La epi­de­mia de Ébo­la: cau­sas y con­se­cuen­cias- Con­cep­ción Cruz

Intro­duc­ción

Aun­que en la actua­li­dad el con­cep­to de epi­de­mias se ha amplia­do enor­me­men­te, toda­vía su nom­bre se aso­cia en la memo­ria colec­ti­va a enfer­me­dad con­ta­gio­sa que afec­ta a gran can­ti­dad de per­so­nas y mue­ren por ella. Pero el con­cep­to de epi­de­mia, refe­ri­do a un tiem­po y área geo­grá­fi­ca deter­mi­na­da, abar­ca a cual­quier enfer­me­dad o pro­ble­ma de salud cuan­do apa­re­ce en un núme­ro supe­rior al espe­ra­do para ese tiem­po y lugar. El exce­so de casos de cán­cer, vio­len­cia de géne­ro o acci­den­tes de trá­fi­co son, por ello, con­si­de­ra­das epi­de­mias. Sin embar­go en este escri­to nos cen­tra­re­mos en las epi­de­mias por enfer­me­da­des infec­cio­sas (o trans­mi­si­bles) y más espe­cí­fi­ca­men­te a la actual enfer­me­dad por el virus del Ébo­la (EVE).

Es una reali­dad que las epi­de­mias por enfer­me­da­des trans­mi­si­bles ha des­cen­di­do a nivel mun­dial res­pec­to a épo­cas ante­rio­res, pero tam­bién que las des­igual­da­des en su inci­den­cia según en el sitio don­de nos encon­tre­mos son enor­mes. Ade­más, es otro hecho a des­ta­car la apa­ri­ción fre­cuen­te de nue­vas cepas y gér­me­nes ‑las lla­ma­das infec­cio­nes emergentes‑, si bien en las últi­mas déca­das los medios de detec­ción y tipi­fi­ca­ción de micro­or­ga­nis­mos son mucho más sen­si­bles y espe­cí­fi­cos. Así pode­mos des­ta­car infec­cio­nes emer­gen­tes como la Legio­ne­lo­sis1 (EE.UU, 1976); el gru­po de las fie­bres hemo­rrá­gi­cas por virus como el Ébo­la (Sudán y Zai­re ‑actual Repú­bli­ca Demo­crá­ti­ca del Con­go, 1976); el Sida-VIH2 (EE.UU, 1981); la infec­ción por E‑coli (EE.UU, 1982); la varian­te de la Enfer­me­dad de Creutz­feldt-Jakob (vECJ) o Ence­fa­lo­pa­tía espon­gi­for­me huma­na-EEH3 (Gran Bre­ta­ña, 1995); la Gri­pe avia­ria4 (Hong Kong, 1997); la nue­va gri­pe A5 (Méxi­co, 2009), la nue­va cepa de E‑Coli6 (Ale­ma­nia, 2011) y aho­ra una reagu­di­za­ción del virus Ébo­la (espe­cie Zaire).

Las epi­de­mias por enfer­me­da­des infec­cio­sas ha sido una cons­tan­te en la his­to­ria de la huma­ni­dad, sur­gie­ron, sur­gen y sur­gi­rán por moti­vos uni­ver­sa­les, aun­que sus orí­ge­nes adquie­ren una impor­tan­cia cua­li­ta­ti­va­men­te mayor tras la revo­lu­ción neo­lí­ti­ca debi­do al asen­ta­mien­to de las pobla­cio­nes huma­nas, su mayor con­cen­tra­ción y la con­vi­ven­cia con ani­ma­les y cul­ti­vos; estos hechos cam­bian los nichos eco­ló­gi­cos que hacen emer­ger zoo­no­sis7 y epi­de­mias varias en humanos.

El aná­li­sis de una epi­de­mia en huma­nos, sea cual sea, requie­re de con­si­de­rar todos los con­tex­tos inter­nos y exter­nos del pro­ble­ma par­tien­do de la cade­na epi­de­mio­ló­gi­ca: Ger­men (Reser­vo­rio y fuen­te de infec­ción), hués­ped sus­cep­ti­ble y meca­nis­mos de trans­mi­sión. Así el ger­men (o micro­or­ga­nis­mo pató­geno) es pro­duc­to de una evo­lu­ción y cam­bios en sus dife­ren­tes nichos eco­ló­gi­cos que los seres huma­nos han con­tri­bui­do de for­ma acti­va; el hués­ped sus­cep­ti­ble, el ser humano, igual­men­te como ser vivo inser­to en la natu­ra­le­za y sus pro­pias trans­for­ma­cio­nes ha evo­lu­cio­na­do y se ha adap­ta­do a todo tipo de agre­sio­nes inclui­das la de los micro­or­ga­nis­mo pató­ge­nos. Y los meca­nis­mos de trans­mi­sión, el medio a tra­vés del cual se faci­li­ta el con­tac­to del agen­te infec­cio­so con nues­tro orga­nis­mo. Pue­de ser direc­to: Aéreo, con­tac­to cutá­neo o por flui­dos; o pue­de ser indi­rec­to, cuan­do hay una sepa­ra­ción en el tiem­po y en el espa­cio entre la fuen­te de infec­ción (el ori­gen a par­tir del cual se trans­mi­te la infec­ción, o des­de don­de pasa el agen­te etio­ló­gi­co) y el suje­to sus­cep­ti­ble. Pue­de pro­du­cir­se por espu­tos secos de baci­los, sue­los con­ta­mi­na­dos por espo­ras o a tra­vés del agua o los ali­men­tos. Cono­cer bien y lo más rápi­do posi­ble estos tres esla­bo­nes de la cade­na epi­de­mio­ló­gi­ca y los con­tex­tos más o menos cer­ca­nos en don­de se pro­du­cen nos ayu­dan a com­pren­der y actuar más efi­caz­men­te sobre una epi­de­mia, evi­tar su expan­sión y pro­cu­rar su control.

Ante­ce­den­tes de la infec­ción por el virus del Ébola

La apa­ri­ción del virus del Ébo­la detec­ta­do en huma­nos es rela­ti­va­men­te recien­te y, por ello, con­si­de­ra­do una infec­ción emer­gen­te. Es un virus del géne­ro Ebo­la­vi­rus miem­bro de la fami­lia Filo­vi­ri­dae (filo­vi­rus), y se han reco­no­ci­do 3 sub­ti­pos ori­gi­na­dos en Áfri­ca (Côte d“Ivoire, Sudán y Zai­re) y el sub­ti­po Res­ton con ori­gen en Fili­pi­nas que ha pro­vo­ca­do pocos casos en huma­nos. El pri­mer bro­te noti­fi­ca­do fue en el año 1976 en Sudán y en Zai­re (actual Repú­bli­ca Demo­crá­ti­ca de Con­go- RDC). Las tasas de leta­li­dad de estos dos bro­tes casi simul­tá­neos fue de 55% y 90% res­pec­ti­va­men­te. Se pre­sen­tó un segun­do bro­te en la mis­ma zona de Sudán en 1979. En 1994 se ais­ló un nue­vo sub­ti­po, al pare­cer por la disec­ción de un chim­pan­cé infec­ta­do en Côte d“Ivoire. Pos­te­rior­men­te se han noti­fi­ca­do más bro­tes impor­tan­tes por su núme­ro y leta­li­dad en RDC, en Gabón y en el nor­te de Ugan­da en los años 90 y comien­zos del 2000. Seña­lar que en el año 2004 se noti­fi­ca­ron dos infec­cio­nes de labo­ra­to­rio en Esta­dos Uni­dos y en la Fede­ra­ción Rusa. El meca­nis­mo de trans­mi­sión de estos bro­tes ha sido direc­to, de per­so­na a per­so­na, por con­tac­to con san­gre, secre­cio­nes, órga­nos o semen infec­ta­dos. El ries­go es máxi­mo en las eta­pas tar­días de la enfer­me­dad, cuan­do el enfer­mo vomi­ta, tie­ne dia­rrea o san­gra. Y duran­te los fune­ra­les, cuan­do per­so­nas sin pro­tec­ción amor­ta­jan a los cadá­ve­res. No se ha com­pro­ba­do trans­mi­sión aérea. La infec­cio­nes noso­co­mia­les han sido fre­cuen­tes por el uso de agu­jas con­ta­mi­na­das8.

Carac­te­rís­ti­cas de la epi­de­mia actual

En la epi­de­mia actual que comien­za en Gui­nea, y con­ti­nua en las veci­nas Libe­ria y Sie­rra Leo­na, los resul­ta­dos del estu­dio de secuen­cia­ción han mos­tra­do una homo­lo­gía del 98% con el virus Ébo­la Zai­re, espe­cie aso­cia­da a bro­tes con una ele­va­da tasa de leta­li­dad. El perio­do de incu­ba­ción de la enfer­me­dad del virus del Ébo­la (EVE) como en los ante­rio­res bro­tes es de 2 a 21 días. Es una enfer­me­dad hemo­rrá­gi­ca febril que comien­za de for­ma brus­ca con fie­bre, dolor mus­cu­lar, debi­li­dad, dolor de cabe­za y odi­no­fa­gia. Evo­lu­cio­na con vómi­tos, dia­rrea, fallo renal y hepá­ti­co, exan­te­ma mácu­lo papu­lar al cuar­to o quin­to día y sín­to­mas hemo­rrá­gi­cos que pue­den ser en for­ma de hemo­rra­gias masi­vas inter­nas y exter­nas. En el esta­dio final, los pacien­tes desa­rro­llan un fallo mul­ti­or­gá­ni­co que pro­gre­sa hacia la muer­te o la recu­pe­ra­ción a par­tir de la segun­da sema­na de evo­lu­ción. La tasa de leta­li­dad es del 50 – 90%. No exis­te nin­gu­na opción pro­fi­lác­ti­ca (vacu­na) o tera­péu­ti­ca dis­po­ni­ble. En la actua­li­dad se cono­ce que la trans­mi­sión se pro­du­ce median­te: Con­tac­to direc­to con san­gre, secre­cio­nes u otros flui­dos cor­po­ra­les, teji­dos u órga­nos de per­so­nas vivas o muer­tas infec­ta­das. Con­tac­to direc­to con obje­tos que se han con­ta­mi­na­do con flui­dos cor­po­ra­les de los pacien­tes9. Trans­mi­sión por con­tac­to sexual: pue­de dar­se has­ta 7 sema­nas des­pués de la recu­pe­ra­ción clí­ni­ca. Heri­das per­cu­tá­neas con mues­tras con­ta­mi­na­das. Ade­más, la trans­mi­sión a los huma­nos tam­bién pue­de ocu­rrir por el con­tac­to con ani­ma­les vivos o muer­tos infec­ta­dos, gene­ral­men­te mur­cié­la­gos, roe­do­res o pri­ma­tes. Con­tac­to con su san­gre, flui­dos cor­po­ra­les o su cadá­ver o con car­ne de caza no coci­na­da. El ini­cio de la trans­mi­si­bi­li­dad está rela­cio­na­do con la vire­mia y con la apa­ri­ción de los pri­me­ros sín­to­mas. Los pacien­tes asin­to­má­ti­cos no trans­mi­ten la infec­ción. La trans­mi­si­bi­li­dad se incre­men­ta a medi­da que evo­lu­cio­na la enfer­me­dad10.

El diag­nos­ti­co pre­coz o detec­ción de la enfer­me­dad es vital basa­do en cri­te­rios clí­ni­cos, de labo­ra­to­rio y epi­de­mio­ló­gi­co (con­tac­to con un caso con­fir­ma­do o inves­ti­ga­do y/​o estan­cia en áreas don­de se ha pro­du­ci­do la trans­mi­sión por EVE). En el esta­do espa­ñol ante la sos­pe­cha clí­ni­ca y epi­de­mio­ló­gi­ca se reco­mien­da des­car­tar palu­dis­mo ya que la mitad de los casos en inves­ti­ga­ción (con cri­te­rios clí­ni­co y epi­de­mio­ló­gi­co) han teni­do un diag­nós­ti­co de palu­dis­mo. La vire­mia pue­de tar­dar has­ta 3 días des­de el ini­cio de los sín­to­mas en ser detec­ta­ble. Por ello, en caso de ante­ce­den­te de una expo­si­ción de ries­go y si la pri­me­ra mues­tra se tomó antes de estos tres días y fue nega­ti­va, se reco­mien­da enviar una segun­da mues­tra. Las medi­das de pro­tec­ción para el mane­jo de los casos están deta­lla­das y pro­to­co­li­za­das11. Así como las actua­cio­nes a rea­li­zar ante los con­tac­tos12, las medi­das en el medio ambien­te cer­cano al pacien­te13 o el mane­jo de los cadá­ve­res14.

Orí­ge­nes y aná­li­sis de la epidemia

Para com­pren­der y cono­cer el ori­gen de esta epi­de­mia, como de cual­quier otra, debe­mos par­tir del aná­li­sis de los esla­bo­nes de la cade­na epi­de­mio­ló­gi­ca, su rela­ción entre si y en sus con­tex­tos más amplios. Sabe­mos que el reser­vo­rio es ani­mal, varias espe­cies de mur­cié­la­gos fru­gí­vo­ros, que se encuen­tran en deter­mi­na­dos hábi­tats del Áfri­ca occi­den­tal (en sel­vas y zonas bos­co­sas) y que ha podi­do sal­tar entre espe­cies, y trans­mi­tir­se a los seres huma­nos. Las cau­sas de esa trans­mi­sión pue­den ser múl­ti­ples y en muchas oca­sio­nes no se cono­ce con deta­lle. Des­de situa­cio­nes «natu­ra­les» de con­su­mo de ani­ma­les con­ta­mi­na­dos, con­tac­tos estre­chos y con­ti­nua­dos en el tiem­po con los reser­vo­rios, has­ta la posi­ble mani­pu­la­ción huma­na con fines comer­cia­les o mili­ta­res. Sí cono­ce­mos los meca­nis­mos de trans­mi­sión entre huma­nos, como aca­ba­mos de deta­llar; el micro­or­ga­nis­mo res­pon­sa­ble y su capa­ci­dad viru­len­ta. Y tam­bién las varia­bles que influ­yen en la mayor o menor resis­ten­cia del hués­ped a la infec­ción, como la edad, enfer­me­da­des con­co­mi­tan­tes, o las carac­te­rís­ti­cas socia­les y económicas.

Una vez la pro­pa­ga­ción del ger­men se ha rea­li­za­do entre huma­nos, la impor­tan­cia de esta epi­de­mia depen­de de la agre­si­vi­dad del virus, su capa­ci­dad viru­len­ta y poten­cial­men­te letal; de la capa­ci­dad de defen­sa del hués­ped, su inmu­ni­dad que le hace más o menos resis­ten­te a la infec­ción y a la mayor o menor faci­li­dad en el meca­nis­mo de trans­mi­sión, que pro­vo­ca­ría una mayor o menor capa­ci­dad de pro­pa­ga­ción entre las per­so­nas. Sabien­do todo esto y una vez que ha comen­za­do el bro­te epi­dé­mi­co, las medi­das fun­da­men­ta­les y urgen­tes, cuan­do se cons­ta­ta que la gra­ve­dad y pro­pa­ga­ción de la infec­ción es alta, es cor­tar los meca­nis­mos de trans­mi­sión y refor­zar la inmu­ni­dad de la pobla­ción. La mejor for­ma de parar la trans­mi­sión de nue­vos casos requie­re la detec­ción y diag­nós­ti­co pre­coz de per­so­nas afec­ta­das y su cura­ción pre­coz. Curar al máxi­mo núme­ro de per­so­nas enfer­mas y vigi­lar los con­tac­tos posi­bles para tra­tar­las cuan­to antes son medi­das esen­cia­les para que, no solo las per­so­nas no mue­ran ni sufran por la enfer­me­dad, sino tam­bién para parar la onda expan­si­va de nue­vos casos que cre­ce­rían de for­ma expo­nen­cial. Pero aten­der y curar a las per­so­nas afec­ta­das, en un con­tex­to don­de no exis­ten tra­ta­mien­tos que se haya com­pro­ba­do su efi­ca­cia, requie­re una aten­ción sani­ta­ria con un buen sopor­te vital de los sín­to­mas más gra­ves para evi­tar que se agra­ve la enfer­me­dad y la posi­ble defun­ción. Tam­bién dis­po­ner de recur­sos y orga­ni­za­ción para el ais­la­mien­to de los cui­da­do­res y sani­ta­rios (tam­bién ente­rra­do­res), median­te el uso de batas, guan­tes, mas­ca­ri­lla, gafas, etc., y la correc­ta eli­mi­na­ción de fómi­tes, mate­rial dese­cha­ble, col­cho­nes y otros flui­dos del pacien­te poten­cial­men­te con­ta­mi­nan­te. Ade­más del tra­ta­mien­to de los cadá­ve­res y su enterramiento.

Sin embar­go todas estas inter­ven­cio­nes impres­cin­di­bles se hacen muy difí­ci­les en el foco de la epi­de­mia. Es nece­sa­rio recor­dar que Sie­rra Leo­na, Libe­ria y Gui­nea per­te­ne­cen a la lis­ta de los paí­ses más pobres del mun­do. Libe­ria, ex colo­nia de Esta­dos Uni­do­sU, es el ter­cer expor­ta­dor mun­dial de hie­rro, Sie­rra Leo­na, colo­nia del Rei­no Uni­do has­ta 1961, es uno de los prin­ci­pa­les expor­ta­do­res de dia­man­tes a nivel mun­dial (el 46% de sus ingre­sos) y Gui­nea, ex colo­nia de Fran­cia, posee el 25 por cien­to de las reser­vas mun­dia­les de bau­xi­ta, ade­más de ser un país muy rico en dia­man­tes, oro y alu­mi­nio. Sin embar­go, toda esta rique­za es con­tro­la­da por las cor­po­ra­cio­nes esta­dou­ni­den­ses, bri­tá­ni­cas y fran­ce­sas que se apro­pian de la mayor par­te de su valor y no revier­te en su pobla­ción. La depen­den­cia de sus tie­rras y recur­sos des­de su épo­ca colo­nial y has­ta la actua­li­dad han pro­vo­ca­do un gra­ve esta­do de pobre­za en un país rico. De tal for­ma que no se cubre las nece­si­da­des más ele­men­ta­les de una ade­cua­da ali­men­ta­ción, vivien­da, sanea­mien­to del medio y ser­vi­cios públi­cos como edu­ca­ción o sani­dad. La aten­ción médi­ca y el sis­te­ma de pre­ven­ción en Libe­ria, por ejem­plo, no exis­ten prác­ti­ca­men­te. Hay sola­men­te 50 médi­cos nacio­na­les y 12 extran­je­ros para cua­tro millo­nes de habi­tan­tes15. Con unos indi­ca­do­res sani­ta­rios alar­man­tes: una mor­ta­li­dad infan­til de 120 por cada mil naci­dos vivos (en el Esta­do espa­ñol es de 4×1000), una espe­ran­za de vida de tan solo 58 años, y una gra­ve esca­sez de recur­sos sani­ta­rios huma­nos y mate­ria­les16. Por eso los falle­ci­dos por el virus (1.500 casos), son sólo una míni­ma par­te de las muer­tes tota­les, y a todo esto se une el mie­do lógi­co a con­traer la enfer­me­dad. La pobla­ción está evi­tan­do ir a los cen­tros sani­ta­rios por mie­do al con­ta­gio y los pro­fe­sio­na­les sani­ta­rios no acu­den a sus pues­tos de tra­ba­jo. Se esti­ma que el por­cen­ta­je de par­tos asis­ti­dos ha des­cen­di­do del ya de por sí bajo 50 % a un 38% des­de el ini­cio de la cri­sis. Esto ha supues­to como era de espe­rar, un aumen­to en la mor­ta­li­dad materno-infan­til. Y es que en este cor­to perio­do de tiem­po 382 pro­fe­sio­na­les de la salud han sido con­ta­gia­dos (69 en Gui­nea; 188 en Libe­ria y 114 en Sie­rra Leo­na), con 216 fallecidos.

Expli­car con algún deta­lle el esta­do en que se encuen­tran estos paí­ses empo­bre­ci­dos por sus anti­guas metró­po­lis colo­nia­les es cono­cer las cau­sas de su pobre­za y de sus pro­ble­mas de salud. La colo­ni­za­ción y la neo­co­lo­ni­za­ción no solo ha pro­vo­ca­do una mayor pobre­za y des­es­truc­tu­ra­ción social y eco­nó­mi­ca, sino ha intro­du­ci­do ele­men­tos «moder­ni­za­do­res», como medios de comu­ni­ca­ción o ferro­ca­rri­les o cam­bios «cul­tu­ra­les» (comer­cio sexual) que empeo­ran aún más la situa­ción de trans­mi­sión de enfer­me­da­des infec­cio­sas como ya ocu­rrie­ra con el Sida. Ante esta inde­fen­sión de los paí­ses afec­ta­dos y ante una emer­gen­cias sani­ta­ria de tal mag­ni­tud, las orga­ni­za­cio­nes inter­na­cio­na­les de salud, y por nom­brar la más cono­ci­da y la que se arro­ga la auto­ri­dad mun­dial en estos temas, la Orga­ni­za­ción Mun­dial de la Salud (OMS), son los máxi­mos res­pon­sa­bles de lle­var­las a cabo en coor­di­na­ción con los gobier­nos de los paí­ses afec­ta­dos. Pero ¿qué se ha hecho cuan­do se detec­ta­ron los pri­me­ros casos?, ¿como se han coor­di­na­do las inter­ven­cio­nes de todas las par­tes afec­ta­das con las orga­ni­za­cio­nes sani­ta­rias inter­na­cio­na­les?. La pre­si­den­ta de Médi­cos sin Fron­te­ras, hizo has­ta tres lla­ma­mien­tos a la comu­ni­dad inter­na­cio­nal, des­de que comen­za­ron sus inter­ven­cio­nes y el úni­co país que pare­ce haber reac­cio­na­do ha sido Cuba envian­do un pri­mer des­ta­ca­men­to de 165 sani­ta­rios y con mate­rial sani­ta­rio para desa­rro­llar su tra­ba­jo y pre­pa­ran­do otro más. Resul­ta para­dó­ji­co que fren­te a la len­ta res­pues­ta inter­na­cio­nal, la indus­tria far­ma­céu­ti­ca no se ha hecho espe­rar, la OMS con­ce­de prio­ri­dad a la eva­lua­ción ace­le­ra­da de las vacu­nas y vis­to bueno a la expe­ri­men­ta­ción en fase huma­na de dos vacu­nas. Es aho­ra que pare­ce que la epi­de­mia está des­con­tro­la­da, y que pue­de afec­tar a paí­ses occi­den­ta­les, cuan­do se ha con­ver­ti­do en un “obje­ti­vo” de la indus­tria. Sin embar­go, tenien­do en cuen­ta el pre­cio con­si­de­ra­do para las vacu­nas, sue­ros y test rápi­dos, los paí­ses afri­ca­nos afec­ta­dos poco podrán optar a estos recur­sos. Mien­tras no nos con­tes­ten, con el deta­lle que se mere­ce la gra­ve­dad de los acon­te­ci­mien­tos, a estas esen­cia­les pre­gun­tas no tene­mos más reme­dio que dudar de que dichas medi­das urgen­tes y nece­sa­rias se lle­va­ran a cabo. La epi­de­mia se decla­ró, al menos ofi­cial­men­te a tra­vés de los medios de comu­ni­ca­ción, en febre­ro de 2014, hace el inacep­ta­ble tiem­po de casi 6 meses, ya que la aler­ta inter­na­cio­nal fue decla­ra­da por la OMS el 7 de Agos­to de ese año.

Por tan­to, ana­li­zar los con­tex­tos inter­nos que afec­tan a la epi­de­mia, la cade­na epi­de­mio­ló­gi­ca, impli­ca tener en cuen­ta que dicha cade­na epi­de­mio­ló­gi­ca siem­pre está en ínti­ma rela­ción con otros con­tex­tos más amplios que en el momen­to polí­ti­co actual cobran suma impor­tan­cia en el aná­li­sis. Lo pri­me­ro una cri­sis del sis­te­ma capi­ta­lis­ta que quie­re ‑y no pue­de- salir del ato­lla­de­ro para seguir con el con­trol de recur­sos esen­cia­les como el ener­gé­ti­co, así como de mate­rias pri­mas bási­cas para la ali­men­ta­ción y pro­duc­ción indus­trial, entre otros. Un con­trol que con­si­gue o inten­ta con­se­guir median­te el some­ti­mien­to de los paí­ses y zonas geo­es­tra­té­gi­cas a tra­vés de la vio­len­cia visi­ble o invi­si­ble (des­ca­ra­da o hipó­cri­ta) nece­sa­ria. Lo segun­do, una cri­sis de cre­di­bi­li­dad en aspec­tos fun­da­men­ta­les como la cohe­ren­cia en sus decla­ra­cio­nes y accio­nes, el cono­ci­mien­to cien­tí­fi­co o la éti­ca de cara a las pobla­cio­nes a nivel mun­dial. Y la epi­de­mia de Ébo­la es una mues­tra más de esta gra­ve cri­sis mundial.

La reali­dad es que estos los gobier­nos más reac­cio­na­rios del mun­do (Esta­dos Uni­dos, Israel o paí­ses de la Unión Euro­pea), están sufrien­do no solo derro­tas mili­ta­res y polí­ti­cas sino una fal­ta de cre­di­bi­li­dad que es esen­cial para su sub­sis­ten­cia. Solo cuan­do la epi­de­mia hace peli­grar los intere­ses y per­so­nal de estos paí­ses, como poco, apa­re­cen nue­vos medi­ca­men­tos y vacu­nas que rápi­da­men­te se están inves­ti­gan­do para ata­jar el pro­ble­ma en sus blin­da­dos terri­to­rios y, por supues­to, para sacar sucu­len­tos bene­fi­cios eco­nó­mi­cos de la epi­de­mia. No debe­mos olvi­dar la «pan­de­mia« de la gri­pe por­ci­na, el nue­vos virus que se ori­gi­nó en una mul­ti­na­cio­nal por­ci­na esta­dou­ni­den­se afin­ca­da en Méxi­co, que fue la que ori­gi­nó la nue­va cepa del virus gri­pal y que fue apro­ve­cha­do para que un anti­vi­ral (Tami­flu) fue­ra publi­ci­ta­do para su admi­nis­tra­ción masi­va con pocos efec­tos bene­fi­cio­sos para la salud y gran­des bene­fi­cios para los intere­ses económicos.

Pero lo más des­pia­da­do de todo es la reac­ción de Esta­dos Uni­dos, Gran Bre­ta­ña y Fran­cia que fren­te a la tra­ge­dia actual en sus res­pec­ti­vas ex colo­nias lo que hacen es man­dar mili­ta­res y no el per­so­nal espe­cia­li­za­do en el tra­ta­mien­to del virus. Esta­dos Uni­dos: 4.300 sol­da­dos a Libe­ria, Fran­cia está pre­pa­ran­do unos 400 mili­ta­res para Gui­nea y Gran Bre­ta­ña está a pun­to de man­dar 750 tro­pas a Sie­rra Leo­na para «enfren­tar al Ébo­la«. Ya comen­tá­ba­mos antes que las cau­sas raí­ces de esta, como de otras epi­de­mias, no son total­men­te cono­ci­das y no se debe­ría des­car­tar nin­gu­na hipó­te­sis. Por ejem­plo, en los años 70 los espe­cia­lis­tas nor­te­ame­ri­ca­nos en gue­rra bio­ló­gi­ca del Ins­ti­tu­to de Inves­ti­ga­ción Médi­ca de las Enfer­me­da­des Con­ta­gio­sas per­te­ne­cien­te al Depar­ta­men­to de Defen­sa (USAMRID) crea­ron en 1976 un labo­ra­to­rio de armas bio­ló­gi­cas en Kene­ma, Sie­rra Leo­na. Y des­de hace tiem­po están tra­tan­do de encon­trar una vacu­na con­tra el Ébo­la. E inclu­so la publi­ca­ción Glo­bal Research, habla que en el Hos­pi­tal de Kene­ma algo se esca­pó del con­trol de los espe­cia­lis­tas del USAMRID dan­do ini­cio a la pro­pa­ga­ción del Ébo­la. Es de cono­ci­mien­to públi­co que los labo­ra­to­rios bio­ló­gi­cos mili­ta­res están dise­ña­dos paras encon­trar armas bio­ló­gi­cas leta­les para el uso en las gue­rras. El sema­na­rio esta­dou­ni­den­se Army Times infor­mó el 1 de agos­to de este año 2014, que el Pen­tá­gono esta­ba intere­sa­do en el Ébo­la des­de 1976 debi­do al alto índi­ce de mor­ta­li­dad que pro­du­cen los virus de esta fami­lia. «Des­de este pun­to de vis­ta su uso en for­ma esta­ble de aero­sol hace que el virus del Ébo­la muy atrac­ti­vo como un arma poten­cial bio­ló­gi­ca»17.

Con­clu­sio­nes

En cual­quier caso el aná­li­sis en rela­ción con esta como de otras epi­de­mias emer­gen­tes es apli­car el cono­ci­mien­to que se tie­ne con el máxi­mo rigor y deta­lle posi­ble. Cono­cien­do y actuan­do a todos los nive­les, des­de los más con­cre­tos rela­cio­na­dos con la cade­na epi­de­mio­ló­gi­ca como los más amplios, socia­les y eco­nó­mi­cos y en su pro­ce­so his­tó­ri­co. En esta epi­de­mia es impres­cin­di­ble ana­li­zar los pro­ce­sos colo­ni­za­do­res y neo­co­lo­ni­za­do­res para enten­der la situa­ción de pobre­za y gra­ve des­es­truc­tu­ra­ción social en que han deja­do los esta­dos impe­ria­lis­tas a muchos paí­ses afri­ca­nos. Sabien­do esto se entien­de el inte­rés uni­ca­men­te mili­tar y comer­cial en la zona. Solo cuan­do la epi­de­mia se expan­de dema­sia­do des­con­tro­la­da­men­te es cuan­do se toman medi­das pun­tua­les para «ata­jar« la epi­de­mia y otras para seguir con el con­trol de la región. Cuba, un peque­ño país asfi­xia­do por el blo­queo esta­dou­ni­den­se, es el úni­co que mues­tra la éti­ca de las cla­ses popu­la­res, cuan­do un pue­blo ayu­da a otro pue­blo que sufren a muchos kiló­me­tros de dis­tan­cia. Denun­ciar la situa­ción glo­bal impli­ca simul­tá­nea­men­te rei­vin­di­car las inter­ven­cio­nes más urgen­tes y res­pon­sa­bi­li­zar a las orga­ni­za­cio­nes sani­ta­rias inter­na­cio­na­les sobre la exis­ten­cia, o ausen­cia, de una efi­caz y rápi­da res­pues­ta a la situa­ción. Y todas las medi­das deben ser toma­das, inclui­das la inves­ti­ga­ción de medi­ca­men­tos y vacu­nas ade­cua­das, pero en un con­tex­to que prio­ri­ce la salud y cui­da­dos a las pobla­cio­nes afec­ta­das. Nos vie­ne a la memo­ria un escri­to titu­la­do, «la ver­dad es siem­pre revo­lu­cio­na­ria», céle­bre fra­se que popu­la­ri­zó el excep­cio­nal comu­nis­ta ita­liano Anto­nio Grams­ci. Por­que la ver­dad, o mejor, la bús­que­da de la ver­dad has­ta sus últi­mas con­se­cuen­cias es el mejor acto de hones­ti­dad que pode­mos prac­ti­car en cual­quie­ra aspec­to de nues­tras vidas. Y el del cono­ci­mien­to es, y no poco impor­tan­te, uno de ellos. Por­que lle­gar a la raíz del pro­ble­ma es ana­li­zar sin mie­do todas las con­tra­dic­cio­nes que se mue­ven en su inte­rior y todos los fac­to­res exter­nos que con­ti­nua­men­te los influ­yen para bien y para mal. Ana­li­zar sin mie­do y actuar sobre todas las cau­sas, con cele­ri­dad y sin cor­ta­pi­sas. Eso es lo que debe­mos hacer en asun­tos como la epi­de­mia que esta­mos comen­tan­do y otras que pue­dan sur­gir en el futuro.

Con­cep­ción Cruz Rojo

Anda­lu­cía

12 de diciem­bre de 2014

  1. En el año 1976 apa­re­ció un bro­te epi­dé­mi­co de neu­mo­nía entre los par­ti­ci­pan­tes de una con­ven­ción de la Legión Ame­ri­ca­na en Fila­del­fia (Esta­dos Uni­dos). En 1977 se iden­ti­fi­có una bac­te­ria pre­via­men­te des­co­no­ci­da, como la cau­sa de la mis­te­rio­sa infec­ción de la enfer­me­dad del legio­na­rio. Era una bac­te­ria del géne­ro Legio­ne­la pneu­mophi­la.
  2. Estu­dios recien­tes sitúan en Kinsha­sa, la capi­tal de la Repú­bli­ca Demo­crá­ti­ca del Con­go, el ori­gen de la infec­ción por el VIH. Se sabe que el VIH se ha trans­mi­ti­do de los pri­ma­tes y monos a los seres huma­nos por lo menos en 13 oca­sio­nes, pero que úni­ca­men­te una de ellas ha dado lugar a la pan­de­mia huma­na. Entre los años 1920 y 1950 se pro­du­jo un con­jun­to de fac­to­res rela­cio­na­dos con los cam­bios urba­nos en infra­es­truc­tu­ras ferro­via­rias duran­te el gobierno colo­nial bel­ga y des­es­truc­tu­ra­cio­nes pro­vo­ca­da por la cul­tu­ra colo­nial como el comer­cio sexual, que se com­bi­na­ron para que el VIH se exten­die­ra, pri­me­ro por Áfri­ca y des­pués por todo el planeta.
  3. La vECJ o EEH apa­re­ce en 1995 en Gran Bre­ta­ña ori­gi­na­da por pro­teí­nas prió­ni­cas con capa­ci­dad de repli­ca­ción. Pri­me­ro el gana­do vacuno se afec­ta de una enfer­me­dad nue­va, la Ence­fa­lo­pa­tía Espon­gi­for­me Bovi­na (EEB) o «mal de las vacas locas» a tra­vés de los pien­sos emplea­dos para su ali­men­ta­ción. Ya se cono­cía que el prión cau­sa­ba en las ove­jas una enfer­me­dad neu­ro­ló­gi­ca incu­ra­ble lla­ma­da «scra­pie», muy exten­di­da en Gran Bre­ta­ña, cuyos des­po­jos fue­ron emplea­dos en la ela­bo­ra­ción de pien­sos des­ti­na­dos al engor­de de gana­do vacuno. Y la enfer­me­dad no solo «sal­tó» de espe­cie de la ove­ja a la vaca, sino que vol­vió a sal­tar de la vaca al humano, tras el con­su­mo de las car­nes de vaca (enfer­mas), espe­cial­men­te de mate­rial de ries­go. Esta situa­ción que se pro­du­jo y se con­cen­tró en Gran Bre­ta­ña, afec­tó a otros paí­ses por la expor­ta­ción de vacas (enfer­mas) y hari­nas y pien­sos contaminados.
  4. La pri­me­ra vez que se aso­ció el virus H5N1 (habi­tual infec­ción en las aves) en huma­nos fue en Hong Kong en 1997, con 18 per­so­nas afec­ta­das que se carac­te­ri­zó por su alta leta­li­dad. Todos los genes del virus fue­ron de ori­gen víri­co avia­rio, sugi­rien­do que el H5N1 había sal­ta­do la barre­ra entre espe­cies, sin embar­go se reve­la poca evi­den­cia de trans­mi­sión humano-humano.
  5. La epi­de­mia de la nue­va gri­pe A (gri­pe por­ci­na) se ini­ció en Pero­te, una peque­ña loca­li­dad mexi­ca­na que sufre la implan­ta­ción de una de las explo­ta­cio­nes por­ci­nas más gran­des del mun­do (Gran­jas Carroll, per­te­ne­cien­te a la mul­ti­na­cio­nal esta­dou­ni­den­se Smith­field), tras el con­ta­gio de los tra­ba­ja­do­res de la gran­ja y habi­tan­tes del pobla­do, la cepa se expan­dió a todo el mundo.
  6. En el año 2011, Ale­ma­nia sufrió una epi­de­mia por una nue­va cepa de Esche­ri­chia coli ente­ro­he­mo­rrá­gi­ca (ECEH). Más del 60% del total afec­tó a per­so­nas adul­tas y el 88% fue­ron muje­res de 20 años o más. Las mayo­res tasas de ata­que se pro­du­je­ron en el gru­po de edad de 20 – 49 años. El sero­ti­po de E. coli encon­tra­do es dife­ren­te al habi­tual, el O104:H4. Se afec­ta­ron 3.785 per­so­nas en Ale­ma­nia con 45 falle­cie­ron. En Euro­pa supu­so un total de 3.910 casos y 46 defun­cio­nes. La epi­de­mia es la más impor­tan­te ocu­rri­da en el mun­do por el núme­ro de casos con Sín­dro­me Uré­mi­co Hemo­lí­ti­co y por su leta­li­dad y la segun­da en el mun­do, des­pués de la pro­du­ci­da en Japón, por el núme­ro total de enfer­mos por esta infección.
  7. Enfer­me­da­des de los ani­ma­les ver­te­bra­dos domés­ti­cos o sal­va­jes que pue­den trans­mi­tir­se al ser humano en con­di­cio­nes natu­ra­les (no debi­do a mani­pu­la­ción huma­na, acci­den­tes de labo­ra­to­rio o armas bio­ló­gi­cas. En la zoo­no­sis, los ani­ma­les y los vec­to­res desem­pe­ñan una fun­ción esen­cial en el man­te­ni­mien­to de la infec­ción en la natu­ra­le­za y el hom­bre es solo un hués­ped ocasional.
  8. Hey­mann, DL (Edi­tor). El con­trol de las enfer­me­da­des trans­mi­si­bles. Washing­ton: OPS; 2011.
  9. Fómi­tes o pro­duc­tos bio­ló­gi­cos ‑o no bio­ló­gi­cos- del enfermo.
  10. Minis­te­rio de Sani­dad Ser­vi­cios Socia­les e Igual­dad. Con­se­jo inter­te­rri­to­rial. Sis­te­ma Nacio­nal de Salud. Pro­to­co­lo de actua­ción fren­te a casos sos­pe­cho­sos de enfer­me­dad por el virus del Ébo­la (EVE). Octu­bre de 2014 (En revi­sión permanente)
  11. Uso del Equi­po de Pro­tec­ción Indi­vi­dual (EPI): Mas­ca­ri­lla qui­rúr­gi­ca, guan­tes dobles, bata dese­cha­ble impermea­ble de man­ga lar­ga que cubra la ropa has­ta los pies, cal­za­do impermea­ble, gorro o capuz y mas­ca­ra facial o gafas cerra­das. Estric­to lava­do de manos antes y des­pués. Poner el EPI sobre ropa de tra­ba­jo, bajo super­vi­sión e inclu­so ayu­da. Saber gru­po san­guí­neo y, si es posi­ble, situa­ción inmu­ne fren­te al VIH, Hepa­ti­tis B y C. Se requie­ren dos mues­tras nega­ti­vas, sepa­ra­das 48 horas, para poder dar de alta al pacien­te con EVE.
  12. A los con­tac­tos se esta­ble­ce­rá cua­ren­te­na en domi­ci­lio u hos­pi­tal. Ade­más, los 21 días pos­te­rio­res a la expo­si­ción posi­ble a la infec­ción y vigi­lan­cia acti­va de tem­pe­ra­tu­ra. Si 37,7 gra­dos o más con o sin otro sín­to­ma com­pa­ti­ble, se inves­ti­ga has­ta dis­po­ner de los resul­ta­dos de laboratorio.
  13. Per­so­nal de lim­pie­za y mani­pu­la­do­res de ropa deben usar el EPI para lim­piar y mane­jar el mate­rial o super­fi­cies poten­cial­men­te con­ta­mi­na­das. Super­fi­cies, obje­tos o equi­pos con­ta­mi­na­dos desin­fec­tar con desin­fec­tan­tes ade­cua­dos. La ropa con­ta­mi­na­da colo­ca­da en bol­sa de cie­rra her­mé­ti­co o en con­te­ne­dor de bio­se­gu­ri­dad para ser inci­ne­ra­da o seguir pro­to­co­los de segu­ri­dad ela­bo­ra­dos por el hospital.
  14. No se debe rea­li­zar autop­sia; limi­tar­se a per­so­nal entre­na­do; tras­la­dar en fére­tro sella­do y a ser posi­ble pre­via­men­te inclui­do en una bol­sa de tras­la­do impermea­ble. Final­men­te debe ser incinerado.
  15. La razón o ratio de pro­fe­sio­nal médi­co por 10.000 habi­tan­tes es de 0,1 y 2,7 matro­nas por 10.000. En el esta­do espa­ñol sin ser de los más alto de Euro­pa, hay 37 pro­fe­sio­na­les médi­cos por 10.000 y 51 matro­nas por 10.000.
  16. La Espe­ran­za de vida al nacer (EVn) y la Mor­ta­li­dad infan­til (MI) es en la Repú­bli­ca Demo­crá­ti­ca del Con­go de 56 años y 121×1000); en Sie­rra Leo­na de 57 años y 135×1000) y en la Repú­bli­ca de Gui­nea de 59 años y 105×1000, respectivamente.
  17. Vicky Peláez: El Ébo­la: ¿natu­ra­le­za o arma indu­ci­da?, 19 de octu­bre de 2014 (http://​www​.rebe​lion​.org/​n​o​t​i​c​i​a​.​p​h​p​?​i​d​=​1​9​0​941).

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