¿Cuál es el obje­ti­vo de la ofen­si­va con­tra inter­net del Minis­te­rio del inte­rior?- Maxi­mo Retti

El Par­ti­do Popu­lar está deci­di­do a con­tro­lar la comu­ni­ca­ción vía Inter­net. Des­de hace meses,el Minis­te­rio del Inte­rior des­ata, de mane­ra recu­rren­te, autén­ti­cas cam­pa­ñas de ame­dren­ta­mien­to social en con­tra de la libre comu­ni­ca­ción a tra­vés de la Red.
Este tipo de ope­ra­cio­nes resul­tan cohe­ren­tes con los fenó­me­nos que se están pro­du­cien­do en la comu­ni­ca­ción en todo el pla­ne­ta. Los medios de comu­ni­ca­ción en papel se hun­den en caí­da libre. Ya es tan sólo una exigua mino­ría social la que se deci­de a adqui­rir coti­dia­na­men­te perió­di­cos o revis­tas. La gen­te pre­fie­re recu­rrir a fuen­tes infor­ma­ti­vas más fia­bles que las que pro­por­cio­nan los medios con­ven­cio­na­les, con­tro­la­dos por la ban­ca y los gran­des con­sor­cios eco­nó­mi­cos. Y estas fuen­tes se encuen­tran en la Red.
Con la ver­ti­gi­no­sa inno­va­ción elec­tró­ni­ca, las cade­nas tele­vi­si­vas tam­bién están vien­do inva­di­dos sus has­ta ahra indispu­tados terri­to­rios por la tele­vi­sión vía Inter­net, en la que el con­trol ideo­ló­gi­co resul­ta cada día más difí­cil de impo­ner. De igual for­ma, a tra­vés de la comu­ni­ca­ción inter­per­so­nal impor­tan­tes sec­to­res de la pobla­ción mun­dial inter­cam­bian ideas, opi­nio­ne­se iniciativas.
La comu­ni­ca­ción cons­ti­tu­ye una herra­mien­ta impres­cin­di­ble para el poder. A tra­vés de ella las cla­ses domi­nan­tes cons­tru­yen la opi­nión de impor­tan­tes sec­to­res socia­les, a los que tra­tan de dome­ñar ideo­ló­gi­ca­men­te, uti­li­zán­do­los para crear una suer­te de nue­vo «sen­ti­do común» que, mági­ca­men­te, logra que lo injus­to parez­ca jus­to, los opre­so­res, bene­fac­to­res, y los opri­mi­dos, gen­te peli­gro­sa a la que hay que vigi­lar y castigar.
Con­tra­ria­men­te a lo que no pocos pien­san, las per­se­cu­cio­nes inter­náu­ti­cas orde­na­das por el minis­tro del Inte­rior, Fer­nán­dez Díaz, en el cur­so de las últi­mas fechas, no son sólo la expre­sión de la vesa­nia de los ultra­con­ser­va­do­res del PP. Con el PSOE, o con cual­quier otro par­ti­do que ten­ga como obje­ti­vo lapre­ser­va­ción del orden esta­ble­ci­do, habría suce­di­do lo mis­mo. Y es así por­que quie­nes están situa­dos en la tras­tien­da del Sis­te­ma, es decir, la Ban­ca y los gran­des gru­pos eco­nó­mi­cos, se aper­ci­ben de que ya no resul­ta tan fácil recon­du­cir a la opi­nión públi­ca como lo era hace tan sólo unos pocos años.
Las ideas se trans­mi­ten a velo­ci­dad de vér­ti­go a tra­vés de las redes socia­les y los medios de comu­ni­ca­ción alter­na­ti­vos al sis­te­ma. Las ver­da­des incues­tio­na­bles se van gra­dual­men­te ero­sio­nan­do. El temor a pen­sar de for­ma dife­ren­te se esfu­ma inexo­ra­ble­men­te. ¿Alguien pue­de creer que eso pasa des­aper­ci­bi­do para los think tanks del sistema?
Las cla­ses hege­mó­ni­cas son cons­cien­tes de que si lle­gan a per­der la bata­lla ideo­ló­gi­ca se verán obli­ga­das a defen­der sus pri­vi­le­gios de cla­se a tra­vés de la vio­len­cia. Y no es que ten­gan escrú­pu­los a la hora de des­en­ca­de­nar­la, como ha mos­tra­do la his­to­ria reite­ra­da­men­te, pero des­atar esa vio­len­cia con­tra una par­te impor­tan­te de la socie­dad impli­ca siem­pre ries­gos seve­ros para la pre­ser­va­ción de los intere­ses intan­gi­bles de la bur­gue­sía. Esa es la razón, – y no la que pre­tex­ta el Minis­te­rio del Inte­rior -, de la inquie­tud que pro­vo­can en los gla­dia­do­res y cus­to­dios del Poder las nue­vas for­mas de comunicación.
Pero para los tra­ba­ja­do­res, para la mayor par­te de la socie­dad, empie­za a resul­tar impres­cin­di­ble un cam­bio de ópti­ca en rela­ción con los medios a los que sole­mos lla­mar «alter­na­ti­vos». Cree­mos que ha lle­ga­do la hora de que éstos dejen de ser meros trans­mi­so­res de la «otra opi­nión». Ante la ofen­si­va que se ave­ci­na, se hace pre­ci­so que, a par­tir de aho­ra, empie­cen a con­ver­tir­se en núcleos que no sean sola­men­te por­ta­vo­ces de colec­ti­vos, sino ver­da­de­ros vehícu­los para la orga­ni­za­ción social.
A estas altu­ras, cuan­do el poder se apres­ta a ini­ciar una inten­sa ofen­si­va en con­tra de la libre opi­nión expre­sa­da a tra­vés de Inter­net, resul­ta obso­le­ta la ima­gen de unos órga­nos de pren­sa digi­ta­les de cla­se cons­ti­tui­dos tan sólo por los miem­bros que inte­gran sus res­pec­ti­vas redac­cio­nes. Se hace peren­to­ria la nece­si­dad de arti­cu­lar a tra­vés de ellos tan­to la resis­ten­cia como la ofen­si­va popu­lar. Nos va en ello no solo la liber­tad para pen­sar y la posi­bi­li­dad de trans­mi­tir ideas. Están en jue­go las esca­sas liber­ta­des for­ma­les toda­vía existentes.
CONTINÚA LA OLA DE DETENCIONES
La Guar­dia Civil ha pro­ta­go­ni­za­do este mar­tes una ola de deten­cio­nes a gran esca­la que vie­ne a sumar­se al empren­di­da este lunes, y que afec­ta a usua­rios de las redes socia­les que según el Minis­te­rio del Inte­rior, hacen «apo­lo­gía» de un terro­ris­mo que ya no exis­te en Espa­ña, pero que el Par­ti­do Popu­lar per­se­ve­ra en man­te­ner­lo teó­ri­ca­men­te vivo.
Según infor­man las Agen­cias de Pren­sa las deten­cio­nes alcan­zan ya a 40 per­so­nas. A los arres­ta­dos se les impu­ta la difu­sión de men­sa­jes difa­ma­to­rios con­tra víc­ti­mas del terro­ris­mo o alen­tar a la comi­sión de actos terro­ris­tas a tra­vés de las redes sociales.
Los arres­tos son con­ti­nua­ción de la deno­mi­na­da ope­ra­ción Ara­ña, lle­va­da a cabo des­de el año pasa­do y en la que se detu­vo en dos fases —abril y octu­bre— a 21 y 19 per­so­nas, res­pec­ti­va­men­te, en dife­ren­tes comu­ni­da­des autó­no­mas por ese mis­mo delito.
Entre los dete­ni­dos en la ope­ra­ción se encuen­tra el can­tan­te del gru­po “Def con Dos», César Mon­ta­ña, cono­ci­do como César Straw­berry, al pare­cer, que­dó en liber­tad tras pres­tar declaración.
Sig­ni­fi­ca­ti­va­men­te el últi­mo tuit de Straw­berry el día antes de su deten­ción fue uno en el que pro­cla­ma­ba su “asco” por varios diri­gen­tes del PP.
César Straw­berry es cono­ci­do por sus spots musi­ca­les en los que la figu­ra y tra­yec­to­ria del ex monar­ca abdi­ca­do Juan Car­los I es ata­ca­da sin conte 

mpla­cio­nes.

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