El ciclo mens­trual: Un cuen­ti­co que debes leer- Miran­da Arenas

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El pri­mer día de la mens­trua­ción, se ini­cia el ciclo mens­trual. El inter­va­lo pro­me­dio entre dos perio­dos es, por lo gene­ral de 28 días, sin embar­go, el ciclo pue­de ser de 20 a 35 días, esto varía en cada mujer. Exis­ten muje­res con un ciclo mens­trual regu­lar, es decir, que el inter­va­lo entre dos perío­dos es cons­tan­te. Sin embar­go, tam­bién hay muje­res con un ciclo mens­trual irre­gu­lar, don­de el inter­va­lo tien­de a variar cada mes.

En el ini­cio del ciclo, las célu­las ovu­la­res, se encuen­tran rodea­das por una del­ga­da capa celu­lar en los ova­rios. Cada mes madu­ra una de estas célu­las. La capa celu­lar se con­vier­te en el folícu­lo ová­ri­co que apro­xi­ma­da­men­te dos sema­nas antes del perío­do mens­trual, se abre en la super­fi­cie del ova­rio, pro­du­cién­do­se la ovu­la­ción. Duran­te esta fase, la pro­duc­ción del ova­rio de la hor­mo­na estró­geno, lle­ga al pun­to más alto. El ova­rio con­ti­núa pro­du­cien­do estró­geno has­ta unos días antes de ter­mi­nar el ciclo, evi­tan­do que un nue­vo óvu­lo aun se desa­rro­lle en el ovario.

El óvu­lo expul­sa­do pasa a las trom­pas de Falo­pio y empie­za su reco­rri­do por estas, has­ta lle­gar al úte­ro. Es en las trom­pas de Falo­pio don­de ocu­rre la unión entre el óvu­lo con el esper­ma­to­zoi­de (fecun­da­ción).

El folícu­lo ová­ri­co, lue­go de la ovu­la­ción, se con­vier­te en el “cuer­po ama­ri­llo”, el cual cons­ti­tu­ye la glán­du­la hor­mo­nal feme­ni­na. Esta glán­du­la pro­du­ce la hor­mo­na pro­ges­te­ro­na que con­tro­la la varia­ción de la muco­sa ute­ri­na. El cre­ci­mien­to de la pared ute­ri­na se ini­cia 5 a 7 días des­pués de la mens­trua­ción y con­ti­núa su cre­ci­mien­to has­ta 5 o 7 días des­pués de la ovu­la­ción. El cre­ci­mien­to de la pared ute­ri­na sir­ve para que el óvu­lo fecun­da­do se implan­te en esta y pue­da desarrollarse.

Si el óvu­lo no es fecun­da­do entre 24 y 48 horas des­pués de ocu­rri­da la ovu­la­ción, el óvu­lo mue­re. Días más tar­de, las pare­des de este se rom­pen cau­san­do su desin­te­gra­ción. En reac­ción a este even­to, el “cuer­po ama­ri­llo” empie­za a con­traer­se y deja de pro­du­cir la pro­ges­te­ro­na, así mis­mo el ova­rio deja de pro­du­cir el estró­geno. El úte­ro reac­cio­na a este pau­la­tino decre­ci­mien­to hor­mo­nal, lo que pro­vo­ca una con­trac­ción de los vasos san­guí­neos cau­san­do que la pared ute­ri­na comien­ce a ser eli­mi­na­da. Cuan­do la con­trac­ción cesa, la san­gre y la muco­sa es eli­mi­na­da, esto se cono­ce como la mens­trua­ción (tu Luna).

Tu Luna pue­de tener una dura­ción de 2 a 6 días, sien­do 4 días el tiem­po pro­me­dio. Por últi­mo, al decaer el nivel hor­mo­nal, esto esti­mu­la nue­va­men­te los folícu­los y el desa­rro­llo de un nue­vo óvu­lo, lo que ini­cia nue­va­men­te el ciclo menstrual.

Es impor­tan­te men­cio­nar que los even­tos rela­cio­na­dos al ciclo mens­trual no son cons­tan­tes y tien­den a variar de mujer a mujer, y de perío­do a perío­do. Estos inclu­yen el día de la ovu­la­ción, perio­do de fer­ti­li­dad, dura­ción de la mens­trua­ción, etc.

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