18 de septiembre se llevará a cabo el referendo más importante en los 300 años de vida del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Escocia irá a las urnas para decidir si se mantiene como parte de esa unión política o si se convierte en un Estado independiente.
Para Londres, el triunfo de los independientes representa una seria amenaza. Por eso combate la campaña a favor del sí con todas sus fuerzas. La prensa de negocios y la BBC no han escatimado recursos para asustar al electorado y orientarlo hacia el voto negativo. Lo cierto es que la disminución de influencia política sería un duro golpe para Londres, pero es en el frente económico donde el poderío británico se vería más afectado, entre otras cosas por la pérdida de una buena parte de los recursos de los campos de petróleo y gas del Mar del Norte.
Para los partidos independentistas el referendo ofrece una oportunidad única para recuperar la independencia de Escocia y establecer un gobierno democrático de centro-izquierda que permita escapar de las garras del neoliberalismo que Londres y, más especialmente, la City, han impuesto a los 5.3 millones de escoceses.
Hace 25 años se sometió a voto el tema de la devolución de algunos poderes a Escocia. El resultado fue negativo. En aquel tiempo se argumentó que el tamaño de Escocia hacía inconcebible la independencia, como si la auto-determinación de un pueblo fuera cuestión de economías de escala. En 1997 se aprobó en otro referéndum la creación del parlamento escocés, con poderes limitados. Pero en ese parlamento no se puede discutir el desempleo, los derechos sindicales, los salarios, la desigualdad, los recortes al gasto en salud y educación, o la regulación financiera y bancaria.
Ese parlamento tampoco pudo debatir las aventuras militares de Tony Blair en Irak y Afganistán. Hoy no puede opinar sobre la base de submarinos nucleares Trident en la margen derecha del río Clyde o la nueva gesta que prepara Londres en el norte de Irak.
El debate económico sobre el referendo ha girado alrededor de la viabilidad de una Escocia independiente. Los argumentos van y vienen, pero los datos son bastante contundentes. La economía escocesa sería fuerte y diversificada.
Los yacimientos del Mar del Norte fueron abiertos hace 50 años, pero las reservas que corresponderían a una Escocia independiente anuncian una producción rentable para las próximas dos o tres décadas. Lo más probable es que una Escocia independiente procedería a nacionalizar la industria petrolera y gasera, siguiendo el exitoso ejemplo noruego en donde siempre se mantuvo el control público sobre este sector. Aunque hay dificultades metodológicas para medir los flujos de comercio internacional en Escocia, si se incluyen las exportaciones de crudo y gas, el saldo de la cuenta corriente del nuevo país independiente sería superavitario.
La recaudación fiscal en Escocia alcanzó los 57 mil millones de libras esterlinas en el ejercicio fiscal 2011-12, lo que representa casi 10 por ciento de los ingresos tributarios del Reino Unido. La estructura impositiva es esencialmente regresiva, lo que agrava el problema de la desigualdad económica, pero una nueva política fiscal permitiría revertir las tendencias negativas, reorientar el gasto público, promover el desarrollo industrial, científico y tecnológico.
Hoy el debate económico sobre la independencia está centrado sobre la divisa de una nueva Escocia independiente. Hay tres vías posibles. La primera implica seguir usando la libra esterlina. La desventaja es que la nueva república habría entregado el control de su política monetaria a Londres y la regulación del sistema bancario y financiero escaparía a las autoridades escocesas. La tasa de interés en el nuevo espacio económico estaría fuertemente afectada por esta falta de control monetario y hasta la política fiscal se vería constreñida. Esta es la propuesta del Partido nacionalista escocés, pero esa vía implica permanecer en la zona de influencia de la City y quedarse en el neoliberalismo.
La segunda es la adopción del euro como divisa del nuevo país. Se parece a la anterior por la falta de control de la política monetaria y es rechazada por todos en Escocia porque equivale a adoptar las posturas neoliberales de Maastricht y Lisboa. El esquema que condujo a la eurocrisis no puede ser una referencia en materia de política macroeconómica en Escocia.
La tercera vía estaría basada en una moneda propia basada en un régimen de flotación semi-regulada. Las nuevas autoridades monetarias tendrían que organizar la transición, pero en principio nada impide la adopción de una nueva moneda que permita recuperar el control soberano de los principales instrumentos de la política macroeconómica. Muy probablemente esta nueva postura estaría cercana a un esquema de corte demócrata-socialista al estilo Noruega.
El referendo en Escocia pone frente a frente la opción de extraviarse en el neoliberalismo o la de avanzar en la dirección del control social sobre la inversión.
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El conocido socialista escocés ha intervenido en toda Escocia ante un numero público como parte de su gira Esperanza contra el miedo. Estos son extractos de un discurso que pronunció en Paisley a finales de junio.
Este referéndum no es un barómetro de si le gusta o no el Partido Nacionalista escocés (SNP) o si le gusta o detesta a Alex Salmond (dirigente del SNP y primer ministro del gobierno escocés). La consulta del 18 de septiembre es sobre el futuro del país. Es más importante que cualquier partido político, más importante que cualquier individuo.
Se vota para que usted tenga el derecho a decidir quien dirige nuestro país … Desde 1951 Escocia ha rechazado la avaricia, la privatización, el señoritismo de los Tories (conservadores). Y desde 1951 Escocia ha tenido que soportar 35 años de gobiernos conservadores. Si vota por la independencia nunca tendrá que soportar otro gobierno conservador en Escocia …
Votar NO significaría el fin de la sanidad pública en Escocia. Si no me cree, examine el efecto de la Ley de Salud y Asistencia Social que el gobierno de Westminster ha aprobado en Inglaterra.
Se ha invitado a sesenta empresas diferentes a proporcionar servicios de salud: el Royal Bank of Scotland, Price Waterhouse Cooper, Virgin, Atos…. Estas empresas nunca han prestado asistencia sanitaria, pero se les ha invitado a presentar ofertas para la gestión de los 112 mil millones de libras esterlinas del presupuesto del Sistema Nacional de Salud (NHS) en Inglaterra.
Cinco años después de un hipotético No el sistema de salud en Escocia será irreconocible. En diez años se habrá privatizado el sistema de salud en Escocia.
Si considera tan importantes los servicios públicos como el sistema de salud, puede hacer algo al respecto y es votar Sí. Así es como salvaremos el sistema público de salud de la privatización.
Se trata de la libertad de decidir si está harto, hasta la coronilla, de las imágenes que ve cada vez que hay un festival de lucha contra la pobreza y caras conocidas, personajes y personajillos de los que aparecen en televisión chasquean sus dedos y le cuentan que un niño muere cada cuatro segundos de desnutrición, que mueren niños a causa de la disentería, el cólera y porque al parecer no hay suficiente dinero para darles de comer o para hacer frente a las enfermedades que les están matando.
Pero siempre hay suficiente dinero para comprar bombas y misiles para la guerra. ¿Por qué? Aquí, en Escocia, tiene la libertad de ponernos en el mapa, porque el 18 de septiembre puede decir con su voto que rechazamos a los belicistas. Un voto por la independencia es un voto para el desguace de los submarinos nucleares Trident.
La independencia no es un destino. La independencia es el comienzo de un nuevo viaje para transformar Escocia de un país corroído por la pobreza, mal pagados, atrasado por lo que respecta a las condiciones económicas y de empleo, en un país de salarios altos, con pleno empleo, que destierre la pobreza y que dependa no d el Reino Unido, no de los bancos de alimentos y los contratos precarios ingleses, sino que se parezca a Finlandia, Noruega y Suecia: economías de salarios altos, buenos servicios públicos, donde las tasas de pobreza son inferiores al 5 por ciento, en lugar del 35 por ciento que sufrimos aquí en Escocia.
El Libro Blanco [el plan de independencia elaborado por el gobierno escocés del SNP] nos ofrece un nuevo comienzo. Hay algunas cosas con las que no estoy de acuerdo. No estoy de acuerdo con ser miembros de la OTAN, no estoy de acuerdo que la libra esterlina sea nuestra moneda: quiero que Escocia tenga su propia moneda. Quiero que Escocia prohíba los contratos basura.
Quiero tener una legislación que imponga un salario digno para que los Tesco, los Morrisons y los Asdas, que tienen beneficios de miles de millones de libras cada año puedan seguir pagando salarios de pobreza …
En una Escocia independiente vamos a hacer lo que el Partido Laborista nunca hizo en sus 13 años en el poder: el gas y la electricidad volverán a ser de propiedad pública…
Gordon Brown y Alistair Darling, dicen que si vota Sí solo se cernirán sobre nosotros negras tormentas, que nos hundiremos en un desastre económico. Esto es lo que el señor Brown ha dicho sobre el Reino Unido: “El Reino Unido se define por nuestra asociación especial para compartir riesgos y recursos”.
Vamos a empezar con los riesgos. ¿Cuántos aquí, en Paisley, pensionistas, trabajadores mal remunerados, trabajadores sanitarios, ¿cuántos de ustedes fueron responsables de la crisis económica? … La austeridad significa que los pobres paguen por los errores y la avaricia de los ricos. Actualmente las primas de los banqueros son más altas que en 2008, antes de la última crisis económica …
¿Qué pasa con la “asociación especial de recursos”? Oxfam ha elaborado un informe según el cual en el primer año del gobierno conservador-demócrata 900.000 personas más se han hundido en la pobreza en Gran Bretaña, 300.000 de ellas niños … Hay otro informe interesante, la lista de ricos. Las 1.000 más ricas en Gran Bretaña aumentaron su riqueza total el año pasado en 519 millones de libras. Es grotesco.
El tipo que hace la lista de ricos, el Dr. Philip Beresford, dijo: “Nunca he visto un aumento tan fenomenal en la riqueza personal como el crecimiento de las fortunas de los 1.000 más ricos el año pasado. Las personas más ricas han tenido un año increíble”.
Así que Oxfam dice que hay 900.000 personas en la pobreza, mientras los ricos han tenido “un año increíble”. Y Gordon Brown llama a eso “una asociación especial de recursos”. ¿Por qué escuchar a un idiota como ese?
Si no aprovechamos esta oportunidad para cambiar Escocia, para que sea un lugar mejor para nuestros hijos y nietos, algo es seguro: El 19 de septiembre, habrá más pobreza, más bajos salarios, más contratos basura, más bancos de alimentos, más desigualdad, más guerra, más armas nucleares. Tengan la valentía, la visión, de votar Sí. Vote por la Independencia.
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Entrevista a COLIN FOX, portavoz del partido socialista escocés
«Pase lo que pase el día 18, la lucha continúa»
¿Cuál es la posición del SSP dentro de la campaña Yes Scotland?
Somos el brazo socialista de la campaña. Yes Scotland se formó hace dos años en la convención sobre la independencia escocesa. Representamos a la gente que quiere ver una República Escocesa independiente. SNP es un partido capitalista y que desea mantener la monarquía. Trabajamos juntos con el objetivo de la independencia, pero a partir de ahí luchamos por dos modelos distintos de país.
Menciona el tema de la Corona. ¿Una Escocia independiente podría votar si desea o no mantener a la reina?
Por supuesto. Incluso dentro del SNP hay miembros que no están a favor de mantener la Corona. Sin embargo, los líderes del partido tratan de no asustar al votante: «Mantendremos la reina, la OTAN, la libra, el Starbucks…» ¡No! Independencia es transformación, es un cambio absoluto.
Ustedes han llevado el referéndum a la calle. Es un evento político histórico, pero en Escocia los partidos políticos no son organizaciones de masas. Sin embargo, con Yes Scotland gente que antes no quería saber nada de la política se ha sumado y ha comenzado a participar de forma apasionada. El referéndum ha creado una generación partícipe de su futuro.
¿Cómo ha sido trabajar junto a ideas tan distintas?
Hemos aglutinado a gente muy diferente. No hay otra forma de crear una mayoría en una sociedad tan fragmentada políticamente como esta. Es cierto que, a diferencia del SSP, los otros partidos cuentan con militantes que todavía tienen dudas sobre la independencia o que simplemente están en contra. Eso es un problema de su campaña previa. Nosotros luchamos por lo que creemos y eso no se mide en resultados electorales.
¿Trabajan con la idea de una posible victoria del No?
También es una posibilidad. La mayoría de las encuestas, por un margen mínimo, dan ganador al No, pero eso no quiere decir nada. Tenemos años de experiencia en que los sondeos en este país no son representativos. La clase alta da su opinión en todas partes, mientras que la clase trabajadora es más desconfiada cuando un desconocido toca su puerta para preguntarle qué piensa votar. Por ello, es un voto oculto que no aparece en las encuestas.
Y es un voto que debería decantarse por el Sí…
En las áreas más pobres la gente está desencantada. Piensa que todos los políticos son iguales, corruptos, mentirosos… Pero la participación en el referéndum crecerá. En las elecciones a Holyrood [el Parlamento escocés] suele participar un 55 – 56%. Se espera que suba por encima del 70% y gran parte de estos nuevos votantes apoyarán el Sí.
De todos modos, ¿qué ocurrirá si se impone el No?
En 2016 tenemos elecciones. Si seguimos este camino, SNP, los Verdes y el SSP tendremos mayoría en Holyrood. Deberíamos hacer campaña por la independencia y apostar por otra vía hacia ella, cogiendo nuestro futuro con las dos manos. Deberemos dirigirnos a Cameron y decirle que somos independientes y que si quiere algo, se siente a negociar. Esto no es el final de nada.
¿Cuál es la posición de Escocia frente a otros procesos como el de Euskal Herria?
Yo no soy nacionalista escocés, soy socialista e internacionalista. La lucha de la clase trabajadora a través del mundo es realmente importante para mí, y su emancipación del poder capitalista un objetivo común. Pese a que de forma oficial no ha habido posicionamientos, pienso que Escocia debería apoyar los casos de Euskal Herria, Catalunya o Flandes, empezando por fomentar el derecho a decidir de estos pueblos.
Habla de la lucha de clases, ¿en qué punto se encuentra actualmente la relación entre el SSP y los sindicatos?
Trabajamos juntos, tenemos miembros en casi todos los sindicatos del país. El problema está en que están dirigidos desde Londres. Los dirigentes reciben dinero de la campaña unionista e incitan a los sindicalistas a votar No. Sin embargo, la mayoría de ellos votará por el Sí.
Escocia es un país, no es una provincia ni una región. Y el Reino Unido no es un país, es una unión política. Inglaterra es un país chauvinista, pero somos escoceses. No tenemos absolutamente nada contra la gente inglesa. Sí lo tenemos contra su clase dirigente.
¿Afecta el debate sectario a esta unión de clase?
Sobre todo el oeste de Escocia está muy dividido por la disputa sectaria entre católicos y protestantes. Es reaccionario. Por ejemplo, la confrontación entre Rangers y Celtic es tan solo violencia, peleas… Está comprobado que después de cada partido la violencia machista crece en los hogares escoceses. La independencia también debe dar una vuelta a todo esto.
Finalmente ¿qué cree que pasará el 18 de setiembre?
Debemos estar preparados para todo. El Sí puede perder, pero, si lo hace, lo hará con un gran apoyo, no menos del 45%. Este es un camino emprendido hace mucho tiempo, es largo, pero no tiene freno. Incluso si gana el Sí, aquí no se acaba nada. Pase lo que pase el 18 de setiembre, la lucha continúa para Escocia. Al igual que en Euskal Herria, tenemos una masa dirigente de clase alta, y el 19 de setiembre la clase trabajadora, sea donde sea, tiene que seguir luchando.