El Archi­vo de la Inter­na­cio­nal Comu­nis­ta, acce­si­ble en ver­sión digital

El archi­vo de la Komin­tern (la Inter­na­cio­nal Comu­nis­ta, fun­da­da en 1919 y disuel­ta 1943) fue abier­to al públi­co en ver­sión elec­tró­ni­ca en el Archi­vo Esta­tal de His­to­ria Social y Polí­ti­ca de Rusia (AEHSPR) de Moscú.
Los mate­ria­les esca­nea­dos y divul­ga­dos en la web equi­va­len a cer­ca del 10% del con­jun­to de
docu­men­tos de la enti­dad que unió a dece­nas de par­ti­dos y orga­ni­za­cio­nes comu­nis­tas de todo el mun­do en la Ter­ce­ra Inter­na­cio­nal. El mate­rial digi­ta­li­za­do supo­ne cer­ca de 89 colec­cio­nes (de un total de 500) y más de 1,5 millo­nes de docu­men­tos. El equi­va­len­te a 10 colec­cio­nes de docu­men­tos de la Komin­tern tie­nen toda­vía carác­ter secre­to, aun­que se tra­ba­ja en su des­cla­si­fi­ca­ción, afir­mó la investigadora.
Con moti­vo del lan­za­mien­to del archi­vo digi­tal se cele­bró en el AEHSPR una expo­si­ción en la que figu­ran corres­pon­den­cia de los diri­gen­tes polí­ti­cos, inclui­do Sta­lin, car­te­les, foto­gra­fías (tam­bién de la gue­rra de Espa­ña y las Bri­ga­das Inter­na­cio­na­les), todo ello en ver­sión original.
El acce­so a los fon­dos digi­ta­li­za­dos es libre y gra­tui­to. Antes, los inves­ti­ga­do­res podían con­sul­tar­los en la sala de lec­tu­ra del AEHSPR.
El AEHSPR, que diri­ge el his­to­ria­dor ruso Soro­kin, ha divul­ga­do tam­bién en la web los docu­men­tos per­so­na­les de Sta­lin así como la docu­men­ta­ción del Polit­bu­ró del Par­ti­do Comu­nis­ta de la URSS (órgano de direc­ción colec­ti­va del PCUS). Asi­mis­mo, son acce­si­bles los docu­men­tos de las Bri­ga­das Inter­na­cio­na­les que lucha­ron en la Gue­rra Civil. 
En rela­ción a los archi­vos sovié­ti­cos, hay que recor­dar aquí, como com­ple­men­to a la entra­da, que uno de los argu­men­tos uti­li­za­dos comun­men­te por los anti­co­mu­nis­tas, prin­ci­pal­men­te antes del final de la U.R.S.S. en los noven­ta, es el de que los «enor­mes e indes­crip­ti­bles crí­me­nes de los comu­nis­tas» sal­drían a la luz cuan­do se abrie­ran los archi­vos de la KGB o del PCUS. Sin embargo,una vez abier­tos, que ya lle­van unos añi­tos, pare­ce que guar­dan silen­cio por­que lo demos­tra­do es que el fas­cis­mo, lo que algu­nos lla­man capi­ta­lis­mo para escon­der su carac­ter san­gui­na­rio, mien­ta inclu­so más que mata.
Afor­tu­na­da­men­te, his­to­ria­do­res como Mario Sou­sa, Gro­ver Furr o Ludo Mar­tens han demos­tra­do, estu­dian­do esos archi­vos, citan­do a uno de ellos, «que el perio­do de la his­to­ria sovié­ti­ca con Sta­lin al fren­te ha sido com­ple­ta­men­te ter­gi­ver­sa­do. No solo “un error aquí y allá”, sino bási­ca­men­te un enor­me frau­de, la men­ti­ra más gran­de del siglo. Y gra­cias a mi cole­ga de Mos­cú, Vla­di­mir L. Bobrov, que fue el pri­me­ro que me mos­tró estos docu­men­tos, me dio valio­sos con­se­jos en varias oca­sio­nes y reali­zó un exce­len­te tra­ba­jo de traducción».
Así que para los comu­nis­tas, el acce­so a los archi­vos, su des­cla­si­fi­ca­ción, siem­pre es una bue­na noti­cia, por­que, como diría Lenin, la ver­dad siem­pre es revolucionaria.

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