El pre­so polí­ti­co vas­co Ibon Goieas­koetxea ha sido agre­di­do en la cárcel

El pre­so polí­ti­co vas­co Ibon Goieas­koetxea (Ger­ni­ka) ha denun­cia­do haber reci­bi­do una pali­za a manos de res­pon­sa­bles de la cár­cel de Fleury-Méro­gis, don­de se encuen­tra pre­so, el 23 de abril. Lo denun­cio al día siguien­te. Esta gra­ví­si­ma vul­ne­ra­ción tie­ne su ori­gen en una visi­ta que dene­ga­ron a su her­mano allí mis­mo tras haber hecho el reco­rri­do. Goieas­koetxea trans­mi­tió su males­tar por no haber sido avi­sa­do con ante­la­ción y pidió expli­ca­cio­nes al res­pec­to con tran­qui­li­dad, pues­to que no podía admi­tir un «ata­que direc­to como aquel». Como pro­tes­ta expre­so su deci­sión de subir a la cel­da por su pro­pia cuenta.

Goieas­koetxea fue agre­di­do en la sala de regis­tro. El «acu­sa­do ner­vio­sis­mo» de una de las per­so­nas pre­sen­tes allí – cami­na­ba de un lado para otro sin cesar- y «tan­ta expec­ta­ción» – el direc­tor del cen­tro peni­ten­cia­rio se encon­tra­ba fue­ra, miran­do des­de el ven­ta­nu­co de la puer­ta jun­to con otros cua­tro car­ce­le­ros – hicie­ron sal­tar «la alar­ma roja» de Goieas­koetxea, que ha rela­ta­do en su denun­cia gol­pes y pata­das en la espal­da, rodi­llas y pier­nas, así como en la par­te pos­te­rior de la cabe­za, ade­más de retor­cer­le los bra­zos y las muñe­cas. Pos­te­rior­men­te, fue con­du­ci­do con espo­sas a la cel­da, don­de fue agre­di­do nue­va­men­te. El ata­que lo dejo san­gran­do. La difi­cul­tad para poner­se en pie pro­vo­có que se caye­ra, gol­peán­do­se la cabe­za con­tra la pared, cayen­do al sue­lo des­pués. Los gol­pes le pro­vo­ca­ron car­de­na­les en espal­da y hom­bros, y cor­tes en la frente.

Prohi­bi­ción de seis meses
Zigor Goieas­koetxea tie­ne prohi­bi­do visi­tar a su her­mano duran­te seis meses des­de el 9 de mar­zo. Sin embar­go, aún no se le ha expli­ca­do la razón de dicho veto, ni tam­po­co le ha sido noti­fi­ca­do de mane­ra correc­ta. Repa­ran­do a las fechas, pare­ce ser que pudie­ra tener ori­gen en un peque­ño inci­den­te sin impor­tan­cia, a pesar de que no se les comu­ni­co nada a los her­ma­nos. En el trans­cur­so de su últi­ma visi­ta, el 7 de mar­zo, Zigor se man­chó sin que­rer con la tin­ta ultra­vio­le­ta que se apli­ca a los pre­sos para evi­tar fugas al tocar la mano de su her­mano. Al fina­li­zar la visi­ta lo retu­vie­ron jun­to con su pare­ja has­ta com­pro­bar la iden­ti­dad de Ibon den­tro, median­te las hue­llas dac­ti­la­res, algo que Zigor e Ibon asu­mie­ron como un con­trol ruti­na­rio. Días des­pués, Ibon fue lla­ma­do e inte­rro­ga­do, acu­sán­do­le de estar pre­pa­ran­do una fuga, algo que él negó tajan­te­men­te. Preo­cu­pa­do por seme­jan­tes acu­sa­cio­nes, pidió reu­nir­se con el direc­tor de la cár­cel, para saber si había algu­na orden con­tra él o su her­mano. Le dije­ron que no.

A fina­les de mar­zo, no obs­tan­te, otro fami­liar se per­ca­tó de que la ficha para las visi­tas de Zigor tenía un «post-it» con algo escri­to en letra roja. Al pre­gun­tar por ello a los fun­cio­na­rios, no le res­pon­die­ron. Vis­to lo vis­to, Zigor deci­dió ade­lan­tar­se y tele­fo­near por pre­cau­ción al juz­ga­do cua­tro días antes de su visi­ta, para saber si habían reci­bi­do algu­na noti­fi­ca­ción al res­pec­to. Esta le dijo que no. Pero al lle­gar a Fleury le comu­ni­ca­ron que care­cía de per­mi­so, para aca­bar ente­rán­do­se que tenía una prohi­bi­ción para visi­tar a su her­mano de seis meses, del 9 de mar­zo al 9 de sep­tiem­bre. Zigor Goieas­koetxea exi­gió enton­ces un docu­men­to del juz­ga­do que lo con­fir­ma­ra pero lo úni­co que reci­bió fue la últi­ma hoja de un infor­me con su nom­bre a boli y el sello de la cár­cel aña­di­dos en el últi­mo momento.

Al día siguien­te vol­vió a per­so­nar­se en la cár­cel, des­pués de que el abo­ga­do fami­liar man­da­ra un fax. Des­de el cen­tro nega­ron haber reci­bi­do nada y le prohi­bie­ron la entra­da para reu­nir­se con los res­pon­sa­bles. Cin­co días más tar­de su her­mano Ibon fue agre­di­do. No es la pri­me­ra vez que le ocu­rre, tam­bién fue ata­ca­do hace un par de años en Ville­fran­che jun­to con otros presos.

Por si fue­ra poco, han reci­bi­do ver­sio­nes con­tra­dic­to­rias por par­te del mis­mo cen­tro peni­ten­cia­rio. Por una par­te, comu­ni­ca­ron a Zigor haber­le envia­do una noti­fi­ca­ción a su anti­gua direc­ción, pero no han apor­ta­do la car­ta que debe­ría haber sido devuel­ta al remi­ten­te al no hallar al des­ti­na­ta­rio. Y por otra, sin embar­go, uno de los res­pon­sa­bles de Fleury indi­co a Zigor que la cár­cel jamás envía noti­fi­ca­ción algu­na. La abo­ga­da de la fami­lia ha remi­ti­do un escri­to al pro­cu­ra­dor para pedir expli­ca­cio­nes, tras lo cual valo­ra­ran tomar accio­nes lega­les o no.

El pre­so polí­ti­co Xabier Itur­bi­de que se encuen­tra en el segun­do módu­lo jun­to a Ibon Goieas­koetxea, ha acce­di­do tam­bién por su cuen­ta a la cel­da de cas­ti­go en soli­da­ri­dad con él. Debe­rían salir esta sema­na los dos. Una vez más, des­de Etxe­rat que­re­mos denun­ciar el dere­cho de infor­ma­ción de las fami­lias, el de tener con­tac­to y el dere­cho a no reci­bir malos tra­tos, ade­más de exi­gir su res­pe­to abso­lu­to, dere­chos tan bási­cos que tene­mos que pelear tan dura­men­te por defenderlos.

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