La tra­ge­dia de Gaza a la luz de la Pri­ma­ve­ra Ára­be- Ahmed Bensaada

Se tra­ta de un nue­vo rito israe­lí. Entre el «Elec­tion Day» y el «Inau­gu­ra­tion Day», fechas emble­má­ti­cas de la demo­cra­cia esta­dou­ni­den­se, Israel mar­ca ese perío­do y pre­pa­ra sus pro­pias elec­cio­nes bom­bar­dean­do sin ver­güen­za la Fran­ja de Gaza y a sus habi­tan­tes. Como un tor­pe caza­dor que dis­pa­ra a todo lo que se mue­ve en un galli­ne­ro con la excu­sa de que un ave le picó por des­cui­do, el Esta­do hebreo exter­mi­na a los hom­bres, muje­res y niños de Gaza, la tie­rra pales­ti­na que con­vir­tió en una cár­cel a cie­lo abier­to. Y eso no le impi­de sacar pecho y alar­dear de sus «gran­des haza­ñas béli­cas» bajo la mira­da apro­ba­do­ra de los paí­ses occi­den­ta­les que asi­mi­lan los dis­pa­ros mor­ta­les a picotazos.Sin embar­go, entre la ope­ra­ción ase­si­na israe­lí «Plo­mo fun­di­do» (fina­les de 2008-prin­ci­pios de 2009) y la ope­ra­ción extra­ña­men­te bau­ti­za­da «Pilar defen­si­vo» que Israel ha per­pe­tra­do recien­te­men­te, el mun­do ára­be ha vivi­do su famo­sa «Pri­ma­ve­ra». Y se plan­tea una cues­tión fun­da­men­tal: ¿Esa revo­lu­ción, con­si­de­ra­da fun­da­men­tal por algu­nos, ha teni­do algu­na inci­den­cia en la suer­te de los gaza­tíes en par­ti­cu­lar y en la cau­sa pales­ti­na en general?Si revi­sa­mos la lis­ta de los pro­ta­go­nis­tas ára­bes o musul­ma­nes que han aca­pa­ra­do la esce­na mediá­ti­ca y han actua­do en torno a una even­tual media­ción entre Hamás e Israel, es posi­ble encon­trar algu­nas res­pues­tas. Des­de este pun­to de vis­ta, la agi­ta­ción en las puer­tas de El Cai­ro del pasa­do 17 de noviem­bre es bas­tan­te elocuente.Ese día el pre­si­den­te egip­cio Moha­med Mor­si, el pri­mer minis­tro tur­co Recep Tay­yip Erdo­gan, el emir de Catar Hamad ben Kha­li­fa Al Tani y el líder de Hamás Kha­led Mechaal esta­ba al mis­mo tiem­po en la capi­tal egip­cia. Y ese «ali­nea­mien­to pla­ne­ta­rio» no fue fortuito.

El Egip­to de Morsi

Tras su elec­ción «post­pri­ma­ve­ral» Moha­med Mor­si, el pre­si­den­te isla­mis­ta «de recur­so» debi­do a la inele­gi­bi­li­dad de Khai­rat al Char­ter (emi­nen­cia gris de los Her­ma­nos Musul­ma­nes), sabe per­fec­ta­men­te que para él la regu­la­ción de la cues­tión gaza­tí tie­ne una impor­tan­cia capi­tal en varios aspectos.

- En pri­mer lugar le per­mi­ti­ría ganar cre­di­bi­li­dad en la cues­tión pales­ti­na, una cre­di­bi­li­dad mal­tra­ta­da por el cie­rre recu­rren­te del paso fron­te­ri­zo de Rafah, por la des­truc­ción de los túne­les de con­tra­ban­do entre los dos paí­ses (que pro­vo­có pri­me­ra vez la ira de los pales­ti­nos des­de que Mor­si está en el poder) y sobre todo por la divul­ga­ción de unas misi­vas muy «afec­tuo­sas» entre Mor­si y el pre­si­den­te israe­lí Shi­mon Peres. Ese inter­cam­bio epis­to­lar de apa­rien­cia anec­dó­ti­ca impac­tó pro­fun­da­men­te a los egip­cios que sien­ten un odio vis­ce­ral por la que deno­mi­nan «enti­dad sio­nis­ta». Es ver­dad que expre­sio­nes como «mi que­ri­do y gran ami­go» y «tu fiel ami­go» (1) diri­gi­das por Mor­si a Peres han asom­bra­do, sobre todo cuan­do sabe­mos que las escri­bió un miem­bro de los Her­ma­nos Musul­ma­nes, la cofra­día que siem­pre ha pre­di­ca­do la lucha con­tra el ocu­pan­te sio­nis­ta. La reac­ción de la calle egip­cia fue tan impe­tuo­sa que la pre­si­den­cia, en pri­mer lugar, pre­ten­dió que se tra­ta­ba de una men­ti­ra (2) antes de reco­no­cer­lo y expli­car que las expre­sio­nes uti­li­za­das for­man par­te del esti­lo «pro­to­co­la­rio» (sic) (3).

Las ama­bi­li­da­des entre ambos pre­si­den­tes con­ti­nua­ron aque­llos días: el pre­si­den­te Peres decla­ró a los medios de comu­ni­ca­ción que cele­bra­ba los «esfuer­zos» del pre­si­den­te Mor­si «para con­se­guir un alto el fue­go» en el con­flic­to de Gaza (4).

Hay que seña­lar que esas fami­lia­ri­da­des inter­pre­si­den­cia­les con­tras­tan viva­men­te con el com­por­ta­mien­to natu­ral de algu­nas per­so­na­li­da­des egip­cias a las que en el mis­mo perío­do «pilla­ron» en una emi­sión de tipo «cáma­ra ocul­ta» en la que les hicie­ron creer que los esta­ba entre­vis­tan­do un canal israe­lí (5). Inva­ria­ble­men­te las reac­cio­nes de los invi­ta­dos fue­ron vis­ce­ra­les, ner­vio­sas y vio­len­ta­men­te anti­is­rae­líes, lo que irri­tó a la pren­sa del Esta­do hebreo e hizo que las acu­sa­cio­nes de anti­se­mi­tis­mo inun­da­sen la blo­gos­fe­ra (6).

La des­truc­ción por par­te del ejér­ci­to egip­cio de los túne­les de con­tra­ban­do de la fron­te­ra entre Egip­to y Gaza fue deci­di­da por el gobierno de Mor­si tras los aten­ta­dos mor­ta­les per­pe­tra­dos el 5 de agos­to por un coman­do cali­fi­ca­do de yiha­dis­ta por las auto­ri­da­des (7). Sin embar­go los Her­ma­nos Musul­ma­nes, de don­de pro­ce­de el pre­si­den­te Mor­si, acu­sa­ron al Mos­sad de estar detrás de los ata­ques, afir­ma­ción repe­ti­da por Ismail Hani­ye, jefe del gobierno de Hamás en Gaza (8). Lo que es bas­tan­te plau­si­ble en la medi­da en que la demo­li­ción de los túne­les bene­fi­cia prin­ci­pal­men­te a la segu­ri­dad del Esta­do de Israel. Lo más extra­ño en este asun­to es la rapi­dez con la que se tomó la deci­sión de des­truir los pasa­di­zos sub­te­rrá­neos. De ahí a pen­sar que hubo con­ni­ven­cia no hay más que un paso. Ade­más, curio­sa­men­te, las auto­ri­da­des israe­líes acep­ta­ron la pre­sen­cia de sol­da­dos egip­cios en la zona «C» del Sinaí, área nor­mal­men­te per­mi­ti­da a la poli­cía egip­cia pero total­men­te prohi­bi­da a los mili­ta­res egip­cios según los acuer­dos de Camp David (9). Recor­de­mos que esa zona es una fran­ja de tie­rra de la penín­su­la del Sinaí que reco­rre la fron­te­ra israe­lí-egip­cia y el gol­fo de Aqa­ba, y se extien­de de Rafah a Charm el-Cheik.

- En segun­do lugar, Mor­si sabe per­fec­ta­men­te que cier­tas ges­ti­cu­la­cio­nes bien orques­ta­das en el con­flic­to israe­lí-pales­tino de libra­rían de la ima­gen de pre­si­den­te «de repues­to» poco caris­má­ti­co y sin enver­ga­du­ra (10). Lo que expli­ca, por ejem­plo, la lla­ma­da del emba­ja­dor egip­cio en Israel y el envío de su pri­mer minis­tro a Gaza des­de el prin­ci­pio de la agre­sión a la Fran­ja. Sin embar­go esas deci­sio­nes pre­sen­ta­das como «heroi­cas» no expli­can por qué tuvo que espe­rar a los bom­bar­deos para que un alto res­pon­sa­ble egip­cio via­ja­se al encla­ve pales­tino. Si tene­mos en cuen­ta la vecin­dad, la afi­ni­dad ideo­ló­gi­ca entre Hamás y los Her­ma­nos Musul­ma­nes egip­cios y la ale­gría popu­lar gaza­tí ante el anun­cio de la elec­ción de Mor­si a la magis­tra­tu­ra supre­ma, era de espe­rar que el pre­si­den­te egip­cio visi­ta­ra Gaza inme­dia­ta­men­te des­pués de su elec­ción. Pero no, Mor­si no ha visi­ta­do nun­ca la Fran­ja de Gaza, mien­tras que el Emir de Catar efec­tuó recien­te­men­te una visi­ta oficial.

Sin embar­go, tras la des­ave­nen­cia de Hamás con los res­pon­sa­bles sirios, el gobierno egip­cio auto­ri­zó a la orga­ni­za­ción pales­ti­na la trans­fe­ren­cia de su sede prin­ci­pal de Damas­co a El Cai­ro. La des­ave­nen­cia sur­gió por el reco­no­ci­mien­to por par­te de Hamás de los rebel­des sirios, una coa­li­ción for­ma­da esen­cial­men­te por com­ba­tien­tes isla­mis­tas. Aun­que la deci­sión egip­cia de ofre­cer una ofi­ci­na a Hamás hizo rechi­nar los dien­tes de nume­ro­sos obser­va­do­res, los Her­ma­nos Musul­ma­nes egip­cios la aco­gie­ron favo­ra­ble­men­te (11). Esos obser­va­do­res vie­ron un gran cam­bio en la polí­ti­ca egip­cia, que con­si­de­ra­ba a la OLP (Orga­ni­za­ción para la Libe­ra­ción de Pales­ti­na) la úni­ca repre­sen­tan­te legí­ti­ma de los pales­ti­nos. Obvia­men­te no podía ser de otra mane­ra para la Her­man­dad. ¿Hay que recor­dar que la pri­me­ra visi­ta ofi­cial del pri­mer minis­tro de Hamás, Ismail Hani­yeh, fue a los Her­ma­nos Musul­ma­nes de Egip­to? ¿Y que el pro­pio Hani­yeh decla­ró que Hamás era «un movi­mien­to yiha­dis­ta de los Her­ma­nos Musul­ma­nes con cara pales­ti­na»? (12).

Hay que ren­dir­se a la evi­den­cia de que en el con­tex­to de la «Pri­ma­ve­ra Ára­be», la deci­sión de aco­ger a Hamás en El Cai­ro pone de mani­fies­to tan­to una cla­ra volun­tad de ais­lar a Bashar al-Assad por par­te del pre­si­den­te Mor­si como el deseo egip­cio de influir en la estra­te­gia isla­mis­ta pales­ti­na del poder en Gaza, de acuer­do con otros acto­res influ­yen­tes como Catar.

- En ter­cer lugar, el Rais egip­cio no igno­ra que el hecho de con­se­guir un alto el fue­go en el con­flic­to israe­lí-pales­tino tam­bién ten­dría el efec­to de devol­ver a Egip­to un papel cen­tral en la cues­tión pales­ti­na. Ade­más per­mi­ti­ría a su diplo­ma­ría recu­pe­rar el pres­ti­gio en el mun­do ára­be des­pués de la fuer­te mar­gi­na­ción de los últi­mos años en bene­fi­cio de algu­nas monar­quías del Gol­fo. Así, ade­más del pro­ble­ma de Gaza, la reu­nión tri­par­ti­ta Egip­to-Catar-Tur­quía lle­va­ba cier­ta­men­te otro pun­to en su agen­da: Siria. En efec­to, dos días des­pués de la reu­nión cai­ro­ta supi­mos que la nue­va coa­li­ción de la rebe­lión siria, cons­ti­tui­da en Doha, ten­dría su base en El Cai­ro (13), mien­tras que el extin­to Con­se­jo Nacio­nal Sirio (CNS) tenía su cuar­tel gene­ral en Estam­bul. Cua­tro días des­pués Catar, por su par­te, anun­ció el nom­bra­mien­to de un emba­ja­dor de la coa­li­ción siria, orga­ni­za­ción cons­ti­tui­da por gru­pos rebel­des dis­pa­res a los que la pre­sión esta­dou­ni­den­se «obli­gó» a fusio­nar­se (14).

Hay que seña­lar de paso la nota­ble ausen­cia, en la reu­nión de El Cai­ro, de Ara­bia Sau­dí, pro­ta­go­nis­ta prin­ci­pal de la «pri­ma­ve­ri­za­ción» de Siria. Y esa ausen­cia está lejos de ser for­tui­ta si obser­va­mos el dife­ren­te tra­ta­mien­to mediá­ti­co de la agre­sión israe­lí a Gaza entre la cade­na cata­rí Al-Yazi­ra y la cade­na sau­dí Al-Ara­bi­ya, que seña­la implí­ci­ta­men­te las diver­gen­cias polí­ti­cas de estos dos paí­ses en el asun­to de Gaza (15).

Aun­que en varias oca­sio­nes anun­ció su inten­ción de revi­sar los acuer­dos de Camp David, Mor­si cam­bió de opi­nión cuan­do Israel des­es­ti­mó la idea (16). Sin embar­go, el apa­ren­te «éxi­to» de Mor­si en el cese de las hos­ti­li­da­des entre Hamás e Israel le per­mi­te jus­ti­fi­car su cam­bio de méto­do y refuer­za la idea de la nece­si­dad de Egip­to como inter­lo­cu­tor «ofi­cial» y creí­ble del Esta­do hebreo gra­cias a los acuer­dos fir­ma­dos entre ambos paí­ses. En este asun­to Mor­si no se dife­ren­cia mucho de su pre­de­ce­sor, Muba­rak, arras­tra­do por la olea­da primaveral.

Pero esta fal­ta de valen­tía polí­ti­ca del pre­si­den­te isla­mis­ta no ha cam­bia­do el ardor de algu­nos mili­tan­tes por la demo­cra­cia que pre­sen­ta­ron, ante el tri­bu­nal admi­nis­tra­ti­vo de El Cai­ro, una deman­da de anu­la­ción del tra­ta­do de Camp David con el fin de que su país pudie­ra dis­fru­tar de una sobe­ra­nía ple­na polí­ti­ca y mili­tar en la penín­su­la del Sinaí. El pasa­do 30 de octu­bre el tri­bu­nal recha­zó a los deman­dan­tes por «incom­pe­ten­cia en la mate­ria», argu­yen­do que la polí­ti­ca inter­na­cio­nal y la sobe­ra­nía del país son com­pe­ten­cias del pre­si­den­te de la repú­bli­ca (17).

¿Se dig­na­rá Mor­si algún día a lle­var ade­lan­te esa pro­me­sa que es tam­bién la de la cofra­día de la que pro­ce­de? En el con­tex­to geo­po­lí­ti­co actual es dudoso.

Catar y la «pri­ma­ve­ri­za­ción» de los árabes

El 23 de octu­bre de 2012, es decir, exac­ta­men­te tres sema­nas antes de la sal­va­je agre­sión israe­lí bau­ti­za­da «Pilar defen­si­vo», el emir de Catar hizo una visi­ta ofi­cial a Gaza. Esa cor­ta visi­ta, cali­fi­ca­da de «his­tó­ri­ca» por algu­nos obser­va­do­res por­que era la pri­me­ra de un jefe de Esta­do des­de 2007, el año que Hamás acce­dió demo­crá­ti­ca­men­te al poder en Gaza, nun­ca habría sido posi­ble sin la apro­ba­ción de Egip­to, y sobre todo de Israel. Obvia­men­te ese via­je del emir estu­vo acom­pa­ña­do de una gene­ro­sa dis­tri­bu­ción de petro­dó­la­res, pero pare­ce cla­ro que su obje­ti­vo no es solo filan­tró­pi­co. Si no, ¿cómo expli­car que la gene­ro­si­dad cata­rí solo bene­fi­cia al gobierno isla­mis­ta de Hamás y no a toda la pobla­ción pales­ti­na? ¿Y por qué el emir de Catar no apro­ve­chó la oca­sión para ir a Cis­jor­da­nia y visi­tar a la Auto­ri­dad Palestina?

Por otra par­te, con res­pec­to a este pun­to, el Comi­té Eje­cu­ti­vo de la Orga­ni­za­ción para la Libe­ra­ción de Pales­ti­na (OLP) no apre­cia­ría en abso­lu­to esa visi­ta: «Los paí­ses ára­bes no debe­rían seguir la polí­ti­ca de esta­ble­ci­mien­to de una enti­dad sepa­ra­tis­ta en la Fran­ja de Gaza que bási­ca­men­te sir­ve a los pla­nes israe­líes», decla­ró (18).

En reali­dad el com­por­ta­mien­to cata­rí con res­pec­to a Pales­ti­na está en per­fec­ta sin­to­nía con el afán de omni­pre­sen­cia del emi­ra­to en la «pri­ma­ve­ri­za­ción» del mun­do ára­be, acción que se arti­cu­la en el apo­yo inde­fec­ti­ble de los isla­mis­tas del mun­do ára­be y en par­ti­cu­lar de los Her­ma­nos Musul­ma­nes. Esta polí­ti­ca es visi­ble en Egip­to, Túnez, Libia, Siria y aho­ra en Gaza.

Por otra par­te, dado que Catar man­tie­ne rela­cio­nes pri­vi­le­gia­das con Esta­dos Uni­dos y nume­ro­sos paí­ses occi­den­ta­les (rela­cio­nes que nun­ca ha inten­ta­do ocul­tar, sino todo lo con­ta­rio), se pue­de pen­sar que esa visi­ta tie­ne un sen­ti­do polí­ti­co que ser­vi­ría igual­men­te a otros intere­ses dife­ren­tes a los de Pales­ti­na. En este orden de ideas, Jean-Pie­rre Bejot se plan­tea las siguien­tes pre­gun­tas: « ¿Los esta­dou­ni­den­ses, a quie­nes les gus­ta que se pien­se que diri­gen a los cata­ríes, die­ron luz ver­de a esa visi­ta? ¿Dicha visi­ta tie­ne el obje­ti­vo de ais­lar a Siria e Irán, has­ta aho­ra prin­ci­pa­les socios de Hamás?» (19).

Rachid Bar­nat va toda­vía más allá: «A menos que su “jue­go” (el de Catar) no entre en la estra­te­gia de Esta­dos Uni­dos: 1) Neu­tra­li­zar a los extre­mis­tas del “inter­nos” sus­tra­yén­do­los de una pro­ba­ble recu­pe­ra­ción ira­ní chií, lo que aca­ba de hacer el emir de Catar con el Hamás de la Fran­ja de Gaza que flir­tea­ba con el régi­men de los aya­to­lás y apo­ya­ba a Bashar al-Assad, el otro “ami­go” de los ira­níes. Y 2) Per­mi­te una recu­pe­ra­ción del diá­lo­go entre pales­ti­nos e israe­líes con el fin de que Oba­ma (…) con­cre­te su boni­to dis­cur­so pro­gra­má­ti­co de inves­ti­du­ra: aca­bar con un pro­ble­ma que enve­ne­na las rela­cio­nes inter­na­cio­na­les des­de hace 60 años» (20).

A este res­pec­to, algu­nas fuen­tes bien infor­ma­das han con­ta­do una dis­cu­sión muy intere­san­te entre Hamad ben Kha­li­fa Al Tha­ni e Ismail Hani­ye duran­te la visi­ta del Emir a Gaza. Según esas fuen­tes, la entre­vis­ta aca­bó debi­do a un des­acuer­do mani­fies­to, ya que la ayu­da cata­rí se some­tía a con­di­cio­nes pre­ci­sas: a) rup­tu­ra de la alian­za con Irán, b) aper­tu­ra de nego­cia­cio­nes con la enti­dad sio­nis­ta sin con­di­cio­nes pre­vias, c) reco­no­ci­mien­to de Israel, d) reco­no­ci­mien­to de Jeru­sa­lén como capi­tal de Israel y aban­dono de la rei­vin­di­ca­ción de la par­te orien­tal, y e) anun­cio del final de la resis­ten­cia arma­da y aper­tu­ra de nego­cia­cio­nes como úni­ca opción (21).

En defi­ni­ti­va, pare­ce que la pre­sen­cia de Catar en El Cai­ro como media­dor impor­tan­te en el asun­to pales­tino está conec­ta­da a una agen­da doble. La pri­me­ra rela­ti­va a la «pri­ma­ve­ri­za­ción» de la cau­sa pales­ti­na favo­re­cien­do la pre­pon­de­ran­cia de Hamás con res­pec­to a los demás gru­pos riva­les en Gaza y mar­gi­nan­do, de hecho, a la Auto­ri­dad Pales­ti­na en Cis­jor­da­nia. ¿El obje­ti­vo final sería la crea­ción de un úni­co gobierno islá­mi­co en los terri­to­rios pales­ti­nos enca­be­za­do por Hamás?

La segun­da rela­ti­va al aban­dono de Hamás de su rama mili­tar y su ale­ja­mien­to del «Irán Chií» que le sumi­nis­tra las armas.

A la vis­ta de lo ante­rior, todo lle­va a pen­sar que la tra­ma de fon­do de esas manio­bras sería la nego­cia­ción de una «paz reba­ja­da» con el Esta­do hebreo con la ben­di­ción israelí-estadounidense.

Y el emir de Catar posee una car­ta impor­tan­te para lograr su pro­yec­to: Kha­led Mechaal, el líder de Hamás que aca­ba de ali­near­se abier­ta­men­te a la polí­ti­ca de Catar reco­no­cien­do a la rebe­lión siria, rom­pien­do con Bashar al-Assad (que le ha apo­ya­do y finan­cia­do duran­te años) y aban­do­nan­do Damas­co, don­de resi­día, para ins­ta­lar­se en el hotel Four Sea­sons de Doha, «bajo la pro­tec­ción de sus anfi­trio­nes cata­ríes» (22).

¿Aca­so el emir de Catar no domi­na el arte de corrom­per a los que des­pués se con­vier­ten en sus secuaces?

Menos de una sema­na des­pués del final de la ope­ra­ción «Pilar defen­si­vo», la inten­ción de Hamás de ale­jar­se de Irán fue con­fir­ma­da por Mous­sa Abu Mar­zouk, jefe adjun­to del buró polí­ti­co de Hamás. Des­de su nue­va ofi­ci­na de El Cai­ro, decla­ró «Irán debe recon­si­de­rar su apo­yo al régi­men sirio» (23).

El deseo de libe­rar­se de Irán tam­bién ha sido for­mu­la­do, pero con pru­den­cia, por Ziad Nakhal, secre­ta­rio gene­ral adjun­to de la Yihad Islá­mi­ca Pales­ti­na. Aun­que reco­no­ció que «sin el apo­yo mili­tar de Irán la resis­ten­cia pales­ti­na no habría podi­do com­ba­tir des­de hace muchos años», aña­dió que «si los ára­bes quie­ren reem­pla­zar a Irán serán bien­ve­ni­dos y noso­tros pres­cin­di­re­mos de Irán» (24).

Esta invi­ta­ción se diri­ge en par­ti­cu­lar a Catar. Por­que, ¿cómo es posi­ble que el rico emi­ra­to que arma a los rebel­des isla­mis­tas en todos los paí­ses ára­bes en bus­ca de una even­tual «pri­ma­ve­ra» y apo­ya su lucha con­tra gobier­nos ára­bes antes ami­gos pida a los mili­tan­tes de Hamás que aban­do­nen la lucha arma­da con­tra el Esta­do israe­lí, un Esta­do expo­lia­dor, xenó­fo­bo y ase­sino? ¿Por qué, al con­tra­rio, no arma a los com­ba­tien­tes de una cau­sa jus­ta y sagra­da como la de Pales­ti­na? ¿No será solo por­que así con­si­gue una fuer­za de disua­sión que le per­mi­ti­ría nego­ciar en posi­ción de fuer­za, como hace abier­ta­men­te en Siria? ¿Bashar al-Assad sería enemi­go y Netan­yahu amigo?

La res­pues­ta del emir de Catar no deja lugar a dudas: en la rue­da de pren­sa cele­bra­da el 19 de noviem­bre de 2012 (mien­tras Israel bom­bar­dea­ba Gaza), con oca­sión de la visi­ta a Doha de Mario Mon­ti, jefe del gobierno ita­liano, afir­mó que «el apo­yo de Catar a la Fran­ja de Gaza está limi­ta­do a la ayu­da huma­ni­ta­ria y la recons­truc­ción, pero se exclu­ye el arma­men­to» (25).

Las armas de Hamás y la filial sudanesa

La noche siguien­te de la visi­ta del emir de Catar a Gaza (del 23 al 24 de octu­bre de 2012), varios avio­nes israe­líes bom­bar­dea­ron el com­ple­jo mili­tar suda­nés de Yar­mouk, situa­do al sur de Jar­tum. El ata­que solo duró unos minu­tos, pero las explo­sio­nes con­ti­nua­ron dura­ron varias horas, lo que indi­ca que el stock de muni­ción que con­te­nía era con­si­de­ra­ble. Las fotos sate­li­ta­les toma­das antes y des­pués del ata­que israe­lí mues­tran una des­truc­ción total del sitio (26). El minis­tro suda­nés de infor­ma­ción, Ahmed Bilal Osman, decla­ró que en el ata­que estu­vie­ron impli­ca­dos cua­tro avio­nes y las prue­bas mate­ria­les (armas que no explo­ta­ron) acu­san direc­ta­men­te a Israel (27). Aun­que ase­gu­ró que ese com­ple­jo solo fabri­ca «armas tra­di­cio­na­les», nume­ro­sos infor­mes afir­man que ser­vía tam­bién de depó­si­to de misi­les ira­níes Shehab y que es muy posi­ble que los exper­tos ira­níes sumi­nis­tra­sen asis­ten­cia téc­ni­ca para la fabri­ca­ción de otros tipos de armas.

Israel no ha reco­no­ci­do nun­ca ese ata­que, pero los res­pon­sa­bles israe­líes acu­sa­ron a Sudán de zona neu­rál­gi­ca de trán­si­to en el envío de armas ira­níes con des­tino a los com­ba­tien­tes de Hamás (28). Los misi­les ira­níes, como los «Fadjr‑5», que lle­ga­ron a Jeru­sa­lén duran­te el recien­te con­flic­to israe­lí-gaza­tí, sin duda se envia­ron de Irán a Gaza pasan­do pri­me­ro por Sudán e intro­du­cién­do­los en el encla­ve pales­tino por los túne­les del Sinaí (29). Así es fácil enten­der el inte­rés de Israel de impli­car a Egip­to en el cie­rre de los pasa­jes clan­des­ti­nos. Pero lo más lla­ma­ti­vo de este asun­to es que los avio­nes israe­líes en esa misión reco­rrie­ron casi 3.600 kiló­me­tros (ida y vuel­ta) sin que fue­ran detec­ta­dos por Sudán ni por los paí­ses «ami­gos» limí­tro­fes como Egip­to, Jor­da­nia o Ara­bia Saudí.

En un deta­lla­do artícu­lo sobre el ata­que al com­ple­jo suda­nés publi­ca­do por el Sun­day Times, Uzi Mah­mai­ni y Flo­ra Bage­nal expli­can que los avio­nes israe­líes hicie­ron un tra­yec­to que reco­rre el mar Rojo y evi­ta el sis­te­ma defen­si­vo aéreo de Egip­to (30). Algu­nos perio­dis­tas egip­cios se pre­gun­tan inclu­so si los avio­nes no pasa­rían por el espa­cio aéreo de su país. En su cró­ni­ca titu­la­da «¿Mor­si teme a Israel?», Moha­med Das­sou­ki Rach­di escri­bió: «No pon­go en duda la capa­ci­dad egip­cia, y no debo hacer­lo, pero sen­ci­lla­men­te rei­vin­di­co el dere­cho del pue­blo a saber si su terri­to­rio o su espa­cio aéreo se uti­li­za­ron en el ata­que a un país, her­mano o no». Y aña­dió: « ¿Cómo es posi­ble que Israel con­si­guie­ra poner en mar­cha la ope­ra­ción de des­truc­ción del com­ple­jo suda­nés con tan­ta pre­ci­sión y silen­cio sin que Egip­to se ente­ra­ra o sin que hubie­ra reac­ción de las auto­ri­da­des egip­cias? ¿Cómo es posi­ble que los avio­nes vue­len duran­te cua­tro horas para des­truir una par­te de un país her­mano sin alte­rar el sue­ño de los res­pon­sa­bles egip­cios?» (31). La pro­pia pre­si­den­cia de la repú­bli­ca se encar­gó de res­pon­der (lo que demues­tra la gra­ve­dad de las sos­pe­chas), negan­do cual­quier uti­li­za­ción del espa­cio aéreo egip­cio por par­te de los avio­nes israe­líes, pero sin des­men­tir la infor­ma­ción rela­ti­va al iti­ne­ra­rio seña­la­do por el Sun­day Times (32).

Si la hipó­te­sis del dia­rio bri­tá­ni­co fue­se cier­ta, sería lógi­co plan­tear serias cues­tio­nes res­pec­to a las capa­ci­da­des del sis­te­ma de defen­sa aérea de Egip­to, sal­vo si el país de los farao­nes cerró los ojos volun­ta­ria­men­te ante el bom­bar­deo de Sudán para ase­gu­rar­se de que las armas alma­ce­na­das en Sudán se des­tru­ye­ran y de que los nue­vos misi­les ira­níes no tran­si­ten por los túne­les del Sinaí.

Otra hipó­te­sis que con­cier­ne al tra­yec­to de los avio­nes israe­líes fue avan­za­da por Ali Akbar Salehi, minis­tro ira­ní de Asun­tos Exte­rio­res. Según su infor­ma­ción, la escua­dri­lla habría sobre­vo­la­do Jor­da­nia, Ara­bia Sau­dí y Eri­trea antes de bom­bar­dear el obje­ti­vo suda­nés, lo que expli­ca­ría el hecho de que los tes­ti­gos suda­ne­ses seña­la­sen que los avio­nes enemi­gos venían del este del país (33).

Sea como sea, pla­nean serias dudas con res­pec­to a la impli­ca­ción de diver­sos paí­ses ára­bes en la agre­sión a Sudán, un país «her­mano» que por aña­di­du­ra es miem­bro de la Liga Ára­be. A menos que Israel uti­li­za­se direc­ta­men­te una de sus bases del archi­pié­la­go eri­treo de Dah­lak (34), pero nin­gún obser­va­dor ha seña­la­do esta posibilidad.

Tur­quía y el «neo-oto­ma­nis­mo»

La polí­ti­ca exte­rior del pri­mer minis­tro tur­co Recep Tay­yip Erdo­gan y su minis­tro de Asun­tos Exte­rio­res Ahmet Davu­to­glu pone de relie­ve el opor­tu­nis­mo pro­pio de la real­po­li­tik. Aun­que al prin­ci­pio pre­di­có la doc­tri­na «cero pro­ble­mas» con los paí­ses veci­nos, la polí­ti­ca tur­ca ha evo­lu­cio­na­do pro­gre­si­va­men­te de la no inje­ren­cia a una inje­ren­cia acti­va a medi­da que la «Pri­ma­ve­ra» ára­be se expan­día de El Cai­ro a Damasco.

Así, aun­que al prin­ci­pio decla­ró «que no tenía inten­ción de inmis­cuir­se en los asun­tos inter­nos de los paí­ses ára­bes» (35), Erdo­gan se com­pro­me­tió a favor de los rebel­des del Con­se­jo Nacio­nal de Tran­si­ción libio (CNT) olvi­dan­do que solo unos meses antes reci­bió en Trí­po­li el Pre­mio Gada­fi 2010 de los Dere­chos Huma­nos con­ce­di­do por el coro­nel Gada­fi (36). Pero la defun­ción de la polí­ti­ca «cero pro­ble­mas», que en resu­mi­das cuen­tas fue efí­me­ra, se rati­fi­có cuan­do esta­lló el con­flic­to sirio. Empu­ja­do por Esta­dos Uni­dos, Erdo­gan aban­do­nó al pre­si­den­te sirio, a quien antes con­si­de­ra­ba «ami­go», y dio a Tur­quía un papel pro­ta­go­nis­ta en esa san­grien­ta gue­rra civil.

Esa posi­ción beli­cis­ta con res­pec­to a un país con el que Tur­quía fir­mó acuer­dos de libre comer­cio en 2004 y abo­lió los pasa­por­tes en 2009 (y que Erdo­gan visi­tó por últi­ma vez el 17 de enero de 2011 invi­ta­do por su «ami­go» Bashar al-Assad) no tie­ne nada que ver con los prin­ci­pios mora­les dic­ta­dos por la ins­tau­ra­ción de una even­tual demo­cra­cia en Siria. El pre­ce­den­te libio es muy ins­truc­ti­vo al res­pec­to. En reali­dad Tur­quía quie­re nave­gar sobre la olea­da de la eclo­sión de gobier­nos isla­mis­tas que toman el poder en los paí­ses ára­bes «pri­ma­ve­ri­za­dos» y ven como mode­lo al AKP (Ada­let ve Kal­kin­ma Par­ti­si o Par­ti­do de Jus­ti­cia y Desa­rro­llo) de Erdogan.

El «neo-oto­ma­nis­mo», pues­to en mar­cha por Erdo­gan y Davu­to­glu, se defi­ne como la volun­tad tur­ca de recu­pe­rar, a nivel diplo­má­ti­co y eco­nó­mi­co, su esfe­ra de influen­cia oto­ma­na (37). Así, la pues­ta en mar­cha de esta polí­ti­ca de recon­quis­ta se bene­fi­cia de la subi­da al poder del Islam polí­ti­co suní en muchas repú­bli­cas ára­bes al pre­sen­tar a Tur­quía como un mode­lo de éxi­to eco­nó­mi­co rea­li­za­do por un gobierno islamista.

A todo eso hay que aña­dir que Tur­quía se ha gana­do un impor­tan­te cau­dal de sim­pa­tía en el mun­do ára­be al adop­tar una posi­ción mediá­ti­ca pro pales­ti­na y muy popu­lis­ta. El cho­que pro­vo­ca­do por Erdo­gan en Davos el 29 de enero de 2009 es un ejem­plo cla­ro (38), y su pre­sen­cia en la reu­nión tri­par­ti­ta de Egip­to, Catar y Tur­quía del 17 de noviem­bre de 2012 en El Cai­ro entra cier­ta­men­te en ese marco.

Pero hay que seña­lar que para Tur­quía el hecho de ser pro pales­ti­na en nin­gún caso sig­ni­fi­ca que sea anti­is­rae­lí. Aun­que las rela­cio­nes polí­ti­cas entre Tur­quía e Israel se enfria­ron mucho des­de la ope­ra­ción «Plo­mo fun­di­do» y el asun­to de la Flo­ti­lla de la Liber­tad, en el ámbi­to mili­tar o eco­nó­mi­co con­ti­núan «como de costumbre».

Vea­mos algu­nos ejem­plos elo­cuen­tes. Casi un año des­pués del inci­den­te de Davos, Ehud Barak, minis­tro de Defen­sa israe­lí, fue reci­bi­do en Anka­ra con toda su dele­ga­ción. Al final de la visi­ta, el minis­tro de Defen­sa tur­co decla­ró: «En tan­to ten­ga­mos los mis­mos intere­ses tra­ba­ja­re­mos jun­tos para resol­ver los pro­ble­mas comu­nes. Ade­más somos alia­dos estra­té­gi­cos ya que nues­tros intere­ses nos obli­gan a ser­lo». Por su par­te, los fun­cio­na­rios israe­líes comen­ta­ron la visi­ta pre­ci­san­do que «a pesar de las ten­sio­nes diplo­má­ti­ca (…), la impre­sión es que la visi­ta fue un éxi­to y que los tur­cos tie­nen inte­rés en man­te­ner bue­nas rela­cio­nes» (39).

En junio de 2011, el dia­rio israe­lí Haa­retz infor­ma­ba de las «dis­cu­sio­nes secre­tas direc­tas entre Israel y Tur­quía para redu­cir la frac­tu­ra diplo­má­ti­ca». Supi­mos que «res­pon­sa­bles israe­líes y tur­cos man­tu­vie­ron con­ver­sa­cio­nes secre­tas direc­tas para resol­ver la cri­sis diplo­má­ti­ca entre ambos paí­ses» y que «las nego­cia­cio­nes cuen­tan con el apo­yo de Esta­dos Uni­dos» (40).

En un artícu­lo de títu­lo reve­la­dor «Israel repa­ra y reen­vía cua­tro dro­nes a Tur­quía y seña­la un posi­ble reca­len­ta­mien­to de las rela­cio­nes», publi­ca­do el 19 de mayo de 2012 por el Times of Israel, se men­cio­na que Erdo­gan habría decla­ra­do que «pue­den sur­gir pro­ble­mas y resen­ti­mien­tos entre las per­so­nas y pue­den dejar de reu­nir­se. Todo es posi­ble, pero cuan­do se tra­ta de acuer­dos inter­na­cio­na­les exis­te una éti­ca del comer­cio inter­na­cio­nal» (41).

Así, está cla­ro que el «neo-oto­ma­nis­mo» de la Tur­quía de Erdo­gan y Davu­to­glu no se hace en detri­men­to de las rela­cio­nes israe­líes-tur­cas aun­que las apa­rien­cias mues­tren un dis­cur­so rei­vin­di­ca­ti­vo con­tra el Esta­do hebreo, dis­cur­so des­ti­na­do a los pue­blos ára­bes para los que la cau­sa pales­ti­na es un asun­to muy delicado.

Oba­ma y los peque­ños pla­ce­res asiáticos

La agre­sión de Israel a Gaza coin­ci­dió con una peque­ña pero agra­da­ble gira asiá­ti­ca del pre­si­den­te Oba­ma. Así, entre algu­nas pos­tu­ras y mira­das coque­tas de la seduc­to­ra pri­me­ra minis­tra tai­lan­de­sa Yin­gluck Shi­na­wa­tra y algu­nos besi­tos «roba­dos» al icono de la opo­si­ción bir­ma­na Aung San Suu Kyi (42), el pre­si­den­te de Esta­dos Uni­dos sabo­rea­ba su visi­ta mien­tras las bom­bas israe­líes des­truían Gaza y a los gazatíes.

Debe­mos ren­dir­nos a la evi­den­cia de que los Pre­mios Nobel de la Paz no valen gran cosa en los tiem­pos que corren. Si no, ¿cómo expli­car la fal­ta de com­pa­sión de dos galar­do­na­dos con esa pres­ti­gio­sa dis­tin­ción, en este caso Oba­ma (2009) y Aung San Suu Kyi (1991) por las víc­ti­mas de Gaza y que no lan­za­sen un lla­ma­mien­to a la paz des­de lo alto de la esca­li­na­ta de la resi­den­cia de la exdi­si­den­te bir­ma­na en Ran­gún? Al con­tra­rio, Oba­ma no ha deja­do de reafir­mar «el dere­cho de Israel a defen­der­se», es decir, a bom­bar­dear a lo bes­tia a un pue­blo asediado.

Hay que admi­tir que el apo­yo incon­di­cio­nal del pre­si­den­te de Esta­dos Uni­dos al Esta­do hebreo se con­tra­di­ce total­men­te con su famo­so dis­cur­so de El Cai­ro don­de pre­ten­día que «des­de hace más de 60 años, el pue­blo pales­tino vive el dolor del exi­lio. En los cam­pos de refu­gia­dos de Cis­jor­da­nia, en Gaza y en los terri­to­rios veci­nos muchos tie­nen la espe­ran­za de cono­cer una vida de paz y segu­ri­dad que nun­ca han dis­fru­ta­do. Sufren humi­lla­cio­nes a dia­rio (…) la situa­ción del pue­blo pales­tino es into­le­ra­ble. Esta­dos Uni­dos no vol­ve­rá la espal­da a la aspi­ra­ción legí­ti­ma del pue­blo pales­tino a la dig­ni­dad, a las opor­tu­ni­da­des de con­se­guir un Esta­do propio».

A pro­pó­si­to del famo­so «dere­cho de auto­de­fen­sa» de Israel, la perio­dis­ta israe­lí Ami­ra Hass lo defi­nió como una «for­mi­da­ble vic­to­ria de la pro­pa­gan­da» y aña­día que «al apo­yar el ata­que israe­lí a Gaza, los diri­gen­tes occi­den­ta­les die­ron car­ta blan­ca a los israe­líes para hacer lo que saben hacer mejor: revol­car­se en su esta­tu­to de víc­ti­mas e igno­rar el sufri­mien­to de los pales­ti­nos» (43).

Tras una sema­na de con­flic­to, Hillary Clin­ton via­jó a Israel y Egip­to para dis­cu­tir con los pro­ta­go­nis­tas del con­flic­to. El alto el fue­go entre Hamás e Israel se pro­cla­mó el mis­mo día de su lle­ga­da a El Cai­ro y todo el méri­to fue para el pre­si­den­te Mor­si. Extra­ño triun­fo del pre­si­den­te egip­cio que había anun­cia­do el final de las hos­ti­li­da­des el día ante­rior, sin éxi­to, y que ni siquie­ra pudo fre­nar los bom­bar­deos sobre Gaza (aun­que fue­se momen­tá­nea­men­te y a pesar de las pro­me­sas israe­líes) mien­tras su pri­mer minis­tro, Hicham Kan­dil, se halla­ba de visi­ta en el encla­ve pales­tino (44).

Al día siguien­te del anun­cio del alto el fue­go, el New York Times publi­có un artícu­lo sobre las autén­ti­cas moti­va­cio­nes de la ope­ra­ción «Pilar defen­si­vo». Los auto­res, David E. San­ger y Thom Shan­ker, nos expli­can que «para Israel el con­flic­to de Gaza es un ensa­yo para un enfren­ta­mien­to con Irán». En efec­to, según algu­nos res­pon­sa­bles esta­dou­ni­den­ses e israe­líes, esta ope­ra­ción mili­tar que duró una sema­na fue de entre­na­mien­to para un even­tual futu­ro enfren­ta­mien­to con Irán (45). Esos ejer­ci­cios per­mi­tie­ron ana­li­zar la efi­ca­cia de los nue­vos cohe­tes de fabri­ca­ción ira­ní capa­ces de lle­gar a Jeru­sa­lén así como com­pro­bar la fia­bi­li­dad del sis­te­ma anti­mi­si­les «Cúpu­la de hie­rro» de Israel. Ele­men­to muy intere­san­te: el artícu­lo tam­bién infor­ma de que el bom­bar­deo israe­lí del com­ple­jo suda­nés de Yar­mouk fue la pri­me­ra par­te de un plan más gene­ral de debi­li­tar a Irán que se per­se­guía con el con­flic­to de Gaza.

Hay que seña­lar que para Israel ambos ata­ques tie­nen obje­ti­vos estra­té­gi­cos simi­la­res: 1) Des­truc­ción de stocks de armas enemi­gas, y 2) Entre­na­mien­to de las tro­pas israe­líes para un even­tual con­flic­to arma­do direc­to con Irán. En efec­to, la pre­ci­sión y el con­trol en la ope­ra­ción con­tra el sitio suda­nés (dis­tan­cia reco­rri­da, repos­tar en mar­cha, inter­fe­ren­cia de las comu­ni­ca­cio­nes enemi­gas, dis­pa­ros pre­ci­sos) demues­tran que el Esta­do hebreo posee medios téc­ni­cos para ases­tar un gol­pe aéreo a los cen­tros nuclea­res ira­níes situa­dos a la mis­ma o infe­rior dis­tan­cia de la que sepa­ra a Israel de Yar­mouk. Por otra par­te, la des­truc­ción de las reser­vas de armas des­ti­na­das o uti­li­za­das (res­pec­ti­va­men­te en Sudán y en Gaza) por la resis­ten­cia pales­ti­na per­mi­te mini­mi­zar los ries­gos de aper­tu­ra de fren­tes de com­ba­te adi­cio­na­les si se toma­se la deci­sión de ata­car Irán. Si a eso aña­di­mos la par­ti­ci­pa­ción acti­va de Egip­to en el cie­rre de los túne­les del Sinaí y la impli­ca­ción de Catar para per­sua­dir a Hamás de que acep­te un cam­bio de para­dig­ma revo­lu­cio­na­rio, las con­di­cio­nes de un ata­que israe­lí a los obje­ti­vos ira­níes cada vez es más favo­ra­ble para Israel y obvia­men­te para Esta­dos Uni­dos, su alia­do inde­fec­ti­ble en esta «cru­za­da».

Efec­ti­va­men­te, al comen­tar el artícu­lo de David E. San­ger y Thom Shan­ker, Lucio Manis­co escri­be que «La inves­ti­ga­ción del New York Times acla­ra la estre­cha cola­bo­ra­ción entre Washing­ton y Jeru­sa­lén en los pre­pa­ra­ti­vos del ata­que a Gaza y, a más lar­go alcan­ce, la ofen­si­va con­tra Irán pre­vis­ta para los pró­xi­mos meses» (46).

Por otra par­te exis­ten fuer­tes pre­sun­cio­nes de cola­bo­ra­ción entre ambos paí­ses en el ata­que al com­ple­jo de Yamouk. Así, el perió­di­co ára­be Al-Hayat citó a res­pon­sa­bles suda­ne­ses que afir­ma­ban que Esta­dos Uni­dos esta­ba al corrien­te del ata­que pues­to que rápi­da­men­te cerró su emba­ja­da de Jar­tum por mie­do a repre­sa­lias (47).

Si tene­mos en cuen­ta todo esto, se com­pren­den fácil­men­te la deja­dez y la fle­ma del pre­si­den­te Oba­ma duran­te su gira asiá­ti­ca: espe­ra­ba pacien­te­men­te a que ter­mi­na­se el entre­na­mien­to pla­ni­fi­ca­do por las fuer­zas israe­líes-esta­dou­ni­den­ses para enviar a su secre­ta­ria de Esta­do a arre­glar un alto el fue­go entre los beligerantes.

Se entien­de tam­bién por qué Israel, con­tra su cos­tum­bre, no tomó repre­sa­lias tras el aten­ta­do del 21 de noviem­bre de 2012 diri­gi­do a un auto­bús de Tel Aviv, ni comu­ni­có la fecha del cese de las hostilidades.

Sunis­mo-chiís­mo: un cis­ma político

La recon­fi­gu­ra­ción geo­po­lí­ti­ca de la región MENA (Orien­te Medio y Nor­te de Áfri­ca) des­pués de la «Pri­ma­ve­ra» ára­be ori­gi­nó un cis­ma polí­ti­co suní-chii que se ha vuel­to pre­pon­de­ran­te en el con­flic­to sirio debi­do a la diver­si­dad cul­tu­ral del país y tie­ne una inci­den­cia direc­ta sobre la cau­sa pales­ti­na. Han apa­re­ci­do dos ejes en la región: el eje suní repre­sen­ta­do, entre otros, por Egip­to, Catar y Tur­quía, y el eje chií cons­ti­tui­do por Irán, siria e Hizbulá.

El pri­mer eje man­tie­ne muy bue­nas rela­cio­nes con los paí­ses occi­den­ta­les mien­tras el segun­do gru­po repre­sen­ta en la actua­li­dad «el eje del mal» para esos mis­mos países.

Se ve cla­ra­men­te que la reu­nión del 17 de noviem­bre en El Cai­ro agru­pó exclu­si­va­men­te a los paí­ses suníes y que la pre­sen­cia de Kha­led Mechaal en reali­dad tenía el obje­ti­vo de sacar a Hamás del sec­tor chií (en par­ti­cu­lar de Irán) que le sumi­nis­tra las armas. Está cla­ro que los esta­dou­ni­den­ses y los euro­peos jue­gan sobre esa divi­sión para mejor ais­lar, y por lo tan­to debi­li­tar, al eje chií.

El cis­ma polí­ti­co tie­ne su aspec­to reli­gio­so, menos hipó­cri­ta pero tam­bién viru­len­to. Así, el tele­pre­di­ca­dor estre­lla de la tele­vi­sión cata­rí Al-Yazi­ra, Cheikh Al-Qar­daoui, ata­có a los ira­níes res­pec­to a su papel en Siria, decla­ran­do que «fal­ta­ron a su misión y aho­ra matan a los musul­ma­nes (los sirios suníes) que no son de la mis­ma corrien­te reli­gio­sa que ellos». Des­pués ape­ló a todos los pere­gri­nos musul­ma­nes para que implo­ren a dios que cas­ti­gue a Irán (48).

Está lejos el tiem­po en el Cheik fus­ti­ga­ba a Israel y roga­ba a Dios que le die­ra la opor­tu­ni­dad, en el cre­púscu­lo de su vida, de «dis­pa­rar una bala sobre los enemi­gos de Alá, los judíos» (49). Tras el paso de «Pri­ma­ve­ra» ára­be, su leal­tad al emir de Catar solo le per­mi­te lan­zar con­de­nas de muer­te a los ára­bes y musul­ma­nes: un ali­nea­mien­to ejem­plar del polí­ti­co y del reli­gio­so. Sin duda esta es la razón por la que tam­po­co con­de­nó la sal­va­je agre­sión israe­lí al pue­blo de Gaza.

En con­clu­sión, se pue­de afir­mar que la cau­sa pales­ti­na está inne­ga­ble­men­te influen­cia­da por la «Pri­ma­ve­ra» ára­be. El blo­que suní repre­sen­ta­do por Egip­to, Catar y Tur­quía (paí­ses que man­tie­nen exce­len­tes rela­cio­nes con Esta­dos Uni­dos) pre­ten­de sacar a Hamás de la zona de influen­cia chií ira­ní que le sumi­nis­tra las armas nece­sa­rias para resis­tir a la ocu­pa­ción israe­lí. La rup­tu­ra de Kha­led Mechaal con Bas­char al-Assad, su leal­tad al emir de Catar y la mudan­za de la sede prin­ci­pal de Hamás de Damas­co a El Cai­ro son seña­les que no enga­ñan. La úni­ca des­co­no­ci­da en este asun­to es la posi­ción de la resis­ten­cia pales­ti­na que actúa en el inte­rior de Gaza y tie­ne una nece­si­dad vital de armas para asen­tar su legi­ti­mi­dad de acuer­do con la ideo­lo­gía de su movi­mien­to. A menos que Catar con­si­ga la vuel­ta de tuer­ca de con­ven­cer­les de que aban­do­nen las armas y opten por una visión más paci­fis­ta, lo que podría lle­var­los a librar­se de la eti­que­ta de «orga­ni­za­ción terro­ris­ta» que les col­ga­ron muchos paí­ses occi­den­ta­les, y reu­nir­los en la mesa de nego­cia­cio­nes. Sin embar­go, con­si­de­ran­do la debi­li­dad de los resul­ta­dos obte­ni­dos por la Auto­ri­dad Pales­ti­na con la adop­ción de ese tipo de acer­ca­mien­to, cabe espe­rar que Hamás no ten­ga un éxi­to mayor. Está muy cla­ro en la decla­ra­ción de Lei­la Shahid, dele­ga­da gene­ral de la Auto­ri­dad Pales­ti­na en la Unión Euro­pea: «Nues­tra estra­te­gia no vio­len­ta fren­te a Israel es un fra­ca­so (…) detu­vi­mos la lucha arma­da (…) e Israel nos dio un bofe­tón» (50).

Por otra par­te, y al con­tra­rio de las apa­rien­cias: 1) el gobierno isla­mis­ta de Mor­si pare­ce man­te­ner rela­cio­nes pri­vi­le­gia­das con el Esta­do hebreo (corres­pon­den­cia afec­tuo­sa, des­truc­ción de los túne­les del Sinaí, nin­gu­na reac­ción al ata­que del com­ple­jo suda­nés); 2) La polí­ti­ca «neo-oto­ma­nis­ta» de Tur­quía no se hace en detri­men­to de las rela­cio­nes tur­cas-israe­líes que siguen sien­do estra­té­gi­cas; 3) Las rela­cio­nes israe­líes-esta­dou­ni­den­ses están bien fir­mes y con res­pec­to a las cues­tio­nes pales­ti­na e ira­ní la cola­bo­ra­ción es ejemplar.

En cuan­to a la Liga Ára­be, que antes hacía de la cues­tión pales­ti­na el cen­tro de sus preo­cu­pa­cio­nes, actual­men­te está com­ple­ta­men­te some­ti­da a los intere­ses esta­dou­ni­den­ses. Lo que ha hecho decir a algu­nos que esa ins­ti­tu­ción, en reali­dad, solo pue­de deci­dir actua­cio­nes que per­ju­di­can al mun­do árabe.

Final­men­te, es intere­san­te obser­var el movi­mien­to de balan­ceo que se ope­ra en Pales­ti­na: en Gaza se hace todo lo posi­ble para que Hamás se con­vier­ta en reco­men­da­ble con gran pla­cer de Israel y Esta­dos Uni­dos; en Cis­jor­da­nia la Auto­ri­dad Pales­ti­na pro­vo­ca la ira de Tel Aviv y Washing­ton al obte­ner, a pesar de las pre­sio­nes y ame­na­zas, el esta­tu­to de obser­va­dor de la ONU.

Lo que nos devuel­ve a la cues­tión exis­ten­cial: antes de dis­cu­tir el papel de ter­ce­ros paí­ses, ¿Pue­de exis­tir cual­quier solu­ción al pro­ble­ma de Pales­ti­na sin la reuni­fi­ca­ción polí­ti­ca de ambos terri­to­rios palestinos?

Ahmed Ben­saa­da

ahmed​ben​saa​da​.com

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