[Video] Las mil y una con­se­cuen­cias de la dis­per­sión, a tra­vés de testimonios


El pasa­do fin de sema­na cien­tos de fami­lia­res y ami­gos de los más de 500 pre­sos del Colec­ti­vo de Pre­sos Polí­ti­cos Vas­cos han vuel­to a reco­rrer cien­tos de kiló­me­tros para visi­tar a sus seres que­ri­dos. La ini­cia­ti­va de un tui­te­ro ala­vés ha pues­to negro sobre blan­co la mane­ra en la que miles de ciu­da­da­nos vas­cos viven esta medi­da de excep­ción penitenciaria.

520 pre­sos vas­cos dis­per­sa­dos en 79 cár­ce­les. Son datos de prin­ci­pio de año ofre­ci­dos por Etxe­rat en rue­da de pren­sa, cifras que venían acom­pa­ña­das de la pre­ten­sión de que 2014 sea el año en el que aca­be el ale­ja­mien­to de los miem­bros del Colec­ti­vo de Pre­sos Polí­ti­cos Vas­cos (cifras en cons­tan­te varia­ción por nue­vas excar­ce­la­cio­nes y, tam­bién, nue­vos arrestos).

Cada fin de sema­na miles de ciu­da­da­nos vas­cos empren­den via­jes de cien­tos de kiló­me­tros para rea­li­zar, en muchos casos, 40 minu­tos de visi­ta. El pasa­do fin de sema­na fue uno más en ese peri­plo, pero la ini­cia­ti­va de un tui­te­ro ala­vés ha pues­to negro sobre blan­co la viven­cia más per­so­nal de la dispersión.

Un tuit del actor iruin­da­rra Aitor Merino, coau­tor de la pelí­cu­la ‘Asier ETA biok’ cuyo pro­ta­go­nis­ta, Asier Aran­gu­ren, vol­vía a pri­sión tras la ope­ra­ción poli­cial con­tra la inter­lo­cu­ción de EPPK, fue el deto­nan­te de la ini­cia­ti­va de @ErreHarria:

Los hash­tags #Resul­ta­dos­De­la­Dis­per­sión y #Con­se­cuen­cias­De­la­Dis­per­sión aglu­ti­na­ron esa viven­cia en pri­me­ra per­so­na de la polí­ti­ca de dis­per­sión que lle­va vigen­te más de dos déca­das y que se resu­me en el vídeo que pre­ce­de este artículo.

Tes­ti­mo­nios que dan cuen­ta de situa­cio­nes coti­dia­nas que sur­gen en las visi­tas. Algu­nos resu­men en un solo tuit lo que es la dis­per­sión: «1.700 km + 300 € + 16 horas de via­je = 40 minu­tos de visi­ta». Hay quien rela­ta la pér­di­da de la visi­ta por negar­se a ser cachea­do, quien recuer­da que olvi­dar­se el DNI en casa te deja sin visi­ta, deta­lles peque­ños como lle­var un suje­ta­dor sin aros para supe­rar el detec­tor de meta­les y las situa­cio­nes deri­va­das de la inter­ven­ción de comu­ni­ca­cio­nes a las que se les some­te a los pre­sos vas­cos, «apren­der a leer las mira­das», rela­ta uno.

Muchos dan cuen­ta de que la dis­per­sión tam­bién sir­ve para «cono­cer la geo­gra­fía espa­ño­la» o para com­pren­der el sig­ni­fi­ca­do de la céle­bre fra­se «entre Pin­to y Val­de­mo­ro» (la pri­sión de Val­de­mo­ro está situa­da jus­to entre ambas loca­li­da­des). Otro da su tes­ti­mo­nio de que con 20 años de edad ya ha cono­ci­do 21 cár­ce­les; con­se­cuen­cias de reco­rrer miles de kiló­me­tros en coche como «vol­ver a nacer cuan­do se te revien­ta una rue­da». Otro recuer­da las 14 muer­tes ocu­rri­das en la carre­te­ra en via­jes a prisiones.

Más allá de lo cruel de la situa­ción hay quien recuer­da la soli­da­ri­dad que ofre­cen muchos habi­tan­tes de las loca­li­da­des en las que están dis­per­sa­dos los pre­sos vas­cos y muchos hacen hin­ca­pié en la com­pli­ci­dad que se teje entre las pro­pias fami­lias que coin­ci­den en el tra­yec­to. «Pedir mesa para tres en el cam­ping de Topas y ter­mi­nar comien­do 8», rela­ta uno. El reco­no­ci­mien­to a la labor que rea­li­zan los con­duc­to­res volun­ta­rios de ‘Mirentxin’ o la tor­ti­lla de pata­tas para el camino, son otros deta­lles de este peri­plo semanal.

El vídeo que resu­me los tuits ter­mi­na más que con las con­se­cuen­cias de la dis­per­sión, con una esce­na que da cuen­ta del fin de esa situa­ción y un deseo com­par­ti­do, «el pri­mer abra­zo cuan­do salen del talego».

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