Correa, el abor­to y el “mal ejem­plo” de Chá­vez- San­tia­go Mayor


Duran­te 2013 y los pocos días que lle­va el 2014 han sido tema de agen­da las decla­ra­cio­nes y la posi­ción del pre­si­den­te ecua­to­riano, Rafael Correa, sobre el tema del abor­to, el femi­nis­mo y la igual­dad de géneros.
La pos­tu­ra radi­ca­li­za­da del man­da­ta­rio ecua­to­riano en con­tra del reco­no­ci­mien­to, aun­que sea for­mal, de los dere­chos de sexua­li­da­des diver­sas e inclu­so de las muje­res (como en el caso del abor­to) le ganó el repu­dio de amplios sec­to­res pro­gre­sis­tas y de izquier­da den­tro de su país y en todo el con­ti­nen­te. Inclu­so pro­du­jo un recha­zo al pro­ce­so de la Revo­lu­ción Ciu­da­da­na que él encar­na como su prin­ci­pal figura.
Cabe recor­dar que esto sur­ge duran­te la refor­ma del Códi­go Penal ecua­to­riano que se lle­vó a cabo en 2013, en ese momen­to Correa ame­na­zó con renun­ciar si se incluía el dere­cho al abor­to. Como suce­de en estos casos, y sobre todo en pro­ce­sos com­ple­jos y con­tra­dic­to­rios como son las revo­lu­cio­nes, la dere­cha más ran­cia se apo­yó en estos dichos para dar un giro sor­pren­den­te­men­te en su pos­tu­ra de siem­pre y de pron­to “apo­yar” lo que poco tiem­po antes cata­lo­ga­ban como un ase­si­na­to. El obje­ti­vo, al igual que con el gol­pe de Esta­do de 2010, era lograr la des­ti­tu­ción de Correa cosa que afor­tu­na­da­men­te no sucedió.
El “mal ejem­plo” de Chávez
Des­de ya que la pos­tu­ra del pre­si­den­te ecua­to­riano debe ser repu­dia­da por cual­quie­ra que luche por un pro­ce­so eman­ci­pa­to­rio radi­cal de nues­tros paí­ses. A esta altu­ra del par­ti­do, no reco­no­cer que la lucha con­tra el patriar­ca­do, por los dere­chos de las muje­res y la igual­dad de géne­ros va liga­da a cual­quier pro­ce­so de libe­ra­ción nacio­nal y social, es de una cegue­ra polí­ti­ca impor­tan­te. Sin embar­go el asun­to resul­ta más com­ple­jo si tene­mos en cuen­ta algo tan bási­co como que: A. Las revo­lu­cio­nes son pro­ce­sos, no se lle­van a cabo de un día para el otro, tie­nen avan­ces y retro­ce­sos y; B. Las revo­lu­cio­nes las hacen los pue­blos, no suje­tos individuales.

Y acá es don­de entra el “mal ejem­plo” del Coman­dan­te Chá­vez y su rol den­tro de la revo­lu­ción boli­va­ria­na y lati­no­ame­ri­ca­na. Chá­vez nos mal acos­tum­bró a que siem­pre (o casi) estu­vo a la van­guar­dia de la revo­lu­ción que diri­gió. Fue él quien lla­mó a refor­mar la Cons­ti­tu­ción dos veces, fue él quien res­pon­dió al loc­kout petro­le­ro de 2002/​2003 nacio­na­li­zan­do por com­ple­to PDVSA, fue él quien habló por pri­me­ra vez de socia­lis­mo, fue él quien lla­mó a con­for­mar los con­se­jos comu­na­les y las comu­nas, fue él quien se pro­cla­mó femi­nis­ta y sos­tu­vo que la revo­lu­ción debía levan­tar en alto esas banderas.

En defi­ni­ti­va, Chá­vez nos dio un mal ejem­plo. Nos con­ven­ció de que los líde­res siem­pre van un paso ade­lan­te de sus pue­blos (aun­que tam­po­co se pue­den ir muy lejos a menos que quie­ran que­dar­se solos). Pero sin embar­go, si repa­sa­mos la his­to­ria, sal­vo con­ta­das excep­cio­nes esto no es así. Son los pue­blos los que empu­jan o se que­dan “con los diri­gen­tes a la cabe­za o con la cabe­za de los dirigentes”.

En este sen­ti­do el caso de Correa es ejem­pli­fi­ca­dor. El pre­si­den­te ecua­to­riano, que ha esta­do a la ofen­si­va en muchos temas y qui­zás sea el man­da­ta­rio lati­no­ame­ri­cano que más se le ha plan­ta­do al impe­ria­lis­mo, en este aspec­to se ha que­da­do estan­ca­do. Sin embar­go, su pos­tu­ra no está un paso atrás de su pue­blo, sino todo lo con­tra­rio, es un fiel refle­jo del mis­mo. La mayo­ría de los ecua­to­ria­nos y ecua­to­ria­nas, recha­zan el aborto.

Como lo recha­zan muchos pue­blos lati­no­ame­ri­ca­nos fuer­te­men­te influen­cia­dos por una cul­tu­ra colo­nia­lis­ta y patriar­cal que lle­va siglos tra­ba­jan­do sobre nues­tras men­tes y nues­tros cuer­pos. El cato­li­cis­mo, y aun peor, el evan­ge­lis­mo pro­mo­cio­na­do por las emba­ja­das nor­te­ame­ri­ca­nas duran­te los últi­mos 60 años, han hecho un tra­ba­jo muy fuerte.

Jus­ta­men­te por esto, resul­ta lla­ma­ti­vo que des­de cier­ta izquier­da pos­mo­der­na y rela­ti­vis­ta al extre­mo, se lo cues­tio­ne a Correa por este tema y tam­bién por su enfren­ta­mien­to con algu­nos sec­to­res orga­ni­za­dos de los pue­blos ori­gi­na­rios, por no res­pe­tar su cul­tu­ra y sus tra­di­cio­nes. Curio­sa­men­te los pue­blos ori­gi­na­rios, al menos en Ecua­dor, recha­zan de plano el abor­to y lo cata­lo­gan como un ase­si­na­to. Los ori­gi­na­rios, ya sea por su tra­di­ción pre­co­lom­bi­na o por­que tam­bién se han con­ver­ti­do al cris­tia­nis­mo, en este pun­to están del mis­mo lado que Correa.

¿Y enton­ces qué? ¿Por eso hay que con­for­mar­se y acep­tar que el abor­to no es via­ble en Ecua­dor? Para nada, este artícu­lo bus­ca com­ple­ji­zar un poco más la mira­da y no cata­lo­gar a Correa con los peo­res insul­tos que se nos pue­dan ocu­rrir ni con­de­nar a uno de los pro­ce­sos de cam­bio más avan­za­dos de nues­tro continente.

Un árbol, por gran­de que sea, no pue­de tapar el bosque

Resul­ta fácil dejar­se lle­var por la lec­tu­ra mediá­ti­ca super­fi­cial de las reali­da­des de los dis­tin­tos paí­ses. Allí los pre­si­den­tes y pre­si­den­tas sue­len ser voce­ros indis­cu­ti­dos de lo que suce­de jun­to algún que otro polí­ti­co opo­si­tor que ten­ga rele­van­cia. Jus­ta­men­te es la visi­bi­li­dad mediá­ti­ca que lógi­ca­men­te tie­ne Correa la que nos tapa el bos­que del com­ple­jo entra­ma­do de la Revo­lu­ción Ciudadana.

Con la lle­ga­da al gobierno de Alian­za País, tam­bién acce­die­ron a pues­tos de impor­tan­cia en el Esta­do lucha­do­res y lucha­do­ras ecua­to­ria­nas que enfren­ta­ron des­de dis­tin­tos luga­res los gobier­nos neo­li­be­ra­les ante­rio­res. En este gru­po entran una enor­me can­ti­dad de mili­tan­tes por los dere­chos de las muje­res y la igual­dad de géneros.

Sin ir más lejos, el con­flic­to que se des­en­ca­de­nó en 2013 tuvo que ver con que tres asam­bleís­tas de Alian­za País (el par­ti­do de gobierno) que­rían des­pe­na­li­zar el abor­to. No fue­ron asam­bleís­tas de otro par­ti­do, sino del mis­mo al que per­te­ne­ce Rafael Correa.

Un ejem­plo en este sen­ti­do es Rosa­na Alva­ra­do. Ella es vice­pre­si­den­ta de la Asam­blea Nacio­nal de Ecua­dor y for­ma par­te de Alian­za País des­de su naci­mien­to. En una entre­vis­ta recien­te afir­mó: “Soy una femi­nis­ta con­ven­ci­da y siem­pre bus­ca­re más dere­chos en el camino a la igual­dad real entre hom­bres y muje­res, pero al mis­mo tiem­po soy inca­paz de exi­gir la polí­ti­ca del todo o nada. Este pro­ce­so polí­ti­co del Ecua­dor está trans­for­man­do el país en favor de las inmen­sas mayo­rías y esa para mí es la razón de mi defen­sa y pro­fun­da adhe­sión a este gobierno”.

Tam­bién ase­gu­ró que des­de ya pre­ten­de “más dere­chos, más liber­ta­des para las muje­res, quie­ro que la his­to­ria, el Esta­do, la igle­sia, la ley, le devuel­van a la mujer todo lo que le nega­ron cuan­do la veían como menos o como inca­paz. Yo segui­ré dispu­tan­do esos dere­chos y esos espa­cios, a veces, en con­tra de tesis con­ser­va­do­ras que tam­bién están den­tro de mi movi­mien­to. La his­to­ria nos demues­tra que las leyes son supe­ra­das por la reali­dad y eso es fun­da­men­tal cuan­do se tra­ta de sin­ce­rar los dis­cur­sos polí­ti­cos y sociales”.

Estos sec­to­res, estas lucha­do­ras y lucha­do­res no esta­rían don­de están hoy si no fue­ra por la Revo­lu­ción Ciu­da­da­na, un pro­ce­so de cam­bio que les abrió las puer­tas a las gran­des mayo­rías del país y des­en­ca­de­nó fuer­zas socia­les que antes esta­ban contenidas.

Tal como defi­nió Álva­ro Gar­cía Line­ra, vice­pre­si­den­te de Boli­via, exis­ten en toda revo­lu­ción “ten­sio­nes crea­ti­vas”. Es decir aque­llas ten­sio­nes que se sus­ci­tan den­tro de la revo­lu­ción, entre sec­to­res que la defien­den y cuyo des­en­vol­vi­mien­to debe hacer avan­zar el proceso.

Cual­quier pro­ce­so que se pre­cie de cam­biar todo lo que deba ser cam­bia­do ten­drá nece­sa­ria­men­te con­tra­dic­cio­nes, idas, vuel­tas y tra­bas a ven­cer, tan­to inter­nas como exter­nas. En Ecua­dor eso se está dan­do en todos los pla­nos. En algu­nos, su prin­ci­pal diri­gen­te a esta­do a la van­guar­dia, en otros ha obtu­ra­do lamen­ta­ble­men­te el debate.

Será tarea del pue­blo ecua­to­riano y sus orga­ni­za­cio­nes ir tra­ba­jan­do y des­an­dan­do el camino de la cul­tu­ra colo­nial que se nos ha impues­to duran­te siglos para avan­zar en la toma de con­cien­cia nece­sa­ria. Inclu­so tor­cien­do la volun­tad de sus diri­gen­tes si es nece­sa­rio. Pero sabien­do siem­pre que las ten­sio­nes se resuel­ven den­tro del pro­ce­so de cam­bio, nun­ca por fue­ra. Por­que afue­ra espe­ra aga­za­pa­do el impe­ria­lis­mo para dar el golpe.

Por­que hoy, como ayer, sigue tenien­do vali­dez aque­lla fra­se que hace más de 50 años pro­nu­ció ese enor­me líder revo­lu­cio­na­rio que es Fidel Cas­tro en sus Pala­bras a los Inte­lec­tua­les: “Den­tro de la Revo­lu­ción, todo; con­tra la Revo­lu­ción, nada. Con­tra la Revo­lu­ción nada, por­que la Revo­lu­ción tie­ne tam­bién sus dere­chos y el pri­mer dere­cho de la Revo­lu­ción es el dere­cho a existir”.

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