Egip­to: El capi­ta­lis­mo blan­quea­do de la Her­man­dad- Ammar Ali Hassan

Cuan­do se exa­mi­nan en deta­lle, los Her­ma­nos Musul­ma­nes no son dife­ren­tes del régi­men de Muba­rak en su pers­pec­ti­va eco­nó­mi­ca esen­cial­men­te capitalista.

La bre­cha entre las escri­tu­ras islá­mi­cas y las prác­ti­cas dia­rias de los musul­ma­nes es amplia. Lo mis­mo se apli­ca a las ideas, con­cep­cio­nes, reco­men­da­cio­nes e ins­truc­cio­nes que la Her­man­dad rele­ga al papel y a los dis­cur­sos, mien­tras que su com­por­ta­mien­to real bien se ajus­ta a las tra­di­cio­nes pre­va­len­tes o tra­ba­ja para pro­mo­ver sus pro­pios bene­fi­cios o intere­ses. Debi­do a la dure­za de las con­di­cio­nes de vida, que ejer­cen pre­sión sobre los ner­vios de la direc­ción de los Her­ma­nos Musul­ma­nes, esta a veces se des­vía mez­qui­na­men­te, entre reco­dos y calle­jo­nes que la ale­jan del cre­do puro y la noble vir­tud, per­so­ni­fi­ca­da en la visión utó­pi­ca del fun­da­dor de su movi­mien­to, Has­san Al-Banna.

Socio­lo­gía de la Her­man­dad: entre Al-Ban­na y Qutb

Esta for­ma de esqui­zo­fre­nia se refle­ja en la visión eco­nó­mi­ca de la Her­man­dad, for­mu­la­da tras el éxi­to de su par­ti­ci­pa­ción elec­to­ral, que les per­mi­tió colo­car a uno de sus líde­res en la pre­si­den­cia de Egip­to. Tam­bién se mani­fies­ta en las inter­re­la­cio­nes de los Her­ma­nos Musul­ma­nes y sus estruc­tu­ras inter­nas, que están pla­ga­das de des­igual­da­des de cla­se, a su vez agra­va­das por la rura­li­za­ción de la Her­man­dad en las últi­mas déca­das, que ha alte­ra­do de for­ma impor­tan­te la com­po­si­ción demo­grá­fi­ca de una gru­po que man­tu­vo duran­te años carac­te­rís­ti­cas “medi­ne­sas” de sus orí­ge­nes y derro­te­ro inicial.

Los cam­bios socia­les y estruc­tu­ra­les de la Her­man­dad Musul­ma­na fue­ron, en gran medi­da, tam­bién el pro­duc­to de cier­tas inter­pre­ta­cio­nes estric­tas de los pasa­jes de las Escri­tu­ras o de una exce­si­va depen­den­cia de la decla­ra­ción de “exi­gen­cias que san­cio­nan lo pros­cri­to”, cuyo resul­ta­do fue que la “rique­za de los Her­ma­nos Musul­ma­nes”, acu­mu­la­da a par­tir de las dona­cio­nes de los miem­bros adi­ne­ra­dos de la orga­ni­za­ción, es decir rega­los de los ricos del Gol­fo, y las ganan­cias de sus empre­sas comer­cia­les en diver­sas par­tes del mun­do, se con­cen­tró en las manos de unos pocos. Estos pocos vol­ca­ron esta rique­za en el obje­ti­vo de com­prar leal­ta­des y diri­gir a la Her­man­dad por un camino que poco a poco se ale­jó de la ruta de Al-Ban­na y la acer­có a la de Sayed Qutb. Una ruta de la que se des­vin­cu­la­ron los líde­res más vete­ra­nos de los Her­ma­nos Musul­ma­nes, que sos­te­nían que no repre­sen­ta­ba el pun­to de vis­ta de su grupo.

De hecho, Qutb hizo un lla­ma­do a la auto-sufi­cien­cia eco­nó­mi­ca de la socie­dad, una cau­sa que defen­dió elo­cuen­te­men­te en su exce­len­te obra, Jus­ti­cia Social en el Islam. Sin embar­go, en la segun­da fase de su carre­ra, no mucho des­pués, renun­cia­ría a todo lo que escri­bió duran­te ese perío­do. A pesar de que lue­go escri­bi­ría La Bata­lla entre Islam y el Capi­ta­lis­mo, un aná­li­sis más cer­cano de este tra­ba­jo reve­la que su bata­lla no era tan­to con­tra el capi­ta­lis­mo colo­nia­lis­ta ram­pan­te, a favor de una visión en defen­sa de los pobres y des­po­seí­dos, como para con­tra­rres­tar el capi­ta­lis­mo occi­den­tal con otra for­ma de capi­ta­lis­mo, cuyos prin­ci­pios se halla­ban en las escri­tu­ras islá­mi­cas, pero a los que ali­men­tó con inter­pre­ta­cio­nes ten­den­cio­sas de ver­sos corá­ni­cos o citas selec­ti­vas de hadiths pro­fé­ti­cos y bio­gra­fías de los pri­me­ros líde­res musulmanes.

Aun­que Al-Ban­na apo­yó el prin­ci­pio de la pro­pie­dad pri­va­da, su visión eco­nó­mi­ca pro­po­nía tres exi­gen­cias esen­cia­les que Egip­to toda­vía pare­ce nece­si­tar hoy:

  • Una mone­da inde­pen­dien­te basa­da en acti­vos sóli­dos de recur­sos nacio­na­les y de sus ingre­sos, en lugar de en ban­cos extranjeros.
  • Sal­va­guar­das regu­la­to­rias para pro­te­ger al públi­co de la tira­nía de los mono­po­lios y garan­ti­zar que las per­so­nas obten­gan el mayor bene­fi­cio posi­ble de las empresas.
  • Un solo impues­to de estruc­tu­ra esca­lo­na­da basa­do en acti­vos y no sólo en ganan­cias o bene­fi­cios. El sis­te­ma tri­bu­ta­rio ser­vi­ría a los fines de ayu­dar a los pobres, a luchar con­tra el aca­pa­ra­mien­to de la rique­za, a pre­ve­nir la cir­cu­la­ción del dine­ro, a finan­ciar pro­yec­tos públi­cos eco­nó­mi­cos y cari­ta­ti­vos, y a mejo­rar la vida de los fun­cio­na­rios de ran­go infe­rior al per­mi­tir aumen­tos en sus sala­rios, al tiem­po que se redu­cen los suel­dos exce­si­vos de los fun­cio­na­rios superiores.

En aque­llos leja­nos días, Al-Ban­na se diri­gió a un gru­po de fun­cio­na­rios públi­cos de ran­go infe­rior y arte­sa­nos que for­ma­ban el núcleo ini­cial de los Her­ma­nos Musul­ma­nes, por lo que era cons­cien­te de sus frá­gi­les cir­cuns­tan­cias eco­nó­mi­cas y que­ría mejo­rar sus vidas. Pero con el tiem­po, la Her­man­dad comen­zó a atraer a miem­bros de la peque­ña bur­gue­sía y a esta­ble­cer con­di­cio­nes estric­tas para la adhe­sión, una de las cua­les era que todo can­di­da­to tenía que tener un empleo remu­ne­ra­do. Más tar­de, la orga­ni­za­ción abrió sus puer­tas a la acu­mu­la­ción de capi­tal a tra­vés de dona­cio­nes, rega­los e inver­sio­nes y se con­vir­tió en una vía para la crea­ción de una cla­se de empre­sa­rios y empren­de­do­res a quie­nes la Her­man­dad ofre­cía la opor­tu­ni­dad de poner su dine­ro en cir­cu­la­ción en secre­to y a sal­vo de los ojos y las manos de regí­me­nes en el poder que per­se­guían a sus miembros.

La idea­li­za­ción intere­sa­da del capi­ta­lis­mo bazarí-mercantil

Un estu­dio recien­te rea­li­za­do por inves­ti­ga­do­res del Cen­tro de Estu­dios Eco­nó­mi­cos y Estra­té­gi­cos del Nilo, bajo la super­vi­sión del emi­nen­te eco­nó­mis­ta Farouk Abdel-Kha­lek lle­gó a algu­nas con­clu­sio­nes pro­fun­das sobre la natu­ra­le­za del “capi­ta­lis­mo de la Her­man­dad Musul­ma­na”. Por ejem­plo, el estu­dio encon­tró que algu­nos miem­bros de la Her­man­dad poseen “peque­ños impe­rios finan­cie­ros” de patri­mo­nios netos no meno­res a LE500 millo­nes, algu­nos de los cua­les tie­nen rami­fi­ca­cio­nes en el extran­je­ro y que con­tro­lan for­tu­nas de varios miles de millo­nes de dóla­res. Por supues­to que los Her­ma­nos Musul­ma­nes nie­gan todo esto, y oca­sio­nal­men­te “libe­ran” modes­tas esti­ma­cio­nes de las for­tu­nas de algu­nos de sus miem­bros, como Khai­rat al-Sha­ter y Malek Hassan.

La mayor par­te del capi­tal que con­tro­lan direc­ta o indi­rec­ta­men­te los Her­ma­nos Musul­ma­nes no está dedi­ca­do a pro­pó­si­tos de desa­rro­llo. Como seña­lan altos fun­cio­na­rios de la Her­man­dad, citan­do un dicho atri­bui­do a un hadith pro­fé­ti­co: “nue­ve déci­mas de tus ingre­sos pro­ven­drán del comer­cio”. Pero obvia­men­te estos diri­gen­tes no toman en cuen­ta el con­tex­to en que fue pro­nun­cia­da esta máxi­ma, es decir, en la anti­gua Ara­bia, don­de los ára­bes tenían pocas fuen­tes de ingre­sos ade­más del comer­cio duran­te la tem­po­ra­da de pere­gri­na­ción, y cuan­do la agri­cul­tu­ra y la indus­tria eran prác­ti­ca­men­te inexis­ten­tes. Habría que pre­gun­tar­le a estos fun­cio­na­rios de la Her­man­dad por qué no citan otros pasa­jes de las Escri­tu­ras, como los ver­sos corá­ni­cos que se rela­cio­nan con la his­to­ria del Pro­fe­ta José, que res­ca­tó a Egip­to de la ham­bru­na sem­bran­do tri­go, en vez de impor­tar­lo del extran­je­ro como se hace en la actualidad.

De la mis­ma mane­ra, una gran par­te de las acti­vi­da­des finan­cie­ras de la Her­man­dad Musul­ma­na es la dis­tri­bu­ción y pres­ta­ción de ser­vi­cios, y no la mejo­ra de la pro­pie­dad o el desa­rro­llo agra­rio, la cons­truc­ción de fábri­cas y el for­ta­le­ci­mien­to de la eco­no­mía del cono­ci­mien­to. Cier­ta­men­te, antes de la revo­lu­ción de enero, la Her­man­dad tenía algu­na jus­ti­fi­ca­ción para esta orien­ta­ción, en vis­ta de las cir­cuns­tan­cias polí­ti­cas y de segu­ri­dad que les impe­día mos­trar su capa­ci­dad finan­cie­ra a tra­vés de ini­cia­ti­vas eco­nó­mi­cas impor­tan­tes, con­cre­tas y visi­bles. Sin embar­go, no hay muchas indi­ca­cio­nes de que vayan a cam­biar y que repa­tríen par­te de sus enor­mes acti­vos en el extran­je­ro para inver­tir en pro­yec­tos de desa­rro­llo en el país.

Otra carac­te­rís­ti­ca de algu­nos de los mag­na­tes de la Her­man­dad son sus alian­zas con las gran­des rique­zas que cre­cie­ron al ampa­ro del anti­guo régi­men de Muba­rak. En su mayor par­te, estas alian­zas se orga­ni­za­ron a tra­vés de una pan­ta­lla, en la for­ma de un socio inter­me­dia­rio en el exte­rior, gene­ral­men­te de uno de los paí­ses del Fon­do de Coope­ra­ción del Golfo.

Un capi­ta­lis­mo clien­te­lis­ta más allá de los regímenes

Actual­men­te, los mag­na­tes empre­sa­ria­les de la Her­man­dad han cam­bia­do de velo­ci­dad en su empe­ño por encla­var­se en el gobierno. Dos están en el gabi­ne­te actual, varios rodean al pre­si­den­te y son asi­duos visi­tan­tes al pala­cio pre­si­den­cial, o son ase­so­res secre­tos del pre­si­den­te, y otros son ase­so­res minis­te­ria­les. Todo recuer­da cla­ra­men­te a la for­ma en que fun­cio­nó el régi­men Mubarak.

Los prin­ci­pa­les mag­na­tes de la Her­man­dad Musul­ma­na están rodea­dos de una segun­da cla­se de peque­ños comer­cian­tes, a los que han ayu­da­do a fun­dar empre­sas peque­ñas y media­nas, como tien­das, res­tau­ran­tes y talle­res. Pero no lo hicie­ron por moti­vos pura­men­te altruis­tas. Este tipo de nego­cios peque­ños les ayu­dan a hacer cir­cu­lar su capi­tal, que de otro modo iría per­dien­do valor o poder de com­pra en las con­di­cio­nes infla­cio­na­rias pre­va­le­cien­tes. Al mis­mo tiem­po, los bene­fi­cios se extien­den a tra­vés de amplios seg­men­tos de los miem­bros de la Her­man­dad, ayu­dan­do a gene­rar una comu­ni­dad auto-sos­te­ni­ble que pue­de ayu­dar ali­viar las ten­sio­nes eco­nó­mi­cas para mane­jar sus pro­pios asun­tos de modo interno, gene­ran­do los recur­sos nece­sa­rios para admi­nis­trar los ins­tru­men­tos y meca­nis­mos que los Her­ma­nos Musul­ma­nes uti­li­zan en su empe­ño per­pe­tuo e ince­san­te por asu­mir el con­trol de la socie­dad y el Estado.

Los acti­vos de la Her­man­dad son un medio para man­te­ner a la per­so­na vin­cu­la­da al gru­po y ayu­dar a la “fami­lia de los Her­ma­nos Musul­ma­nes” a con­ser­var la capa­ci­dad para seguir luchan­do, sobre todo en tiem­pos de cri­sis y penu­rias. Los acti­vos de la Her­man­dad Musul­ma­na gene­ran los fon­dos para pagar sub­si­dios men­sua­les a fami­lias cuyos jefes fue­ron encar­ce­la­dos o para cubrir los cos­tes de estu­dios en el extran­je­ro o emer­gen­cias médi­cas de sus miem­bros. Las dona­cio­nes reco­gi­das a tra­vés de cam­pa­ñas per­ma­nen­tes o tem­po­ra­les de recau­da­ción tam­bién ayu­dan a finan­ciar ser­vi­cios socia­les y cari­ta­ti­vos que per­mi­ten a la Her­man­dad ampliar su base de apo­yo popu­lar, y que movi­li­za­ron tras sus can­di­da­tos en las dis­tin­tas elec­cio­nes en los últi­mos años. El fenó­meno se hizo más visi­ble des­pués de la revo­lu­ción, cuan­do los Her­ma­nos Musul­ma­nes repar­tie­ron paque­tes de ali­men­tos a los pobres a cam­bio de sus votos en las elec­cio­nes parlamentarias.

Por otra par­te, la Her­man­dad se apro­ve­chó de otras redes de cari­dad islá­mi­cas, como las de las lla­ma­das socie­da­des sala­fis­tas, la prin­ci­pal de las cua­les es la Aso­cia­ción Islá­mi­ca de Tra­ba­ja­do­res de Kut­tabs y la Sun­na. Esto per­mi­tió a la Her­man­dad ampliar aún más su influen­cia en diver­sos sec­to­res de la socie­dad a tra­vés de la pres­ta­ción de ser­vi­cios, espe­cial­men­te tenien­do en cuen­ta que el gobierno está per­dien­do gra­dual­men­te la capa­ci­dad de pres­tar esos mis­mos ser­vi­cios. La Her­man­dad ha uti­li­za­do las miles de acti­vi­da­des sec­to­ria­les de esta aso­cia­ción para eva­dir las mira­das indis­cre­tas de los orga­nis­mos de segu­ri­dad y usar­las como cana­les alter­na­ti­vos para el reclu­ta­mien­to y la movilización.

Un patri­mo­nio globalizado

El dine­ro que la Her­man­dad uti­li­za para las acti­vi­da­des antes men­cio­na­das es una gota en el océano de lo que real­men­te posee. La mayo­ría de sus acti­vos están en el extran­je­ro y se esti­ma que ascien­den a miles de millo­nes de dóla­res. Lo que esto sig­ni­fi­ca es que la mayor par­te de las ener­gías eco­nó­mi­cas de la Her­man­dad están inver­ti­das en “el inter­cam­bio y el comer­cio”, de con­for­mi­dad con los más recien­tes prin­ci­pios e ins­tru­men­tos capi­ta­lis­tas occi­den­ta­les. Esto, que muy pro­ba­ble­men­te con­tri­bu­yó a la defi­ni­ción de un deter­mi­na­do pro­gra­ma eco­nó­mi­co, es poco pro­ba­ble que cam­bie des­pués de lle­ga­da la Her­man­dad al poder. Su obje­ti­vo fun­da­men­tal es el for­ta­le­ci­mien­to de la “pro­pie­dad pri­va­da”, man­te­nien­do la ayu­da a los pobres en el ámbi­to de la “limos­na”, en lugar de abra­zar, de una mane­ra prác­ti­ca, el prin­ci­pio de que los pobres tie­nen un dere­cho autén­ti­co y bási­co a una por­ción del dine­ro públi­co, y a lo que Al-Ban­na deno­mi­na­ba sufi­cien­cia económica.

Es evi­den­te que los Her­ma­nos Musul­ma­nes han inten­ta­do bus­car solu­ció­nes a las con­se­cuen­cias psi­co­ló­gi­cas de sus dis­cre­pan­cias inter­nas de cla­se, pero lo han hecho sin mirar más allá a posi­bles solu­cio­nes para la socie­dad en su con­jun­to, que como sabe­mos es mucho más gran­de y nume­ro­sa que el círcu­lo de miem­bros de la Her­man­dad. Den­tro de este últi­mo ámbi­to, la Her­man­dad inten­ta sepa­rar a “la gen­te” pobre que resi­de en barrios popu­la­res de sus miem­bros que viven en los barrios más ricos. El pro­pó­si­to es evi­tar que se creen resen­ti­mien­tos de cla­se entre sus miem­bros, lo que podría pro­vo­car enfren­ta­mien­tos socia­les inter­nos, que en últi­ma ins­tan­cia podrían poner en peli­gro la esta­bi­li­dad y la cohe­sión de la orga­ni­za­ción, o tal vez abrir los ojos de los miem­bros más sen­si­bles de la Her­man­dad a la dis­tan­cia que hay entre las pala­bras y las obras den­tro de su vene­ra­ble organización.

En los días más difí­ci­les del pasa­do, los diri­gen­tes de los Her­ma­nos Musul­ma­nes eran con­si­de­ra­dos como los más dis­pues­tos al sacri­fi­cio, por­que cuan­to mayor fue­ra su res­pon­sa­bi­li­dad inter­na más vul­ne­ra­bles eran a la repre­sión del vie­jo régi­men en sus inten­tos por obs­truir sus avan­ces en la polí­ti­ca y la socie­dad. Por lo tan­to, las ven­ta­jas mate­ria­les de los miem­bros de alto ran­go eran con­si­de­ra­das una for­ma de com­pen­sa­ción por el pre­cio que tenían que pagar en tér­mi­nos de pér­di­da de liber­tad per­so­nal y vida fami­liar. Sin embar­go, esta situa­ción cam­bió des­pués de la revo­lu­ción y una vez que la Her­man­dad ha alcan­za­do el poder, los pri­vi­le­gios de ran­go no con­lle­van los ries­gos o car­gas del pasa­do. Por lo tan­to, con el tiem­po, habrá una cre­cien­te lucha por posi­ción y car­gos, sobre todo entre la alta direc­ción, un pro­ce­so que ya ha comen­za­do tras las bambalinas.

Algu­nos Her­ma­nos son más igua­les que otros

Las dife­ren­cias de cla­se son refu­ta­das en teo­ría por la Her­man­dad, que cons­tan­te­men­te sos­tie­ne que las dife­ren­cias de cla­se no sig­ni­fi­can nada en las rela­cio­nes entre sus miem­bros, ya que éstas se basan en el res­pe­to mutuo, el afec­to y la her­man­dad, y citan los ver­sícu­los del Corán y hadiths pro­fé­ti­cos o las indi­ca­cio­nes y con­se­jos del lega­do de Al-Ban­na para corro­bo­rar­lo. Sin embar­go, la reali­dad mues­tra una his­to­ria que dis­ta con­si­de­ra­ble­men­te del retra­to cáli­do y aco­ge­dor repre­sen­ta­do por esas bellas pala­bras. De hecho, hay impor­tan­tes figu­ras de la Her­man­dad que están indig­na­das por la con­cen­tra­ción de poder finan­cie­ro en manos de algu­nos de sus her­ma­nos, que resien­ten la dis­cri­mi­na­ción y que se que­jan de la for­ma en que los miem­bros ricos se jun­tan, com­pran leal­ta­des y des­car­gan su ira sobre aque­llos que les resul­tan moles­tos. Ade­más, las dife­ren­cias de cla­se son evi­den­tes en las rela­cio­nes entre las muje­res de la Her­man­dad, entre las que se mani­fies­ta una cla­ra dis­tin­ción entre las espo­sas de los miem­bros con ran­gos y rique­zas, y las espo­sas de los demás.

Estas ten­sio­nes solo pue­den aumen­tar en los pró­xi­mos años, a medi­da que se inten­si­fi­quen las riva­li­da­des entre los líde­res de la Her­man­dad por car­gos e influen­cia. Ade­más, estas ten­sio­nes inter­nas pro­ba­ble­men­te aumen­ten tan­to más cuan­to los prin­ci­pios capi­ta­lis­tas de ges­tión de la rique­za y el con­cep­to de éxi­to coli­sio­nen con el prin­ci­pio de “sufi­cien­cia” y la regla de oro que sos­tie­ne que “la rique­za es pro­pie­dad de Dios”.

En resu­men, es muy poco pro­ba­ble que la ges­tión eco­nó­mi­ca de los Her­ma­nos Musul­ma­nes se apar­te del capi­ta­lis­mo neo­li­be­ral occi­den­tal de mane­ra sig­ni­fi­ca­ti­va, sal­vo en aque­llas medi­das selec­ti­vas que bus­quen dar un bri­llo islá­mi­co a una pati­na mucho más oscu­ra. Se habla­rá mucho del dere­cho a la pro­pie­dad pri­va­da y de cuán impor­tan­te es aten­der a los pobres, pero los pobres segui­rán sien­do vis­tos como recep­to­res de limos­nas antes que ciu­da­da­nos con dere­chos legí­ti­mos, y se pres­ta­rá poca aten­ción prác­ti­ca a la nece­si­dad de garan­ti­zar jus­ti­cia eco­nó­mi­ca sis­te­má­ti­ca, de acuer­do con los pre­cep­tos del pro­fe­ta de que “[la exis­ten­cia de] la pobre­za es casi equi­va­len­te a la here­jía” y que “nin­guno de noso­tros debe­ría saciar­se sabien­do que su vecino está hambriento”.

La Her­man­dad Musul­ma­na segui­rá el mis­mo camino eco­nó­mi­co que el régi­men Muba­rak. Se pro­mo­ve­rá una eli­te eco­nó­mi­ca que mono­po­li­za­rá la rique­za, fomen­ta­rá una eco­no­mía con­su­mis­ta y de entre­te­ni­mien­to y segui­rá endeu­dán­do­se en las ins­ti­tu­cio­nes donan­tes internacionales.

Ammar Ali Has­san es un ana­lis­ta polí­ti­co egip­cio. Tra­ba­ja para la agen­cia MENA y es autor de seis libros, entre ellos Sufism and Poli­tics in Egypt (1997) y Equa­lity of Eco­no­mic Oppor­tu­ni­ties and the Pro­duc­tion of Demo­cracy2004).

Tra­duc­ción para www​.sin​per​mi​so​.info: Anto­nio Zighelboim

Artikulua gustoko al duzu? / ¿Te ha gustado este artículo?

Twitter
Facebook
Telegram

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *