¡Alfon­so está secues­tra­do!- Luis Ocampo

Es una cues­tión ya tra­di­cio­nal en el Esta­do Espa­ñol, la exis­ten­cia de gru­pos orga­ni­za­dos den­tro de los apa­ra­tos poli­cia­les, a veces bien con­tro­la­dos por los Gobier­nos res­pec­ti­vos, otras veces no, que actúan al mar­gen de la lega­li­dad vigen­te con una cla­ra fina­li­dad polí­ti­ca- represiva.

Duran­te el Fran­quis­mo el prin­ci­pal y casi úni­co obje­ti­vo de las fuer­zas poli­cia­les era la repre­sión polí­ti­ca, es decir la per­se­cu­ción de la opo­si­ción democrática.

La fal­ta de una míni­ma depu­ra­ción de fas­cis­tas y tor­tu­ra­do­res de los cuer­pos poli­cia­les duran­te la tran­si­ción, per­mi­tió que en estos se ins­ta­la­ra la cul­tu­ra de la total impu­ni­dad y el idea­rio de que la repre­sión polí­ti­ca era algo con­sus­tan­cial a su exis­ten­cia, por supues­to a la que había que dar continuidad.

Esa per­cep­ción, ajus­ta­da a la reali­dad, con­di­cio­na el uso gene­ra­li­za­do de las fuer­zas poli­cia­les en esa direc­ción, la repre­sión, pero tam­bién la super­vi­ven­cia de lla­mé­mos­le “estruc­tu­ras” con cier­to gra­do de auto­no­mía que son uti­li­za­das más allá de la lega­li­dad, sin que aque­llos que tie­nen la res­pon­sa­bi­li­dad de velar por que ésta se cum­pla lo hagan, con­vir­tién­do­se en cóm­pli­ces de esas prác­ti­cas, en el mejor de los casos por omisión.

Los epi­so­dios más cono­ci­dos de esa línea de actua­ción poli­cial ile­gal, con­sen­ti­da y/​o ampa­ra­da por el Esta­do, fue el lla­ma­do GAL, pero hubo a lo lar­go de la his­to­ria de las últi­mas casi cua­tro déca­das, otras muchas experiencias.

En estos momen­tos nos enfren­ta­mos con tres “ope­ra­cio­nes poli­cia­les” en mar­cha, con dife­ren­tes dimen­tio­nes, pero que pare­cen tener un mis­mo hilo con­duc­tor, y des­de lue­go un obje­ti­vo común, la repre­sión polí­ti­ca. Nos refe­ri­mos a la ope­ra­ción mediá­ti­co-poli­cial con­tra le movi­mien­to sobe­ra­nis­tas en Cata­lu­ña, bas­tan­te cono­ci­da por la deri­va­da que tie­ne en el mano a mano entre los dia­rios, El Mun­do y El País.

Las otras ope­ra­cio­nes, abso­lu­ta­men­te bru­tal la pri­me­ra a la que nos vamos a refe­rir el secues­tro de Alfon­so y la cam­pa­ña mediá­ti­co-poli­cial con­tra la mili­tan­te de Iz​.Ca., Ele­na Mar­ti­nez, que es a su vez tra­ba­ja­do­ra en el Con­gre­so de los Dipu­tados como asis­ten­te del Gru­po Par­la­men­ta­rio Mixto.

En ambos casos hay un cla­ro obje­ti­vo, ata­car al cre­cien­te, cuan­ti­ta­ti­va y cua­li­ta­ti­va­men­te, movi­mien­to popu­lar en Madrid.

Segu­ra­men­te el Sis­te­ma no tenía pre­vis­to, al menos con la fuer­za con la que esta ocu­rrien­do, el desa­rro­llo de un poten­tí­si­mo movi­mien­to popu­lar en Madrid, no sólo en lo social, si no tam­bién en lo polí­ti­co, ade­más con una cla­ra orien­ta­ción rupturista.

El Esta­do sabe per­fec­ta­men­te que el avan­ce de la orga­ni­za­ción polí­ti­ca del movi­mien­to popu­lar en Madrid, es uno de los ele­men­tos cla­ves para la con­fi­gu­ra­ción de una estra­te­gia rup­tu­ris­ta con el Regi­men actual. Y pre­ten­den neu­tra­li­zar ese avan­ce recu­rrien­do a todos los méto­dos repre­si­vos, los lega­les y par­ti­cu­lar­men­te los ilegales.

En el con­tex­to des­cri­to, es en el que se enmar­ca la ope­ra­ción de secues­tro y tor­tu­ra pla­ni­fi­ca­da de Alfon­so. Se está lle­van­do ade­lan­te una prác­ti­ca que podría­mos deno­mi­nar de “aduc­ción” del mili­tan­te, de macha­car­lo sico­ló­gi­ca­men­te en la bús­que­da de su des­truc­ción como per­so­na, com­bi­nan­do como decía­mos, un secues­tro de hecho con la tor­tu­ra pro­gra­ma­da duran­te éste.

En el caso de Ele­na Mar­ti­nez, la manio­bra mediá­ti­co – repre­si­va, des­de el pun­to de vis­ta gene­ral tie­ne el mis­mo obje­ti­vo, ata­car al movi­mien­to popu­lar orga­ni­za­do en Madrid. Des­de el pun­to de vis­ta indi­vi­dual, la línea repre­si­va tam­bién tie­ne la pre­ten­sión de cri­mi­na­li­zar y des­es­ta­bi­li­zar a la persona.

Se habla bas­tan­te de la actual Dele­ga­da del Gobierno en Madrid, pero se habla muy poco del actual Jefe Supe­rior de Poli­cía en esa Comunidad.

El actual Jefe Supe­rior de Poli­cía en Madrid era el Jefe Supe­rior de Poli­cía en Cas­ti­lla y León cuan­do comen­za­ron las movi­li­za­cio­nes con­tra el nar­co­trá­fi­co, la corrup­ción y la espe­cu­la­ción en el Barrio de Paja­rri­los de Valla­do­lid en febre­ro de 2003. Ese señor se posi­cio­nó des­ca­ra­da­men­te des­de el prin­ci­pio en con­tra de ese movi­mien­to social, repri­mién­do­lo sal­va­je­men­te y favo­re­cien­do la con­ti­nua­ción de la acti­vi­dad del nar­co­trá­fi­co en el barrio.

Ese señor, impu­so san­cio­nes eco­nó­mi­cas por cer­ca de 30.000 euros, del año 2003, a l@s vecin@s del barrio, que final­men­te fue­ron anu­la­das en su mayo­ría; y pre­sen­tó una denun­cia con­tra más de vein­te miem­bros de la Coor­di­na­do­ra por aso­cia­ción ilí­ci­ta, que tam­bién que­dó final­men­te archivada.

Ese per­so­na­je, es el que ins­pi­ra en la actua­li­dad la polí­ti­ca repre­si­va en la Comu­ni­dad de Madrid.

El Esta­do debe­ría de saber ya, a estas altu­ras, que con todas esas manio­bras cri­mi­na­li­za­do­tas y repre­si­vas no van a parar al movi­mien­to popu­lar, lo úni­co que con­se­gui­rán es des­le­gi­ti­mar­se y des­acre­di­tar­se aún más.

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