1.- Ayer
Fue una foto impactante: de derribo, de destripe de edificio, de escombros y hierros colgantes, de manchas y borrones de colores vivos envueltos en polvo, de sillas rotas y bicis dobladas, de ropas ajironadas.
La foto me impactó, me recordó las fotos de la maleta mexicana de Robert Capa, expuesta en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, con fotos del putsch del 36, de gente yerta en el suelo, de campos de concentración y de edificios violentados y rotos, de sangre, guerra y mala leche.
El derribo comenzó en septiembre de 2011, Kukutza era todavía una fábrica joven de sueños de muchos colores, un gaztetxe creativo, taller de formación, de ilusiones compartidas, de proyectos de libros y trabajos amaneciendo, de futuro y vida… Esta fábrica de sueños, Kukutza, surgió de un local abandonado de años, que un día perteneció a un narcotraficante que huyó abandonándolo.
Hubo manifestaciones grandes de apoyo, escritos sesudos de defensa y solidaridad, lloros de pena. Un buen día intervino la propiedad privada con jueces, alcalde y policía… y primero lo dejaron así, roto y deshecho, desvencijado y con huellas de sudor y sangre de inquilinos, luego lo convirtieron en solar vacío. Hoy es un páramo de soledad y tristeza. Rompieron sueños con excavadoras y a pelotazos. Me recordó, claro está a pequeña escala, la conquista o saqueo de América, el rescate de Grecia por la banca internacional o la gobernanza de Rajoy: narcotraficantes saqueando la Universidad, las clínicas, las pensiones de una vida trabajada… con ayuda y colaboración de autoridades, jueces y policía.
Hubo detenidos y muchos heridos. Y luego mucha tristeza y un páramo vallado y muerto en medio del barrio. El alcalde Azkuna justificó en voz alta: “El Ayuntamiento tiene que defender la propiedad privada”. Hoy algunos, que cerraron los ojos y callaron aquel septiembre de 2011 ante aquel atraco a mano armada, piden hoy para ese alcalde ya difunto una plaza, claro, lejos de Relkalde, lejos de Kukutza, páramo desde entonces.
El consejero de Interior, Rodolfo Ares, explicó con una de sus milongas la bestial actuación de sus ertzainas: “estos pirómanos hubieran incendiado Rekalde (barrio de Bilbao). Eran de Bilbao, del País Vasco, del resto del Estado y también de Alemania. (…) Actos de “sabotaje y guerrilla urbana” “dirigidos y planificados con gente que avisaba a donde había que acudir”(…) “mecanismos de ordenes de actuación o, al menos, coordinando o mandando mensajes”. Con mochilas preparadas “para provocar incidentes” y disponían de gasolina y artefactos incendiarios. Eran “radicales, intolerantes y desalmados, kale borroka, violencia callejera, antisistemas, alcohol, algunos con delitos de violencia de género. Hay que ser “prudentes“. Mucha doctrina y justificación barata y parda, de kaki y guerra, de mentalidad del medioevo, de acusación barata, de justificación de una bestialidad. Luego esa misma ertzaintza mandada por ese mismo consejero siniestro mató el 5 de abril del 2012 al joven Íñigo Cabacas. De nuevo se justificó el asesinato con argumentos de mentiras y su esclarecimiento sigue envuelto en capas siniestras de colaboración y silencio cómplice.
Hubo bastantes detenidos y muchos masacrados y heridos. Y luego mucha tristeza y un páramo vallado y muerto en medio del barrio. Y los vecinos al pasar por delante hoy menean la cabeza y dicen: si les dejamos gobernar así seguirán rompiendo nuestros sueños, arrasando nuestra creación y quebrando nuestra vida.
El miércoles, 6 de junio de 2012 y en un juzgado de Bilbao, se vió ante el juez la denuncia hecha mendazmente por la ertzaintza contra tres alemanes de Hamburgo, acusados de quemar un contenedor de basuras en el barrio de Rekalde a una hora en que no estaba quemado.
También en la Alemania de 1918 fueron frecuentes los registros domiciliarios; cuenta Wilhelm Hausenstein que la policía al registrar en Munich el piso de Ernst Toller encontró escritos literarios de Rilke, lo que bastó a la policía para matar dos pájaros de un tiro y violentar también el piso de Rilke de la calle Ainmiller porque “aquel de quien se sospechaba que era inteligente y perspicaz se le visitaba con culatas de fusil. Y claro, también las culatas de fusil y las botas de militar tocaron un día temprano, a las cinco de la mañana, en su puerta, en la puerta del gran poeta Rainer Maria Rilke con la falsa acusación, ¿y qué si hubiera sido verdad?, de ser bolchevique. Aquel poeta Rilke de Praga, que un día nos regaló aquel verso bello:
Un día tomé entre mis manos tu rostro. Sobre él caía la luna. El más increíble de los objetos sumergido bajo el llanto.
Un joven activo, con ideas, con rostro de luz de luna, que piensa ‑como también lo ha dejado claro Kukutza- sigue siendo hoy objetivo policial, de jueces y alcaldes. Hace años que nos vienen denunciando los pueblos de América, luego lo repitieron los griegos y hoy son muchos entre nosotros. Es lo que ocurre por desentendernos de nuestros sueños y halagar al viejo narcotraficante con palabras bellas como banco, juez, alcalde, audiencia o policía.
2.- Hoy
A partir de hoy, 20 de enero del 2015, el Juzgado de lo Penal número 9 de Bilbo juzgaa a 23 personas acusadas de un delito de «usurpación» y para quienes la Fiscalía pide una multa de 8 euros diarios durante 4 meses, es decir, 960 euros para cada uno. Además, reclama una pena de tres años y un día de prisión para uno de los imputados, al que la Ertzaintza acusa de lanzar objetos desde la azotea en el momento del desalojo. La empresa Cabisa, propietaria del inmueble y que se había personado como acusación particular, se retiró del caso en junio de 2013.
Antes de iniciarse la vista oral, el abogado de los encausados, Iñaki Carro, ha denunciado que «hoy es el día que el solar continúa exactamente igual y por las manifestaciones que han hecho los responsables de Cabisa, que es la empresa propietaria del terreno, no tienen ninguna intención construir en ese terreno en ningún momento». «Por lo tanto, no se puede hablar de ningún tipo de delito cuando no hay nadie perjudicado, nada más que el propio barrio de Rekalde y los propios proyectos políticos, sociales y culturales que se desarrollaban en el gaztetxe de Kukutza», ha añadido.
Y como punto final recordar que el alcalde de entonces, el Sr. Azkuna, murió en el entretanto, convertido Kukutza, aquella fábrica de sueños ayer, hasta el día de hoy en un solar vacío, y el Sr. Ares, Consejero de Interior, se retiró con una huella de sangre llamado Cabacas en sus zapatos. Y, como dice, el abogado de aquellos jóvenes acusados, el Sr.Iñaki Carro, el solar continúa vallado y muerto, como un gran monumento a la estulticia de unas gentes que con su dedo chulesco crearon aquel día destrucción y lágrimas. Hoy es 28 de enero y ayer se conmemoró el 70 aniversario de la liberación de Auschwitz.
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¡Trabajemos y luchemos juntos para que nuestros sueños no se conviertan en escombros!