sitia­dos, eran el pri­mer adver­sa­rio del gru­po terrorista.
La cri­sis huma­ni­ta­ria se está vol­vien­do crí­ti­ca en Yemen. Más de mil per­so­nas, la mayo­ría civi­les, han sido ase­si­na­das y bom­bar­dea­das y los com­ba­tes han gene­ra­do 300.000 refu­gia­dos. El blo­queo marí­ti­mo esta­dou­ni­den­se-sau­dí y la recien­te des­truc­ción del aero­puer­to inter­na­cio­nal de Yemen impi­den el abas­te­ci­mien­to de ali­men­tos, agua y medi­ca­men­tos a un país que depen­de enor­me­men­te de sus impor­ta­cio­nes de ali­men­tos. Sin embar­go los esta­dou­ni­den­ses no quie­ren ofen­der más a los sau­díes, que están ya muy eno­ja­dos por la nego­cia­ción de EE.UU. del tra­ta­do nuclear con Irán. Más allá de la ayu­da esta­dou­ni­den­se pro­por­cio­na­da a los ata­ques sau­díes, EE.UU. de nue­vo ha abier­to amplia­men­te sus bra­zos a Riad.
El tra­ta­do nuclear con Irán ha con­du­ci­do a la for­ma­ción de las más impre­vi­si­bles alian­zas: Israel y Ara­bia Sau­dí. Riad está en la mis­ma lon­gi­tud de onda que el Gobierno de Netan­yahu sobre el tema ira­ní y ambos paí­ses pre­sio­nan para sabo­tear el tra­ta­do. Según el perio­dis­ta de inves­ti­ga­ción Robert Perry la alian­za entre Tel Aviv y Riad se ha sella­do median­te un rega­lo secre­to de 16.000 millo­nes de dóla­res depo­si­ta­dos por Riad en una cuen­ta para el “desa­rro­llo israe­lí” en Euro­pa, el mis­mo tipo de cuen­ta que las que sir­vie­ron para cons­truir bases ile­ga­les en los terri­to­rios ocupados.
Los sau­díes y los israe­líes están del mis­mo lado en la gue­rra de Siria y pese a las her­mo­sas pala­bras de Riad los úni­cos miem­bros del GCC que han ayu­da­do finan­cie­ra­men­te a Pales­ti­na a recons­truir Gaza lue­go de los ata­ques israe­líes del año últi­mo fue­ron Catar y Kuwait.
Todos estos engra­na­jes con­du­ci­rán a un fin impre­vi­si­ble. Lo úni­co que está cla­ro es que a pesar de su poten­cia finan­cie­ra los sau­díes no pue­den cap­tar a su favor a los prin­ci­pa­les acto­res regio­na­les (excep­to Israel). Y una alian­za con Israel, un país que se halla cada vez más a cau­sa de sus con­tro­ver­ti­das polí­ti­cas de ocu­pa­ción, no podrá ser esta­ble. Robert Fisk, un corres­pon­sal de The Inde­pen­dent de anti­gua pre­sen­cia en Medio Orien­te cree que los sau­díes viven con “mie­do” a Irán, a los chiíes, al Esta­do islá­mi­co, a Al Qae­da, a la poten­cial trai­ción de EE.UU., a un com­plot israe­lí y a ellos mismos.
Pero, ¿de dón­de se des­en­ca­de­na­rá una revo­lu­ción suní en Ara­bia sino es de la mis­ma fami­lia real? Es ese “mie­do” el que ha des­en­ca­de­na­do la gue­rra en Yemen. Es esa la razón por la que EE.UU. debe­ría dejar de soplar las bra­sas y jun­tar­se a la UE para reque­rir un inme­dia­to alto el fue­go, una ayu­da huma­ni­ta­ria y el apo­yo a una solu­ción polí­ti­ca que debe­rían asu­mir los pro­pios yemeníes.

Nota: 

(1) The Coope­ra­tion Coun­cil of the Arabs Sta­tes of the Gulf

Tra­du­ci­do del inglés por T.F.
Fuen­te: http://​www​.michel​co​llon​.info/​L​a​-​g​u​e​r​r​e​-​a​u​-​Y​e​m​e​n​-​e​t​-​l​e​s​-​d​e​s​s​o​u​s​.​h​t​m​l​?​l​a​n​g​=fr

Artikulua gustoko al duzu? / ¿Te ha gustado este artículo?

Twitter
Facebook
Telegram

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *