Los San­fer­mi­nes que las auto­ri­da­des quie­ren impo­ner- Julia Itóiz

Empie­zan las fies­tas de mi ciu­dad y nues­tra reali­dad se tras­to­ca­rá pro­fun­da­men­te. Hubo un tiem­po en que lo más pare­ci­do a la anar­quía se vivía en la Vie­ja ciu­dad feu­dal del Obis­po. Qui­zás nece­si­tá­ba­mos esa vál­vu­la de esca­pe para sopor­tar el uni­ver­so estre­cho, gris y pro­vin­ciano en el que vivi­mos. Pero con la glo­ba­li­za­ción, el pro­gre­so, la tele­vi­sión, y sobre todo, las dos déca­das de ayun­ta­mien­to de extre­ma dere­cha, nues­tras fies­tas, famo­sas en el mun­do ente­ro, cada año van per­dien­do su espí­ri­tu de juer­ga bas­ka, y se están con­vir­tien­do en un nego­cio de barra y publi­ci­dad, dejan­do por el camino la espon­ta­nei­dad, la ale­gría, el sen­ti­mien­to pro­fun­do de liber­tad, que son quie­nes real­men­te cons­tru­yen la fies­ta. De esta for­ma, le están ponien­do lími­tes al hora­rio fes­ti­vo de cada cual, a las diná­mi­cas de siem­pre y a las nue­vas, lle­van años con­vir­tien­do el encie­rro, carre­ra popu­lar, en una prue­ba atlé­ti­ca para “divi­nos” que, con el tiem­po, lle­va­rán spon­sor en sus cami­se­tas, si no han empe­za­do ya. Los pre­cios no dejan de subir, el bote­llón de exten­der­se. Y los con­cier­tos, son cada vez más mediocres.

No es de extra­ñar esta evo­lu­ción, por­que hace mucho ya que son los car­ca­ma­les del ayun­ta­mien­to los que las orga­ni­zan ellos soli­tos, no dan pie a la inno­va­ción popu­lar, y no cuen­tan más que con aque­llo que no rechi­na con su mane­ra de ver el mun­do, tan estre­cha, gris y pro­vin­cia­na como el cere­bro de un obis­po del s XVIII espa­ñol, apar­te de apro­ve­char­las para hacer Espa­ña. Y entre todas las cosas que les pro­du­ce urti­ca­ria y que­bra­de­ros de cabe­za, la más inso­por­ta­ble para la cua­dri­lla muni­ci­pal es todo aque­llo que refle­ja que Iru­ña-Pam­plo­na, a pie de calle, sigue sien­do la capi­tal de Euskalherria.

En este con­tex­to de mer­can­ti­li­za­ción de la fies­ta y de gobierno hege­mó­ni­co de dere­chas, des­de los pri­me­ros años del 2000, ha teni­do lugar un pro­ce­so de cri­mi­na­li­za­ción de la iku­rri­ña, ban­de­ra ofi­cial de la Comu­ni­dad Auto­nó­mi­ca Bas­ka, pero que para mucha gen­te nava­rra tam­bién es un sím­bo­lo de per­te­nen­cia. El 6 de julio a las 12 del medio­día millo­nes de almas se conec­tan al tele­vi­sor para ver el esta­lli­do de la fies­ta, en un fenó­meno infor­ma­ti­vo qui­zás úni­co en el mun­do. Es el momen­to de mayor tras­cen­den­cia, jun­to a los encie­rros, de la fies­ta, y para las men­tes neo­li­be­ra­les que rigen la admi­nis­tra­ción, el mayor esca­pa­ra­te del que dis­po­nen en todo el año para lucir­se y hacer negocio.

Toda­vía recuer­do, con pro­fun­da ver­güen­za aje­na, cómo la ante­rior alcal­de­sa inten­ta­ba qui­tar, año tras año, pro­ta­go­nis­mo a la per­so­na encar­ga­da de dar fue­go al cohe­te que anun­cia la fies­ta. En su infi­ni­ta vani­dad, no podía dejar que ese momen­to mediá­ti­co se le esca­pa­ra de las manos, y ade­más, así, la iban cono­cien­do en la Cor­te. Des­de el man­da­to de esa sar­gen­ta chus­que­ra ultra-nacio­nal comen­zó una caza de bru­jas para que en las pan­ta­llas de todo el mun­do no se vea la ense­ña que demues­tra lo que nie­gan, que Iru­ña-Pam­plo­na es bas­ka. De esta mane­ra, se ha implan­ta­do la pre­sen­cia poli­cial ame­na­zan­te en las entra­das de la pla­za don­de tie­ne lugar el famo­so “Chu­pi­na­zo”, y ade­más de vidrio, bus­can y requi­san las ban­de­ras. Nun­ca había habi­do poli­cía en el chu­pi­na­zo, has­ta hace unos años. Y ya es algo asu­mi­do, a pesar que el azul marino de sus uni­for­mes hace daño en el mar fes­ti­vo blan­co y rojo.

Esto ha teni­do como reac­ción que jóve­nes inde­pen­den­tis­tas inten­ten colar­la en las cáma­ras, tenien­do lugar alter­ca­dos con las fuer­zas del des­or­den públi­co. En 2010 un joven madri­le­ño sufrió un bote­lla­zo que le ha deja­do secue­las de por vida en medio de una actua­ción de los muni­ci­pa­les de San­ta­ma­ría, ver­sión sádi­ca de la que en otros tiem­pos era una poli­cía que no daba exce­si­vos pro­ble­mas a la pobla­ción. Yo siem­pre he creí­do que si la poli­cía no hubie­ra esta­do ahí, nin­gu­na bote­lla habría vola­do, y para mí la últi­ma res­pon­sa­bi­li­dad es la del ayun­ta­mien­to de la ciu­dad que deja suel­tos a maca­rras uni­for­ma­dos en una aglo­me­ra­ción huma­na, a la bús­que­da del demo­nio bas­ko y su ban­de­ra, aren­ga­dos por un mili­tar de fron­te­ra natu­ral de Meli­lla y que, siem­pre he pen­sa­do, toda­vía cree que vive en la fron­te­ra de la cris­tian­dad de la Espa­ña Impe­rial. Un fli­pao, vamos. Y por otro lado, jóve­nes inde­pen­den­tis­tas has­ta los hue­vos de tan­to sin­ver­güen­za, tan­to ladrón y tan­ta mier­da de vida sin sen­ti­do, tam­bién ellos car­gaos de adre­na­li­na y testosterona.

El año pasa­do unos figu­ras dis­fra­zaos de mozo de peña pes­ca­dor, col­ga­ron minu­tos antes de las 12, con unas cañas de pes­car, una iku­rri­ña gigan­te que ocul­tó la facha­da del ayun­ta­mien­to, el deco­ra­do del momen­ta­zo glo­bal publi­ci­ta­rio, has­ta que 20 minu­tos des­pués pudie­ron reco­ger­la, y seguir con la tra­gi­co­me­dia San­fer­mi­nes 2013. Lo peor de ese momen­to fue que el ayun­ta­mien­to, en toda su irres­pon­sa­bi­li­dad de esta­do, mier­da, dejó una mul­ti­tud 20 minu­tos más en una pla­za que da para muchos inci­den­tes. No pasó nada, por­que la mayo­ría de la gen­te, de fue­ra, ni siquie­ra se ente­ró de lo que esta­ba ocu­rrien­do. Pero admi­nis­tra­ti­va­men­te, fue una irres­pon­sa­bi­li­dad por orgu­llo patrió­ti­co. El año pasa­do el chu­pi­na­zo debía haber ama­ne­ci­do tras una tela roja, ver­de y blan­ca. Pero ellos, aún a expen­sas de poner en peli­gro a mucha gen­te, lo sacri­fi­ca­ron por el time sha­re. Paté­ti­cos polí­ti­cos nacio­na­lis­tas espa­ño­les y del Opus, orga­ni­zan­do una baca­nal, qué aburrimiento.

Este año el ayun­ta­mien­to nos ha rega­la­do una ima­gen de la reu­nión que pre­pa­ra­ba la “Pro­tec­ción Ciu­da­da­na” en las fies­tas. Había poli­cía de todos los colo­res. En pri­mer plano la guar­dia civil y la poli­cía nacio­nal, dos tíos con el uni­for­me y el corres­pon­dien­te letre­ro a su espal­da, cogi­dos por detrás. De cara y enfren­te, el incom­bus­ti­ble San­ta­ma­ría, jefe de la Poli­cía Muni­ci­pal y allá al fon­do, como de figu­ran­te, lejos, muy lejos, el poder ele­gi­do por vota­ción popu­lar, el alcal­de. Me ha pare­ci­do ver­le, que no sé muy bien, por­que era el últi­mo mono de la foto y ade­más es tan gris que creo que si lo vie­ra por la calle, ni le conoz­co. Esta ima­gen es algo nue­vo y pro­vo­ca­dor. Y va a ser que a Iru­ña-Pam­plo­na la gobier­na la poli­cía espa­ño­la, y no un alcal­de de extre­ma dere­cha, aun­que la ver­dad que para el caso, lo mis­mo nos da. La ima­gen es como una mues­tra de fuer­za, un alar­de, a los Otros, esos fan­tas­mas bas­kos que les ace­chan en el lim­bo del Terri­to­rio Coman­che de mi ciu­dad, esos luga­res don­de los poli­cías se sien­ten ame­na­za­dos. Segu­ro que ponen algún made­ro en los teja­dos, sería para reír­se si no fue­ra todo tan preo­cu­pan­te. Y que creen que harán los jóve­nes inde­pen­den­tis­tas que el año pasa­do gana­ron por golea­da? Pue­de que deci­dan hacer otra cosa, pero creo que lo inten­ta­rán. Y con razón, les lle­van pro­vo­can­do todo el año a que lo hagan, por­que las razo­nes para estos veci­nos de la ciu­dad siguen sien­do las mismas.

El tema de las ban­de­ras es com­pli­ca­do. Se con­cen­tra en un tra­po y unos colo­res una car­ga emo­ti­va de millo­nes de per­so­nas uni­das por ello y que le dan fuer­za como sím­bo­lo. Pero a veces se con­vier­ten en fron­te­ras, gue­rras, excu­sas o encu­bri­do­ras de los ver­da­de­ros pro­ble­mas a enfren­tar. Yo entien­do pro­fun­da­men­te a mis her­ma­nos que hacen esa “resis­ten­cia” de las ban­de­ras en el Chupinazo.

Cuan­do luchan por hacer visi­ble ese tra­po, luchan por todo lo suyo, y enton­ces la tela se con­vier­te en un moti­vo en sí mis­ma, y se lle­ga a sufrir, y mucho, por ella, por­que en reali­dad el sufri­mien­to es por su vida y la de su gen­te. Pero yo pien­so en mis hijos y en el pasa­do y el futu­ro y para mí la lucha en San Fer­mín no está tan­to en que la iku­rri­ña sal­ga en tele­vi­sión como en con­se­guir mejo­rar la fies­ta, hacer­la más eco­ló­gi­ca, más eus­kal­dún, más par­ti­ci­pa­ti­va, que gene­re más can­ti­dad de nego­cio, que nos haga a cuan­ta más gen­te y ani­ma­les más feli­ces. Pero eso supo­ne una apues­ta a lar­go pla­zo, con un tra­ba­jo mul­ti­tu­di­na­rio coti­diano. Y la cul­tu­ra polí­ti­ca nues­tra bus­ca el momen­ta­zo lleno de adre­na­li­na con final mediá­ti­co, qui­zás por­que somos inca­pa­ces de gene­rar ese pro­ce­so mul­ti­tu­di­na­rio coti­diano que supon­dría la unión de mucha más gen­te que la que englo­ban los par­ti­dos por sepa­ra­do, que supon­dría la unión de lo que has­ta aho­ra se cono­ce como izquier­da, sea del color que sea.

La fies­ta es un momen­to social pri­vi­le­gia­do. Son un motor cul­tu­ral y eco­nó­mi­co, crean comu­ni­dad e iden­ti­dad y nos hacen feli­ces. Pero des­de hace años las fies­tas de mi ciu­dad están muy poli­ti­za­das, des­de cual­quier ángu­lo. Y en cri­sis, por supues­to, como el res­to del Uni­ver­so. La maqui­na­ria del esta­do ha ido royen­do su natu­ra­le­za popu­lar, a favor del nego­cio y el nacio­na­lis­mo espa­ñol. Y nosotr@s, la gen­te de la calle, hemos vis­to morir muchos luga­res y momen­tos nues­tros sin poder o saber reme­diar­lo, y hemos vis­to crear un nue­vo mode­lo fes­ti­vo glo­ba­li­za­do y mer­can­ti­li­za­do. Aho­ra hay una gen­te joven aglu­ti­na­da en una aso­cia­ción que se lla­ma Gora Iruña!

Y que bus­ca la pro­tec­ción y pro­mo­ción de la fies­ta popu­lar eus­kal­dún den­tro de los San­fer­mi­nes. Han con­se­gui­do, con un car­te­la­zo de con­cier­tos para este año, un espa­cio para la gen­te joven y eus­kal­dún de mi ciu­dad y visi­tan­tes, un refe­ren­te, un encla­ve don­de que­dar, beber, ligar y dis­fru­tar de espec­tácu­los, fue­ra de los cir­cui­tos musi­ca­les comer­cia­les. Y por supues­to, abier­to a toda per­so­na que deci­da pasar­se. Este lugar en medio de un par­que, al lado de un río, deba­jo de unas mura­llas, es, entre bas­ti­do­res, una orga­ni­za­ción de tra­ba­jo orga­ni­za­do de muchos jóve­nes de la ciu­dad que se lle­va a cabo duran­te todo el año y que aglu­ti­na a su vez a colec­ti­vos de todo pela­je en su interior.

Yo deseo para mi ciu­dad que lo de las ban­de­ras remi­ta por­que nos res­pe­ten como colec­ti­vo, que lo de la poli­cía remi­ta con un cam­bio de gobierno muni­ci­pal que, aun­que solo sea por higie­ne demo­crá­ti­ca, ya hace fal­ta. Y que el espa­cio Gora Iru­ña! viva y se haga más fuer­te y atrac­ti­vo, y lle­gue a supe­rar a ante­rio­res mode­los de espa­cio popu­lar eus­kal­dún san­fer­mi­ne­ro. Que siga­mos insis­tien­do en hablar eus­ke­ra por las calles, y que empe­ce­mos a beber más vino y sidra bas­kos y menos cuba­ta impe­ria­lis­ta, y que nues­tros vasos sean reuti­li­za­bles. Y que nadie lo pase mal en fies­tas por nin­gún moti­vo, por­que todos mere­ce­mos dis­fru­tar de esos momen­tos úni­cos tan efí­me­ros. Y que se pue­da acam­par por los par­ques, pero con res­pon­sa­bi­li­dad y medios. Y que dejen de matar toros, aun­que este, es otro tema…

Menos poli­cía, Más diversión!

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