PC de Ucra­nia: “Qué fuer­zas polí­ti­cas están detrás de Maidán”

Para enten­der la situa­ción de Ucrania

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Kiev, 20 ene 2014, Tri­bu­na Popu­lar TP/​Fuente: Gueor­gui Kriuch­kov, Prav­da.- Ucra­nia está sufrien­do segu­ra­men­te una de las eta­pas más com­pli­ca­das y deli­ca­das des­de la pro­cla­ma­ción de su inde­pen­den­cia. Los con­ti­nua­dos actos de pro­tes­ta están sacu­dien­do el país. Ha habi­do días en los que Mai­dán ha con­gre­ga­do a cien­tos de miles de per­so­nas. Radi­ca­les exi­gen­cias en for­ma de ulti­má­tum, todo tipo de exce­sos, ame­na­zas, la ocu­pa­ción de ins­ti­tu­cio­nes guber­na­men­ta­les, para­li­za­ción del tras­por­te, des­or­ga­ni­za­ción del tra­ba­jo de los órga­nos esta­ta­les, de los sis­te­mas de man­te­ni­mien­to de los ser­vi­cios bási­cos, actos de van­da­lis­mo caver­na­rio, cuyo prin­ci­pal expo­nen­te fue el derri­bo del monu­men­to a Lenin en Kiev…

En los enfren­ta­mien­tos entre mani­fes­tan­tes y miem­bros de las Fuer­zas de Segu­ri­dad, de los anti­dis­tur­bios, se ha derra­ma­do san­gre. Dece­nas de per­so­nas entre mani­fes­tan­tes y poli­cías anti­dis­tur­bios, han ter­mi­na­do en el hos­pi­tal con heri­das gra­ves. Han vola­do las pri­me­ras cabe­zas: por abu­so de sus atri­bu­cio­nes han sido apar­ta­dos de su car­go el Jefe de la admi­nis­tra­ción de Kiev, Popov y el vice­se­cre­ta­rio del Con­se­jo de Segu­ri­dad Nacio­nal y Defen­sa de Ucra­nia, Siv­ko­vich, entre otros.

En la super­fi­cie, podría pare­cer que esta­mos ante una pro­tes­ta espon­tá­nea del pue­blo ucra­niano que uná­ni­me­men­te aspi­ra a inte­grar­se en Euro­pa y que está indig­na­do por la deci­sión del gobierno de dete­ner el pro­ce­so de rati­fi­ca­ción del acuer­do de aso­cia­ción y de su inclu­sión en la zona de libre comer­cio con la Unión Euro­pea. Pero de no haber sur­gi­do com­pli­ca­cio­nes a la hora de ele­gir el vec­tor hacia el que debe orien­tar­se la polí­ti­ca exte­rior de inte­gra­ción, hubie­ran encon­tra­do otra excu­sa. El agra­va­mien­to de la situa­ción era inevi­ta­ble. El tras­fon­do y sus cau­sas son mucho más profundas.

La socie­dad ucra­nia­na, des­pués de 20 años tras la pro­cla­ma­ción de su inde­pen­den­cia sigue estan­do pro­fun­da­men­te frac­tu­ra­da. Es una divi­sión que se mani­fies­ta en varias e impor­tan­tes direcciones:

-con rela­ción al gol­pe de 1991 y la ins­tau­ra­ción del nue­vo orden socio­eco­nó­mi­co, o lo que es lo mis­mo la res­tau­ra­ción del capitalismo;

-con rela­ción a los acon­te­ci­mien­tos y pro­ta­go­nis­tas del pasa­do, espe­cial­men­te a aque­llos rela­cio­na­dos con la pre­sen­cia de Ucra­nia como par­te inte­gran­te del impe­rio ruso y de la URSS, con la Segun­da Gue­rra Mun­dial y su com­po­nen­te cen­tral: la Gran Gue­rra Patria;

-con rela­ción a la orien­ta­ción de la polí­ti­ca exte­rior de Ucrania.

-con rela­ción a los valo­res de la civi­li­za­ción esla­va orien­tal y de la civi­li­za­ción occidental;

-por moti­vos del uso de la lengua.

Y por supues­to, la frac­tu­ra es fru­to de la for­ma­ción en nues­tra socie­dad tras el gol­pe anti­so­cia­lis­ta de 1991, de una estruc­tu­ra social fuer­te­men­te pola­ri­za­da por ingre­sos y nivel de vida, una estra­ti­fi­ca­ción por nivel de ingre­sos, cada vez más pro­fun­da. Es cier­to que no hay toda­vía un carác­ter de cla­se cla­ra­men­te defi­ni­do en la con­cien­cia popu­lar de esta con­tra­dic­ción. Al mis­mo tiem­po asis­ti­mos a una lucha encar­ni­za­da entre la bur­gue­sía y la nue­va cla­se de terra­te­nien­tes lati­fun­dis­tas naci­da bajo el sol de aquel gol­pe y que se ha hecho con el poder polí­ti­co y eco­nó­mi­co en el país, que lucha por hacer­se con con esas empre­sas y sec­to­res toda­vía pro­pie­dad del Esta­do, por el repar­to de la pro­pie­dad que ya ha sido pri­va­ti­za­da y por el acce­so a ese “come­de­ro” esta­tal: a las palan­cas del poder que obran el que ese poder se trans­for­me en pro­pie­dad. En cuan­to a la rela­ción social de cla­se, los gru­pos enfren­ta­dos son fru­tas del mis­mo árbol y las dife­ren­cias habría que bus­car­las en el nivel de ava­ri­cia, agre­si­vi­dad y dema­go­gia populista.

El actual agra­va­mien­to de la situa­ción polí­ti­ca vie­ne deter­mi­na­do por el hecho de que en las elec­cio­nes del 2012 al par­la­men­to de Ucra­nia, nin­gu­na de las par­tes enfren­ta­das alcan­zar­se su obje­ti­vo. Los regio­na­les, que aspi­ra­ban a con­se­guir la mayo­ría cons­ti­tu­cio­nal en el par­la­men­to (300 esca­ños), no pue­den con­tar siquie­ra con la mayo­ría sim­ple. La deno­mi­na­da “opo­si­ción”, tam­po­co con­quis­tó la mayo­ría. Pero en las regio­nes occi­den­ta­les de Ucra­nia (ante todo en el Lvov, Ter­no­pil, Ivano-Fran­kovs­ka­ya) las fuer­zas nacio­na­lis­tas prác­ti­ca­men­te han ins­tau­ra­do sus gobier­nos, negán­do­se a cum­plir las deci­sio­nes que vie­nen del cen­tro, con la aspi­ra­ción de impo­ner su visión nacio­nal-cho­vi­nis­ta, rusó­fo­ba, a todo el país. El gobierno está cla­ra­men­te per­dien­do la capi­tal también.

La Rada de Ucra­nia se ve inca­pa­ci­ta­da para asu­mir las fun­cio­nes que le otor­ga la Cons­ti­tu­ción. Sus sesio­nes ple­na­rias a cada rato se ven inte­rrum­pi­das por la “opo­si­ción”, boi­co­tea­das, con­vir­tien­do el par­la­men­to en un orga­nis­mo inca­pa­ci­ta­do para legis­lar. La situa­ción se agra­va más, por el hecho de que en el par­la­men­to ha entra­do una fuer­za abier­ta­men­te neo­na­zi como es el par­ti­do “Svo­bo­da”, que has­ta no hace mucho se auto­de­no­mi­na­ba social-nacio­na­lis­ta. A éste se le ha uni­do “Bat­kivs­chi­na” y el par­ti­do “UDAR” de Klich­ko, crean­do en la Rada una opo­si­ción uni­da nacio­na­lis­ta de dere­chas, cuyo núcleo ideo­ló­gi­co repre­sen­ta Svo­bo­da. Una figu­ra cono­ci­da den­tro de “Bat­kivs­chi­na”, como Tomen­ko, en un arran­que de sin­ce­ri­dad cali­fi­có al gru­po como “OMON (anti­dis­tur­bios) de la opo­si­ción”. Aho­ra ya hemos podi­do ver todos qué cla­se de “OMON” era ese.

En Ucra­nia se ha crea­do una ame­na­za real de fas­cis­ti­za­ción de la vida social. Tras las elec­cio­nes par­la­men­ta­rias, la opo­si­ción demos­tró que no se deten­dría has­ta lograr hacer­se con todo el poder en el país. Tirán­do­se por la máxi­ma “cuan­to peor mejor”, los opo­si­to­res han ele­gi­do el cur­so que lle­va a la pro­vo­ca­ción de la des­es­ta­bi­li­za­ción de la situa­ción y del des­con­ten­to en la sociedad.

Cómo podría hablar­se de espon­ta­nei­dad en los actos de pro­tes­ta, cuan­do todo esta­ba per­fec­ta­men­te orga­ni­za­do al deta­lle con ante­rio­ri­dad. De la peri­fe­ria, sobre todo las regio­nes occi­den­ta­les se tra­je­ron a la capi­tal a miles de per­so­nas, pron­to empe­za­ron a des­ta­car los “coman­dan­tes de cam­po”, con galo­nes y expe­rien­cia des­de el Mai­dán del 2004. Tenían pre­pa­ra­das una gran can­ti­dad de tien­das de cam­pa­ña mili­ta­res, resuel­ta la logís­ti­ca de la comi­da, de la cale­fac­ción, de los luga­res don­de pasar la noche. Todos los deta­lles esta­ban pen­sa­dos inclu­so la crea­ción de un ser­vi­cio jurí­di­co y la pues­ta en mar­cha de una mili­cia inter­na. En aque­llos luga­res don­de sur­gían situa­cio­nes con­flic­ti­vas, “en el momen­to nece­sa­rio”, apa­re­cían sin fal­ta perio­dis­tas y cáma­ras de tele­vi­sión… Se deja sen­tir cla­ra­men­te una mano expe­ri­men­ta­da en todo este guion de la provocación.

Pero sería impo­si­ble com­pren­der en pro­fun­di­dad la esen­cia real de esta lucha de aho­ra, sin con­tar con el fac­tor externo. Los acon­te­ci­mien­tos en Ucra­nia se están desa­rro­llan­do en unas con­di­cio­nes de agu­di­za­ción de las con­tra­dic­cio­nes per­ma­nen­tes entre occi­den­te y Rusia; una con­fron­ta­ción que no des­apa­re­ció con la caí­da de la URSS, ni con la res­tau­ra­ción del capi­ta­lis­mo en el espa­cio post­so­vié­ti­co. Los esfuer­zos de occi­den­te están enca­mi­na­dos a arran­car a Ucra­nia de Rusia a cual­quier pre­cio, a impe­dir su acer­ca­mien­to. No ha fal­ta­do la con­sa­bi­da quin­ta colum­na, una par­te de la cual fue ya cul­ti­va­da en el sub­sue­lo del PCUS. Los EE.UU. y sus alia­dos están lle­nos de deter­mi­na­ción para impe­dir a toda cos­ta el rena­ci­mien­to, sea en la for­ma que sea, de la unión de anti­guas repú­bli­cas que com­po­nían la URSS, y el ingre­so de Ucra­nia en esa unión. A Ucra­nia la están empu­jan­do cla­ra­men­te hacia la OTAN. Ya en noviem­bre de 1996 en una reso­lu­ción acor­da­da por ambas cáma­ras del Con­gre­so nor­te­ame­ri­cano, la reso­lu­ción nº 120, en res­pal­do a la inde­pen­den­cia de Ucra­nia, había direc­tri­ces muy cla­ras sobre lo que debe­ría hacer el pre­si­den­te, el gobierno y el par­la­men­to de la Ucra­nia independiente.

El líder del Par­ti­do de la Regio­nes, Yanu­kó­vich, ele­gi­do Pre­si­den­te en el 2009, reci­bió el apo­yo de la mayo­ría de los elec­to­res prin­ci­pal­men­te por sus pro­me­sas de recu­pe­rar las rela­cio­nes de bue­na vecin­dad con Rusia, de res­ta­ble­cer el esta­tus de len­gua ofi­cial para el ruso, de enfren­tar al agre­si­vo nacio­nal-cho­vi­nis­mo, y de impe­dir que Ucra­nia fue­se arras­tra­da hacia la OTAN. Esos com­pro­mi­sos que­da­ron fija­dos en los acuer­dos con el blo­que de izquier­das, don­de el papel prin­ci­pal le corres­pon­día al Par­ti­do Comu­nis­ta. En la prác­ti­ca lo que ha ocu­rri­do es que se ha asen­ta­do el régi­men “yus­chen­kis­ta sin Yus­chen­ko”, cuan­do la inte­gra­ción euro­pea pasó a con­ver­tir­se en el eje prin­ci­pal de la polí­ti­ca exte­rior e inte­rior de Ucra­nia, pasan­do por la fir­ma del acuer­do de aso­cia­ción y la zona de libre comer­cio con la Unión Euro­pea. Los lemas del gobierno “blan­quia­zul” pasa­ron a ser: “Euro­pa es nues­tra casa, Rusia nues­tro vecino”. La Unión Eco­nó­mi­ca Euro­asiá­ti­ca no es nues­tra elec­ción. Se repe­tía insis­ten­te­men­te que no se pue­de hablar del ingre­so de Ucra­nia en la Unión Adua­ne­ra. Se inten­si­fi­có la coope­ra­ción con la OTAN.

El Par­ti­do Comu­nis­ta des­de el prin­ci­pio se mos­tró par­ti­da­rio, de que en una cues­tión de tal rele­van­cia como la elec­ción de la orien­ta­ción de inte­gra­ción exte­rior, fue­se teni­da en cuen­ta la opi­nión del pue­blo, median­te la cele­bra­ción de un refe­rén­dum nacio­nal. El gobierno se mos­tró abier­ta­men­te con­tra­rio a estas pro­pues­tas, hacien­do caso omi­so a las adver­ten­cias de des­ta­ca­dos espe­cia­lis­tas, cien­tí­fi­cos, y exper­tos inde­pen­dien­tes. El gobierno vio­ló des­ca­ra­da­men­te la Cons­ti­tu­ción y la ley sobre la con­vo­ca­to­ria de un refe­rén­dum. A pesar de todos los obs­tácu­los que se nos pusie­ron, los comu­nis­tas con­se­gui­mos reu­nir más de tres millo­nes y medio de fir­mas en apo­yo a la cele­bra­ción del refe­rén­dum. El tra­ba­jo para reca­bar fir­mas iba acom­pa­ña­do de una acti­va expli­ca­ción de las con­se­cuen­cias catas­tró­fi­cas que ten­dría para nues­tro país el ingre­so de Ucra­nia en la Unión Europea.

A medi­da que se iban cono­cien­do los deta­lles del pro­yec­to de acuer­do de aso­cia­ción y de la zona de libre comer­cio con la UE, iba que­dan­do cla­ro la ame­na­za fron­tal que repre­sen­ta­ba para la segu­ri­dad nacio­nal de Ucra­nia. En la socie­dad comen­zó a cre­cer la preo­cu­pa­ción. Se empe­za­ron a oír voces dis­cor­dan­tes, pro­ve­nien­tes del mun­do empre­sa­rial, direc­to­res de empre­sa que ven como la fir­ma del acuer­do de aso­cia­ción repre­sen­ta­ría una drás­ti­ca caí­da de la pro­duc­ción, lo que supon­dría un nota­ble aumen­to del des­em­pleo en el país. Como resul­ta­do el gobierno se vio obli­ga­do ‑a fal­ta de pocos días para la cum­bre de Vil­na en la que esta­ba pre­vis­to se rati­fi­ca­se el acuerdo‑, a adop­tar la deci­sión de dete­ner el pro­ce­so de inte­gra­ción europea.

Occi­den­te acti­vó inme­dia­ta­men­te el esce­na­rio de des­es­ta­bi­li­za­ción de la situa­ción en Ucra­nia. En su rea­li­za­ción toma­ron par­te acti­va sena­do­res y altos fun­cio­na­rios del Depar­ta­men­to de Esta­do de los EE.UU., minis­tros y fra­ca­sa­dos pre­si­den­tes de una serie de paí­ses euro­peos, con amplia expe­rien­cia en la eje­cu­ción de “revo­lu­cio­nes de colo­res”, y gen­te por el esti­lo. Estos comien­zan a entro­me­ter­se des­ca­ra­da­men­te en los asun­tos inter­nos del país, lla­man­do abier­ta­men­te a luchar con­tra el gobierno legí­ti­mo. Sin embar­go ni por par­te del Pre­si­den­te, ni del gobierno, ni del Minis­te­rio de Rela­cio­nes Exte­rio­res de Ucra­nia, no hubo ni una sola voz de con­de­na ante tan evi­den­te vio­la­ción de las nor­mas del dere­cho internacional.

No pue­de sor­pren­der­nos que el ras­go que mejor carac­te­ri­za la actual situa­ción en el país, sea la pér­di­da de con­fian­za hacia todos los órga­nos de gobierno y de la socie­dad. Es algo que refle­ja con­vin­cen­te­men­te la inves­ti­ga­ción socio­ló­gi­ca que anual­men­te rea­li­za el Ins­ti­tu­to de socio­lo­gía de la Aca­de­mia Nacio­nal de Cien­cias. La encues­ta se cele­bró en julio de 2013, antes de los masi­vos actos de protesta.

En los tres últi­mos años el índi­ce de con­fian­za hacia el Pre­si­den­te Yanu­kó­vich ha des­cen­di­do del 30,8% al 10,9%, o lo que es lo mis­mo se ha redu­ci­do a casi la ter­ce­ra par­te. Nun­ca se había pro­du­ci­do una caí­da así en la con­fian­za hacia un Pre­si­den­te a lo lar­go de su mandato.

Con­fían en la Rada úni­ca­men­te el 4,6% de los encues­ta­dos, fren­te al 14,2 % de hace tres años. En el Con­se­jo de minis­tros de Ucra­nia con­fía un 8,1% (era del 19,6%), en los órga­nos loca­les del poder un 13,8% (era 17,9%). En los últi­mos 10 – 15 años los órga­nos de gobierno no habían teni­do un nivel tan bajo de con­fian­za entre la pobla­ción. En la poli­cía, en julio, antes de los inci­den­tes, mos­tra­ban su con­fian­za abso­lu­ta solo un 0,8% de los encues­ta­dos, en la Fis­ca­lía y la Ins­pec­ción fis­cal, un 0,9%. En estos más de diez años no había habi­do nun­ca un nivel tan bajo de con­fian­za en los par­ti­dos polí­ti­cos (6,6%), sin­di­ca­tos (15%), ban­cos, com­pa­ñías de segu­ro, direc­to­res de empre­sa esta­ta­les, empre­sa­rios privados.

Nun­ca había habi­do un total des­crei­mien­to y des­con­fian­za como aho­ra en la socie­dad ucra­nia­na. Pero moti­vos para que esto sea así hay más que sufi­cien­tes. El empeo­ra­mien­to de la situa­ción en la eco­no­mía y en la esfe­ra finan­cie­ra, el cre­ci­mien­to del des­em­pleo, la pobre­za gene­ra­li­za­da, una estra­ti­fi­ca­ción social cada vez más pro­fun­da, le impo­si­bi­li­dad de miles de per­so­nas de satis­fa­cer sus nece­si­da­des vita­les más acu­cian­tes, la prác­ti­ca liqui­da­ción de la sani­dad y edu­ca­ción gra­tui­tas, la impo­si­bi­li­dad en muchos casos de obte­ner en los orga­nis­mos de gobierno la defen­sa de los dere­chos lega­les, unos nive­les de corrup­ción sin pre­ce­den­tes que inexo­ra­ble­men­te pro­vo­can un abso­lu­to des­con­ten­to de la mayor par­te de la ciu­da­da­nía con el esta­do de las cosas, con su vida mis­ma. Todo esto uni­do se ha con­ver­ti­do en pre­mi­sa obje­ti­va para la par­ti­ci­pa­ción masi­va de ciu­da­da­nos en los recien­tes actos de pro­tes­ta. Pero quien se ha apro­ve­cha­do de ello, ha sido la opo­si­ción nacio­na­lis­ta de dere­chas, prooc­ci­den­tal y agresiva.

Sobre el esta­do de áni­mo que pre­va­le­ce en la socie­dad, hablan bien a las cla­ras los datos de los estu­dios socio­ló­gi­cos. El 82,7% de los encues­ta­dos, con­si­de­ran que el gobierno no resuel­ve o toma úni­ca­men­te medi­das de maqui­lla­je de los pro­ble­mas rela­cio­na­dos con la subi­da del nivel de bien­es­tar de la pobla­ción y el des­cen­so de la des­igual­dad social. Más del 68% están con­ven­ci­dos de que el gobierno no defien­de los intere­ses nacio­na­les, ni refuer­za la uni­dad y la con­cor­dia en la socie­dad. El 42,5% de los encues­ta­dos están con­ven­ci­dos de que la Fis­ca­lía ucra­nia­na está al ser­vi­cio de aquel que lo pue­da pagar. Un 49,1% opi­na lo mis­mo de la poli­cía, y un 55,5% de los jue­ces. En opi­nión de casi una quin­ta par­te de los par­ti­ci­pan­tes del estu­dio, los Cuer­pos de Segu­ri­dad sir­ven al Pre­si­den­te, a otros diri­gen­tes de los órga­nos de poder, pero no el pueblo.

Tres cuar­tas par­tes de los ciu­da­da­nos encues­ta­dos con­si­de­ran impo­si­ble el con­trol de la socie­dad sobre la actua­ción de los órga­nos de gobierno. Se ha mul­ti­pli­ca­do por dos en com­pa­ra­ción con el año 2010 el por­cen­ta­je de aque­llos que con­si­de­ran que en Ucra­nia la gen­te no pue­de expre­sar libre­men­te sus opi­nio­nes polí­ti­cas (era un 12,2%, aho­ra un 28%). Como en años ante­rio­res, un 44% con­si­de­ra que Ucra­nia no nece­si­ta un sis­te­ma plu­ri­par­ti­dis­ta. Un 45,1% de los encues­ta­dos no ve entre los actua­les par­ti­dos polí­ti­cos exis­ten­tes en el país y movi­mien­tos, nin­guno al que se le pue­da con­fiar el gobierno de la nación. Un 48,7% con­si­de­ra que en el país no hay líde­res polí­ti­cos capa­ces de diri­gir con efi­ca­cia el Esta­do (en el 2010 era el 30,3%), mien­tras que un 28,3% no pudo o no qui­so res­pon­der a esa pregunta.

Un 50,5% de los par­ti­ci­pan­tes en el estu­dio cali­fi­can como insa­tis­fac­to­ria su actual situa­ción en la socie­dad, mien­tras que casi una ter­ce­ra par­te no supo qué res­pon­der. Uno de cada cua­tro se situa­ba en los dos esca­lo­nes más bajos de la esca­la social (de sie­te esca­lo­nes), se con­si­de­ra dese­cho social. Según los datos del estu­dio, la gen­te no sólo se que­ja de que no pue­da adap­tar­se a las nue­vas reali­da­des de la vida, tam­bién se que­jan de no poder ali­men­tar­se tal y como les gus­ta­ría, de que no tie­nen una vivien­da en con­di­cio­nes, de que no pue­den dis­fru­tar de su tiem­po libre, de la impo­si­bi­li­dad de poder tener unas vaca­cio­nes, etc. Eso pien­sa entre una ter­ce­ra par­te y la mitad de los encuestados.

Solo un 11,1% pien­sa que en el país “no está todo tan mal” y que “se pue­de vivir”. Mien­tras que casi la ter­ce­ra par­te de los encues­ta­dos mani­fies­ta que es impo­si­ble seguir sopor­tan­do una situa­ción tan dura. Según datos del estu­dio la gen­te teme ante todo una subi­da los pre­cios (79,6%), el des­em­pleo (78,1%), el no poder cobrar los sala­rios, las jubi­la­cio­nes, los sub­si­dios (75,4%), el cre­ci­mien­to de la delin­cuen­cia (49,3%), la pro­pa­ga­ción de infec­cio­nes peli­gro­sas para la vida (36,6%), el cie­rre de empre­sas (36,4%), el ham­bre (29,8%), la fal­ta de cale­fac­ción en las vivien­das (28,4%), los des­ór­de­nes calle­je­ros (18,6%), la ins­tau­ra­ción de una dic­ta­du­ra en el país (18,3%).

Ucra­nia no se ha con­ver­ti­do ni en un Esta­do social, ni demo­crá­ti­co ni de dere­cho. Eso es al menos lo que opi­na, entre la mitad y las dos ter­ce­ras par­tes de los par­ti­ci­pan­tes del estu­dio. Al seña­lar que hoy día ya no exis­ten esos valo­res mora­les que se incul­ca­ban en la épo­ca sovié­ti­ca (igual­dad social, colec­ti­vis­mo, ayu­da mutua y otros) el 48% de los encues­ta­dos decla­ran que no acep­ta el sis­te­ma de valo­res, que se ha esta­do tra­tan­do de impo­ner en Ucra­nia tras el gol­pe de 1991 (el pre­do­mi­nio de la pro­pie­dad pri­va­da, el ansia de enri­que­ci­mien­to per­so­nal, el indi­vi­dua­lis­mo, etc.).

Al valo­rar la situa­ción polí­ti­ca en el país, un 57,8% de los encues­ta­dos la defi­nie­ron como ten­sa, y uno de cada cin­co como explo­si­va. Un 42,5% decla­ra­ron que es impres­cin­di­ble pro­tes­tar acti­va­men­te con­tra el empeo­ra­mien­to de las con­di­cio­nes de vida. Sin embar­go el gobierno no se mues­tra intran­qui­lo ante el incre­men­to de estas alar­man­tes ten­den­cias en el esta­do de áni­mo de la socie­dad. La natu­ra­le­za de esa con­duc­ta habría que bus­car­la en el carác­ter mis­mo del régi­men gober­nan­te. Todos los pre­si­den­tes y miem­bros de los gobier­nos que han diri­gi­do la rien­das de Ucra­nia a lo lar­go de las dos últi­mas déca­das, lo han hecho expre­san­do los intere­ses del capi­tal oli­gár­qui­co-cri­mi­nal y ven­de­pa­trias. No deja de ser sig­ni­fi­ca­ti­vo el hecho de que los prin­ci­pa­les mul­ti­mi­llo­na­rios ucra­nia­nos, des­pués de que los repre­sen­tan­tes de los círcu­los occi­den­ta­les hayan lle­va­do con ellos un “tra­ba­jo edu­ca­ti­vo”, mos­tra­sen públi­ca­men­te a toda pri­sa su res­pal­do a las “aspi­ra­cio­nes euro­peas de Ucra­nia”. A la memo­ria te vie­ne la adver­ten­cia de Lenin, sobre que “la bur­gue­sía trai­cio­na­rá a la patria y esta­rá dis­pues­ta a cual­quier cri­men, con tal de impo­ner su poder sobre el pue­blo y pre­ser­var sus bene­fi­cios”. Pare­ce que nada han apren­di­do de los resul­ta­dos de ese coque­teo con las fuer­zas ultra­na­cio­na­lis­tas de dere­cha, inclui­dos los neo­fas­cis­tas de Svoboda.

La pre­si­den­cia de Yanu­kó­vich ha veni­do mar­ca­da por una “inter­pre­ta­ción libre” de la Cons­ti­tu­ción y las leyes, por la con­cen­tra­ción en manos del Jefe del Esta­do de enor­mes pre­rro­ga­ti­vas y la ins­tau­ra­ción prác­ti­ca­men­te en el país de un régi­men auto­ri­ta­rio, que expre­sa los intere­ses de un limi­ta­dí­si­mo círcu­lo de oli­gar­cas a los que se ha veni­do cali­fi­can­do como “la familia”.

La polí­ti­ca de nom­bra­mien­tos del régi­men mos­tró tam­bién un carác­ter des­truc­ti­vo. Duran­te la épo­ca de Yús­chen­ko, se pro­mo­cio­na­ba a los “que­ri­dos ami­gos” para los altos car­gos, mien­tras que con el gobierno actual se pro­mo­cio­na a los suyos (prin­ci­pal­men­te de Donetsk). Esto ha deri­va­do en unos nive­les de corrup­ción sin pre­ce­den­tes a todos los nive­les de los orga­nis­mos esta­ta­les. Se ha pues­to de moda un fenó­meno tan ver­gon­zo­so, como el pago por la leal­tad y el some­ti­mien­to ante aque­llos que repar­ten car­gos, con­de­co­ra­cio­nes esta­ta­les o galo­nes de Gene­ral. En los Ser­vi­cios de Segu­ri­dad de Ucra­nia, duran­te estos años de inde­pen­den­cia se han suce­di­do doce direc­to­res. La mitad de ellos no estu­vie­ron siquie­ra ni dos años en el pues­to, aun­que a cin­co les dio tiem­po a alcan­zar el ran­go de Gene­ral. Por el Minis­te­rio del Inte­rior han pasa­do diez minis­tros, seis de los cua­les no lle­ga­ron a estar un año en el car­go. El Minis­te­rio de Desa­rro­llo Eco­nó­mi­co y Comer­cio (su deno­mi­na­ción ha sufri­do innu­me­ra­bles cam­bios) lo diri­ge hoy el minis­tro núme­ro 21. Y el Minis­te­rio de Finan­zas el minis­tro núme­ro 11.

En el gobierno prác­ti­ca­men­te no hay figu­ras con auto­ri­dad res­pe­ta­das y cono­ci­das por la socie­dad, capa­ces de tener su pro­pia pos­tu­ra y defen­der sus prin­ci­pios con­se­cuen­te­men­te. En lo que res­pec­ta al entorno del Pre­si­den­te, a veces uno tie­ne la impre­sión de que en el mis­mo apar­te de los obe­dien­tes “vele­tas” de turno, hay tam­bién “topos” mal disi­mu­la­dos, gen­te que está tra­ba­jan­do a con­cien­cia para des­acre­di­tar al Jefe del Estado.

El gobierno prác­ti­ca­men­te ha cedi­do a la “opo­si­ción” el espa­cio infor­ma­ti­vo. Inclu­so los medios de infor­ma­ción del Esta­do (cana­les de tele­vi­sión, emi­so­ras de radio, publi­ca­cio­nes escri­tas) en esta situa­ción, pare­ce que tra­ba­jan más para favo­re­cer un gol­pe de esta­do. En algo sí que coin­ci­de el gobierno y la opo­si­ción: en des­atar la his­te­ria anti­co­mu­nis­ta, en esa aspi­ra­ción por des­ca­li­fi­car el pasa­do sovié­ti­co. Pero al mis­mo tiem­po el gobierno se que­da cla­ra­men­te atrás con res­pec­to a la “opo­si­ción”, en ese empu­je, en esa acti­vi­dad, en ese saber influir en el esta­do de áni­mo de la gen­te, en la capa­ci­dad para orga­ni­zar actos de masas. El actual gobierno pare­ce no que­rer escu­char en abso­lu­to la voz del pue­blo, ni tener en cuen­ta las con­clu­sio­nes y pro­pues­tas de los expertos.

Hoy nues­tro pue­blo tie­ne que pagar por la fra­ca­sa­da polí­ti­ca eco­nó­mi­ca y social del actual gobierno y de los gobier­nos pre­ce­den­tes, por el incum­pli­mien­to de las pro­me­sas pre­elec­to­ra­les, por ese inca­pa­ci­dad y nega­ti­va a que­rer tener en cuen­ta en la acti­vi­dad prác­ti­ca, los más y los menos, los ries­gos de las deci­sio­nes adop­ta­das y los acuer­dos alcan­za­dos (espe­cial­men­te los que tie­nen rele­van­cia estra­té­gi­ca). “Mai­dán dos”, no es más que un pro­duc­to de unas refor­mas que no fue­ron medi­ta­das (refor­ma de las pen­sio­nes, de la sani­dad, etc.) y que han supues­to el empeo­ra­mien­to de la situa­ción de millo­nes de per­so­nas. Es el pre­cio por adop­tar un esti­lo de gobierno auto­ri­ta­rio, y una acti­tud des­de­ño­sa con la lega­li­dad. “Mai­dán dos” es la con­se­cuen­cia de la pér­di­da de con­fian­za del gobierno entre el pueblo.

La situa­ción en el país es muy com­pli­ca­da. Al gobierno se enfren­ta un adver­sa­rio agre­si­vo, orga­ni­za­do y res­pal­da­do abier­ta­men­te por occi­den­te. Esa “opo­si­ción”, está enca­be­za­da por gen­te que en abso­lu­to enca­ja en el papel de líder nacio­nal. Pero sin embar­go están peli­gro­sa­men­te car­ga­dos de ese ansia de poder que les hace no dete­ner­se ante nada, con tal de lograr sus obje­ti­vos. Su lle­ga­da al poder sig­ni­fi­ca­ría el esta­ble­ci­mien­to en el país de un régi­men de tipo fas­cis­ta. Sus pri­me­ros pasos serían la prohi­bi­ción del Par­ti­do Comu­nis­ta, la eli­mi­na­ción de la ley que sien­ta las bases de la polí­ti­ca inte­rior y exte­rior y el carác­ter del cur­so de polí­ti­ca exte­rior de neu­tra­li­dad, de no per­te­nen­cia a nin­gún blo­que; la inclu­sión de Ucra­nia en la OTAN, la denun­cia de los acuer­dos de Jár­kov, la expul­sión de la flo­ta de la Fede­ra­ción de Rusia del mar negro de terri­to­rio ucra­niano, el esta­ble­ci­mien­to de una ideo­lo­gía nacio­nal cho­vi­nis­ta como ideo­lo­gía del Esta­do, con todas las con­se­cuen­cias que de ello se derivan.

La tarea prin­ci­pal aho­ra es expli­car a la gen­te todos los peli­gros que encie­rra esa ame­na­za del desa­rro­llo de los acontecimientos.

Los estu­dios socio­ló­gi­cos demues­tran, que una par­te sig­ni­fi­ca­ti­va de la pobla­ción de Ucra­nia se encuen­tra en la opo­si­ción con res­pe­to al actual orden socio­eco­nó­mi­co, es decir al capi­ta­lis­mo. La gen­te comien­za a plan­tear­se todo aque­llo que se ha per­di­do con la liqui­da­ción del socia­lis­mo, y que es lo que les ha traí­do ese capi­ta­lis­mo tan ala­ba­do. La mayo­ría de nues­tros con­ciu­da­da­nos no ter­mi­nan de acep­tar un mode­lo eco­nó­mi­co en el que domi­ne la pro­pie­dad pri­va­da. Los ciu­da­da­nos de Ucra­nia se mues­tran reti­cen­tes a pri­va­ti­zar la tie­rra, apues­tan por el refor­za­mien­to del papel del Esta­do en la regu­la­ción de las rela­cio­nes socio-eco­nó­mi­cas. Un 41,3% de los encues­ta­dos se mos­tró par­ti­da­rio de com­ple­men­tar el sec­tor esta­tal con el pri­va­do, y un 27,2% apues­ta por la vuel­ta a la pla­ni­fi­ca­ción de la eco­no­mía sobre la base del con­trol esta­tal absoluto.

La mayo­ría de la pobla­ción per­ci­be la situa­ción en el país, y los pro­ce­sos que se están pro­du­cien­do en él, des­de unas posi­cio­nes cer­ca­nas a las del Par­ti­do Comu­nis­ta. De lo que se tra­ta aho­ra es de poder uti­li­zar de un modo más efi­caz todas esas pre­mi­sas obje­ti­vas, para atraer a los tra­ba­ja­do­res hacia las posi­cio­nes del partido.

Hay que refor­zar la orga­ni­za­ción de las estruc­tu­ras par­ti­dis­tas, se nece­si­ta un nota­ble incre­men­to de savia joven en nues­tras filas, un mayor empu­je en nues­tro actuar. Esas son las prin­ci­pa­les tareas que tene­mos por delan­te a día de hoy y que que­da­ron refle­ja­das en el últi­mo pleno del Comi­té Cen­tral del PCU, cele­bra­do recientemente.

G.Kriuchkov es miem­bro del CC del PCU y ha sido dipu­tado de la Rada en la III y IV legislaturas.

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