En ruta- Izquier­da Castellana

La preo­cu­pa­ción del Sis­te­ma por la super­vi­ven­cia del Régi­men del 78, su Régi­men, es más que evi­den­te. Muy diver­sos sig­nos y sín­to­mas expre­san tal cuestión.

Las refle­xio­nes que en reite­ra­das oca­sio­nes ha rea­li­za­do el has­ta aho­ra direc­tor del dia­rio “El Mun­do”, Casi­mi­ro Gar­cía Aba­di­llo, en el sen­ti­do de que el ciclo ini­cia­do con la lla­ma­da Cons­ti­tu­ción del 78 está tocan­do a su fin, son un refle­jo de ello. La últi­ma de estas refle­xio­nes se pro­du­jo el domin­go 3 de mayo, que ade­más cons­ta como su des­pe­di­da: “…la sen­sa­ción de que un mode­lo, el que parió la Tran­si­ción, ben­di­ta Tran­si­ción, se ago­ta. No sólo es el fin del bipar­ti­dis­mo, es algo mucho más pro­fun­do: ¡el bas­ta ya! a una mane­ra de hacer polí­ti­ca” (…) “En 2015 comien­za, se quie­ra o no, la segun­da tran­si­ción”. Pero esta cues­tión se mani­fies­ta en todos los ámbi­tos de la acción polí­ti­ca, repre­si­va, mediá­ti­ca, ideo­ló­gi­ca y, cómo no, en las alter­na­ti­vas de ocio que nos ofre­cen a tra­vés de sus mass-media. Como es lógi­co, con dife­ren­tes acen­tos y matices.

El Sis­te­ma no está pre­pa­ra­do para cam­biar de Régi­men, por ello su estra­te­gia pasa por remo­zar­lo, por mejo­rar su apa­rien­cia. De ahí la pues­ta en mar­cha ‑a izquier­da y dere­cha- de “nue­vas” opcio­nes polí­ti­co-elec­to­ra­les, que tal como era muy pre­vi­si­ble, aun­que al prin­ci­pio en el caso de la de “izquier­das” dije­ran lo con­tra­rio, ni cues­tio­nan el Régi­men del 78 ni el pro­ce­so que lle­vó a su ins­tau­ra­ción. Eso sí, en ambos casos alar­dean de que com­ba­ti­rán a fon­do la corrup­ción y otras dis­fun­cio­nes del Régi­men. Tal cues­tión es como pre­ten­der que en un ester­co­le­ro no haya mier­da, cuan­do pre­ci­sa­men­te esa es la fina­li­dad prin­ci­pal de tal lugar.

Como decía­mos, esas manio­bras de crear nue­vos ins­tru­men­tos polí­ti­cos-elec­to­ra­les, con la pre­ten­sión de “rele­gi­ti­mar­se”, van acom­pa­ña­das de ini­cia­ti­vas en otros frentes.

Se trans­mi­te por todos los medios posi­bles una ideo­lo­gía de la bana­li­dad, con ausen­cia de todo tipo de valo­res éti­cos, o mejor dicho, con la intro­duc­ción de la antí­te­sis de tales valo­res. Se bana­li­zan las muer­tes de los inmi­gran­tes, que no son sino con­se­cuen­cia de su polí­ti­ca inter­na­cio­nal y de la exis­ten­cia de ban­das cri­mi­na­les vin­cu­la­das a esa polí­ti­ca, los negre­ros del S.XXI. Bana­li­zan las muer­tes de muje­res por vio­len­cia de géne­ro, de los tra­ba­ja­do­res y tra­ba­ja­do­ras en acci­den­tes de tra­ba­jo como con­se­cuen­cia de las con­di­cio­nes extre­mas de la explo­ta­ción capi­ta­lis­ta. Se bana­li­za el machis­mo, el racis­mo y la xeno­fo­bia. Se da cober­tu­ra mediá­ti­ca (y por tan­to social) a la inso­li­da­ri­dad, a la corrup­ción que tie­ne pre­ci­sa­men­te en los medios de comu­ni­ca­ción a uno de sus prin­ci­pa­les res­pon­sa­bles. Estos con­tra­va­lo­res se expan­den tam­bién en gene­ral a tra­vés de los pro­duc­tos de con­su­mo masi­vo de las tele­vi­sio­nes generalistas.

Pero el Sis­te­ma es muy cons­cien­te de que aún con todo ello no va a garan­ti­zar la super­vi­ven­cia de su Régi­men. Ellos están dis­pues­tos a remo­zar­lo, inclu­so a hacer algu­na refor­ma, pero des­de lue­go no están dis­pues­tos a acep­tar volun­ta­ria­men­te la pues­ta en mar­cha de un autén­ti­co pro­ce­so Des­ti­tu­yen­te-Cons­ti­tu­yen­te, que dé la voz a las gen­tes y a los Pue­blos del Esta­do espa­ñol para deci­dir libre­men­te nues­tro futu­ro. Es por ello que a lo lar­go de los últi­mos meses han pues­to en mar­cha una serie de refor­mas legis­la­ti­vas y nor­ma­ti­vas: Códi­go Penal; Ley de Segu­ri­dad Ciu­da­da­na; Ley Anti­te­rro­ris­ta; Ley de Extran­je­ría…, que con­vier­ten de hecho al Esta­do espa­ñol en un esta­do policial.

Con este blo­que de medi­das repre­si­vas obvia­men­te no pien­san que van a rele­gi­ti­mar su Régi­men, pero si creen que ser­vi­rán para ame­dren­tar, ate­rro­ri­zar a la pobla­ción, y de ésta mane­ra evi­tar las movi­li­za­cio­nes socia­les, o al menos una par­te de ellas.

Sus cuen­tas son sen­ci­llas, si duran­te un tiem­po con los nue­vos ins­tru­men­tos polí­ti­co-elec­to­ra­les tie­nen enga­ña­do o al menos entre­te­ni­do a un sec­tor del Pue­blo Tra­ba­ja­dor y con las medi­das repre­si­vas tie­nen ate­na­za­do al sec­tor que no se deja enga­ñar por los can­tos de sire­na, por­que teme las con­se­cuen­cias que se deri­van de las nue­vas polí­ti­cas repre­si­vas del Esta­do, habrán con­se­gui­do un tiem­po pre­cio­so para seguir pro­fun­di­zan­do en la impo­si­ción de su nue­vo mode­lo socio-eco­nó­mi­co, basa­do en la total fal­ta de dere­chos, en el más puro neo­li­be­ra­lis­mo y en el neofacismo.

El plan­tea­mien­to no deja de tener sus poten­cia­les uti­li­da­des, pero les fal­ta la intro­duc­ción en su esce­na­rio de aná­li­sis de algo muy impor­tan­te y que será final­men­te el fac­tor determinante.

Las y los tra­ba­ja­do­res, los pue­blos, no somos reali­da­des amor­fas sin capa­ci­dad de inter­pre­tar la reali­dad, sin capa­ci­dad de resis­ten­cia, sin capa­ci­dad de for­jar alter­na­ti­vas de cam­bio que sir­van para resol­ver los pro­ble­mas de pue­blo tra­ba­ja­dor. En nues­tro caso, el del pue­blo tra­ba­ja­dor cas­te­llano. Muy al con­tra­rio, las orga­ni­za­cio­nes popu­la­res en Cas­ti­lla, como ten­den­cia gene­ral, esta­mos en bue­nas con­di­cio­nes para resis­tir en la ofen­si­va de este sis­te­ma que nos quie­re lle­var a la bar­ba­rie y simul­tá­nea­men­te cons­truir alter­na­ti­vas pro­gre­sis­tas a él. Lo demos­tra­mos cada día.

Hay sec­to­res impor­tan­tes del pue­blo que no se dejan enga­ñar. Hay sec­to­res impor­tan­tes del pue­blo, que aun­que ini­cial­men­te pue­dan tener mie­do por las con­se­cuen­cias repre­si­vas de su lucha, lo supe­ran día a día, por que hay cada vez más gen­te que tie­ne inte­rio­ri­za­do aque­llo de que «si luchas pue­des per­der, pero si no luchas estas total­men­te perdid@».

Hay una masa crí­ti­ca sufi­cien­te para man­te­ner la resis­ten­cia y para orga­ni­zar paso a paso, pro­gre­si­va­men­te, el cam­bio demo­crá­ti­co y revolucionario.

El futu­ro depen­de de nosotr@s, de nues­tro cora­zón, de nues­tra inte­li­gen­cia, de nues­tro tesón, de nues­tra con­fian­za en las fuer­zas pro­pias y muy espe­cial­men­te en las del Pue­blo tra­ba­ja­dor cas­te­llano, en las del movi­mien­to comu­ne­ro. ¡Ven­ce­re­mos!

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