El Sis­te­ma tie­ne estra­te­gia. Nosotr@s tam­bién- Izquier­da Castellana

Vivi­mos en la fase final del ciclo his­tó­ri­co que se ini­cia en los últi­mos años del fran­quis­mo, cuan­do los con­di­cio­nan­tes bio­ló­gi­cos seña­la­ban que Fran­co, inevi­ta­ble­men­te, falle­ce­ría en unos pocos años. Pero sobre todo por la per­cep­ción de un sec­tor sig­ni­fi­ca­ti­vo del pro­pio Sis­te­ma y de sus alia­dos inter­na­cio­na­les, de que el futu­ro de éste en el Esta­do Espa­ñol, depen­día de que se pusie­ra en mar­cha un pro­ce­so con­tro­la­do de cam­bios polí­ti­cos y cul­tu­ra­les que tuvie­ran la sufi­cien­te enver­ga­du­ra para poder alcan­zar un cier­to atrac­ti­vo popu­lar, pero que no supu­sie­ran cam­bios sus­tan­cia­les en la com­po­si­ción del Sis­te­ma, es decir: estruc­tu­ra eco­nó­mi­ca; estruc­tu­ra del poder polí­ti­co nuclear (fuer­zas repre­si­vas, ejér­ci­to, admi­nis­tra­ción de jus­ti­cia); ubi­ca­ción inter­na­cio­nal del Esta­do tan­to en el plano polí­ti­co como en el geo­es­tra­té­gi­co y mili­tar; estruc­tu­ra terri­to­rial que garan­ti­za­ra “la uni­dad indi­so­lu­ble de la nación espa­ño­la” y monarquía.

Con res­pec­to al res­to, todo era nego­cia­ble, de tal mane­ra que que­da­ba un amplio mar­gen para la incor­po­ra­ción al nue­vo Régi­men de todos aque­llos que supie­ran com­pren­der esas cues­tio­nes que eran “into­ca­bles”. Esen­cial­men­te en eso con­sis­tió la Refor­ma Polí­ti­ca del Fran­quis­mo. En esta cues­tión, la incor­po­ra­ción sub­si­dia­da al nue­vo Régi­men del vie­jo Sis­te­ma, está la base estruc­tu­ral para la con­ti­nua­ción y amplia­ción de la corrup­ción sis­té­mi­ca que hoy aflo­ra con espe­cial ampli­tud. Pero curio­sa­men­te, sólo en lo que afec­ta a la apro­pia­ción pri­va­da de recur­sos eco­nó­mi­cos públi­cos. Prác­ti­ca­men­te en nin­gún otro fren­te como en el de la corrup­ción de la Admi­nis­tra­ción de Jus­ti­cia, de las Fuer­zas Poli­cia­les… de la cone­xión impres­cin­di­ble entre la corrup­ción y eco­no­mía cri­mi­nal, reci­bi­mos infor­ma­ción a tra­vés de los “medios de comu­ni­ca­ción”.

En aquel enton­ces el Sis­te­ma supo dotar­se de ins­tru­men­tos polí­ti­cos y mediá­ti­cos-cul­tu­ra­les que pudie­ran lle­var ade­lan­te aquel pro­ce­so. El PSOE de Feli­pe Gon­zá­lez con todas sus com­ple­ji­da­des fue uno de ellos. El País y el Gru­po Pri­sa en gene­ral, fue otro.

La inte­li­gen­cia del Sis­te­ma, que es mayor y mejor de lo que a veces nos ima­gi­na­mos, sabía per­fec­ta­men­te que sólo des­de los sec­to­res aper­tu­ris­tas del Régi­men Fran­quis­ta era impo­si­ble lle­var a buen puer­to el pro­ce­so de transición.

El pro­ce­so de Refor­ma tuvo des­de sus ini­cios una sig­ni­fi­ca­ti­va opo­si­ción polí­ti­ca y social, espe­cial­men­te pro­ce­den­te de los movi­mien­tos nacio­nal-popu­la­res, en Eus­kal Herria y Gali­cia, pero tam­bién en otros terri­to­rios del Estado.

La exis­ten­cia de movi­mien­tos nacio­nal-popu­la­res, con estra­te­gia pro­pia, aun­que no per­mi­tió acu­mu­lar las fuer­zas sufi­cien­tes para la derro­ta de la Refor­ma polí­ti­ca, fue ele­men­to cla­ve para su des­le­gi­ti­ma­ción des­de los orí­ge­nes, así como para su cues­tio­na­mien­to. En bue­na medi­da, aque­llos movi­mien­tos rup­tu­ris­tas fue­ron el ger­men que ha per­mi­ti­do que hoy el Régi­men del 78 haya lle­ga­do a tal gra­do de des­cré­di­to que de nue­vo des­de sec­to­res impor­tan­tes del Sis­te­ma se plan­teen la nece­si­dad de cam­bios controlados.

El esce­na­rio tie­ne algu­nos ele­men­tos simi­la­res al del ini­cio de la Tran­si­ción, pero en lo fun­da­men­tal es un esce­na­rio nue­vo. Eso es lo que da una gran poten­cia­li­dad a aquell@s que des­de Cas­ti­lla esta­mos por una Revo­lu­ción Demo­crá­ti­ca y Social.

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