«Los gobier­nos que quie­ran hacer polí­ti­cas pro­gre­sis­tas no podrán per­ma­ne­cer en el euro»- Nuria Ala­bao /​Xavier Ferrer

«La esta­bi­li­za­ción de la eco­no­mía euro­pea se ha pro­du­ci­do más bien por des­truc­ción: la eco­no­mía está des­trui­da, el des­em­pleo se incrementa»

Cos­tas Lapa­vit­sas es pro­fe­sor de eco­no­mía en la Uni­ver­si­dad de Lon­dres. Su últi­mo libro “Pro­fi­ting without pro­du­cing” cons­ti­tu­ye una radio­gra­fía impres­cin­di­ble para enten­der lo que lla­ma la finan­cia­ri­za­ción, el cre­ci­mien­to incon­tro­la­do del sis­te­ma finan­cie­ro y la impo­si­ción de sus intere­ses a toda la socie­dad. En espa­ñol ha publi­ca­do Cri­sis en la Euro­zo­na, don­de car­ga con­tra las medi­das de aus­te­ri­dad en la euro­zo­na. Tie­ne muchas espe­ran­zas en Syri­za, pero advier­te de que su prin­ci­pio de per­ma­ne­cer en la euro­zo­na encuen­tra serias resis­ten­cias den­tro de sus pro­pias filas. Lapa­vis­tas aca­ba de estar en Bar­ce­lo­na invi­ta­do por la Pla­ta­for­ma de Audi­to­ría Ciu­da­da­na de la Deu­da, el Obser­va­to­rio de la Deu­da y el Semi­na­rio Taifa.

¿Cómo será el voto grie­go para las europeas?

En este momen­to hay mucho des­con­ten­to y rabia, exis­te al mis­mo tiem­po deses­pe­ra­ción y fal­ta de capa­ci­dad orga­ni­za­ti­va. No sé si la gen­te en Euro­pa lo entien­de, pero los grie­gos están muy frus­tra­dos pero tam­bién muy des­ilu­sio­na­dos y se sien­ten débi­les. Es posi­ble que el Pasok –el vie­jo par­ti­do de gobierno social­de­mó­cra­ta– des­apa­rez­ca com­ple­ta­men­te, y Nue­va Demo­cra­cia –el par­ti­do de dere­chas en el poder– sufra impor­tan­tes pér­di­das. Es pro­ba­ble que Syri­za crez­ca y lle­gue a ser el más vota­do aun­que no sé si podría gober­nar en soli­ta­rio. Es de pre­ver un cre­ci­mien­to del par­ti­do fas­cis­ta has­ta situar­se como segun­do o ter­cer partido.

Las elec­cio­nes euro­peas com­bi­na­das con las muni­ci­pa­les en Gre­cia –se pro­du­ci­rán al mis­mo tiem­po– van a ser un acon­te­ci­mien­to polí­ti­co sig­ni­fi­ca­ti­vo. Las elec­cio­nes euro­peas pue­den supo­ner una trans­for­ma­ción com­ple­ta del mapa polí­ti­co y elec­to­ral grie­go. Si el voto de la coa­li­ción gober­nan­te de la dere­cha y el Pasok se des­plo­ma, será muy difí­cil para ellos seguir gober­nan­do con esta­bi­li­dad y lle­var a cabo las medi­das que exi­ge la Troika.

Y esto suma­do a la can­di­da­tu­ra de Ale­xis Tsi­pras, el líder de Syri­za, a la pre­si­den­cia de la Comi­sión Europea.

Creo que es un error que Tsi­pras acce­da a la pre­si­den­cia euro­pea, es muy peli­gro­so. En cual­quier caso, es extre­ma­da­men­te impor­tan­te que Syri­za lo haga bien, espe­cial­men­te si se con­vier­te en el par­ti­do más vota­do en Gre­cia, por­que está gene­ran­do mucha espe­ran­za, tan­to en Gre­cia como en el res­to de Euro­pa. Esto se pro­du­ce por algu­nas razo­nes: la izquier­da por fin pue­de ser un actor fun­da­men­tal, no tie­ne que ser mar­gi­nal. Es decir, pue­de cons­ti­tuir­se en una ver­da­de­ra alter­na­ti­va de gobierno. Pero hay que tener cla­ro lo que Syri­za es capaz de hacer y lo que no.

Syri­za ten­drá que enfren­tar gran­des difi­cul­ta­des si es ele­gi­da. En par­te por su pro­pio fun­cio­na­mien­to interno, su com­po­si­ción, y tam­bién por algu­nos pro­ble­mas obje­ti­vos con los que se encon­tra­rá tan­to en el país como fue­ra. Si Syri­za no cum­ple las expec­ta­ti­vas, pier­de el con­trol sobre su pro­pia for­ma­ción o no da la talla, la situa­ción para la izquier­da será muy com­pli­ca­da. La apues­ta es muy alta.

En el 2012, hubo en Gre­cia un default. A par­tir de los resul­ta­dos de este pro­ce­so, ¿pode­mos dedu­cir que el impa­go es una varia­ble política?

La mane­ra en que los grie­gos hicie­ron su default en 2012 es la peor mane­ra posi­ble. Nin­gún otro país de Euro­pa, o del mun­do, debe­ría mane­jar un default de esa mane­ra. Si se da, ha de ser sobe­rano y tie­ne que estar pen­sa­do des­de las nece­si­da­des del deu­dor, no des­de las nece­si­da­des del prestamista.

El default grie­go fue orga­ni­za­do por la Troi­ka y por eso fue tan malo. Lo que pasó en Gre­cia es que el impa­go fue de la deu­da pri­va­da y no de la públi­ca. Así que los gran­des per­de­do­res fue­ron los pres­ta­mis­tas grie­gos, ban­cos grie­gos, pro­pie­ta­rios de bonos y fon­dos de pen­sio­nes grie­gos. Como con­se­cuen­cia, el Esta­do tuvo que endeu­dar­se otra vez para res­ca­tar a los ban­cos que esta­ban en apu­ros tras el default. Esta debe ser la pri­me­ra vez en la his­to­ria que un país hace un default con­tra sí mis­mo, en vez de hacer­lo con­tra pres­ta­mis­tas extran­je­ros con el obje­ti­vo de res­tau­rar su eco­no­mía. Gre­cia rees­truc­tu­ró su deu­da y com­pli­có aún más su situa­ción. Es increí­ble. Por lo tan­to, el default es un ele­men­to muy impor­tan­te, pero tie­ne que ser orga­ni­za­do de otra mane­ra. Tenéis razón, la polí­ti­ca aquí es muy impor­tan­te. La for­ma polí­ti­ca de hacer­lo es que sea en inte­rés del deu­dor con pre­sión des­de abajo.

En Espa­ña la visión más gene­ra­li­za­da aho­ra mis­mo es que esta­mos a sal­vo de esa situa­ción. El Gobierno, basán­do­se en algu­nos indi­ca­do­res macro­eco­nó­mi­cos posi­ti­vos, afir­ma que la cri­sis ha ter­mi­na­do y que esta­mos creciendo.

Dos cosas han cam­bia­do en Euro­pa de for­ma pare­ci­da en Espa­ña y en Gre­cia res­pec­to a 2010 e inclu­so a 2012. La pri­me­ra es que en la peri­fe­ria el défi­cit en cuen­ta corrien­te ha decre­ci­do por la rece­sión. Las impor­ta­cio­nes des­cien­den, por lo tan­to el défi­cit exte­rior se ha redu­ci­do. Lo segun­do es que el défi­cit pre­su­pues­ta­rio tam­bién ha decre­ci­do por la rece­sión. Enton­ces se ha pro­du­ci­do cier­ta esta­bi­li­za­ción por el lado fis­cal y por el de cuen­ta corrien­te. Ade­más esta situa­ción se refor­zó gra­cias a la actua­ción del Ban­co Cen­tral Euro­peo hace algo más de un año, cuan­do Draghi dijo que haría lo que fue­se nece­sa­rio hacer. Enton­ces la com­bi­na­ción entre la con­trac­ción del défi­cit y Draghi esta­bi­li­zan­do los mer­ca­dos finan­cie­ros ha dado como resul­ta­do que no hay una pre­sión inme­dia­ta de default. Los mer­ca­dos finan­cie­ros se han calmado.

Pero si mira­mos la eco­no­mía real pode­mos ver que en reali­dad, esta esta­bi­li­za­ción se ha pro­du­ci­do más bien por des­truc­ción: la eco­no­mía está des­trui­da, el des­em­pleo se incre­men­ta, la rece­sión está sien­do muy pro­fun­da. Esto es lo que está esta­bi­li­zan­do a los mer­ca­dos. No es una situa­ción sos­te­ni­ble por­que es poco pro­ba­ble que haya un cre­ci­mien­to rápi­do que repa­re las pér­di­das. Todas las evi­den­cias indi­can que las eco­no­mías de la peri­fe­ria se estan­ca­rán. Esto no es resol­ver la cri­sis, sino trans­for­mar una agu­da cri­sis finan­cie­ra en una cri­sis dura­de­ra de la eco­no­mía real que es lo que han pro­du­ci­do las medi­das de austeridad

En Gre­cia se aca­ba de pro­rro­gar la mora­to­ria por la cual no se pue­de desahu­ciar una pri­me­ra vivien­da. La situa­ción en Espa­ña es dis­tin­ta, ¿a qué se debe?

En Gre­cia la situa­ción es bas­tan­te tur­bia. La Troi­ka está pre­sio­nan­do en favor de la sus­pen­sión de la mora­to­ria para que los ban­cos pue­dan des­ha­cer­se de algu­nas de sus inver­sio­nes inmo­bi­lia­rias. Dice que así podrán sanear sus balan­ces para que cuan­do lo hayan hecho pue­dan empe­zar a pres­tar otra vez. Esta lógi­ca es tan intrin­ca­da que no enga­ña a nadie: los ban­cos pres­ta­rán si les per­mi­ti­mos que echen a la gen­te de sus casas por­que esto es bueno para los balan­ces. Sólo el FMI podría inven­tar algo así. Es una idea dema­sia­do manufacturada.

El Gobierno grie­go no quie­re sus­pen­der la mora­to­ria aun­que está bajo pre­sión. Y no quie­re hacer­lo, no por­que sien­ta sim­pa­tía por los pro­pie­ta­rios o inqui­li­nos, sino por­que se da cuen­ta de que sus­pen­der la mora­to­ria sería dina­mi­ta polí­ti­ca. Como Espa­ña, Gre­cia tie­ne una de las pro­por­cio­nes de pro­pie­ta­rios más altas de Euro­pa. Es una cues­tión cul­tu­ral, aso­cia­da a la idea de éxi­to social. Empe­zar a echar gen­te de sus casas por­que se retra­san en sus pagos impli­ca­ría un incre­men­to enor­me de la con­flic­ti­vi­dad polí­ti­ca. Y el Gobierno lo sabe, así que se está resis­tien­do. Esto demues­tra la dife­ren­cia de posi­bi­li­da­des de acción polí­ti­ca en con­tex­tos dis­tin­tos como Gre­cia y España.

La posi­ción de Syri­za no es la mayo­ri­ta­ria den­tro de la izquier­da por­que se opo­ne a la aus­te­ri­dad pero con una fuer­te apues­ta por la mone­da úni­ca y la UE. ¿Qué supo­ne esta pos­tu­ra en el mar­co polí­ti­co de la UE?

Para mí es exac­ta­men­te lo que la cla­se diri­gen­te euro­pea desea. Por­que Syri­za dice: “Noso­tros que­re­mos per­ma­ne­cer en el euro y vamos a per­ma­ne­cer pase lo que pase y ade­más vamos a ser radi­ca­les”. Pero cla­se diri­gen­te sabe que esta opción es impo­si­ble. Lo real­men­te peli­gro­so de Syri­za es que con­tie­ne una corrien­te de izquier­da radi­cal –un 40% de la coa­li­ción– que no está de acuer­do con esta pro­pues­ta y que pue­de lle­gar a supo­ner un peli­gro de rup­tu­ra. En otras pala­bras, Syri­za no es un cuer­po polí­ti­co fia­ble. Es impre­de­ci­ble. Y es esta posi­bi­li­dad de una radi­ca­li­za­ción de la coa­li­ción lo que preo­cu­pa real­men­te a la cla­se diri­gen­te europea.

Por otra par­te, si Syri­za resul­ta ele­gi­da, habrá un cre­ci­mien­to de las deman­das popu­la­res, inclu­so aun­que la gen­te esté pesi­mis­ta y pasi­va. Si hay un Gobierno de Syri­za, que­rrán medi­das en rela­ción a sus sala­rios, pen­sio­nes, tra­ba­jo, etc, todo tipo de deman­das. Esto sí supo­ne una ame­na­za para la cla­se diri­gen­te euro­pea. Ade­más, otros paí­ses euro­peos pen­sa­rán: noso­tros pode­mos hacer lo mis­mo. Por eso Syri­za encar­na una pro­me­sa pero tam­bién supo­ne un ries­go enorme.

Pare­ce que iden­ti­fi­ca “izquier­da” con la pos­tu­ra que pro­pug­na salir del euro. ¿Por qué?

A mi enten­der, esta pos­tu­ra es la úni­ca que abre la posi­bi­li­dad de hacer polí­ti­cas de izquier­da radi­cal que cam­bien la rela­ción de fuer­zas en favor del tra­ba­jo y con­tra el capi­tal; polí­ti­cas que son nece­sa­rias para res­ta­ble­cer el daño infli­gi­do a los paí­ses euro­peos en los últi­mos años debi­do a la cri­sis. Son polí­ti­cas sen­sa­tas, fun­da­men­ta­les, como redis­tri­bu­ción, con­trol o nacio­na­li­za­ción de los ban­cos, reor­ga­ni­za­ción de la pro­duc­ción. Estos cam­bios son impo­si­bles, en mi opi­nión, den­tro de la unión mone­ta­ria y sig­ni­fi­can lo con­tra­rio de lo que sig­ni­fi­ca hoy la Unión Europea.

Pue­do ser más espe­cí­fi­co: un Gobierno radi­cal en Gre­cia debe­ría dejar de pagar una par­te impor­tan­te de la deu­da, que de otra mane­ra es insos­te­ni­ble, así como cam­biar las polí­ti­cas fis­ca­les y mone­ta­rias. No pode­mos asu­mir la aus­te­ri­dad, no pode­mos apos­tar por supe­rá­vits fis­ca­les. Tie­ne que haber polí­ti­cas dife­ren­tes, que per­mi­tan el cre­ci­mien­to de la eco­no­mía. Un Gobierno radi­cal debe­ría nacio­na­li­zar la ban­ca y crear ban­cos públi­cos que die­ran sopor­te a la reor­ga­ni­za­ción de la pro­duc­ción. Si aten­de­mos a estas pro­pues­tas, nos damos cuen­ta de que no pue­den dar­se den­tro de la estruc­tu­ra de la unión mone­ta­ria hoy.

¿No cree que si lle­ga­mos a la situa­ción en la que un Gobierno pue­da apli­car esas medi­das, la situa­ción polí­ti­ca euro­pea habrá cam­bia­do tan­to que podría pen­sar­se en cam­bios en la pro­pia arqui­tec­tu­ra de la UE?

A veces la izquier­da nece­si­ta al Esta­do nación para pro­te­ger los dere­chos de los tra­ba­ja­do­res y los dere­chos demo­crá­ti­cos, y no pue­de hacer­se de otra mane­ra. El Gobierno de Gre­cia o de Por­tu­gal no pue­de cam­biar la estruc­tu­ra de la Unión Euro­pea, pero sí pue­de inter­ve­nir en Gre­cia y Por­tu­gal. Por supues­to, el mío no es un argu­men­to nacio­na­lis­ta. En oca­sio­nes pue­des uti­li­zar los meca­nis­mos del Esta­do nación para crear una corrien­te internacional.

Si en 2010 se hubie­ra dado la posi­bi­li­dad de una serie de gobier­nos de izquier­da en varios paí­ses de Euro­pa habla­ría­mos, pero aho­ra ya lle­va­mos cua­tro años de cri­sis. Y en estos cua­tro años Gre­cia ha sido des­tro­za­da, Por­tu­gal y Espa­ña están muy mal. No esta­mos dis­cu­tien­do sobre casos idea­les. Y sabe­mos que Syri­za tie­ne una posi­bi­li­dad real de estar en el Gobierno y tie­ne que deci­dir qué hacer aquí y ahora.

Si lle­gas al poder sin un plan, pen­san­do que vas a cam­biar la UE, la con­se­cuen­cia será el caos. Pero sí hay una serie de cosas que pue­des hacer. Y tie­nes que pre­pa­rar a tu gen­te, man­te­ner­les infor­ma­dos de lo que es posi­ble. Pue­des invo­lu­crar a la gen­te en este pro­ce­so, por­que al final de ahí es de don­de pro­vie­ne tu fuerza.

¿Cómo se pide que se enfren­ten a las con­se­cuen­cias nega­ti­vas de un tipo de tran­si­ción así, por ejem­plo, con los cos­tes de vol­ver a una mone­da nacional?

Tie­nen que enten­der que hay que ele­gir entre una muer­te len­ta, que es lo que han esta­do expe­ri­men­tan­do, o un shock con­tro­la­do del que vamos a salir des­pués. Si ese es el caso, el shock y su ges­tión serán más fáci­les: podrás inter­ve­nir sobre la cir­cu­la­ción mone­ta­ria, nacio­na­li­zar los ban­cos y poner­los bajo con­trol públi­co e impo­ner medi­das para impe­dir la fuga de capi­ta­les. Inter­ve­nir en los mer­ca­dos de petró­leo, medi­ci­nas y ali­men­tos. Habrá que hacer pro­vi­sión para cubrir las nece­si­da­des inme­dia­tas por un cor­to perio­do de tiem­po has­ta que la deman­da vuel­va a nor­ma­li­zar­se. Todo esto se pue­de imple­men­tar de for­ma con­tro­la­da si el Gobierno de izquier­das está segu­ro de que tie­ne que hacerlo.

Gran par­te de su tra­ba­jo se cen­tra en la finan­cia­ri­za­ción. ¿Pue­de expli­car qué sig­ni­fi­ca y qué con­se­cuen­cias tie­ne en el capi­ta­lis­mo contemporáneo?

Finan­cia­ri­za­ción es un tér­mino que hace refe­ren­cia al cre­ci­mien­to del sis­te­ma finan­cie­ro que pode­mos ver en el mun­do capi­ta­lis­ta desa­rro­lla­do en las últi­mas tres o cua­tro déca­das. Un cre­ci­mien­to enor­me de las finan­zas, rela­cio­na­do con el res­to de la eco­no­mía. Al mis­mo tiem­po, hay un aumen­to del bene­fi­cio finan­cie­ro. Una enor­me, inusi­ta­da pro­por­ción de bene­fi­cios pro­vie­ne aho­ra de las finan­zas. Lo pode­mos com­pro­bar en los EEUU y en otros paí­ses don­de lo hemos medi­do. Tam­bién sabe­mos que el tipo de estra­to social que obtie­ne estos bene­fi­cios finan­cie­ros es aho­ra muy dife­ren­te del ante­rior. Sabe­mos que hay una peque­ña mino­ría de gen­te aso­cia­da con el sis­te­ma finan­cie­ro que obtie­ne una bue­na par­te de estos bene­fi­cios a tra­vés de bonos, sala­rios y demás, no por pres­tar dine­ro, sino como remu­ne­ra­ción por tra­ba­jar en las finan­zas. Esto cam­bia la estra­ti­fi­ca­ción social por­que este gru­po de gen­te tie­ne un gran poder de influen­cia sobre las polí­ti­cas públicas.

Mi visión es que esto se pro­du­ce de for­ma más pro­fun­da de lo que pare­ce y que supo­ne una trans­for­ma­ción his­tó­ri­ca, una trans­for­ma­ción estruc­tu­ral del capi­ta­lis­mo. Pode­mos des­cu­brir bási­ca­men­te tres ten­den­cias. Pri­me­ro, nego­cios no finan­cie­ros indus­tria­les y comer­cia­les se han finan­cia­ri­za­do, lo que supo­ne que no se apo­yan tan­to en los ban­cos para sus inver­sio­nes y que obtie­nen bene­fi­cios de su par­ti­ci­pa­ción direc­ta en el sis­te­ma finan­cie­ro. Segun­do, los ban­cos tam­bién se han trans­for­ma­do y han empe­za­do a obte­ner bene­fi­cios de otros ban­cos, tan­to apos­tan­do en los mer­ca­dos finan­cie­ros como pres­tan­do dine­ro a indi­vi­duos y fami­lias. Y el ter­cer ele­men­to es que las pro­pias fami­lias e indi­vi­duos –la gen­te tra­ba­ja­do­ra de paí­ses desa­rro­lla­dos– tam­bién se han finan­cia­ri­za­do. Se endeu­dan más y tie­nen más acti­vos financieros.

Hay un pro­ble­ma impor­tan­te y es que los ser­vi­cios públi­cos como la edu­ca­ción, la salud, las pen­sio­nes o la vivien­da –la fun­da­men­tal– han sufri­do recor­tes, y aho­ra hay una ges­tión pri­va­da de estos ser­vi­cios públi­cos que está media­da por las finan­zas. Y por supues­to, no pue­des dejar a las finan­zas ges­tio­nar dere­chos o nece­si­da­des bási­cas. Por tan­to, los sala­rios están finan­cia­ri­za­dos, los aho­rros están finan­cia­ri­za­dos y el sis­te­ma finan­cie­ro obtie­ne bene­fi­cios de ellos.

¿Enton­ces si la finan­cia­ri­za­ción sig­ni­fi­ca un gran cam­bio en el capi­ta­lis­mo, cómo deben adap­tar­se las luchas a este cambio?

Esta es una bue­na pre­gun­ta sobre la que la izquier­da tie­ne que empe­zar a pen­sar. Por­que la his­to­ria es impor­tan­te, tene­mos que cons­truir sobre lo que hubo, pero debe­mos adap­tar las luchas a las con­di­cio­nes pre­sen­tes y a las trans­for­ma­cio­nes que ha sufri­do el capi­ta­lis­mo. Tene­mos que pen­sar en cómo opo­ner­nos a la finan­cia­ri­za­ción y como rever­tir­la. Nece­si­ta­mos pen­sar en mane­ras de res­tau­rar los ser­vi­cios públi­cos. Por supues­to, hay que pla­near cómo rever­tir la finan­cia­ri­za­ción y cómo crear ban­ca públi­ca, y encon­trar mane­ras de con­tro­lar los flu­jos de capi­tal, ponien­do res­tric­cio­nes a su cir­cu­la­ción. Y tam­bién hay que pen­sar en for­mas de reor­ga­ni­zar la eco­no­mía pro­duc­ti­va. Para mí, luchar con­tra la finan­cia­ri­za­ción, rever­tir­la, es la for­ma fun­da­men­tal de luchar hoy con­tra el capitalismo.

eldia​rio​.es

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