16 tesis sobre evo­lu­ción y cri­sis de la Union Euro­pea- Iña­ki Gil de San Vicente

Nota: tesis a expo­ner en el deba­te del 27 de mar­zo orga­ni­za­do por IPES en Ziri­ka de Bilbo.

Las tesis son un resu­men de tres tex­tos ante­rio­res: Evo­lu­ción y cri­sis de la Unión Euro­pea, ¿Pode­mos aca­bar con la OTAN median­te elec­cio­nes euro­peas?, y Euro­pa y Zeus, a libre dis­po­si­ción en internet.

1. Hoy exis­ten cua­tro gran­des inter­pre­ta­cio­nes de lo que es la Unión Euro­pea, de cómo y por qué se ha for­ma­do y de hacia dón­de pue­de diri­gir­se. Vamos a sin­te­ti­zar­las a gran­des rasgos:

1.1. La pri­me­ra es la que sos­tie­ne que la Unión Euro­pea es el resul­ta­do del desa­rro­llo de «la idea euro­pea» que ten­dría su pri­me­ra plas­ma­ción his­tó­ri­ca en el Impe­rio Romano y en espe­cial a par­tir de la ley de ciu­da­da­nía roma­na del empe­ra­dor Cara­ca­lla en el año 212 con­ce­di­da a todas las per­so­nas del impe­rio excep­to a quie­nes habían resis­ti­do tenaz­men­te en sus fron­te­ras para no ser inte­gra­dos en el impe­rio. Esta tesis sos­tie­ne que, tras la caí­da del Impe­rio Romano de Occi­den­te, fue Car­lo­magno el que recu­pe­ró la «idea de Euro­pa», sien­do lue­go Car­los V, Napo­león, etc., sus suce­so­res, has­ta lle­gar al pre­sen­te. Esta corrien­te es esen­cial­men­te idea­lis­ta y reaccionaria.

1.2.
La segun­da es la que sos­tie­ne que la Unión Euro­pea es el resul­ta­do del ideal huma­nis­ta y anti­be­li­cis­ta que emer­gió tras la masa­cre de la Segun­da Gue­rra Mun­dial ante la posi­bi­li­dad que se repi­tie­se pero a una esca­la cua­li­ta­ti­va­men­te supe­rior por la exis­ten­cia de las armas nuclea­res. Para cons­truir esa Euro­pa neu­tral, equi­li­bra­da y pací­fi­ca era nece­sa­ria una «ciu­da­da­nía euro­pea» asen­ta­da en una pros­pe­ri­dad socio­eco­nó­mi­ca que debía empe­zar por una polí­ti­ca común del car­bón y del ace­ro, y por una incen­ti­va­ción agra­ria que faci­li­ta­se la ali­men­ta­ción abun­dan­te y bara­ta. Esta corrien­te es idea­lis­ta en lo ideo­ló­gi­co, con­ser­va­do­ra en lo polí­ti­co y capi­ta­lis­ta en lo económico.

1.3.
La ter­ce­ra es la ver­sión social­de­mó­cra­ta de la ante­rior, que se dife­ren­cia en el acen­to demo­cra­ti­cis­ta y key­ne­sia­nis­ta ‑en la pro­pa­gan­da- de la Unión Euro­pea, insis­tien­do sobre todo en los pode­res del Par­la­men­to Euro­peo como núcleo de la demo­cra­cia euro­pea. En la prác­ti­ca, esta corrien­te apli­ca el social-libe­ra­lis­mo a lo sumo con un débil «aro­ma» neo­key­ne­siano siem­pre den­tro de una polí­ti­ca euro­im­pe­ria­lis­ta que actua­li­za las tesis colo­nia­lis­tas de un sec­tor cre­cien­te de la II Inter­na­cio­nal antes de 1914. Esta corrien­te sos­tie­ne que hay que movi­li­zar a la «ciu­da­da­nía demo­crá­ti­ca» para impe­dir que el con­ser­va­du­ris­mo y la reac­ción diri­jan la Unión Euro­pea hacia el expan­sio­nis­mo auto­ri­ta­rio. Hay tan­tas ver­sio­nes de estos refor­mis­mos como colec­ti­vos y par­ti­dos, y exis­ten ade­más ver­sio­nes euro­co­mu­nis­tas y refor­mis­tas tan duras como se quiera.

1.4.
La cuar­ta y últi­ma, la mino­ri­ta­ria, es la que sos­tie­ne que la his­to­ria de la Unión Euro­pea es el pro­duc­to de las con­tra­dic­cio­nes capi­ta­lis­tas a tres nive­les: sus con­tra­dic­cio­nes eco­nó­mi­cas endó­ge­nas, sus con­tra­dic­cio­nes polí­ti­co-esta­ta­les exóge­nas pero den­tro de Euro­pa, y sus con­tra­dic­cio­nes a esca­la mun­dial. La lucha de cla­ses y de los pue­blos opri­mi­dos sin­te­ti­za estas tres. En el pri­mer nivel cho­can la ley de la con­cen­tra­ción y cen­tra­li­za­ción, la ley de la pere­cua­ción, etc. En el segun­do cho­can la ley de la com­pe­ten­cia inter­bur­gue­sa e inter­es­ta­tal, etc. En el ter­ce­ro cho­can los dos ante­rio­res pero a esca­la mun­dial. Por últi­mo, como sín­te­sis, esta com­ple­ji­dad se plas­ma con­cre­ta­men­te en las luchas de cla­ses y de pue­blos opre­so­res y opri­mi­dos, de mane­ra que la Unión Euro­pea actual es el resul­ta­do de esas fero­ces con­tra­dic­cio­nes, y su futu­ro esta­rá deter­mi­na­do por los resul­ta­dos de las luchas pre­sen­tes y futuras.

2. Esta cuar­ta pos­tu­ra sos­tie­ne que en toda socie­dad basa­da en la pro­pie­dad pri­va­da y en la explo­ta­ción de la fuer­za de tra­ba­jo social por una mino­ría, por la cla­se pro­pie­ta­ria, es la con­tra­dic­ción entre las fuer­zas pro­duc­ti­vas y las rela­cio­nes socia­les de pro­duc­ción la que, a la lar­ga, deter­mi­na los már­ge­nes obje­ti­vos insal­va­bles den­tro de los cua­les esa socie­dad pue­de evo­lu­cio­nar has­ta que, si quie­re sal­tar a otros már­ge­nes mejo­res, debe revo­lu­cio­nar más o menos vio­len­ta­men­te el anti­guo mar­co de rela­cio­nes socia­les para poner­se a la altu­ra de las nece­si­da­des expan­si­vas de las fuer­zas pro­duc­ti­vas. Pero este sal­to no siem­pre tie­ne por qué pro­du­cir­se, ya que la socie­dad pue­de estan­car­se, caer en un letar­go que la fago­ci­te a sí mis­ma. Peor aún, si ese sal­to ter­mi­na en derro­ta para las cla­ses revo­lu­cio­na­rias que quie­ren des­atas­car la his­to­ria y libe­rar las tre­men­das poten­cia­li­da­des eman­ci­pa­do­ras que tie­nen las fuer­zas pro­duc­ti­vas, enton­ces esa derro­ta pue­de abrir un lar­go perío­do con­tra­rre­vo­lu­cio­na­rio que ter­mi­ne empeo­ran­do sobre­ma­ne­ra el pre­sen­te y el futu­ro, o inclu­so que lle­ve al exter­mi­nio mutuo de las cla­ses en conflicto.

3. Las fuer­zas pro­duc­ti­vas son las deter­mi­nan­tes en últi­ma ins­tan­cia, a lar­go pla­zo, pero siem­pre median­te una dia­léc­ti­ca de inter­ac­cio­nes per­ma­nen­te con las rela­cio­nes socia­les de pro­duc­ción. En esta dia­léc­ti­ca des­ta­ca la acción del Esta­do con sus múl­ti­ples recur­sos polí­ti­co-mili­ta­res, cul­tu­ra­les, etc., y tam­bién eco­nó­mi­cos. Con­for­me los modos de pro­duc­ción evo­lu­cio­nan hacia el capi­ta­lis­mo, el Esta­do va adqui­rien­do más y más impor­tan­cia, has­ta lle­gar en este últi­mo modo, el actual, a jugar un papel cla­ve por mucho que el neo­li­be­ra­lis­mo lo nie­gue en su pro­pa­gan­da, pero lo refuer­ce en la prác­ti­ca. La his­to­ria de la Unión Euro­pea es incom­pren­si­ble sin esta cre­cien­te par­ti­ci­pa­ción de los Esta­dos en las luchas de todo tipo, inclu­so ade­lan­tán­do­se a ellas, pro­vo­cán­do­las con suti­le­zas maquia­vé­li­cas o con bur­da ferocidad.

4.
Pero de entre todas las for­mas de par­ti­ci­pa­ción, de los Esta­dos, y de otros pode­res para­es­ta­ta­les y extra­es­ta­ta­les, las más deci­si­vas son aque­llas que se desa­rro­llan en los perío­dos de cri­sis lar­gas, cri­sis glo­ba­les que sin­te­ti­zan y uni­fi­can a todas las cri­sis par­cia­les que se han ido ges­tan­do con el tiem­po, con­flu­yen­do al final en una gran cri­sis defi­ni­ti­va. No pode­mos exten­der­nos aho­ra en más deta­lles, pero pode­mos decir que son las con­tra­dic­cio­nes eco­nó­mi­cas las que minan a las socie­da­des, las que fuer­zan que se agu­di­cen otras cri­sis dis­tin­tas ‑medioam­bien­ta­les, ali­men­ta­rias, ener­gé­ti­cas, cul­tu­ra­les, reli­gio­sas, nacio­na­les, etcétera‑, de modo que todas ellas van acer­cán­do­se pro­gre­si­va­men­te has­ta fusio­nar­se en una sola gran cri­sis. Con­for­me se acer­ca este momen­to, la polí­ti­ca va adqui­rien­do cada vez más impor­tan­cia y con ella tam­bién el papel de la vio­len­cia orga­ni­za­da mili­tar­men­te. Es decir, se incre­men­ta el papel del Esta­do. Si bien las cri­sis apa­re­cen por razo­nes eco­nó­mi­cas en el fon­do, su sali­da, su reso­lu­ción en uno o en otro sen­ti­do sólo es posi­ble des­de la polí­ti­ca; y si la cri­sis es glo­bal, estruc­tu­ral, su solu­ción sólo pue­de ser político-militar.

5. Hay que decir que, en la socie­dad bur­gue­sa, el Esta­do es la for­ma polí­ti­ca del capi­tal, y que el ejér­ci­to bur­gués, com­po­nen­te deci­si­vo del Esta­do, es su for­ma polí­ti­co-mili­tar. Inde­pen­dien­te­men­te de los cam­bios y adap­ta­cio­nes que sufra el Esta­do en las fases capi­ta­lis­tas, su for­ma polí­ti­co-mili­tar tien­de a refor­zar­se en la medi­da en que se incre­men­tan las difi­cul­ta­des de rea­li­za­ción del bene­fi­cio, en la medi­da en que es nece­sa­rio inter­ve­nir más y más para ace­le­rar el cir­cui­to com­ple­to de la obten­ción de la ganan­cia, y en la medi­da en que el mer­ca­do ya mun­dia­li­za­do exi­ge más y más aten­ción por par­te de las buro­cra­cias esta­ta­les para ayu­dar a sus res­pec­ti­vas bur­gue­sías. La his­to­ria de la Unión Euro­pea así lo demues­tra. Pues bien, las reor­de­na­cio­nes son los momen­tos cor­tos e inten­sos en los que la polí­ti­ca san­cio­na los resul­ta­dos mili­ta­res ‑derro­ta o vic­to­ria- de la gue­rra sos­te­ni­da por los ban­dos esta­ta­les y cla­sis­tas enfren­ta­dos en el perío­do anterior.

6. La polí­ti­ca se sien­ta sobre cen­te­na­res de miles de cadá­ve­res y legi­ti­ma ofi­cial­men­te al ven­ce­dor. Este impo­ne ofi­cial­men­te y en bre­ve tiem­po nue­vas con­di­cio­nes o abre un perío­do en el que sus exi­gen­cias y nece­si­da­des expan­si­vas van des­pla­zan­do a las del ban­do ven­ci­do, o ambas cosas. La evo­lu­ción del capi­ta­lis­mo euro­peo ha sido faci­li­ta­da sobre­ma­ne­ra por el Tra­ta­do de Wets­fa­lia, por el Con­gre­so de Vie­na y por los tra­ta­dos de Tehe­rán, Yal­ta y Pots­dam. Las poten­cias vic­to­rio­sas en las gue­rras pre­ce­den­tes han impues­to sus con­di­cio­nes en estos tra­ta­dos, lo que les ha per­mi­ti­do san­cio­nar la supe­rio­ri­dad de su eco­no­mía, de sus mone­das y sis­te­mas de cam­bio, de su pro­tec­cio­nis­mo interno y de las aper­tu­ras de otras eco­no­mías ven­ci­das, de su poder en el mer­ca­do mun­dial, etcétera.

7. Por poner una fecha, des­de 1992 con el Tra­ta­do de Maa­tricht las poten­cias coali­ga­das alre­de­dor de la bur­gue­sía ale­ma­na están des­ple­gan­do una serie de exi­gen­cias para aumen­tar su poder y dis­mi­nuir el de otras bur­gue­sías, pero sobre todo rom­per defi­ni­ti­va­men­te las con­quis­tas obre­ras y popu­la­res euro­peas. Con alti­ba­jos en los rit­mos y has­ta con des­via­cio­nes pun­tua­les en los obje­ti­vos y las tác­ti­cas, pese a todo, el blo­que bur­gués lide­ra­do por la Gran Ale­ma­nia reuni­fi­ca­da está logran­do sus obje­ti­vos. Las suce­si­vas fases de expan­sión y de cri­sis eco­nó­mi­cas, has­ta lle­gar a la situa­ción de cri­sis gene­ral abier­ta en 2007 y endu­re­ci­da des­de 2009, tales alte­ra­cio­nes han debi­li­ta­do más a las cla­ses y pue­blos explo­ta­dos, a las bur­gue­sías débi­les y a sus Esta­dos endeu­da­dos, que al blo­que diri­gen­te euro­ale­mán, tam­bién afec­ta­do por la cri­sis pero que se bene­fi­cia de su poder dirigente.

8. Sin embar­go, a dife­ren­cia del pasa­do, aho­ra este blo­que euro­ale­mán no dis­po­ne de un recur­so con­tun­den­te para impo­ner su volun­tad de una mane­ra rápi­da e incues­tio­na­ble, como fue­ron los ejér­ci­tos en otras reor­de­na­cio­nes. Aho­ra, este blo­que debe pre­sio­nar eco­nó­mi­ca y polí­ti­ca­men­te en vez de ame­na­zar con la fuer­za arma­da por­que, a dife­ren­cia del pasa­do, aho­ra hay tres obs­tácu­los nue­vos que lo deter­mi­nan todo: uno, la supre­ma­cía mili­tar yan­qui expre­sa­da median­te la OTAN; dos, la mun­dia­li­za­ción de la ley del valor-tra­ba­jo y del mer­ca­do, y tres, la emer­gen­cia de nue­vas áreas expan­si­vas del capi­ta­lis­mo mun­dial, espe­cial­men­te la asiá­ti­ca. Las tres nove­da­des, ade­más, están pre­sio­na­das inter­na­men­te por la agu­di­za­ción de la doble con­tra­dic­ción esen­cial del capi­ta­lis­mo: por un lado, su ten­sión «inter­na» entre el aumen­to de la capa­ci­dad pro­duc­ti­va y la inca­pa­ci­dad de con­su­mir todo lo que se pro­du­ce, o sea, la con­tra­dic­ción irre­con­ci­lia­ble entre la pro­duc­ción social y la apro­pia­ción pri­va­da; y por otro lado, su ten­sión «exter­na» entre las nece­si­da­des cie­gas e irra­cio­na­les del sis­te­ma y el dete­rio­ro ace­le­ra­do socio­eco­ló­gi­co, ener­gé­ti­co y alimentario.

9. Habla­mos de «doble con­tra­dic­ción esen­cial» para decir­lo rápi­da­men­te sin mayo­res expli­ca­cio­nes por­que en reali­dad es una úni­ca con­tra­dic­ción total que enfren­ta a este modo de pro­duc­ción con la huma­ni­dad y la natu­ra­le­za en su con­jun­to. Y esta aquí, en esta úni­ca con­tra­dic­ción esen­cial que mar­ca el con­te­ni­do del sis­te­ma y que a su vez se expre­sa en dife­ren­tes for­mas reales, en don­de debe­mos inves­ti­gar has­ta des­cu­brir el papel deci­si­vo del mili­ta­ris­mo, y de la OTAN, en la fase impe­ria­lis­ta del capi­ta­lis­mo. La teo­ría de la mili­ta­ri­za­ción sur­ge de antes del impe­ria­lis­mo, pero se con­fir­ma y se pre­ci­sa con el desa­rro­llo impe­ria­lis­ta. En Euro­pa, como en todo el mun­do, el mili­ta­ris­mo impe­ria­lis­ta es la for­ma real más ple­na del poder polí­ti­co como con­cen­tra­do económico.

10. El Tra­ta­do de Maas­tricht y los suce­si­vos tra­ta­dos de la Unión Euro­pea, has­ta lle­gar al impor­tan­te de Lis­boa de 2010, se sos­tie­nen en lo polí­ti­co-mili­tar median­te las tres suce­si­vas ade­cua­cio­nes de la OTAN des­de su fun­da­ción de 1949. La pri­me­ra fue su pro­pia fun­da­ción y el papel que juga­ba en la estra­te­gia glo­bal yan­qui jun­to al Plan Marshall de 1947 para evi­tar esta­lli­dos socia­les en la Euro­pa capi­ta­lis­ta, recom­po­ner a la bur­gue­sía euro­pea y al refor­mis­mo, y comen­zar a agre­dir a la URSS y al socia­lis­mo en gene­ral, y jun­to a las nue­vas ins­ti­tu­cio­nes impe­ria­lis­tas crea­das alre­de­dor de Bret­ton Wood. Pero esta pri­me­ra fase nece­si­tó de ade­cua­cio­nes tras la olea­da de luchas de todas cla­ses de fina­les de los años 60 has­ta media­dos de los 80: son los años en los que se crea el Gru­po de Tre­vi, el acuer­do de Schen­gen y la Euro­pol, por citar algu­nos pasos en la mili­ta­ri­za­ción poli­cial y en la poli­cia­li­za­ción mili­tar, medi­das repre­so­ras pre­ven­ti­vas y acti­vas impues­tas, simul­tá­neas a las polí­ti­cas mone­ta­ris­tas y neo­li­be­ra­les que tam­bién enton­ces se apli­can con­tra las cla­ses y pue­blos explo­ta­dos. La OTAN, con sus orga­ni­za­cio­nes polí­ti­co-mili­ta­res, cul­tu­ra­les y mediá­ti­cas secre­tas, de las cua­les la Red Gla­dio es sólo una mues­tra, es inse­pa­ra­ble de este retro­ce­so gene­ral de las liber­ta­des y derechos.

11.
La segun­da fase de la OTAN se ini­cia en secre­to a fina­les de los años 80 cuan­do los ana­lis­tas del impe­ria­lis­mo apre­cian las cla­ras seña­les de debi­li­ta­mien­to interno de la URSS. A par­tir de 1989 – 1991 la OTAN empie­za a ade­cuar­se a las nue­vas reali­da­des impe­ria­lis­tas pero nun­ca pien­sa en auto­di­sol­ver­se una vez des­apa­re­ci­do el Pac­to de Var­so­via, crea­do en 1955. Todo lo con­tra­rio: se plan­tea como nue­vo obje­ti­vo ser la fuer­za cen­tral de la defen­sa de los «intere­ses de Occi­den­te» en un mun­do cada vez más com­ple­jo y enfren­ta­do. Recor­de­mos que des­de media­dos de los años 80 Esta­dos Uni­dos y Gran Bre­ta­ña, en repre­sen­ta­ción del capi­tal finan­cie­ro mun­dia­li­za­do, abrie­ron la espi­ta de la des­re­gu­la­ción, de la libe­ra­li­za­ción de capi­ta­les, en fin, de la estra­te­gia impe­ria­lis­ta, sis­te­ma­ti­za­da poco des­pués en el terri­ble Con­sen­so de Washing­ton. Pero las resis­ten­cias de los pue­blos, tras el ini­cial triun­fa­lis­mo bur­gués del supues­to «final de la his­to­ria», resur­gen des­de 1992 y sobre todo des­de media­dos de esa déca­da, años duran­te los cua­les Esta­dos Uni­dos ela­bo­ra pla­nes polí­ti­co-mili­ta­res y eco­nó­mi­cos que serán inme­dia­ta­men­te acti­va­dos tras el 11‑S de 2001. Muy pocos meses des­pués, la OTAN asu­me ofi­cial­men­te que uno de sus fun­da­men­ta­les obje­ti­vos será des­de ese momen­to: la «defen­sa de Occi­den­te» con­tra el «terro­ris­mo mundial».

12. La ter­ce­ra y actual fase se ini­cia con­for­me avan­za la cri­sis de 2007, que exi­ge al impe­ria­lis­mo pre­pa­rar­se para la más que pro­ba­ble agu­di­za­ción de las resis­ten­cias mun­dia­les y de los con­flic­tos múl­ti­ples. Es alre­de­dor de 2010 cuan­do la OTAN asu­me ofi­cial­men­te un con­te­ni­do más pre­ci­so que el de la sim­ple «lucha con­tra el terro­ris­mo» pues a par­tir de esa fecha tam­bién se inclu­ye en sus obje­ti­vos bási­cos la «lucha con­tra la insur­gen­cia». En reali­dad, la lucha con­tra la insur­gen­cia se venía prac­ti­can­do des­de 1943 – 1944, antes de la crea­ción ofi­cial de la OTAN. Lo que hace el impe­ria­lis­mo en 1949 es uni­fi­car den­tro de la OTAN las dis­tin­tas orga­ni­za­cio­nes secre­tas, tal como lo había hecho antes Esta­dos Uni­dos al crear la CIA y la NSA. Pero en 2010 la OTAN reco­no­ce ofi­cial­men­te que la lucha con­tra la insur­gen­cia es un obje­ti­vo cen­tral. A par­tir de aquí no hay pro­ble­ma alguno para com­pren­der quién esta­ba detrás de los rumo­res de gol­pe mili­tar en Gre­cia en noviem­bre de 2011; quién pre­sio­nó en 2012 para que Ale­ma­nia acep­ta­se que su ejér­ci­to podía inter­ve­nir en la polí­ti­ca inter­na del país y cómo ha pro­ce­di­do a repri­mir la revuel­ta social de Ham­bur­go de invierno de 201314; quién está orga­ni­zan­do las manio­bras pró­xi­mas en Polo­nia en este año, y las de 2015 en Euro­pa, etc.

13.
De la mis­ma for­ma en que los apa­ra­tos polí­ti­co-mili­ta­res fue­ron deci­si­vos para des­atas­car las cri­sis median­te gue­rras y reor­de­na­cio­nes lega­li­za­das en tra­ta­dos y con­gre­sos, aho­ra la OTAN y otras fuer­zas mili­ta­res impe­ria­lis­tas lo son para inten­tar salir de la situa­ción actual refor­zan­do el poder del impe­ria­lis­mo occi­den­tal, debi­li­tan­do lo más posi­ble a las lla­ma­das «poten­cias emer­gen­tes», y sobre todo derro­tan­do de mane­ra aplas­tan­te a la huma­ni­dad tra­ba­ja­do­ra. Hay que par­tir de esta pers­pec­ti­va his­tó­ri­ca para com­pren­der el mun­do en el que nos move­mos y las gran­des diná­mi­cas ten­den­cia­les de su evo­lu­ción. Por ejem­plo, lo suce­di­do en Ucra­nia sólo es com­pren­si­ble des­de este méto­do de estu­dio de la evo­lu­ción del capi­ta­lis­mo euro­peo y de sus nece­si­da­des irra­cio­na­les. Por ejem­plo, las pro­me­sas refor­mis­tas sobre que van a cam­biar la Unión Euro­pea des­de el Par­la­men­to de Bru­se­las si obtie­nen los sufi­cien­tes votos se des­cu­bren como sim­ple brin­dis al vien­to cono­cien­do las entra­ñas de la Unión Europea.

14.
Para las nacio­nes opri­mi­das, para Eus­kal Herria en con­cre­to, es impres­cin­di­ble pen­sar des­de este méto­do todo lo rela­cio­na­do con los pro­ce­sos esco­ce­ses, cata­la­nes y de otros pue­blos hacia la con­quis­ta de su sobe­ra­nía, para poder cali­brar con cier­ta obje­ti­vi­dad los lími­tes y las posi­bi­li­da­des reales que la Unión Euro­pea per­mi­te; es decir, los lími­tes infran­quea­bles que el capi­tal finan­cie­ro-indus­trial de alta tec­no­lo­gía y la OTAN esta­ble­cen en el con­tex­to mun­dial de lar­ga dura­ción en el que mal­vi­vi­mos. Cual­quier pro­yec­to de acción polí­ti­co-ins­ti­tu­cio­nal en el Par­la­men­to de Bru­se­las y en la Unión Euro­pea que no se base siem­pre en el méto­do aquí expues­to ‑habla­mos del méto­do, no de todas sus conclusiones‑, sino que de una for­ma u otra esté las­tra­do por algu­na o varias de las varian­tes de la ver­sión del pun­to 1.3. arri­ba des­cri­ta, esta­rá expues­to de raíz a las incon­gruen­cias y debi­li­da­des que siem­pre ter­mi­nan sur­gien­do cuan­do se des­co­no­ce lo esen­cial del enemi­go al que uno se enfren­ta en el cam­po de bata­lla impues­to por ese enemi­go, y no en el pro­pio y con las pro­pias armas.

15. La expe­rien­cia sobre el poder de coop­ta­ción, asi­mi­la­ción y deglu­ción del par­la­men­ta­ris­mo en gene­ral, es abru­ma­do­ra. En el caso euro­peo hemos vis­to como eran inte­gra­das en la lógi­ca del euro­im­pe­ria­lis­mo fuer­zas que lo pro­me­tían todo: los «ver­des» ale­ma­nes, o las crí­ti­cas des­de la izquier­da a Die Lin­ke por su preo­cu­pan­te diná­mi­ca hacia el «rea­lis­mo polí­ti­co» euro­peo refor­za­da a media­dos de febre­ro de 2014, por citar sólo dos casos entre los muchos dis­po­ni­bles. Cues­tio­nes sobre qué hacer fren­te a la deu­da ile­gí­ti­ma son las más fáci­les de resol­ver, aun­que no lo parez­ca; pero exis­ten otras real­men­te deci­si­vas e impres­cin­di­bles de res­pon­der des­de aho­ra para ir gene­ran­do deba­te popu­lar y con­cien­cia crí­ti­ca, como, por ejem­plo, ¿hay que acep­tar o no el euro?, ¿hay que per­ma­ne­cer o no den­tro de la Unión Euro­pea cuan­do dis­pon­ga­mos de mayo­res cotas de sobe­ra­nía?, ¿exi­gi­mos des­de ya el des­man­te­la­mien­to de la OTAN?

16. Des­de la pers­pec­ti­va de un pue­blo no opri­mi­do nacio­nal­men­te, estas y otras pre­gun­tas son secun­da­rias por­que lo urgen­te para él es deci­dir, si le dejan, qué rela­cio­nes nue­vas esta­ble­ce con la Unión Euro­pea o si sale de ella, cómo y cuán­do, etc. Pero para una nación a la que se le nie­ga el ele­men­tal dere­cho a dis­po­ner de un Esta­do pro­pio y se le obli­ga a per­ma­ne­cer den­tro de la OTAN con­tra su mayo­ri­ta­ria volun­tad expre­sa­da en refe­rén­dum, como es el caso cana­rio, cata­lán y vas­co, en estos casos de total prohi­bi­ción de dere­chos ele­men­ta­les, lo deci­si­vo es avan­zar en un pro­gra­ma máxi­mo que fije la estra­te­gia a lar­go pla­zo de con­quis­ta de los obje­ti­vos his­tó­ri­cos irre­nun­cia­bles, pro­gra­ma máxi­mo que debe orien­tar el pro­gra­ma míni­mo de apli­ca­ción inme­dia­ta. Cada inde­pen­den­tis­mo socia­lis­ta toma­rá las deci­sio­nes que esti­me ade­cua­das a su pro­yec­to, pero una lec­ción his­tó­ri­ca inne­ga­ble es que la siem­pre exis­ten­te lucha entre ten­den­cias refor­mis­tas y revo­lu­cio­na­rias se va des­pla­zan­do hacia la pri­me­ra en la medi­da en que se pos­po­nen o se rela­ti­vi­zan los pro­gra­mas máxi­mos para prio­ri­zar la urgen­cia tác­ti­ca de los pro­gra­mas mínimos.

Iña­ki Gil de San Vicente
Eus­kal Herria, 25 de mar­zo de 2014 

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