Cuba.Casual, inol­vi­da­ble encuen­tro con Fidel

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Por Ali­na Pere­ra Rob­bio /​Resu­men Latinoamericano/​03/​4/​2015.– Fue­ron los niños los pri­me­ros en avis­tar los vehícu­los que ellos bien cono­cen. Fue­ron ellos quie­nes empe­za­ron a decir: «Vie­ne Fidel, vie­ne Fidel…». Y a par­tir de ese ins­tan­te de ale­gría los visi­tan­tes se suma­ron al alum­na­do para com­par­tir con­sig­nas y saludos
Lo más emo­ti­vo que de aquí se lle­van un gru­po de 33 vene­zo­la­nos que lle­ga­ron a Cuba movi­dos por la soli­da­ri­dad, será el suce­so no pre­vis­to en agen­da algu­na: el for­tui­to encuen­tro con Fidel Cas­tro, la hora y media de inter­cam­bio con el líder his­tó­ri­co de la Revo­lu­ción, quien estam­pó en la memo­ria de los pro­ta­go­nis­tas, según me cuen­tan, dos impre­sio­nes inten­sas: la mano gran­de que duran­te horas estu­vo estre­chan­do des­pa­cio­sa y fuer­te­men­te muchas manos, y la luci­dez del inter­lo­cu­tor aten­to a múl­ti­ples deta­lles de la reali­dad vene­zo­la­na, espe­cial­men­te aho­ra que esa gran nación se ha con­ver­ti­do en dia­na de la vora­ci­dad imperial.
Los ami­gos arri­ba­ron el 27 de mar­zo a la Isla como par­te del «II Vue­lo de la Soli­da­ri­dad Bolívar-Martí.Un puen­te de pue­blo a pueblo».
Los que pudie­ron con­ver­sar con Fidel este 30 de mar­zo per­te­ne­cen al gru­po de 155 vene­zo­la­nos que han teni­do como anfi­trio­nes al Ins­ti­tu­to Cubano de Amis­tad con los Pue­blos (ICAP) y a su Agen­cia de Via­jes Amis­tur. El gru­po esta­rá entre noso­tros has­ta el cin­co de abril para dar cum­pli­mien­to a un amplio pro­gra­ma de «tra­ve­sías» por múl­ti­ples expe­rien­cias de Cuba.
El día de la con­fluen­cia no espe­ra­da, los 155 ami­gos se divi­die­ron en cua­tro gru­pos para visi­tar escue­las ubi­ca­das en La Haba­na. Y uno de los gru­pos tuvo como des­tino, en la barria­da de Sibo­ney, al Com­ple­jo Edu­ca­cio­nal Vil­ma Espín Gui­llois (deno­mi­na­do «Com­ple­jo» por­que abar­ca des­de los años del círcu­lo infan­til, has­ta el sex­to gra­do de escolaridad).
Esa escue­la nació inau­gu­ra­da por Fidel en el año 2013, por­que tiem­po atrás, siem­pre que él pasa­ba por las calles de la barria­da, repa­ra­ba en las lar­gas dis­tan­cias que los estu­dian­tes de los pri­me­ros años de ense­ñan­za debían reco­rrer en las maña­nas para lle­gar a sus cen­tros esco­la­res: hacía fal­ta un lugar que acor­ta­ra tan­tos lar­gos viajes…

Y el lunes, día del encuen­tro no espe­ra­do, mien­tras la trein­te­na de her­ma­nos de la tie­rra de Bolí­var reco­rrían espa­cios del Com­ple­jo Edu­ca­cio­nal, Fidel vol­vía a pasar muy cer­ca de la nue­va escuela.
Fue­ron los niños los pri­me­ros en avis­tar los vehícu­los que ellos bien cono­cen. Fue­ron ellos quie­nes empe­za­ron a decir: «Vie­ne Fidel, vie­ne Fidel…». Y a par­tir de ese ins­tan­te de ale­gría los visi­tan­tes se suma­ron al alum­na­do para com­par­tir con­sig­nas y salu­dos. El Coman­dan­te, por su par­te, deci­dió lle­gar has­ta la escue­la, y una vez allí con­ver­só con la direc­to­ra del cen­tro y con los orga­ni­za­do­res de la visita.
Salu­dó, uno por uno y sin el más míni­mo apu­ro, a los vene­zo­la­nos. Y a ellos les iba pre­gun­tan­do por la reali­dad del país que nos dio a ese ami­go inmen­so lla­ma­do Hugo Chá­vez: Comen­tó temas alu­si­vos a la Asam­blea Nacio­nal de Vene­zue­la, al tra­ba­jo con la juven­tud, a las labo­res en la agri­cul­tu­ra. Des­per­ta­ba admi­ra­ción el modo como recor­da­ba nom­bres de dipu­tados, gober­na­do­res y per­so­nas cono­ci­das en nume­ro­sas jor­na­das de inter­cam­bio con la nación de Bolívar.

Fidel había sido el de siem­pre, el que tan bien cono­ce­mos: no se des­pi­dió sin antes con­ver­sar sobre lo más urgen­te. Mos­tró su espe­cial preo­cu­pa­ción por la bata­lla que aho­ra libra la nación sud­ame­ri­ca­na para que su sobe­ra­nía e inte­gri­dad sean res­pe­ta­das. Habló des­de su natu­ra­le­za que es inten­sa y mide el tiem­po en su jus­ta medi­da: hay que tra­ba­jar rápi­do, sumar muchas fir­mas des­ti­na­das al pre­si­den­te Oba­ma para que Vene­zue­la deje de ser cata­lo­ga­da una ame­na­za a la segu­ri­dad del país nor­te­ño. Hay que apu­rar­se por­que lo que está en jue­go es el equi­li­brio del mundo.
Fidel está lleno de vita­li­dad. Afir­man que esa es la defi­ni­ción más recu­rren­te den­tro del gru­po de ami­gos que lo ha vis­to y ha podi­do con­ver­sar con él. «Fidel está vivo», afir­man feli­ces, des­de la ines­pe­ra­da con­di­ción de tes­ti­gos inva­lua­bles en estas horas de urgen­cias para el des­tino del Hombre.

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