Lo que escribimos el 14 de abril de 2012 se ha hecho, desgraciadamente, realidad. Recordemos que en esa fecha afirmábamos: «Una vez más tenemos una injerencia imperialista a la vista; esta vez en Mali, después de las de Libia, Costa de Marfil y las amenazas contra Siria».
La relación es cada vez más evidente entre la agitación en el Norte de Mali y las consecuencias de la agresión imperialista contra Libia: armamento pesado que circula casi-libremente y que está a disposición de grupos armados visiblemente en colusión objetiva con los dirigentes de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO), de la «comunidad internacional»… Las empresas internacionales, ayudadas por los ejércitos de sus gobiernos respectivos, podrán tratar más fácilmente con los pequeños jefes que con Estados estructurados y respetando a sus pueblos. La situación es grave, no solo para Mali sino para toda la región, incluyendo a Argelia: porque los que aparece es una verdadera recolonización-balcanización de África para acaparar y perpetuar la explotación de sus riquezas naturales y humanas.
Habitualmente, cuando la Francia oficial habla de los malienses es ¡para expulsarlos de Francia en vuelos charter! Hoy en día, esta misma Francia oficial con un gobierno socialista, para más inri, se ha convertido en amiga de los malienses y nos gratifica con imágenes idílicas de Montreuil [ciudad que se encuentra en las afueras de París, nota de la traducción] rebautizada como Bamako en París, mientras bombardea los pueblos del Norte de Mali. Una amabilidad bastante sospechosa cuando hay africanos que están en peligro de muerte aquí mismo, en Francia, por intentar conseguir los papeles, como es el caso de las huelgas de hambre del CSP59 en Lille.
No, los dirigentes de este país mienten por interés y para defender unos intereses concretos: los de los monopolios Areva (ex Cogéma), Total, Bouygues… Los terroristas «islamistas» no son el objetivo sino el pretexto de la injerencia, pues son esos mismos grupúsculos los que han sido armados para desestabilizar Libia, Siria.
Nos dan la lata invocando la petición de intervención de Mali, pero ¿quién está en el origen de los cambios incesantes a la cabeza de ese país? ¡Acaso no es la marioneta Ouattara quién está a la cabeza del organismo fantoche CEDEAO! Se nos habla también de la ONU. Esa misma ONU que se ha convertido en una máquina de autorizar guerras y de repartir la riqueza entre los poderosos, pero impotentes para hacer aplicar la más mínima sanción contra el Estado sionista y defender a los palestinos.
Estos dirigentes mienten también en sus discursos sobre la deuda y el déficit presupuestario, sino, ¿cómo explicar que hay dinero disponible para la guerra, cómo explicar que hay dinero para darlo a los empresarios (bajo el pretexto de reforzar la competitividad) y no lo hay para el SMIC [salario mínimo interprofesional, NdT], para los mínimos sociales necesarios y para los servicios públicos?
Estas guerras sucesivas (Afganistán, Yugoslavia, Irak, Libia, Costa de Marfil, Siria…) y las que van a venir no son solamente iniciativas de jefes de Estado o de gobiernos belicosos, son la única respuesta que el sistema económico y político es capaz de dar, es decir el capitalismo de los monopolios en plena carrera de globalización. Es este mismo sistema el que, aquí, engendra la pauperización y la precarización y, allí, la miseria y la guerra.
Es por esta razón por la que no podemos desinteresarnos de las nuevas guerras coloniales e imperialistas. El destino del África agredida y de la inmigración ‑y más ampliamente de las clases populares- están indisociablemente unidas.
La competencia entre las potencias imperialistas unida a su «globalización» hace, para cada una de ellas, todavía más importante el control de las fuentes de materias primas y en particular de los recursos energéticos (gas, petróleo, uranio). Los verdaderos objetivos de la guerra en Mali no es la defensa ni la integridad de Mali o la lucha contra el integrismo, sino el control de la región sahariana y la desestabilización de Argelia.
El Partido Socialista se encuentra nuevamente en la iniciativa de una guerra. No hay que sorprenderse. Existe una gran continuidad en las elecciones estratégicas de la social-democracia desde la Primera Guerra Mundial: siempre la guerra y siempre en el campo de la clase dominante.
Los jóvenes de los barrios populares dicen: basta! FAKO!!
Nuestra herencia de jóvenes descendientes de la colonización nos hace pensar como los campesinos-pescadores malienses: «El pez se equivoca si piensa que el pescador ha ido a alimentarle». Ninguna intervención extranjera ha liberado nunca a ningún pueblo.
El Frente Unido de la Inmigración y de los Barrios Populares condena la intervención imperialista en Mali, condena la autorización dada por Argelia para sobrevolar su territorio.
Aseguramos a los progresistas malienses nuestra solidaridad y apoyo en sus luchas por la integridad territorial, por la democracia política y por el progreso social.
Igualmente aseguramos a los progresistas argelinos nuestra solidaridad para reforzar el campo anti-imperialista.
París, 20 de enero de 2013
Frente Unido de la Inmigración y de los Barrios Populares
(Este Frente reagrupa veinte asociaciones de grandes ciudades de Francia.)
[Traducido del francés por Boltxe kolektiboa.]