Ini­cia­ti­vas con­tra los recor­tes, la pobre­za y los desahu­cios en Bara­kal­do- Berri Otxoak

•Para pre­sen­tar las ini­cia­ti­vas, que se van a desa­rro­llar a lo lar­go de los pró­xi­mos días, se ha rea­li­za­do una rue­da de pren­sa ante el Depar­ta­men­to de Acción Social con el áni­mo de visua­li­zar el agra­va­mien­to de las con­di­cio­nes de vida de miles de veci­nos y veci­nas de la loca­li­dad. Así,

-A lo lar­go de este año se ha incre­men­ta­do en 1.600 las per­so­nas des­em­plea­das; en la actua­li­dad 9.700 per­so­nas de la loca­li­dad engro­san la cola del paro; con una tasa de des­em­pleo del 20%. Sin olvi­dar­nos del gra­ve dete­rio­ro del sec­tor ser­vi­cios: cie­rre de más de 200 peque­ños comer­cios o los con­ti­nuos des­pi­dos en el Com­ple­jo Comer­cial “Mega­Park”. 21.500 per­so­nas tie­nen un tra­ba­jo en precario;

-Cada sema­na 5 fami­lias de Bara­kal­do son desahu­cia­das de sus vivien­das por no poder hacer fren­te a los pagos de la hipo­te­ca o el alqui­ler. En con­cre­to, en los seis pri­me­ros meses de este año 137 fami­lias fue­ron desahu­cia­das de sus vivien­das. Esto supo­ne un incre­men­to del 21% en com­pa­ra­ción al mis­mo perio­do del año anterior;

-A estos datos debe­mos aña­dir­le que en el trans­cur­so de este año más de 4000 per­so­nas se han acer­ca­do al Ban­co de Ali­men­tos de Bara­kal­do, unas 130 fami­lias a la sema­na. El come­dor de Cári­tas atien­de a una media de 120 per­so­nas por día;

-2.500 viu­das viven por deba­jo del umbral de pobreza.

•Ante esta reali­dad pedi­mos la apli­ca­ción de las siguien­tes medidas:

1. Garan­ti­zar los fon­dos sufi­cien­tes para aten­der todas las soli­ci­tu­des cur­sa­das, eva­lua­das y jus­ti­fi­ca­das, de for­ma que nin­gu­na fami­lia se que­de sin una pres­ta­ción social por fal­ta de presupuesto.

2. Los Ser­vi­cios Socia­les han de reci­bir antes de un mes para que las fami­lias pue­dan aten­der sus nece­si­da­des de for­ma inmediata.

3. La no apli­ca­ción de nin­gún recor­te social; y menos aún para el acce­so y man­te­ni­mien­to de la vivien­da habitual.