Vene­zue­la, el eco de la ira- Mai­té Campillo

“El eco de la ira»

14 de febre­ro es galar­do­na­do como otro mun­do posi­ble, ade­lan­ta su con­de­na enér­gi­ca inter­na­cio­nal con­tra el inten­to de des­es­ta­bi­li­zar Siria, Ucra­nia y Vene­zue­la. He ahí el yan­qui ‑dijo al reci­bir el galar­dón- él es el ase­sino. En otro pun­to del mun­do envían misi­les falli­dos, que dicen actuar en soli­da­ri­dad con el pue­blo grie­go y con­tra la sucur­sal impe­rial del capi­ta­lis­mo ale­mán. La fábri­ca, como esce­na­rio, anun­cia To Pon­ti­ki el inci­den­te sin heri­dos con­tra el paque­te del res­ca­te: Lugar, resi­den­cia del emba­ja­dor ale­mán en Gre­cia, y las balas sona­je­ras ate­rri­zan cam­po a tra­vés en soli­da­ri­dad, jun­to a un mani­fies­to de 20 pági­nas con­tra «la máqui­na”, paten­te ale­ma­na en con­ti­nen­te euro­peo; impul­so que une a los des­he­re­da­dos de la tie­rra codo a codo, mano a mano, boca a boca, es el eco de la ira.

»La Máquina»

Mitad terror, mitad avión y mucha metra­lla en sus meda­llas. Entre dien­tes a con­tra­tiem­po ama­man­ta cul­tu­ras de gue­rra, la con­cen­tra­ción del mine­ral en la extre­mi­dad de la recá­ma­ra de su qui­ja­da es alta­men­te tóxi­ca, alé­jen­se lo más que pue­dan de sus bocas, dis­pa­ran balas. Metal mor­tí­fe­ro el sable here­da­do que pen­de de su paz, todo esca­lo­frío. Per­fil común inter­na­cio­nal de “el sis­te­ma”, coor­di­na intere­ses con los más gran­des de las gue­rras. Entre pecho y ombli­go alo­ja su cone­xión con­tra los pue­blos inde­pen­dien­tes, Vene­zue­la es aco­sa­da. Cha­le­cos anti­ba­las y cajas fuer­tes andan­tes de bille­tes anti-cri­sis, hablan con el Pen­tá­gono como de padre a hijo, bajo ondas mor­se de exter­mi­nio. Cien­tí­fi­cos reu­ni­dos a favor de la ciu­da­da­nía inde­fen­sa advier­ten, que esta cla­se de gusa­nos de gue­rras direc­tas e indi­rec­tas, siem­bran el pla­ne­ta de cor­tes eco­ló­gi­cos y recor­tes al vian­dan­te a tajo. Pro­duc­ción USA. Compu­tado­ra dise­ña­da bajo orden de inte­rés exclu­si­vo, matan con todo ata­can­do a Cuba, “por terro­ris­ta”, Eus­ka­di, tam­bién “terro­ris­ta”, las FARC, iden, y si la cosa se pone pelín rojo­re­vo­lu­ción en los con­fi­nes del uni­ver­so, se lan­za­rán a boca­ja­rro sobre el lado a des­apa­re­cer. Vene­zue­la es obje­ti­vo ten­ta­dor. Sus garras están dis­pues­tas sobre el petro­leo, su len­gua sabo­rea los gran­des bos­ques y sel­vas que la unen con Colom­bia, cayos e islas para­di­sía­cas se les anto­ja, tie­rras fér­ti­les y calor­ci­to favo­re­cen sus tro­pas y gari­tos, golo­sos paí­ses para las garras insa­cia­bles de rapiña.

»El sistema»

Crea y defi­ne días del año a su anto­jo y seme­jan­za, día de los ena­mo­ra­dos, dicen! Yo no nece­si­to su día, mi día está refle­ja­do en todos los días del año, inclui­dos los días don­de hay que des­pe­dir a un her­mano en su últi­mo vue­lo. Y, mien­tras noso­tros ama­mos y rodea­mos de cari­ño a los nues­tros, ellos siguen sabo­rean­do las gra­das don­de las garras están arti­cu­la­das bajo su man­do sea valen­tín o cobar­dín el día. Muchas son las cul­tu­ras que han ido des­apa­re­cien­do, entre hábi­tos de seden­ta­ris­mo feu­dal, des­po­tis­mo, gua­ri­das para el ace­cho don­de nues­tro amor aflo­ra, ade­más de cata­le­jos y compu­tado­ras don­de ron­can balas has­ta la sacie­dad para lue­go des­fi­lar demo­crá­ti­ca­men­te cabezas.

»Demo­cra­cia capitalista»

Avan­za en el mun­do sobre gale­rías blin­da­das, pro­fun­di­za esca­van­do sobre el fan­go de los bajos de la gran ban­ca, don­de se reúnen para el repar­to. Ni sus actos ni sus béli­cas mañas les plan­tea pudor alguno, sobre nin­gún tipo de cate­go­ría si malan­dro o malan­drín, según ten­tácu­lo for­man par­te del gran ladrón de la mis­ma con­di­ción, de tal palo tal asti­lla. A gran esca­la domi­nan, siguien­do par­ti­das cuan­do jue­gan al repar­to de los des­fal­cos, sus dife­ren­tes ten­den­cias her­ma­na­das; no tie­nen fron­te­ras ni para escon­der secre­tos rolli­zos de Esta­do. Tie­nen las lla­ves de la ciu­dad del país que se les anto­ja, y los mejo­res cerra­je­ros del mun­do a pata­da de tan­que, ser­vi­cio que cola­bo­ra en ocu­pa­cio­nes y desahu­cios. Móvil iso­tér­mi­co de los malos gobier­nos, inten­tos de boca­do y pri­mas de ries­gos, mal que pade­ce irre­ver­si­ble; la explo­ta­ción del hom­bre por el hom­bre diez­ma a la mujer, mar­gi­na la juven­tud, entre cor­tes y más cor­tes a los recor­tes van muti­lan­do derechos.

»Rebé­la­te con­tra el llan­to eterno»

¿Escu­chó ciu­da­dano ami­go? ‑se oye la voz en radio “La Fie­bre del Loco”.

Habla pue­blo. Nece­sa­rio como el res­pi­rar es escu­char­te. Que nadie diga no estar avi­sa­do, y vayan sumi­sos a repo­blar lo que ellos van que­man­do por los mon­tes, lle­nan­do de cha­pa­po­te los puer­tos, a sofo­car los incen­dios desa­pren­si­vos, mejor los des­apren­sa­mos en un san­tia­mén, oído?… Que no se enco­ja la con­cien­cia cara­jo! ‑se oye el gri­to del pue­blo vene­zo­lano al mun­do. El Nor­te­ame­ri­cano es el mal mayor de los pobres. Ellos sos­tie­nen los recor­tes que hacen al pobre y al subur­bio, “la maqui­na del sis­te­ma” les engor­da. Enno­ble­ce los geno­ci­dios y muti­la­ción de cul­tu­ras. Devo­ran­do la espe­cie autóc­to­na, al patrio­ta, hacen de la OTAN, al gigan­te millo­na­rio que se impo­ne por la fuerza.



»Escá­pa­te de las garras de su paz»

Obser­van­do el pun­te­ro pre­via­men­te pues­to, o ten­sión de la mura­lla que acon­se­jó en su tiem­po el poe­ta cien­tí­fi­co cubano, Nico­lás Gui­llén, de todas las manos por la labor jun­tas. No es un plan­tea­mien­to de ten­den­cias. Es un Fren­te Popu­lar en defen­sa de la vida como objetivo.

Fijen la mira­da sobre el pun­te­ro que ser son, trai­cio­ne­ros!, sin pes­ta­ñear, en línea de la mura­lla esto es fun­da­men­tal lo que hace que nues­tra vis­ta sufra, impor­tan­te rele­var­se por tur­nos, ya que cuan­do se aflo­ja o ten­sa una línea, hay que tener muy bue­na vis­ta para obser­var­lo. Para mejo­rar más aún la visión de la línea. Se pue­de poner un tro­ci­to de lana de color vivo en ella median­te un fal­so nudo. Y, ya pues­tos a ello, si es un buen peda­zo de tocino gra­so mejor, relu­ci­rá más y cae­rán como mos­cas al panal de miel, buen sebo para su bota metá­li­ca! El cam­bio en altu­ra de esta señal nos indi­ca­rá si se aflo­ja o ten­sa la línea. Y, con res­pec­to al pun­te­ro de la caña, lo habi­tual es colo­car ban­de­ra roja. Ya saben, les asus­ta mucho y enca­bro­na, cree­rán que somos envia­dos cuan­to menos por Sta­lin! Este tipo de ense­ñas les trae de la ceca a la meca…

No nos des­pis­te­mos, a lo nues­tro. Si la caña es de un color neu­tro, negro o simi­lar, esto nos per­mi­ti­rá obser­var mejor el movi­mien­to en la picada.

Suje­ta com­pa, suje­ta bien ahí, ya, suje­ta… LO TENGO COMPAÑEROS, LO COGÍ, YA, YA… YAAAAA… Ja, ja, ja!!!

Ah!, impor­tan­te seña­lar, que si se efec­túa en ver­dad un gran tirón, para nada serán nece­sa­rios todas estas tri­qui­ñue­las. Pues al paso por“ Kalle Inter­na­cio­nal, la carra­ca de cole­gas nos lo indi­ca­rán de todas todas, y la joro­ba encor­va­da de la caña tam­bién. Ala, cole­gas, algo es algo… Toma no!!

Mai­té Cam­pi­llo (actriz y direc­to­ra de teatro)

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