Nunca me han despertado demasiada confianza los sondeos electorales ni las encuestas. Sobre todo si los que las realizan son los que daban con cara seria resultados de supuestas encuestas telefónicas sobre apoyo a la lucha armada revolucionaria, que es mas o menos como si al renovarse el DNI en una comisaría de la policía nacional española preguntaran a todo el que entrara si esconde algún escapado político en su casa y dieran por fidedignos los datos recavados.
En cualquier caso, sería más práctico y sobre todo sincero que los sondeadores oficiales simplemente dijeran los resultados que les gustaría o al menos los que ellos creen que va a haber. Que son cosas diferentes. Pero el tema del trabajo está como está y tampoco es cuestión de agrandar las listas del paro. Además mucha gente se cree las encuestas, sobre todo los que mas se molestan o se ilusionan por ellas, por eso se hacen mayormente. El universo puede que no sea infinito pero la capacidad gregaria del ser humano lo es. De todos modos más vale tenerlas en cuenta, aunque sea algunas muy relativamente.
Aun así, yo sin realizar ninguna encuesta ni sondeo voy a dar un pequeño apunte sobre como creo que están al menos las tendencias en estos momentos de los resultados electorales.
El PNV se mantiene estancado sin cambios apreciables tras el decrecimiento continuado desde principios del 2000. Quizás subiendo o bajando ligeramente según el herrialde. PSE, PSN, UPN y PP continuarían con su tendencia a la baja. Podemos sacaría algún punto más que el techo histórico (9,21%) del que fuera el referente de Izquierda Unida española en Euskal Herria hasta el 2011.
¿Y EH Bildu?. El primer aviso de estancamiento fue en las europeas. Escribía tras esas elecciones que “Iniciativa Internacionalista, EA y Aralar sumaron el 19% en las elecciones del 2009. EH Bildu ha tenido unos resultados milimétricamente calcados a la suma porcentual de esas formaciones hace cuatro años con lo que se podría suponer que aporta Alternatiba. Es decir, esta vez no ha habido avance ni efecto multiplicador. De ahí se pueden extraer dos conclusiones. Que una parte del electorado activo del soberanismo de izquierda esta vez no le ha votado posiblemente por cierto desencanto y que no se ha sabido acumular a la izquierda del PNV, PSOE y PP pese a la irrupción de una bolsa de votos muy destacable en ese sentido al calor de la crisis. Izquierda Unida ha pasado del 1,9% al 5,8%, y el nuevo partido Podemos alcanza el 6,78% en Euskal Herria sur. Un porcentaje nada despreciable.”
Creo que desde las europeas hasta hoy, del estancamiento probablemente se haya pasado ya a la bajada porcentual especialmente en la CAV. Y justo en el contexto objetivo que se había soñado siempre. El derrumbe del españolismo, el estancamiento e imposibilidad de expansión del PNV y la crisis generalizada del capitalismo y el régimen español.
Razones para ello seguramente se encuentran en la dependencia institucional dañina hacia el PNV dándole la llave de la iniciativa política, cosa que en Nafarroa Garaia no se sufre de la misma manera al no darle ya de un tiempo a esta parte al PSN semejante capacidad de movimiento. A un envejecimiento y agotamiento total de la estructura institucional del soberanismo vasco detectado muy tarde y que no ha sabido salir del convencionalismo entrando en políticas caducas basadas en el “acuerdo” institucional y no en la confrontación y la lucha popular.
Esto entre otros factores relacionados con el “nuevo tiempo” ha producido un desencanto en sectores del soberanismo de izquierda vasco y ha imposibilitado un crecimiento por la izquierda cuando todos los factores hubieran propiciado que hoy EH Bildu pudiera haber aunado casi todo el desapego social existente hacia el sistema encauzándolo hacia una alternativa definida. La moderación, el conservadurismo y no tomar riesgos ha ido en contra.
Para revertir esta tendencia, antes que EH Bildu, el propio Sortu debería salir de lo obsoleto y tener una fuerte remodelación y regeneración encaminada a la construcción de una unidad popular, que no partido al uso, que verdaderamente aúne a todos los sectores independentistas y socialistas de este país con mecanismos de participación y decisión internas que mimetizen el proceso similar necesario para que Euskal Herria decida en todos los campos. Siendo Sortu un punto de encuentro no de ninguna estrategia sino de los independentistas y socialistas revolucionarios de este país que diseñan estrategias, las compartan o no compartan en diferentes grados evitando así el discurso único y lo obligatorio de lo homogéneo, sin dejar espacio a los personalismos y a lo endógeno ni que el peso de la estructura caiga sobre una losa sobre la masa social acotando la imaginación, la divergencia, la inteligencia colectiva y en definitiva la frescura. Y en EH Bildu más de lo mismo.
Mientras, como decía un colega, el desafecto con la política parlamentaria sigue creciendo en la clase trabajadora, la ausencia de movimiento mina el enganche social, no empatizar con las nuevas (y algunas viejas) generaciones está abriendo una brecha.
Las pistas creo que siguen estando en los valores y enseñanzas del movimiento popular vasco y tener siempre presente que ninguna organización ni partido por muy grande que sea o por muchos votos que pueda tener podrá solventar los problemas de la clase trabajadora vasca, que es ella sola la que puede hacerlo y por tanto lo prioritario es ella. Mas allá de la propia apuesta institucional el propio MLNV en todas sus estructuras (y en nuevas que muy necesariamente deben aparecer) así como en sus actividades, es el que verdaderamente necesita reagruparse y resituarse ante las condiciones objetivas existentes.