El 11‑M y los «ries­gos pro­ba­bles» de la gue­rra imperialista

El Minis­tro del Inte­rior ha adver­ti­do de que la ame­na­za de un aten­ta­do isla­mis­ta en Espa­ña supo­ne un «ries­go pro­ba­ble». Lo que el Minis­tro no ha expli­ca­do es el por­qué de éste «ries­go pro­ba­ble». No ha expli­ca­do que, con el pre­tex­to de la lucha con­tra el «terro­ris­mo islá­mi­co», el Esta­do espa­ñol man­tie­ne a su Ejér­ci­to en las ocu­pa­cio­nes de Afga­nis­tán, Líbano o Mali, entre otras misio­nes que, lejos de res­pon­der a los obje­ti­vos huma­ni­ta­rios y paci­fi­ca­do­res que dicen defen­der, tan solo bus­can el expo­lio de sus recur­sos, sus reser­vas de cru­do, ura­nio, oro, etc, ade­más de afian­zar posi­cio­nes geo­es­tra­té­gi­cas para sus futu­ras gue­rras y nego­cios. Todo esto pre­ce­di­do por devas­ta­do­res bom­bar­deos que dejan cen­te­na­res y miles de muer­tos cuyas fami­lias, lógi­ca­men­te, cla­man ven­gan­za con­tra el invasor.

Nada nue­vo bajo el sol, a pesar de que algu­nos inte­lec­tua­les pre­ten­dan plan­tear esta aplas­tan­te reali­dad, (la del impe­ria­lis­mo y sus agre­sio­nes), como un esque­ma sim­plis­ta de la izquier­da, lo cier­to es que el Esta­do espa­ñol, aun­que de segun­do orden, es un esta­do impe­ria­lis­ta que no duda, ni ha duda­do des­de la gue­rra de Yugos­la­via, en apo­yar y pro­mo­ver cual­quier inter­ven­ción enca­be­za­da por el impe­ria­lis­mo, nor­te­ame­ri­cano o euro­peo, si con ello pue­de sacar un peda­ci­to del pastel.

Es nece­sa­rio recor­dar en que fre­ga­dos anda­mos meti­dos para com­pren­der que, en cual­quier momen­to, la gue­rra pue­de lle­gar a casa, tal y como ocu­rrió aquél fatí­di­co 11 de Mar­zo de 2004 en Madrid. Es nece­sa­rio com­pren­der que tras la tra­ge­dia apa­re­ce­rá de nue­vo un Minis­tro del Inte­rior, cual Ángel Ace­bes, bal­bu­cean­do basu­ra por su asque­ro­sa boca, lamen­tán­do­se y con­de­nan­do el terro­ris­mo que ellos mis­mos han pro­vo­ca­do. Y diez años más tar­de, tal vez otro Minis­tro del Inte­rior sal­drá por la tele­vi­sión, home­na­jean­do a las víc­ti­mas y dicien­do, cual Fer­nán­dez Díaz, que «Todos íba­mos en esos cua­tro trenes».

¡Men­ti­ra y mil veces men­ti­ra! Ni el Minis­tro del Inte­rior ni nin­guno de los de su cla­se han via­ja­do jamás en un tren de cer­ca­nías. En esos tre­nes iba la cla­se obre­ra, la cla­se a la que siem­pre le toca pagar sus gue­rras, sus cri­sis, en cual­quier país de cual­quier con­ti­nen­te. La mis­ma cla­se obre­ra a la que hace diez años tra­ta­ron de enga­ñar, ante­po­nien­do sus intere­ses par­ti­dis­tas a los intere­ses de aque­llos a los que hoy, hipó­cri­ta­men­te, pre­ten­den homenajear.

Noso­tros y noso­tras no olvi­da­mos quié­nes son los ver­da­de­ros terro­ris­tas, los Gon­zá­lez, los Aznar, los Zapa­te­ro o los Rajoy. Todos ellos ven­di­dos al impe­ria­lis­mo, todos ellos men­ti­ro­sos y cóm­pli­ces de las gue­rras más bru­ta­les y expo­lia­do­ras, de las tor­tu­ras y los millo­nes de muer­tos a lo lar­go y ancho del pla­ne­ta. No olvi­den que todo ese dolor pro­vo­ca­do por nues­tro Gobierno y sus com­pin­ches, cual­quier día pue­de vol­ver a reven­tar­nos en la cara.

Nues­tros enemi­gos están en casa, nues­tras bata­llas están aquí. La cla­se obre­ra solo tie­ne una gue­rra que pelear, la gue­rra con­tra esta ban­da de cri­mi­na­les que nos lle­van, como cor­de­ros al mata­de­ro, de cri­sis en cri­sis, de gue­rra en gue­rra, de una muer­te a otra.

F.Pianiski, mili­tan­te de Ini­cia­ti­va Comunista

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