1934 – 2014…UHP, habrá otros octubres

*A la memo­ria de Sebas­tián Alva­rez Gar­cía de die­ci­sie­te años, que un dia de Octu­bre de 1934 par­tió fusil en mano a bus­car y defen­der sus sue­ños. Al igual que tan­tos otros nun­ca volvió».

Sebas­tían, a cuya memo­ria va dedi­ca­do este artícu­lo, murió defen­dien­do las posi­cio­nes obre­ras situa­das en La Corre­do­ria, en Ovie­do, fren­te a las tro­pas coman­da­das por el gene­ral López Ochoa que por orden del Gobierno de la II Repú­bli­ca habían sido envia­das a aca­bar con la insu­rrec­ción que habia esta­lla­do en Astu­rias el día 4 del mís­mo mes. Al igual que él miles de hom­bres y muje­res deci­die­ron inten­tar aquel més de Octu­bre de hace 80 años tomar el cie­lo por asal­to bajo la con­sig­na UHP, ¡Unios, Her­ma­nos Proletarios!.

No esta de más recor­dar des­de la memo­ria his­tó­ri­ca demo­crá­ti­ca y anti­fas­cis­ta, don­de la memo­ria de cla­se tie­ne un espa­cio más que rele­van­te, la razón de dicha deci­síón. Aquel 4 de Octu­bre de 1934 tuvo lugar en el esta­do espa­ñol una huel­ga gene­ral para res­pon­der a la entra­da de la CEDA (Con­fe­de­ra­ción Espa­ño­la de Dere­chas Autó­no­mas) en el gobierno de la Repú­bli­ca, algo que por la cre­cien­te fas­cis­ti­za­ción y volun­tad gol­pis­ta demos­tra­da inclu­so publi­ca­men­te por dicho par­ti­do era vis­to por los par­ti­dos y sin­di­ca­tos de izquier­das como un ata­que a la pro­pia esen­cia del régi­men repu­bli­cano que en su cons­ti­tu­ción se decla­ra­ba como «una Repú­bli­ca de tra­ba­ja­do­res de toda cla­se» y un cla­ro inten­to de invo­lu­ción del pro­pio régi­men polí­ti­co. En la mayor par­te de la penin­su­la la huel­ga es derro­ta­da por dife­ren­tes moti­vos, logran­do en el mejor de los casos como en dife­ren­tes zonas de Eus­kal Herria lan­zar cona­tos insu­rrecc­cio­na­les o hacer­se con el poder por unas horas o inclu­so varios dias. En el caso de Astu­rias sin embar­go UHP fue mucho más que una mera con­sig­na al lograr la cla­se obre­ra astu­ria­na demos­tran­do su incon­tes­ta­ble madu­rez, dar cuer­po a la lla­ma­da Alian­za Obre­ra, don­de se agru­pa­ron la prác­ti­ca de la tota­li­dad de par­ti­dos y sin­di­ca­tos obre­ros ‑PSOE, PCE, BOC, UGT, CNT…- sien­do ade­más capaz de dotar­se de una estra­te­gia polí­ti­ca, social y mili­tar que per­mi­tió que la insu­rrec­ción triun­fa­se y se man­tu­vie­se. Esa mis­ma madu­rez ido­lo­gi­ca, poli­ti­ca y orga­ni­za­ti­va será la que pro­pi­cie en Astu­rias un evi­den­te sal­to de cali­dad que fue capaz de con­ver­tir la insu­rrec­ción en revo­lu­ción social, en toma de poder por la cla­se obre­ra real y efec­ti­va, afir­man­do cla­ra­men­te los insu­rrec­tos astu­ria­nos que su acción no tenia otro obje­ti­vo que: «…fren­te a la situa­ción eco­nó­mi­co-polí­ti­ca del régi­men bur­gués, se impo­ne la acción man­co­mu­na­da de todos los sec­to­res obre­ros con el exclu­si­vo obje­to de pro­mo­ver y lle­var a cabo la revo­lu­ción social» con­si­tu­yen­do­se asi en lo que ha sido has­ta el dia de hoy la últi­ma expe­rien­cia euro­pea de insu­rrec­ción, toma de poder e inten­to de cons­truc­ción de una socie­dad sin cla­ses por par­te de la cla­se obrera.

En nues­tra Eus­kal Herria los sue­ños y las inten­cio­nes de una bue­na par­te de la cla­se obre­ra vas­ca no eran muy dife­ren­tes y más allá de la pron­ta derro­ta de ellos, de su pre­pa­ra­ción y deter­mi­na­ción para con­se­guir­los nos hablan las barri­ca­das ins­ta­la­das en Por­tu­ga­le­te y los casi dos­cien­tos encau­sa­dos de ese pue­blo, los más de 400 dete­ni­dos en Bil­bao, los hechos de Arra­sa­te y Eibar, los enfren­ta­mien­tos en Eran­dio y Lamia­ko, los inin­te­rrum­pi­dos hallaz­gos duran­te los meses pos­te­rio­res a la derro­ta de depo­si­tos de dina­mi­ta, de armas de fue­go, de pro­pa­gan­da, de emi­so­ras, las vola­du­ras de los puen­tes en la zona mine­ra, los bom­bar­deos de Gal­da­mes… Todos esos deseos de eman­ci­pa­ción derro­ta­dos pero abso­lu­ta­men­te vigen­tes los encon­tra­re­mos pos­te­rior­men­te refle­ja­dos en la deter­mi­na­ción ante los pelo­to­nes de eje­cu­ción de miles de fusi­la­dos por el fran­quis­mo, en las cau­sas dic­ta­das con­tra dece­nas de miles por ese régi­men, en el mito del Octu­bre Rojo astu­riano alen­tan­do la resis­ten­cia en el mon­te y la clan­des­ti­ni­dad… La insu­rrec­ción de Octu­bre, «la del 34», tal y como hemos escu­cha­do refe­rir­se a ella con el cari­ño y la fami­lia­ri­dad de un sue­ño tan­tas veces aca­ri­cia­do a tan­tos vie­jos mili­tan­tes obre­ros y anti­fas­cis­tas, mar­ca un hito y una espe­ran­za en la cla­se obre­ra astu­ria­na y de todo el esta­do y es la luz roja que dic­ta a las cla­ses domi­nan­tes la nece­si­dad de arran­car de cua­jo ambos ‑mito y espe­ran­za- y anu­lar la memo­ria de la reali­dad que fue­ron, lo que inten­ta­rán hacer lle­gan­do has­ta el geno­ci­dio a par­tir del 18 de Julio de 1936.

En el atar­de­cer del 18 de octu­bre de 1934 el diri­gen­te mine­ro astu­riano Belar­mino Tomás, cabe­za visi­ble del Ter­cer Comi­té Revo­lu­cio­na­rio Pro­vin­cial, era el encar­ga­do de leer el comu­ni­ca­do que anun­cia­ba el fin del movi­mien­to revo­lu­cio­na­rio en Astu­rias. Lo hizo des­de el bal­cón del Ayun­ta­mien­to de Lan­greo, sede del Comi­té, ante una mul­ti­tud de obre­ros que aba­rro­ta­ba la pla­za y las calles pró­xi­mas y que en gran par­te se mos­tra­ba con­tra­rio al cese de las hos­ti­li­da­des, mul­ti­tud entre la que según refle­jan dife­ren­tes tes­ti­mo­nios «las muje­res pro­vo­ca­ban a los hom­bres para que éstos no acep­ta­sen nin­gu­na cla­se de acuer­do con el ejér­ci­to de la Repú­bli­ca». En su dis­cur­so, Belar­mino Tomás se diri­gia asi a las per­so­nas alli con­gre­ga­das y por exten­sión a todos los insu­rrec­tos asturianos:

«La lucha no se ha plan­tea­do como las nece­si­da­des exi­gían. Exis­tía y exis­te el temor de coger las armas, y este temor, por no lla­mar­lo trai­ción, es el que ha deter­mi­na­do pre­ci­sa­men­te el fra­ca­so de nues­tro movi­mien­to, tan valien­te­men­te y con tan­to heroís­mo sos­te­ni­do aquí por espa­cio de quin­ce días pero ante esta situa­ción no es posi­ble seguir luchan­do por más tiem­po con las armas en la mano. Sin embar­go decla­ra­mos que la lucha entre el Capi­tal y el Tra­ba­jo no ha ter­mi­na­do ni podrá ter­mi­nar en tan­to que los obre­ros y cam­pe­si­nos no sean due­ños abso­lu­tos del Poder. El hecho de orga­ni­zar la paz con nues­tros enemi­gos no quie­re decir que rene­gue­mos de la lucha de cla­ses. No. Lo que hoy hace­mos es sim­ple­men­te un alto en el camino, en el cual sub­sa­na­re­mos nues­tros erro­res para no vol­ver a caer en los mis­mos, pro­cu­ran­do al mis­mo tiem­po orga­ni­zar nues­tra segun­da y pró­xi­ma bata­lla, que debe cul­mi­nar en el triun­fo total de los explotados.»

Tras la depo­si­ción de las armas por par­te de los insur­gen­tes la repre­sión sería lan­za­da con toda su cru­de­za sobre la cla­se obre­ra astu­ria­na, al igual que ya se venia aba­tien­do des­de prin­ci­pios de ese mis­mo mes sobre la vas­ca, la cata­la­na y la de los otros pue­blos de la penin­su­la, cul­pa­bles de haber que­ri­do hacer reali­dad su sue­ño de eman­ci­pa­ción y de jus­ti­cia social, cul­pa­bles de haber hecho que «El Esta­do y la Revo­lu­ción» de Lenin hubie­se sido uno de los libros más ven­di­dos en el año 1933… Tor­tu­ras indis­cri­mi­na­das, eje­cu­cio­nes en masa, vio­la­cio­nes, miles de dete­ni­dos y encar­ce­la­dos, habi­li­ta­ción de bar­cos-pri­sión o de luga­res como el Fuer­te de Ezka­ba para el encie­rro masi­vo de prisioneros…

Hoy 80 años des­pues de aque­llos hechos des­de Ahaz­tuak 1936 – 1977 que­re­mos hacer­nos tam­bien eco de aque­lla san­gre de Octu­bre, de una memo­ria que muy pocos ‑ni siquie­ra los que se dicen here­de­ros de las siglas que encua­dra­ban a aque­llos que los pro­ta­go­ni­za­ron- men­cio­nan hoy en día y mucho menos rei­vin­di­can. La memo­ria de Sebas­tían Alva­rez o de Celes­tino Uriar­te por men­cio­nar a algu­nos. La memo­ria que fue en gran medi­da la impul­so­ra de la vic­to­ria del Fren­te Popu­lar el 16 de Febre­ro de 1936 tras la ban­de­ra de la amnis­tia para los miles de pre­sos poli­ti­cos encar­ce­la­dos tras aque­lla insu­rre­ción, la memo­ria que alen­ta­ria al com­ba­te a miles de anti­fas­cis­tas tras el gol­pe del 18 de Julio de 1936.

Una memo­ria que como par­te de la memo­ria his­to­ri­ca de la cla­se obre­ra vas­ca, como par­te de la Memo­ria His­tó­ri­ca Demo­crá­ti­ca y Anti­fas­cis­ta de Eus­kal Herria y de los pue­blos y cla­ses popu­la­res de todo el esta­do muchos pre­fie­ren igno­rar y hacer que se igno­re. Una Memo­ria que nos mues­tra que una vez la cla­se obre­ra fue capaz de tomar el poder. Que nos mues­tra que una vez la cla­se obre­ra fue capaz de ser poder. Una Memo­ria que nos dice que eso no es impo­si­ble si se alcan­za la madu­rez ideo­ló­gi­ca, polí­ti­ca, orga­ni­za­ti­va y estra­té­gi­ca nece­sa­ria para ello.

Y en ello la memo­ria de cla­se, la memo­ria his­tó­ri­ca demo­crá­ti­ca y anti­fas­cis­ta, jue­ga un impor­tan­te por no decir deter­mi­nan­te papel.

AHAZTUAK 1936 – 1977

(Este artícu­lo fue escri­to y publi­ca­do en el año 2009 con moti­vo de la con­me­mo­ra­ción del 75. Ani­ver­sa­rio de la Revo­lu­ción de Octu­bre. Hoy lo recu­pe­ra­mos para que sir­va de pre­sen­ta­ción de la diná­mi­ca que des­de Ahaz­tuak 1936 – 1977 lle­va­re­mos a cabo duran­te el pre­sen­te año 2014, al cum­plir­se el 80. ani­ver­sa­rio de los mís­mos hechos históricos)

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