La gue­rra de Mali y sus víc­ti­mas (inclui­da la ver­dad). Dossier

Mali, una gue­rra que lle­va a la otra

Es preo­cu­pan­te el apo­yo y la indi­fe­ren­cia que el inter­ven­cio­nis­mo mili­tar en paí­ses leja­nos encuen­tra hoy en Europa.

Una gue­rra lle­va a la otra. La inte­gri­dad terri­to­rial de Mali que­dó defi­ni­ti­va­men­te des­trui­da por la inter­ven­ción mili­tar occi­den­tal en Libia. Acti­vó una reac­ción en cade­na fácil­men­te pre­vi­si­ble. La Unión Afri­ca­na reu­ni­da en Mau­ri­ta­nia advir­tió en mar­zo de 2011, al día siguien­te del ini­cio de la inter­ven­ción fran­ce­sa con­tra Gada­fi, de que el cam­bio de régi­men en Libia deseta­bi­li­za­ría la situa­ción en toda la región. Se aler­tó expre­sa­men­te de que los arse­na­les libios iban a ali­men­tar otras gue­rras en la región. Eso es lo que ha pasado.

“El cuer­po de mer­ce­na­rios tua­regs del cau­di­llo libio esta­ba for­ma­do por casi toda la juven­tud de Gao, Tom­buc­tú y Kidal, atraí­da a Libia por el dine­ro y la dro­ga”, expli­ca Chris­tof Wac­ker­na­gel, un ale­mán con nue­ve años de resi­den­cia en Bama­ko. Tras la caí­da de Gada­fi ese ejér­ci­to regre­só al país arma­do has­ta los dien­tes. “Mien­tras Mau­ri­ta­nia, Niger o Bur­ki­na Faso cerra­ron sus fron­te­ras a ese arse­nal, que inclu­ye misi­les tie­rra-aire, el pre­si­den­te de Mali, Ama­dú Tuma­ní Tou­ré, per­mi­tió su ingre­so”, expli­ca Wac­ker­na­gel, según el cual los diri­gen­tes del sece­sio­nis­mo tua­reg (MNLA), que viven en Fran­cia o Marrue­cos, care­cían de base de apo­yo en el país para crear su esta­do tua­reg, el Azawad.

Los tua­reg no son lo mis­mo que los sala­fis­tas. Si con los pri­me­ros se pue­de dia­lo­gar, con los segun­dos no hay más rela­ción que la gue­rra, se dice. Pero resul­ta que estos mis­mos sala­fis­tas, a cuyas manos lle­ga­ron algu­nas de las armas que los occi­den­ta­les lan­za­ron sobre Libia en para­caí­das para los adver­sa­rios de Gada­fi, son nues­tros ami­gos de toda la vida en el Gol­fo Pér­si­co. Los adver­sa­rios del satá­ni­co Irán, cuyo régi­men es infi­ni­ta­men­te más libe­ral y civi­li­za­do que el de esas monar­quías de cabre­ros ali­nea­das con nues­tra geo­po­lí­ti­ca energética.

Nues­tros ami­gos del Gol­fo son los gran­des ins­pi­ra­do­res y finan­cia­do­res del inte­gris­mo mili­tan­te en todo el mun­do. Pre­ci­sa­men­te ellos, des­de Qatar y Ara­bia Sau­dí, finan­cian aho­ra mis­mo a los adver­sa­rios de el Azad en Siria. Éste los denun­cia como “terro­ris­tas”, de la mis­ma for­ma en que se hace con los de Mali aho­ra, pero los de Siria son hones­tos lucha­do­res con­tra la tira­nía, y a dife­ren­cia de los otros reci­ben toda la ayu­da logís­ti­ca, mili­tar y polí­ti­ca de las poten­cias occi­den­ta­les, por­que el régi­men de Azad no está en la órbi­ta occidental.

Las con­se­cuen­cias del cam­bio de régi­men en Libia se repe­ti­rán con cre­ces en Siria. Lo de Mali pue­de ser bien poca cosa al lado del gran incen­dio entre suni­tas y chií­tas que occi­den­te apo­ya en Siria y que poten­cial­men­te extien­de el con­flic­to en una amplia región que va des­de Líbano has­ta Irak, pasan­do por Tur­quía y Jor­da­nia, con Irán como tra­ca final. Las armas de Gada­fi son poca cosa al lado de las del régi­men sirio. La inde­cen­te ges­tión de un con­flic­to nos lle­va al siguiente.

Hay un nexo que une el Afga­nis­tán de la gue­rra fría con el 11‑S neo­yor­kino. La coa­li­ción de occi­den­te con lo que hoy se lla­ma sala­fis­mo duró mucho en el Hin­du­kush has­ta que algu­nos de sus suje­tos radi­ca­li­za­dos se revol­vie­ron trein­ta años des­pués y mor­die­ron la mano de su socio en Nue­va York. Tam­bién aque­lla matan­za neo­yor­ki­na sir­vió para jus­ti­fi­car otras inter­ven­cio­nes béli­cas de mayor enver­ga­du­ra con cen­te­na­res de miles de muer­tos, un resul­ta­do peor que el ini­cial y un total des­pre­cio de la lega­li­dad internacional.

Esta vez hay una peti­ción expre­sa de inter­ven­ción a Fran­cia por par­te del gobierno de Malí, se dice. Pero, ¿qué es el gobierno de Malí?, se pre­gun­ta el exper­to ale­mán Uli Cre­mer. Des­de lue­go mucho menos de lo que era el gobierno afgano pro-sovié­ti­co que pidió ayu­da a la URSS y que en gran par­te enre­dó a Mos­cú para que envia­ra tro­pas allá en 1979.

En mar­zo de 2012 el Pre­si­den­te Ama­dou Tou­ma­ni Tou­ré sufrió un gol­pe mili­tar. Los gol­pis­tas no fue­ron reco­no­ci­dos y que­da­ron ais­la­dos inter­na­cio­nal­men­te. El jefe de los gol­pis­tas era el ofi­cial Ama­dou Sano­go, con tres años de for­ma­ción mili­tar en Esta­dos Uni­dos. Pese al ais­la­mien­to sigue man­dan­do. En el lugar de Tou­ré se colo­có a Dion­co­un­da Trao­ré como pre­si­den­te y a Cheick Modi­bo Dia­rra, ex jefe de Micro­soft en Áfri­ca, como pri­mer minis­tro, ambos sin apo­yo popu­lar. Trao­ré tuvo que ser lle­va­do a Fran­cia a prin­ci­pios de año des­pués de que sufrie­ra una pali­za en la que resul­tó heri­do. Dia­rra fue dete­ni­do por los mili­ta­res a media­dos de diciem­bre y obli­ga­do a dimi­tir con su gobierno. Trao­ré fue for­za­do a nom­brar como nue­vo pri­mer minis­tro a Djan­go Sis­so­ko, fun­cio­na­rio del Fon­do Mone­ta­rio Inter­na­cio­nal. Así pues, con­clu­ye Cre­mer, este es el gobierno de Mali que ha soli­ci­ta­do la inter­ven­ción mili­tar fran­ce­sa: “un país sin esta­do y una nación sin gobierno”. Para gran satis­fac­ción de Are­va, el gran con­sor­cio nuclear fran­cés que extrae su ura­nio en la región, con pers­pec­ti­vas en el nor­te de Mali.

Todo eso es aho­ra secun­da­rio, se dice. Los intere­ses incon­fe­sa­bles exis­ten, pero lo que está en pri­me­ra línea es otra cosa. Gada­fi, decían, iba a pasar a cuchi­llo a la pobla­ción de Ben­ga­zi. Aho­ra se tra­ta­ba de sal­var Bama­ko, la capi­tal de Mali, y a la pobla­ción del nor­te del país.

“Quie­nes están con­tra la inter­ven­ción mili­tar en Mali deben acla­rar si les trae sin cui­da­do la suer­te de esas muje­res a las que cor­tan las manos por salir solas de casa, las lapi­da­cio­nes por infi­de­li­dad matri­mo­nial, el hos­ti­ga­mien­to por fumar y todo el catá­lo­go de esos isla­mis­tas de la edad de pie­dra finan­cia­dos por la dro­ga y el secues­tro que si se hacen con el con­trol del esta­do serán un peli­gro para toda Áfri­ca Occi­den­tal y tam­bién para Euro­pa”, obser­va un vie­jo cole­ga de la pren­sa ber­li­ne­sa. Estos días estas cosas se leen por doquier en los perió­di­cos de Ber­lín y París. For­man par­te del sen­ti­do común en las redac­cio­nes de los medios de comu­ni­ca­ción euro­peos. En todas ellas tene­mos hoy un Ber­nard-Hen­ri Lévy colec­ti­vo: un cre­tino beli­cis­ta. “La inte­gri­dad de Mali es deci­si­va para la segu­ri­dad de Euro­pa”, dice el minis­tro fran­cés de defen­sa, Jean-Yves Le Drian, para­fra­sean­do la inmor­tal fra­se de su cole­ga ale­mán Peter Struck, “la liber­tad de Ale­ma­nia se defien­de en el Hindukush”.

Siem­pre un “depri­sa, depri­sa”, una extre­ma e inme­dia­ta pre­mu­ra, una cau­sa jus­ta y un peli­gro inmi­nen­te para nues­tra civi­li­za­ción que impi­den toda disi­den­cia. Suce­de en cada inter­ven­ción mili­tar: Afga­nis­tán, san­tua­rio del 11‑S, Irak, armas de des­truc­ción masi­va, Pakis­tán, el esta­do falli­do y a la vez nuclear, Yemen, poten­cial base ope­ra­cio­nal, Soma­lia, la pira­te­ría en una vital ruta marí­ti­ma, Libia, Siria y aho­ra Mali. Y siem­pre con los medios de comu­ni­ca­ción lla­man­do a la sagra­da cru­za­da beli­cis­ta. Al final de la bata­lla, miles de muer­tos una situa­ción estan­ca­da y que mani­fies­ta­men­te no ha mejo­ra­do (Afga­nis­tán, Irak, son casos de manual), y con­di­cio­nes para nue­vos con­flic­tos: gue­rras que lle­van a otras.

En Ale­ma­nia, don­de el gobierno man­tie­ne una acti­tud pru­den­te mitad por rece­lo a la coope­ra­ción mili­tar fran­co-bri­tá­ni­ca ‑vis­ta como reac­ción al arro­gan­te domi­nio eco­nó­mi­co de Ber­lín en Euro­pa- mitad por pre­ven­ción elec­to­ra­lis­ta ante una ciu­da­da­nía aún poco entu­sias­ta con las gue­rras, el papel de aci­ca­te de la pren­sa es par­ti­cu­lar­men­te remar­ca­ble. En un cuar­to de siglo, polí­ti­cos y medios de comu­ni­ca­ción han logra­do que una nación mayo­ri­ta­ria­men­te paci­fis­ta y alér­gi­ca al mili­ta­ris­mo, se comie­ra cada vez con mayor silen­cio la trans­for­ma­ción del ejér­ci­to ale­mán en una máqui­na de inter­ven­ción mun­dial. ¿Hay aho­ra en Ber­lín un deseo mal­sano de san­grar a Fran­cia, deján­do­la sola en Mali para dis­ci­pli­nar más el fren­te de la con­tra­rre­vo­lu­ción neo­li­be­ral lide­ra­da por Mer­kel? La pren­sa y la opo­si­ción social­de­mó­cra­ta y ver­de de Ale­ma­nia están, en cual­quier caso, más bien lla­man­do con entu­sias­mo a sumar­se a la bata­lla. No hay tiem­po ni espa­cio para valo­rar todas las cir­cuns­tan­cias y con­si­de­ra­cio­nes que impi­den sumar­se a la ale­gría de esos tam­bo­res de gue­rra. Depri­sa, deprisa.

En pri­mer lugar, la polí­ti­ca euro­pea en el mun­do no debe­ría con­tri­buir a incre­men­tar los con­flic­tos y las gue­rras con sus inter­ven­cio­nes mili­ta­res, sino prac­ti­car la diplo­ma­cia y el com­pro­mi­so. Su nor­ma rec­to­ra debe­ría ser el prin­ci­pio hipo­crá­ti­co de no dañar aún más al enfer­mo, aun­que vis­tas las res­pon­sa­bi­li­da­des de los gran­des incen­dios béli­cos que se decla­ran en el mun­do hay que pre­gun­tar­se quien es aquí el prin­ci­pal pirómano.

En segun­do lugar, las alian­zas y los apo­yos de esa polí­ti­ca debe­rían venir deter­mi­na­dos por la sal­va­guar­dia de la esta­bi­li­dad y de la paz, no por bas­tar­dos intere­ses polí­ti­cos, ener­gé­ti­cos, empre­sa­ria­les o del com­ple­jo mili­tar. En ter­cer lugar, la defen­sa de los dere­chos civi­les y huma­nos uni­ver­sa­les debe­ría tener más peso en la pro­yec­ción inter­na­cio­nal y no ser cons­tan­te­men­te vio­la­da y per­ver­ti­da por la polí­ti­ca de dere­chos huma­nos occi­den­tal, es decir: por la uti­li­za­ción hipó­cri­ta y selec­ti­va de los dere­chos huma­nos para jus­ti­fi­car la agre­si­va tra­di­ción mili­tar impe­ria­lis­ta europea.

El apo­yo social y la indi­fe­ren­cia que el inter­ven­cio­nis­mo mili­tar y la gue­rra en paí­ses leja­nos encuen­tra hoy en la pobla­ción euro­pea, es un pro­ble­ma cen­tral de la actual cri­sis europea.

Rafael Poch (Bar­ce­lo­na, 1956), ami­go y cola­bo­ra­dor de Sin­Per­mi­so, es el corres­pon­sal de La Van­guar­dia en Ber­lín. Duran­te vein­te años fue corres­pon­sal en Mos­cú y en Pekín. Antes estu­dió his­to­ria con­tem­po­rá­nea en Bar­ce­lo­na y Ber­lín Oes­te, fue el corres­pon­sal en Espa­ña de “Die Tages­zei­tung”, redac­tor de la DPA en Ham­bur­go y corres­pon­sal iti­ne­ran­te en Euro­pa del Este (1983 a 1987).

http://​blogs​.lavan​guar​dia​.com/​b​e​r​lin

Cómo Washing­ton ayu­dó a fomen­tar la insu­rrec­ción isla­mis­ta en Malí

El 12 de octu­bre de 2012, el Con­se­jo de Segu­ri­dad votó uná­ni­me­men­te a favor de una reso­lu­ción redac­ta­da por Fran­cia pidien­do al gobierno de Malí que ela­bo­ra­se pla­nes para una misión mili­tar para res­ta­ble­cer el con­trol sobre el nor­te de Malí, una zona del Saha­ra más gran­de que Fran­cia . Cono­ci­do como Aza­wad por la pobla­ción tua­reg local, el nor­te de Malí ha esta­do bajo el con­trol de los extre­mis­tas islá­mi­cos tras una rebe­lión tua­reg al comien­zo del año. Duran­te varios meses, los medios de comu­ni­ca­ción inter­na­cio­na­les se han refe­ri­do al nor­te de Malí como «el Afga­nis­tán de Afri­ca“, con lla­ma­mien­tos a una inter­ven­ción mili­tar inter­na­cio­nal cada vez inexorable.

Mien­tras que los medios de comu­ni­ca­ción han dado abun­dan­te cober­tu­ra y des­cri­to el cur­so de los acon­te­ci­mien­tos y las atro­ci­da­des come­ti­das en Aza­wad des­de que esta­lló en enero de lo que era apa­ren­te­men­te sólo otra rebe­lión tua­reg, algu­nas pre­gun­tas bási­cas no han sido plan­tea­das. Nin­gún perio­dis­ta ha pre­gun­ta­do, o al menos con­tes­ta­do de mane­ra satis­fac­to­ria, cómo esta últi­ma rebe­lión tua­reg fue secues­tra­da, casi tan pron­to como empe­zó, por unos pocos cien­tos de extre­mis­tas islámicos.

En resu­men, los medios de comu­ni­ca­ción mun­dia­les no han logra­do expli­car la situa­ción en Aza­wad. Y es así por­que la ver­da­de­ra his­to­ria de lo que ha esta­do suce­dien­do allí raya en lo increí­ble, lle­ván­do­nos a los pro­fun­dos y oscu­ros con­fi­nes de los ser­vi­cios de inte­li­gen­cia occi­den­ta­les y sus rela­cio­nes con el ser­vi­cio secre­to de Argelia.

La actual pesa­di­lla en Aza­wad es expli­ca­da en gene­ral como el resul­ta­do no inten­cio­na­do del derro­ca­mien­to de Muam­mar al-Qada­fi en Libia. Lo que es cier­to en la medi­da en que su caí­da pre­ci­pi­tó el regre­so a la región del Sahel (Níger y Malí) de miles de com­ba­tien­tes tua­regs furio­sos, des­ilu­sio­na­dos y bien arma­dos que habían ido a bus­car for­tu­na al ser­vi­cio del régi­men de Qada­fi. Pero esta no fue sino la últi­ma gota en una déca­da de cre­cien­te explo­ta­ción, repre­sión y mar­gi­na­ción que ha ali­men­ta­do un ciclo con­ti­nuo de pro­tes­tas, dis­tur­bios y rebe­lio­nes tua­regs. A este res­pec­to, Libia fue el cata­li­za­dor de la rebe­lión de Aza­wad, no su cau­sa sub­ya­cen­te. Más bien, la catás­tro­fe en cur­so en Malí es el resul­ta­do inevi­ta­ble de la mane­ra en que EE.UU. ha inser­ta­do la gue­rra glo­bal con­tra el terro­ris­mo en el Saha­ra-Sahel, en cola­bo­ra­ción con agen­tes de inte­li­gen­cia arge­li­nos, des­de 2002.

¿Por qué Arge­lia y EE UU nece­si­ta­ban terrorismo?

Cuan­do Abde­la­ziz Bou­te­fli­ka asu­mió el car­go de Pre­si­den­te de Arge­lia en 1999, el país tuvo que hacer fren­te a dos pro­ble­mas prin­ci­pa­les. Uno de ellos era su posi­ción en el mun­do. El papel del ejér­ci­to y de la DRS (el ser­vi­cio de inte­li­gen­cia de Arge­lia) en la “Gue­rra Sucia” habían hecho de Arge­lia un esta­do paria. El segun­do era que el ejér­ci­to, la ins­ti­tu­ción cen­tral del Esta­do, care­cía de moderno arma­men­to de alta tec­no­lo­gía, como resul­ta­do de las san­cio­nes inter­na­cio­na­les y los embar­gos de armas.

La solu­ción a ambos pro­ble­mas esta­ba en Washing­ton. Duran­te la era Clin­ton, las rela­cio­nes entre los EE.UU. y Arge­lia se había redu­ci­do a un nivel par­ti­cu­lar­men­te bajo. Sin embar­go, con la vic­to­ria repu­bli­ca­na en las elec­cio­nes de noviem­bre de 2000, el pre­si­den­te arge­lino Bou­te­fli­ka, un expe­ri­men­ta­do ex minis­tro de rela­cio­nes exte­rio­res, hizo lle­gar rápi­da­men­te su posi­ción a la nue­va admi­nis­tra­ción de EE.UU. y fue invi­ta­do en julio de 2001 a una cum­bre en Washing­ton con el pre­si­den­te Bush. Bush escu­chó con sim­pa­tía el rela­to de Bou­te­fli­ka de cómo su país se había vol­ca­do de la lucha con­tra los terro­ris­tas y su soli­ci­tud de equi­po mili­tar espe­cia­li­za­do que per­mi­tie­se a su ejér­ci­to man­te­ner la paz, la segu­ri­dad y la esta­bi­li­dad en Argelia.

En ese momen­to, Arge­lia tenía mas nece­si­dad de apo­yo de los EE.UU. que vice­ver­sa. Pero eso iba a cam­biar pron­to. Los ata­ques terro­ris­tas de 911 per­mi­tie­ron una nue­va era en las rela­cio­nes Esta­dos Uni­dos-Arge­lia. Duran­te los siguien­tes cua­tro años, Bush y Bou­te­fli­ka se reu­nie­ron seis veces más para desa­rro­llar una alian­za en gran par­te secre­ta y muy ambigua.

El “terro­ris­mo de Esta­do” argelino 

En enero de 1992, las elec­cio­nes legis­la­ti­vas en Arge­lia estu­vie­ron a pun­to de ser gana­das por el Fren­te Islá­mi­co de Sal­va­ción, lo que habría resul­ta­do en el pri­mer gobierno isla­mis­ta demo­crá­ti­ca­men­te ele­gi­do. Con “luz ver­de” de los EE.UU. y Fran­cia, Arge­lia anu­ló las elec­cio­nes gene­ra­les en lo que fue un autén­ti­co gol­pe de Esta­do mili­tar. Se des­en­ca­de­nó casi inme­dia­ta­men­te una «gue­rra civil» (cono­ci­da como la «gue­rra sucia») que con­ti­nuó has­ta la déca­da de 1990, supues­ta­men­te entre los isla­mis­tas y el ejér­ci­to, y en la que se esti­ma que 200.000 per­so­nas fue­ron asesinadas.

En 1994, el ser­vi­cio secre­to arge­lino DRS había logra­do infil­trar­se en los prin­ci­pa­les gru­pos arma­dos isla­mis­tas, los Gru­pos Islá­mi­cos Arma­dos (GIA), e inclu­so el líder del GIA, Dja­mel Zitou­ni, era un agen­te DRS. De hecho, muchos de los ase­si­na­tos y masa­cres de civi­les se lle­va­ron a cabo por el DRS hacién­do­se pasar por isla­mis­tas o por ele­men­tos del GIA diri­gi­dos y pro­te­gi­dos por la DRS.

John Schind­ler, un ex alto ofi­cial de inte­li­gen­cia de EE.UU. y miem­bro del Con­se­jo de Segu­ri­dad Nacio­nal, actual­men­te pro­fe­sor de Asun­tos de Segu­ri­dad Nacio­nal de los EE.UU. en el Naval War Colle­ge, recien­te­men­te advir­tió de cómo Arge­lia había crea­do en par­te a sus terro­ris­tas y como había uti­li­za­do el terro­ris­mo de Esta­do . Al escri­bir sobre la déca­da de 1990, afirmaba:

«Los GIA fue­ron una crea­ción de la DRS. Usan­do pro­ba­dos méto­dos sovié­ti­cos de pene­tra­ción y pro­vo­ca­ción, la agen­cia orga­ni­zó los GIA para des­acre­di­tar a los extre­mis­tas. Gran par­te del lide­raz­go de [los] GIA fue­ron agen­tes de la DRS, que lle­va­ron al gru­po a un calle­jón sin sali­da de ase­si­na­tos en masa, una tác­ti­ca des­pia­da­da que des­acre­di­ta­ba a los isla­mis­tas de los GIA ante la mayo­ría de los arge­li­nos. La mayor par­te de sus ope­ra­cio­nes más impor­tan­tes fue­ron obra de la DRS, inclu­yen­do la ola de aten­ta­dos de 1995 en Fran­cia. Algu­nas de las matan­zas más noto­rias de civi­les fue­ron per­pe­tra­das por uni­da­des espe­cia­les mili­ta­res dis­fra­za­das de muyahi­di­nes, o por gru­pos de los GIA bajo con­trol de la DRS». (1)

Hacia 1998, los ase­si­na­tos habían lle­ga­do a tal pun­to que muchos isla­mis­tas aban­do­na­ron los GIA para for­mar el Gru­po Sala­fis­ta para la Pre­di­ca­ción y el Com­ba­te (GSPC), pero pron­to se hizo evi­den­te que tam­bién había sido infil­tra­do por la DRS.

A pesar de que la “Gue­rra Sucia” comen­zó a amai­nar des­pués de 1998, nun­ca ter­mi­nó del todo. El GSPC, que cam­bió su nom­bre por el de Al Qae­da en el Magreb Islá­mi­co en 2006, sigue ope­ra­ti­vo tan­to en el nor­te de Arge­lia como en el Sahara-Sahel.

En muchos aspec­tos, poco ha cam­bia­do des­de los años 1990 ya que la DRS sigue reclu­tan­do terro­ris­tas y uti­li­zan­do el «terro­ris­mo de esta­do» y accio­nes con «ban­de­ra fal­sa» como medio fun­da­men­tal de ejer­cer su con­trol. La DRS no ha cam­bia­do en nada: su jefe, el gene­ral Moha­med Medie­ne, que fue entre­na­do por la KGB y una vez se refi­rió a sí mis­mo como «El Dios de Arge­lia“ (2), fue nom­bra­do en 1990 y toda­vía está en el pues­to. Es con­si­de­ra­do el hom­bre más pode­ro­so de Argelia.

En cuan­to a Al Qae­da en el Magreb Islá­mi­co, sus líde­res en las regio­nes del Saha­ra y el Sahel, Abdelha­mid Abou Zaid, Mokh­tar ben Mokh­tar y Yahia Djoua­di (todos tie­nen muchos alias) o son agen­tes del DRS o están estre­cha­men­te rela­cio­na­dos con ella.

Mi pri­mer libro sobre la gue­rra glo­bal con­tra el terro­ris­mo en el Saha­ra, The Dark Saha­ra (Plu­to 2009), des­cri­be y expli­ca el desa­rro­llo de esta extra­or­di­na­ria rela­ción. Puso de mani­fies­to por qué tan­to la admi­nis­tra­ción Bush como el régi­men de Argel nece­si­ta­ban un «poco más de terro­ris­mo» en la región. Los arge­li­nos que­rían más terro­ris­mo para legi­ti­mar su nece­si­dad de armas moder­nas de alta tec­no­lo­gía. La admi­nis­tra­ción Bush, por su par­te, vio en el desa­rro­llo del terro­ris­mo la jus­ti­fi­ca­ción para abrir un nue­vo fren­te sur en el Saha­ra de la Gue­rra Glo­bal con­tra el Terro­ris­mo. Este «segun­do fren­te» legi­ti­ma­ría la cre­cien­te mili­ta­ri­za­ción de Áfri­ca por par­te de EE.UU. para con­tro­lar los recur­sos natu­ra­les del con­ti­nen­te, espe­cial­men­te el petró­leo. Lo que pron­to con­du­jo a la crea­ción en 2008 de un nue­vo man­do de com­ba­te de EE.UU. para Afri­ca – AFRICOM.

La pri­me­ra ope­ra­ción terro­ris­ta con “ban­de­ra fal­sa” de EE.UU. y Arge­lia en el Sáha­ra-Sahel se lle­vó a cabo en 2003, cuan­do un gru­po lide­ra­do por un agen­te «infil­tra­do» de la DRS, Ama­ri Sai­fi (alias “Abde­rra­zak Lama­ri” y «El Para»), toma­ron como rehe­nes a 32 turis­tas euro­peos en el Saha­ra arge­lino. La admi­nis­tra­ción Bush inme­dia­ta­men­te cali­fi­có a el “El Para” como «el hom­bre de Osa­ma bin Laden en el Sahara».

El mode­lo cubano de Rumsfeld

El gobierno de EE.UU. tie­ne una lar­ga his­to­ria de uso de accio­nes de “ban­de­ra fal­sa” para jus­ti­fi­car su inter­ven­ción mili­tar. La ins­pi­ra­ción de la ope­ra­ción de “El Para” en 2003 en reali­dad se remon­ta direc­ta­men­te a un plan simi­lar con­ce­bi­do por el Esta­do Mayor Con­jun­to de EE.UU. 40 años antes.

A raíz del desas­tre de la Bahía de Cochi­nos en 1961 – cuan­do una fuer­za de exi­lia­dos cuba­nos entre­na­da por la CIA, con el apo­yo de las fuer­zas arma­das esta­dou­ni­den­ses, inten­tó sin éxi­to inva­dir Cuba y derro­car al gobierno de Fidel Cas­tro – el Depar­ta­men­to de Defen­sa de EE.UU. y el Esta­do Mayor Con­jun­to ela­bo­ra­ron pla­nes, con el códi­go Ope­ra­ción North­woods, para jus­ti­fi­car una inva­sión mili­tar de Cuba por EE.UU.. El plan fue pre­sen­ta­do al Secre­ta­rio de Defen­sa del pre­si­den­te John F Ken­nedy, Robert McNa­ma­ra, el 13 de mar­zo de 1962. Bajo el títu­lo «Jus­ti­fi­ca­ción de la inter­ven­ción mili­tar de EE.UU. en Cuba (Top Secret)» (3), la Ope­ra­ción North­woods pro­po­nía des­en­ca­de­nar una gue­rra terro­ris­ta secre­ta y san­grien­ta con­tra su pro­pio país, con el fin de enga­ñar al públi­co esta­dou­ni­den­se para que apo­ya­ra una gue­rra mal con­ce­bi­da por la Jun­ta de Jefes de Esta­do Mayor con­tra Cuba. Pre­veía que la CIA y otros ser­vi­cios lle­va­sen a cabo una serie de atro­ci­da­des. En EE.UU. el perio­dis­ta inves­ti­ga­dor James Bam­ford lo des­cri­bió así: «civi­les ino­cen­tes iban a ser tiro­tea­dos en las calles de EE.UU., algu­nos bar­cos con refu­gia­dos que huían de Cuba debían ser hun­di­dos en alta mar, una ola de vio­len­cia terro­ris­ta sería des­en­ca­de­na­da en Washing­ton DC, Mia­mi y otros luga­res . Per­so­nas ino­cen­tes serían acu­sa­das de aten­ta­dos que no come­te­rían y avio­nes secues­tra­dos. Uti­li­zan­do prue­bas fal­sas, se cul­pa­ría de todo ello a Cas­tro, dan­do así a Lem­nitzer [Pre­si­den­te de la Jun­ta de Jefes del Esta­do Mayor] y a su cama­ri­lla la excu­sa, así como el apo­yo públi­co e inter­na­cio­nal, que nece­si­ta­ban para lan­zar su gue­rra con­tra la Cuba de Fidel Cas­tro” (4) .

El plan fue recha­za­do final­men­te por el pre­si­den­te Ken­nedy. La Ope­ra­ción North­woods per­ma­ne­ció «cla­si­fi­ca­da» y des­co­no­ci­da para el públi­co esta­dou­ni­den­se has­ta que fue des­cla­si­fi­ca­da por el Archi­vo de Segu­ri­dad Nacio­nal y reve­la­da por Bam­ford en abril de 2001. En 2002, un plan no muy dife­ren­te fue pre­sen­ta­do al Secre­ta­rio de Defen­sa Donald Rums­feld por su Con­se­jo Cien­tí­fi­co de Defen­sa. Extrac­tos de su «Estu­dio de Verano sobre las Ope­ra­cio­nes Espe­cia­les de las Fuer­zas Con­jun­tas en apo­yo de la lucha con­tra el terro­ris­mo» se hicie­ron públi­cos el 16 de agos­to de 2002 (5), por Pame­la Hess (6), William Arkin (7) y David Isen­berg (8), entre otros, que publi­ca­ron más infor­ma­ción y ana­li­za­ron el plan. El plan reco­men­da­ba la crea­ción de un «Gru­po de Ope­ra­cio­nes Proac­ti­vas y Pre­ven­ti­vas» (P20G, como lle­gó a ser cono­ci­do), una orga­ni­za­ción en la som­bra que lle­va­ría a cabo misio­nes secre­tas para «esti­mu­lar reac­cio­nes» de gru­pos terro­ris­tas, pro­vo­cán­do­les para que rea­li­za­sen actos vio­len­tos que los expu­sie­ran a “con­tra­ata­ques” de las fuer­zas de EE.UU (9).

Al Qae­da en el Magreb Islámico

Mi nue­vo libro sobre la gue­rra glo­bal con­tra el terro­ris­mo en el Saha­ra (The Dying Saha­ra, Plu­to 2013) pre­sen­ta evi­den­cias fuer­tes de que la ope­ra­ción de “El Para” fue la pri­me­ra “prue­ba de fun­cio­na­mien­to” de la deci­sión de Rums­feld, adop­ta­da en 2002, de poner en prác­ti­ca el plan P20G. En su recien­te inves­ti­ga­ción de algu­nas ope­ra­cio­nes con “ban­de­ra fal­sa”, Nafeez Ahmed afir­ma que el perio­dis­ta de inves­ti­ga­ción Sey­mour Hersh (10) fue infor­ma­do por un ase­sor del Pen­tá­gono que la ope­ra­ción del arge­lino [“El Para”] había sido un ensa­yo del nue­vo pro­gra­ma encu­bier­to del Pen­tá­gono P20G (11).

El fren­te Saha­ra-Sahel no es el úni­co caso de este tipo inci­den­tes fabri­ca­dos en la Gue­rra Glo­bal con­tra el Terro­ris­mo. En mayo de 2008, el pre­si­den­te Geor­ge W Bush soli­ci­tó 400 millo­nes de dóla­res para finan­ciar ope­ra­cio­nes encu­bier­tas de gru­pos terro­ris­tas en su mayor par­te en el Medio Orien­te y Afga­nis­tán en una ofen­si­va encu­bier­ta diri­gi­da en últi­ma ins­tan­cia con­tra el régi­men ira­ní. La par­ti­da ini­cial de 300 millo­nes de dóla­res fue apro­ba­da por el Congreso.

Des­de la ope­ra­ción de “El Para”, la DRS de Arge­lia, con la com­pli­ci­dad de los EE.UU. y el cono­ci­mien­to de otras agen­cias de inte­li­gen­cia occi­den­ta­les, ha uti­li­za­do Al Qae­da en el Magreb Islá­mi­co, a tra­vés de la infil­tra­ción casi com­ple­ta de su lide­raz­go, para crear un esce­na­rio terro­ris­ta. Gran par­te del pai­sa­je terro­ris­ta que Arge­lia y sus alia­dos occi­den­ta­les han dibu­ja­do en la región del Saha­ra-Sahel es com­ple­ta­men­te falso.

The Dying Saha­ra ana­li­za cada supues­to inci­den­te “terro­ris­ta” en la región duran­te la últi­ma y terri­ble déca­da. Demues­tra que unos pocos fue­ron autén­ti­cos actos terro­ris­tas, pero que la gran mayo­ría fue­ron fabri­ca­dos u orques­ta­dos por la DRS. Algu­nos inci­den­tes, como el amplia­men­te difun­di­do ata­que de Al Qae­da en el Magreb Islá­mi­co al aero­puer­to de Dja­net, en Arge­lia en 2007, sim­ple­men­te no ocu­rrió. Lo que en reali­dad suce­dió fue que una mani­fes­ta­ción con­tra el gobierno arge­lino por el des­em­pleo de jóve­nes tua­reg loca­les ter­mi­nó con dis­pa­ros de los jóve­nes con­tra el aero­puer­to. No tenía nada que ver con Al Qae­da en el Magreb Islámico.

Con el fin de jus­ti­fi­car o aumen­tar lo que he lla­ma­do las «ren­tas terro­ris­mo» de Washing­ton, los gobier­nos de Mali, Níger y Arge­lia han sido res­pon­sa­bles en al menos cin­co oca­sio­nes des­de 2004 de pro­vo­car a los tua­regs a tomar las armas: en 2004 (Níger) , 2005 (Taman­ras­set, Arge­lia), 2006 (Malí), 2007-09 (Níger y Malí). En julio de 2005, por ejem­plo, jóve­nes tua­regs se amo­ti­na­ron en la sure­ña ciu­dad arge­li­na de Taman­ras­set, incen­dian­do 40 ofi­ci­nas guber­na­men­ta­les y edi­fi­cios comer­cia­les. Se com­pro­bó final­men­te ante el tri­bu­nal que los dis­tur­bios y ata­ques incen­dia­rios habían sido cau­sa­dos por agen­tes pro­vo­ca­do­res de la poli­cía arge­li­na. El asun­to fue tapa­do y unos 80 jóve­nes libe­ra­dos e indem­ni­za­dos. Pero el obje­ti­vo de este ejer­ci­cio se había logra­do: la DRS sus alia­dos en Washing­ton podían hablar de «terro­ris­mo putati­vo» entre los tua­reg de Taman­ras­set, y jus­ti­fi­car aún más la Ini­cia­ti­va Con­tra­te­rro­ris­ta Trans-Saha­ra de Geor­ge Bush y el ejer­ci­cio mili­tar Ope­ra­ción Flintlock del pen­tá­gono en el Sahara.

Con oca­sión de la ope­ra­ción de “El Para”, el Pen­tá­gono pro­du­jo una serie de mapas de Áfri­ca, que repre­sen­ta­ban a la mayor par­te de la región del Saha­ra-Sahel como una «Terror Zone» o un «Corre­dor del Terror “. Una pro­fe­cía auto-cum­pli­da. Ade­más, la región se ha con­ver­ti­do tam­bién en uno de las prin­ci­pa­les zonas de trán­si­to de dro­ga en el mun­do. En los últi­mos años, el trá­fi­co de cocaí­na des­de Amé­ri­ca del Sur a tra­vés de Aza­wad hacia Euro­pa, bajo la pro­tec­ción de las éli­tes polí­ti­cas y mili­ta­res de la región, en par­ti­cu­lar del ex pre­si­den­te de Malí y sus fuer­zas de segu­ri­dad, así como la DRS de Arge­lia, ha flo­re­ci­do. La Ofi­ci­na de las Nacio­nes Uni­das para el Con­trol de Dro­gas esti­mó recien­te­men­te que el 60 por cien­to de la cocaí­na en Euro­pa pasa a tra­vés de la región. Y cal­cu­ló su valor, a pre­cios de la calle en París, en unos 11 mil millo­nes de dóla­res, de los que se esti­ma que unos 2 mil millo­nes se que­dan en la región.

El impac­to de las maqui­na­cio­nes de Washing­ton en los pue­blos del Saha­ra-Sahel y su eco­no­mía regio­nal ha sido devas­ta­dor. Más de 60 secues­tros de occi­den­ta­les han lle­va­do al colap­so a la indus­tria turís­ti­ca que pro­por­cio­na­ba a las comu­ni­da­des tua­reg en Malí, Níger y Arge­lia gran par­te de sus ingre­sos en efec­ti­vo. Por ejem­plo, el ase­si­na­to de cua­tro turis­tas fran­ce­ses en Mau­ri­ta­nia, ade­más de secues­tros pos­te­rio­res, pro­vo­ca­ron que sólo 173 turis­tas visi­ta­ran Mau­ri­ta­nia en 2011, en com­pa­ra­ción con 72.500 en 2007 (12). La pér­di­da del turis­mo ha pri­va­do a la región de dece­nas de millo­nes de dóla­res y ha obli­ga­do a más y más tua­reg (y otros gru­pos étni­cos), espe­cial­men­te a los jóve­nes, a caer en la «cri­mi­na­li­dad» del ban­di­da­je y el trá­fi­co de drogas.

El actual desas­tre de Mali

Si de todo ello se des­pren­de que la últi­ma rebe­lión tua­reg en Mali tenía un trans­fon­do his­tó­ri­co com­ple­jo, la rebe­lión que comen­zó en enero de 2012 era dife­ren­te de todas las rebe­lio­nes tua­reg ante­rio­res por­que había una posi­bi­li­dad muy real de que tuvie­se éxi­to, al menos en lo que se refie­re a tomar el con­trol de todo el nor­te de Mali. La crea­ción del MNLA rebel­de en octu­bre de 2011, por tan­to, no sólo era una gra­ve ame­na­za poten­cial para Arge­lia, sino que pare­ce haber toma­do el régi­men arge­lino por sor­pre­sa. Arge­lia siem­pre ha teni­do un poco de mie­do a los tua­reg, tan­to a nivel nacio­nal como en los paí­ses veci­nos del Sahel. La posi­bi­li­dad real de que un movi­mien­to nacio­na­lis­ta tua­reg en el nor­te de Malí tuvie­se éxi­to mili­tar­men­te, en un país que Arge­lia siem­pre ha con­si­de­ra­do como su pro­pio patio tra­se­ro, no podía ser tolerada.

La estra­te­gia de la agen­cia de inte­li­gen­cia arge­li­na para eli­mi­nar esta ame­na­za ha sido uti­li­zar su con­trol de Al Qae­da en el Magreb islá­mi­co para debi­li­tar y lue­go des­truir la cre­di­bi­li­dad y la efi­ca­cia polí­ti­ca de la MNLA. Esto es pre­ci­sa­men­te lo que hemos vis­to suce­de en el nor­te de Malí en los últi­mos nue­ve meses.

Aun­que el gobierno arge­lino lo ha nega­do, envió a unos 200 miem­bros de sus fuer­zas espe­cia­les a Aza­wad, el 20 de diciem­bre de 2011. Su pro­pó­si­to pare­ce haber sido:

• Pro­te­ger Al Qae­da en el Magreb Islá­mi­co, que había des­pla­za­do su base de entre­na­mien­to en el sur de Arge­lia al nor­te de Malí, alre­de­dor del 2008

• eva­luar los pun­tos fuer­tes y las inten­cio­nes del MNLA, y

• ayu­dar a esta­ble­cer dos “nue­vos” gru­pos terro­ris­tas sala­fis­ta-yiha­dis­ta en la región – Ansar al-Din y MUJAO.

Los líde­res de estos nue­vos gru­pos – Iyad ag Ghaly de Ansar al-Din, y el sul­tán Badi Ould de MUJAO – están estre­cha­men­te aso­cia­do con la DRS. A pesar de que tan­to Ansar al-Din y MUJAO comen­za­ron con esca­sas fuer­zas, con­ta­ron con el apo­yo inme­dia­to de mer­ce­na­rios expe­ri­men­ta­dos y sica­rios bien entre­na­dos de las bri­ga­das de Al Qae­da en el Magreb Islá­mi­co bajo influen­cia de la DRS. Esto expli­ca por qué los isla­mis­tas fue­ron capa­ces de expan­dir­se tan rápi­da­men­te y domi­nar al MNLA tan­to polí­ti­ca como militarmente.

Aun­que la estra­te­gia arge­li­na ha sido efi­caz, al menos has­ta aho­ra, su obje­ti­vo de debi­li­tar y des­acre­di­tar al MNLA ha con­ver­ti­do a la región en una catás­tro­fe huma­na. La inter­ven­ción mili­tar extran­je­ra pare­ce cada vez más pro­ba­ble. A pesar de que Arge­lia siem­pre se ha opues­to con todas sus fuer­zas a ello por­que se con­si­de­ra la poten­cia hege­mó­ni­ca en el Sahel y no Fran­cia. La Reso­lu­ción del 12 de octu­bre del Con­se­jo de Segu­ri­dad daba a Arge­lia una últi­ma opor­tu­ni­dad para «fre­nar a sus perros” y dise­ñar una solu­ción polí­ti­ca pací­fi­ca. Pero, como la ira con­tra los isla­mis­tas cre­ce y el deseo de ven­gan­za de la socie­dad civil de Malí se hace cada vez más fuer­te, una solu­ción pací­fi­ca pare­ce cada vez más improbable.

Rebe­lio­nes tua­regs en Malí 

Los Tua­regs son apro­xi­ma­da­men­te 2 – 3 millo­nes de per­so­nas y son la pobla­ción indí­ge­na de gran par­te del Saha­ra Cen­tral y del Sahel. El gru­po más gran­de, esti­ma­do en 800.000 per­so­nas, vive en Malí, segui­do de Níger, y con peque­ños gru­pos de pobla­ción en Arge­lia, Bur­ki­na Faso y Libia.

Ha habi­do cin­co rebe­lio­nes tua­reg en Malí des­de la Inde­pen­den­cia, ade­más de las tres de Níger y dis­tur­bios espo­rá­di­cos en Arge­lia. La últi­ma rebe­lión tua­reg en Malí, enca­be­za­da por el Movi­mien­to Nacio­nal de Libe­ra­ción de l’A­za­wad (MNLA), se ini­ció en enero de 2012. El MNLA esta com­pues­to tua­regs que habían regre­sa­do de Libia alre­de­dor de octu­bre de 2011, rebel­des que no habían depues­to las armas tras el levan­ta­mien­to de 2007-09 y otros que habían deser­ta­do del ejér­ci­to malien­se. Su núme­ro se esti­ma en unos 3.000. A media­dos de mar­zo habían des­alo­ja­do a las fuer­zas mili­ta­res mal equi­pa­das y peor diri­gi­das de Mali de la mayor par­te del nor­te del país (Aza­wad), encon­tran­do poca resistencia. ??

Des­pués de esta humi­lla­ción del ejér­ci­to de Malí, los sol­da­dos en los cuar­te­les de Kati, cer­ca de Bama­ko, se amo­ti­na­ron el 22 de mar­zo, y una jun­ta de ofi­cia­les jóve­nes toma­ron el poder en el país. En una sema­na, las tres capi­ta­les de pro­vin­cia del nor­te, Kidal, Gao y Tom­buc­tú caye­ron en manos de los rebel­des, y el 5 de abril, el MNLA decla­ró Aza­wad esta­do independiente.

La decla­ra­ción de inde­pen­den­cia del Aza­wad no ha reci­bi­do nin­gún apo­yo inter­na­cio­nal. Una razón ha sido la alian­za entre el MNLA y Ansar al-Din, un movi­mien­to jiha­dis­ta de nue­va crea­ción diri­gi­do por un nota­ble tua­reg, Iyad ag Ghaly, y otro gru­po yiha­dis­ta, Jamat Tawhid Wal Jihad Fi Gar­bi Afriq­qi­ya (Movi­mien­to para la Uni­dad y Jihad en el oes­te de Áfri­ca – MUJAO). Tan­to Ansar al-Din y MUJAO están conec­ta­dos y son apo­ya­dos por Al Qae­da en el Magreb Islá­mi­co (AQMI). En mayo, eran estos gru­pos isla­mis­tas, no el MNLA, los que man­da­ban polí­ti­ca y mili­tar­men­te en Azawad.

A fina­les de junio, la ten­sión entre el MNLA y los isla­mis­tas esta­lló en una lucha abier­ta, el MNLA fue expul­sa­do de Gao y cada vez más mar­gi­na­do polí­ti­ca­men­te. Des­de enton­ces, los isla­mis­tas han impues­to la ley islá­mi­ca de for­ma estric­ta en Aza­wad, espe­cial­men­te en Gao, Tom­buc­tú y Kidal. Eje­cu­cio­nes suma­rias, ampu­tacio­nes, lapi­da­cio­nes y otras atro­ci­da­des seme­jan­tes, así como la des­truc­ción de los san­tua­rios sagra­dos en Tim­buk­tu – decla­ra­dos por la UNESCO Patri­mo­nio de la Huma­ni­dad – están sien­do inves­ti­ga­das por la Cor­te Penal Inter­na­cio­nal. En agos­to, casi medio millón de per­so­nas habían hui­do o habían sido desplazadas.

A modo de conclusión

He adver­ti­do en nume­ro­sas oca­sio­nes en la últi­ma déca­da que el modo en que se esta­ba orques­tan­do el terro­ris­mo en el Saha­ra-Sahel por la DRS arge­li­na, con cono­ci­mien­to de los EE.UU. y otras poten­cias occi­den­ta­les, inevi­ta­ble­men­te daría lugar a una catás­tro­fe, muy posi­ble­men­te en for­ma de una con­fla­gra­ción en toda la región. A menos que ocu­rra un mila­gro a comien­zos del 2013, el nor­te de Malí pare­ce ser el sitio don­de se ini­cia­rá esta conflagración.

Dicho esto, es posi­ble un esce­na­rio terri­ble según algu­nos de los coman­dan­tes de las mili­cias loca­les, en su mayo­ría, tua­regs. Creen que la DRS arge­li­na y sus alia­dos occi­den­ta­les están uti­li­zan­do la situa­ción de Aza­wad para fomen­tar la con­cen­tra­ción de gru­pos “sala­fis­tas-yiha­dis­tas” en la región – el lla­ma­do “emi­ra­to sub­saha­riano” – y poder así erra­di­car­los. En ese caso, la DRS arge­li­na saca­ría antes a sus «agen­tes» y deja­ría aban­do­na­dos a su suer­te a los “sol­da­dos de infan­te­ría” – los isla­mis­tas faná­ti­cos- fren­te a los bombardeos.

Pero sea cual sea el esce­na­rio que se desa­rro­lle en Malí, cuan­do escu­che las noti­cias de los desas­tres y la gue­rra en Aza­wad, no pien­se: “vaya, sólo otra gue­rra en Áfri­ca». Recuer­de este trans­fon­do oscu­ro, sór­di­do y cómo la Gue­rra Glo­bal con­tra el Terror de Washing­ton ha lle­ga­do al Saha­ra-Sahel y están pagan­do las con­se­cuen­cias sus pueblos.

NOTAS:

(1) John Schind­ler, ‘The ugly truth about Alge­ria, The Natio­nal Inter­est, 10 Jul 2012.

(2) Jeremy Kee­nan, ‘Gene­ral Tou­fik: “God of Alge­ria”’, Al Jazee­ra, 29 Sep 2010.

(3) US Joint Chiefs of Staff, ‘Jus­ti­fi­ca­tion for US Mili­tary Inter­ven­tion in Cuba (Top Secret)’, US Depart­ment of Defen­se, 13 Mar 1962. Ha sido publi­ca­do en línea en una for­ma más com­ple­ta por el Archi­vo de Segu­ri­dad Nacio­nal el 30 de abril de 2001.

(4) James Bam­ford, Body of Secrets, Dou­ble­day 2001.

(5) Defen­se Scien­ce Board, ‘DSB Sum­mer Study on Spe­cial Ope­ra­tions and Joint For­ces in Sup­port of Coun­te­ri­ng Terro­rism’. En fas​.org/​i​r​p​/​a​g​e​n​c​y​/​d​o​d​/​d​s​b​b​r​i​e​f​.​ppt

(6) Pame­la Hess, ‘Panel wants $7bn éli­te coun­ter-terror unit.’ Uni­ted Press Inter­na­tio­nal, 26 Sep 2002

(7) William M Arkin, ‘The Secret War,’ Los Ange­les Times, 27 Oct 2002.

(8) David Isen­berg, ‘“P2OG” allows Pen­ta­gon to fight dirty’, Asia Times Onli­ne, 5 Nov 2002.

(9) Chris Floyd, ‘Into the Dark: The Pen­ta­gon Plan to pro­mo­te terro­rist attacks,’ Coun­ter­punch, 1 Nov 2002; Nafeez Mosad­deq Ahmed, ‘Our Terro­rists’, New Inter­na­tio­na­list, Oct 2009.

(10)Seymour Hersh, ‘The Coming Wars: What the Pen­ta­gon can now do in Secret.’ The New Yor­ker, 24 Jan 2005.

(11) Nafeez Mosad­deq Ahmed, op cit.

(12) eTN Glo­bal Tra­vel Industry News, 19 Nov 2008, etur​bo​news​.com

Jeremy Kee­nan es un antro­pó­lo­go social bri­tá­ni­co de gran pres­ti­gio, pro­fe­sor del SOAS de la Uni­ver­si­dad de Lon­dres, espe­cia­li­za­do en el Saha­ra-Sahel. Entre sus libros sobre este tema: The Tua­reg: Peo­ple of Ahag­gar, Allen Lane, 1977; Saha­ra Man: Tra­ve­lling with the Tua­reg, John Murray Publishers, 2001; The Les­ser Gods of the Saha­ra: Social Chan­ge and Con­tes­ted Terrain Amongst the Tua­reg of Alge­ria, Frank Cass Publishers, 2004; The Dark Saha­ra: Ame­ri­ca’s War on Terror in Afri­ca, Plu­to Press, 2009; The Dying Saha­ra: US Impe­ria­lism and Terror in Afri­ca, Plu­to Press, 2012

Tra­duc­ción para www​.sin​per​mi​so​.info: Enri­que García

Artikulua gustoko al duzu? / ¿Te ha gustado este artículo?

Twitter
Facebook
Telegram

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *