“Pode­mos” has­ta en la sopa- Juan Manuel Olarieta

Lo malo de desa­yu­nar con las noti­cias es que aho­ra en los medios no hay otra noti­cia que «Pode­mos», y la tos­ta­da se me ha indi­ges­ta­do en el pala­dar. Des­de antes de las elec­cio­nes euro­peas ya venía yo un poco satu­ra­do de tan­to tostón…

La ley núme­ro uno de la «infor­ma­ción», es decir, de la into­xi­ca­ción pro­pa­gan­dís­ti­ca bur­gue­sa, es el prin­ci­pio dia­léc­ti­co de satu­ra­ción: cuan­do hay un exce­so de noti­cias sobre un asun­to es por­que no hay tal asun­to, o sea, por­que hay un vacío. Es lo mis­mo que correr en una bici­cle­ta está­ti­ca: sudas mucho para no ir a nin­gu­na parte.

El prin­ci­pio núme­ro dos de la into­xi­ca­ción dice así: si estás sudan­do a cho­rros y no avan­zas nada es por­que la bici­cle­ta está­ti­ca no es para des­pla­zar­se sino para ejer­ci­tar las pier­nas. La into­xi­ca­ción sobre un asun­to que no exis­te tapa el asun­to que sí exis­te de ver­dad. Por lo tan­to, «Pode­mos» es un señue­lo; se están dejan­do uti­li­zar. Son la sal­sa rosa de los tele­dia­rios, los Paqui­rrín de la poli­ti­que­ría. Les entu­sias­ma haber­se con­ver­ti­do en «vedet­tes» de algo que se había hun­di­do estre­pi­to­sa­men­te, por­que antes no se habla­ba de otra cosa que del des­pres­ti­gio ins­ti­tu­cio­nal, por­que antes todo eran escra­ches, aco­so e insul­tos gene­ra­li­za­dos, has­ta el pun­to de que muchos actos elec­to­ra­les se habían teni­do que suspender.

«Pode­mos» ha dig­ni­fi­ca­do otra vez la poli­ti­que­ría. La demo­cra­cia ha vuel­to a este país por­que se demues­tra que nos­tros «pode­mos», es decir, que el sue­ño (el señue­lo) es posi­ble: las cosas se pue­den cam­biar des­de den­tro y ade­más no es tan difí­cil ni dolo­ro­so, que tene­mos «alter­nan­cia», o sea, alter­na­ti­vas. Cuan­do la gen­te pre­gun­ta si es posi­ble una «segun­da tran­si­ción» aquí tie­ne la res­pues­ta, que ya está en mar­cha. Por con­si­guien­te, más bien lo que debe­ría pre­gun­tar es si la segun­da va a ser igual que la pri­me­ra, es decir, si va a ser otra «trai­ción».

La res­pues­ta es que para que haya trai­ción tie­ne que haber con­fian­za: si alguien cree que «Pode­mos» va a hacer algo, quie­re hacer o pue­de hacer algo, se sen­ti­rá trai­cio­na­do lo mis­mo que hace 35 años. Si quie­re aho­rrar­se una decep­ción ten­drá que empe­zar des­de aho­ra mis­mo a pen­sar en otra cosa. Ten­drá que empe­zar a pen­sar en pode­mos en lugar de pen­sar en «Pode­mos».

Ponien­do a «Pode­mos» en la pri­me­ra pla­na los medios de into­xi­ca­ción están laván­do­le la cara a estas podri­das ins­ti­tu­cio­nes públi­cas. Se tra­ta del enési­mo mon­ta­je pro­pa­gan­dís­ti­co para sacar a este Esta­do del des­cré­di­to, para ocul­tar que el ver­da­de­ro y úni­co pro­ta­go­nis­ta de las elec­cio­nes euro­peas ha vuel­to a ser el boi­cot masi­vo y acti­vo, es decir, que la mayo­ría no sólo no acep­ta a unos o a otros sino que no acep­ta a nadie, que lo que no acep­ta es esta situa­ción de explo­ta­ción, mise­ria y saqueo.

En lo que me con­cier­ne, para huir de las noti­cias de estos días venía dedi­cán­do­me a leer pren­sa cien­tí­fi­ca, pero no he podi­do: tam­bién ahí me he topa­do con «Pode­mos» en for­ma de una entre­vis­ta al euro­dipu­tado Pablo Eche­ni­que-Rob­ba (*), que es doc­tor en físi­ca y miem­bro del Con­se­jo Supe­rior de Inves­ti­ga­cio­nes Cen­tí­fi­cas. Me ha recor­da­do al fran­quis­mo, cuan­do los rec­to­res de las uni­ver­si­da­des, deca­nos y aca­dé­mi­cos eran «pro­cu­ra­do­res» de las Cor­tes. Así lla­ma­ban enton­ces a los dipu­tados. Lo mis­mo pasa con los de «Pode­mos», que están tan lau­rea­dos, por lo menos, como los polí­ti­cos franquistas.

Como la mayor par­te de los uni­ver­si­ta­rios y polí­ti­cos, las decla­ra­cio­nes de Eche­ni­que-Rob­ba no van más allá de cua­tro vul­ga­ri­da­des espan­to­sas, tales como «las cosas no son bue­nas ni malas, depen­de de cómo las uti­li­ces». Por ejem­plo, «como cien­tí­fi­co» él no está en con­tra de los trans­gé­ni­cos. Pero hay «gen­te des­in­for­ma­da» que no tene­mos ni idea del asun­to por­que no somos cien­tí­fi­cos como él. «Ya me encar­ga­ré yo», dice, pri­me­ro de infor­mar­nos y lue­go de convencernos.

Vea­mos: aun­que Eche­ni­que-Rob­ba no ha pre­gun­ta­do la opi­nión de sus cama­ra­das, ni la mía, supo­ne que esta­mos equi­vo­ca­dos, y lo que es peor, que no esta­mos ni siquie­ra infor­ma­dos al res­pec­to. No nos hemos preo­cu­pa­do de infor­mar­nos, lue­go nece­sa­ria­men­te esta­mos equi­vo­ca­dos. De ahí vie­ne el títu­lo de la entre­vis­ta: “En la izquier­da a veces la gen­te se vuel­ve anti­cien­tí­fi­ca”. Uno no pue­de ser anti­cien­tí­fi­co y la cien­cia es lo que los cien­tí­fi­cos dicen que es, lo mis­mo que la eco­no­mía es lo que los eco­no­mis­tas dicen que es. Los lec­to­res que no ten­gan títu­lo lo que deben hacer es lo que digan los que sí lo tie­nen. No pue­den opi­nar de otra mane­ra diferente.

Pues bien: según Eche­ni­que-Rob­ba «todos» los cien­tí­fi­cos están a favor de los trans­gén­cos por­que son gen­te «más ins­trui­da». Da gus­to y tran­qui­li­za dejar nues­tros asun­tos en manos de gen­te tan ilus­tra­da como el euro­dipu­tado Echenique-Robba.

¿Cuál es el ver­da­de­ro pro­ble­ma de los trans­gé­ni­cos? Que están en manos de mul­ti­na­cio­na­les, las cua­les «impo­nen sus con­di­cio­nes» a los peque­ños cam­pe­si­nos. Mi con­clu­sión es la siguien­te: si el pro­ble­ma no son los trans­gé­ni­cos sino las mul­ti­na­cio­na­les (o sea, los mono­po­lios) el asun­to pasa de la bio­tec­no­lo­gía a la eco­no­mía y enton­ces el ilus­tra­do Eche­ni­que-Rob­ba deja de ser tan ilus­tre y el expe­dien­te lo debe­mos dejar en manos de los eco­no­mis­tas. ¿Qué opi­nan ellos de los trans­gé­ni­cos? ¿Son ren­ta­bles? ¿Crean pues­tos de tra­ba­jo? ¿Aumen­tan las exportaciones?

De la eco­no­mía pasa­mos a la polí­ti­ca por­que la ren­ta­bi­li­dad deri­va de que los gran­des «impo­nen sus con­di­cio­nes» a los peque­ños y enton­ces cam­bia­mos de facul­tad y tene­mos que irnos a Somo­sa­guas, a pre­gun­tar a poli­tó­lo­gos como Pablo Igle­sias. Pero aten­ción: no a los polí­ti­cos, ya que «cual­quie­ra» es polí­ti­co. Me refie­ro a los polí­tó­lo­gos, que son aque­llos que tie­nen el cer­ti­fi­ca­do corres­pon­dien­te expe­di­do por el Minis­te­rio de Educación.

Antes de poner­nos a pen­sar por nues­tra cuen­ta, los que no tene­mos lus­tre debe­mos ser ilus­tra­dos por pro­fe­so­res y pro­fe­sio­na­les como Pablo Igle­sias. Doc­to­res tie­ne la San­ta Madre Igle­sia… y todos ellos están en «Pode­mos».

(*) “En la izquier­da a veces la gen­te se vuel­ve anti­cien­tí­fi­ca”, http://​esma​te​ria​.com/​2​0​1​4​/​0​5​/​3​0​/​y​o​-​i​n​c​l​i​n​o​-​p​o​r​-​u​s​a​r​-​r​a​t​o​n​c​i​t​o​s​-​e​n​-​i​n​v​e​s​t​i​g​a​c​i​o​n​-​p​a​r​a​-​a​c​e​r​c​a​r​-​u​n​a​-​m​e​d​i​c​i​n​a​-​h​u​m​a​n​os/

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