El por­ve­nir incier­to- Fidel Castro

Comandante en Jefe, 2010. Foto: Roberto Chile.

En su evo­lu­ción, el Homo Sapiens, como ser pen­san­te úni­co entre millo­nes de espe­cies vivas, jamás tuvo idea de la natu­ra­le­za y la razón de su exis­ten­cia. Dota­do de la capa­ci­dad de pen­sar, esta­ba regi­do por seve­ros ins­tin­tos. Nada sabía del res­to de su mara­vi­llo­so pla­ne­ta. No se cono­ce siquie­ra des­de cuán­do posee esa capa­ci­dad; en raros casos se afir­ma que hace un millón de años o un poco más, pero en gene­ral se con­si­de­ra que no más de 200 mil años.

Hoy se cono­ce que el núme­ro de pla­ne­tas con apa­rien­cias simi­la­res al nues­tro se ele­va a miles de millo­nes en la mis­ma gala­xia don­de se ubi­ca el nues­tro, den­tro de lo que se deno­mi­na uni­ver­so. Espe­ro no ofen­der a nadie por abor­dar el tema de lo que somos o cree­mos que somos.

Hace dos días, el 5 de octu­bre, el sitio web del canal de tele­vi­sión Rus­sia Today, un medio de divul­ga­ción serio, publi­có que Lau­ra Mer­si­ni-Hough­ton, pres­ti­gio­sa pro­fe­so­ra de la Uni­ver­si­dad de Caro­li­na del Nor­te, ha demos­tra­do que los super­ma­si­vos agu­je­ros negros no exis­ten, y que la teo­ría del Big Bang es infun­da­da. Esto, pien­so, impli­ca un trau­ma para muchas per­so­nas que con­vir­tie­ron tal teo­ría en un acto de fe.

La mayor auto­ri­dad en este tema sería el cien­tí­fi­co bri­tá­ni­co Stephen Haw­king, un hom­bre de excep­cio­na­les méri­tos por su con­sa­gra­ción a la cien­cia, a pesar de una cruel afec­ción que lo obli­gó a gran­des sacri­fi­cios para comu­ni­car­se con los demás, cuan­do era toda­vía muy joven.

Los cien­tí­fi­cos más cono­ce­do­res de estos temas se comu­ni­can e inclu­so publi­can sus resul­ta­dos en tér­mi­nos téc­ni­cos difí­ci­les de com­pren­der por los que no hemos teni­do el pri­vi­le­gio de fami­lia­ri­dad algu­na con esa ciencia.

Stephen Haw­king se con­vir­tió, con la publi­ca­ción de la “His­to­ria del Tiem­po”, en el autor de un libro sobre el impor­tan­te tema, cuyas ven­tas ascen­die­ron a más de 10 millo­nes de ejem­pla­res. Segu­ra­men­te que, apar­te de su inte­rés intrín­se­co, los prin­ci­pa­les com­pra­do­res fue­ron los miem­bros de la comu­ni­dad de cien­tí­fi­cos dedi­ca­dos al estu­dio de estos tras­cen­den­tes temas que suman ya varios millo­nes de emi­nen­tes inves­ti­ga­do­res. Haré lo posi­ble por leer y com­pren­der esa obra, cuan­do mi actual tarea rela­cio­na­da con la pro­duc­ción de ali­men­tos en can­ti­dad y cali­dad sufi­cien­tes es prio­ri­ta­ria, y en la que toda­vía el esfuer­zo se pue­de tra­du­cir en un impor­tan­te beneficio.

Es mucho lo que igno­ra­mos y muy poco lo que sabe­mos de nues­tra pro­pia ignorancia.

El segun­do ejem­plar de Haw­king, “El uni­ver­so en una cás­ca­ra de nuez”, escri­to según él en un len­gua­je más inte­li­gi­ble para los pro­fa­nos en la mate­ria, lo leí y sub­ra­yé muchas de las ideas que más me interesaron.

Jamás en su evo­lu­ción el géne­ro humano tuvo ni podía tener una idea cla­ra de su pro­pia exis­ten­cia, por­que esta sen­ci­lla­men­te no exis­tía, sim­ple­men­te evo­lu­cio­na­ba con el mis­mo rit­mo de todo lo que exis­te. Es una reali­dad que no sur­ge con­tra nadie ni debe ofen­der a nadie.

Cada día pode­mos apren­der algo nue­vo. Ayu­dar a los demás y ayu­dar­nos en lo posi­ble a noso­tros mismos.

Ayer escu­cha­ba las decla­ra­cio­nes del nue­vo Secre­ta­rio Gene­ral de la OTAN, anti­guo Pri­mer Minis­tro de Norue­ga, quien des­de el pasa­do pri­me­ro de octu­bre, hace solo seis días, asu­mió el car­go. ¡Cuán­to odio en el ros­tro! ¡Qué increí­ble empe­ño en pro­mo­ver una gue­rra de exter­mi­nio con­tra la Fede­ra­ción Rusa! ¿Quié­nes resul­tan más extre­mis­tas que los pro­pios faná­ti­cos del Esta­do Islá­mi­co? ¿Qué reli­gión prac­ti­can? Des­pués de eso, ¿se pue­de dis­fru­tar la vida eter­na en la dies­tra del Señor?

Fidel Cas­tro Ruz
Octu­bre 7 de 2014
9 y 30 p.m.

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