Cua­tro veces

ikurrina

Al guda­ri que murió, tres veces en Artxanda
le can­to sin rimas y perdido;
hace vein­ti­cin­co años que descansas,
en la cima del olvido…
Nie­blas azu­les y blancas,
olas bra­vas en los ríos.
Silen­cio pro­fun­do – Gernika -
hay muer­tos en los caminos
Cuan­do pisa­ron la tela, con sus botas alemanas,
de Bil­bao sur­gió un quejido
‑los toros en la pla­za lle­na­ban el aire de gritos
la san­gre de los charcos
fue espe­jo de los niños…
Y en la ermi­ta de San Roque
murió gritando:
¡¡ Eus­ka­di !! un atrevido

Txa­bi Etxe­ba­rrie­ta, Poe­sía y otros escri­tos (1961−1967)

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