Herramienta(s) del por­ve­nir de la nación vas­ca (I y II)- Borro­ka Garaia

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I

Ayer miér­co­les apa­re­ció en el dia­rio Gara un intere­san­te artícu­lo de Joxe Mari Ola­rra en torno a la cons­ti­tu­ción de Sor­tu, el pro­ce­so de deba­te que se está rea­li­zan­do para tal labor y las pers­pec­ti­vas de cara al futu­ro de la uni­dad popu­lar en el pro­ce­so de libe­ra­ción. Cier­ta­men­te es de agra­de­cer tener de pri­me­ra mano la opi­nión de los pre­sos y pre­sas polí­ti­cas. Yo echo en fal­ta que ésto no ocu­rra, ni haya ocu­rri­do, con más asi­dui­dad en los medios ya que el capi­tal polí­ti­co que ate­so­ran los cien­tos y cien­tos de mili­tan­tes que per­ma­ne­cen secues­tra­dos es enorme.

El artícu­lo, titu­la­do “La herra­mien­ta para ganar el por­ve­nir de la nación vas­ca”, se podría decir que es una sín­te­sis y amplia­ción de algu­nas refle­xio­nes y pos­tu­ras que han ido defen­dien­do algu­nos de los por­ta­vo­ces de la izquier­da aber­tza­le en los últi­mos tiem­pos y me atre­ve­ría a decir que acep­ta­da de mane­ra bas­tan­te des­igual des­de la amplia base social, sobre todo con el paso del tiem­po. Al menos en algu­nos de sus apar­ta­dos y en sus for­mas de eje­cu­ción. Es por ello que me gus­ta­ría tra­tar pun­to por pun­to algu­nas de las refle­xio­nes lan­za­das y lo haré en dife­ren­tes artículos.

En un con­tex­to de des­ven­ta­ja y mani­fies­ta­men­te hos­til, afron­ta­mos el com­pro­mi­so adqui­ri­do con la socie­dad vas­ca para alcan­zar un por­ve­nir dife­ren­te y poner a Eus­kal Herria en el camino más efi­caz hacia la recu­pe­ra­ción de la sobe­ra­nía y la inte­gri­dad terri­to­rial. Con esa res­pon­sa­bi­li­dad se adop­tó la fór­mu­la de la uni­la­te­ra­li­dad para dar pasos que pro­vo­ca­ran el avan­ce. En ape­nas tres años, diga­mos des­de «Zutik Eus­kal Herria», se han suce­di­do acon­te­ci­mien­tos que nos han lle­va­do de la ile­ga­li­dad y per­se­cu­ción a la osten­ta­ción de la mayor pre­sen­cia polí­ti­ca nun­ca alcanzada.

Una de las con­tra­dic­cio­nes base que se pro­du­jo des­de la mis­ma fase pre­via a Zutik Eus­kal Herria con­sis­tió en pre­sen­tar dos aná­li­sis enfren­ta­dos como uno solo. Por una par­te, que Eus­kal Herria había lle­ga­do a las puer­tas del cam­bio polí­ti­co y social, que las con­di­cio­nes para abrir una nue­va fase esta­ban dadas debi­do a la lucha de déca­das y que era hora de ren­ta­bi­li­zar­lo, para por otro lado decir que la izquier­da aber­tza­le se encon­tra­ba al bor­de del abis­mo. Resul­tan­do en sí mis­mo una incohe­ren­cia. Es pro­ba­ble ade­más que ni una cosa ni la otra fue­ra del todo cier­ta. Y ese, en mi opi­nión error de aná­li­sis, es una de las cla­ves para enten­der algu­nos de los des­ajus­tes que se han dado des­de que se puso en acti­vo tal estra­te­gia. No se ha lle­ga­do a abrir real­men­te un nue­vo tiem­po polí­ti­co, sino una fase dife­ren­te. No se ha abier­to nin­gún pro­ce­so de solu­ción ni de paz. Sigue igual­men­te de blo­quea­do que tras las rup­tu­ra del últi­mo pro­ce­so nego­cia­dor aun­que haya­mos actua­do en muchos aspec­tos como si eso no fue­ra verdad.

Si bien es cier­to que Sor­tu superó la fase ile­ga­li­za­do­ra. La lega­li­za­ción de Sor­tu es un ele­men­to que sin­te­ti­za todas las estra­te­gias polí­ti­cas exis­ten­tes que inci­den en el table­ro del con­flic­to polí­ti­co. Para la izquier­da aber­tza­le supo­ne con­tar con una herra­mien­ta legal impres­cin­di­ble y nece­sa­ria pero el cos­te polí­ti­co, ideo­ló­gi­co y orga­ni­za­ti­vo reque­ri­do ha sido muy ele­va­do. Ese era pre­ci­sa­men­te uno de los obje­ti­vos posi­bi­lis­tas de los pro­ce­sos ile­ga­li­za­do­res. Cerrar la puer­ta a la izquier­da aber­tza­le en el ámbi­to ins­ti­tu­cio­nal abrién­do­le una nue­va por don­de solo se pue­da pasar mol­dea­do. Algo que por otra par­te se pue­de corre­gir, pero solo si somos cons­cien­tes de ello. La ile­ga­li­za­ción y la per­se­cu­ción siguen vigen­tes, sin lugar a dudas. No solo por­que la repre­sión no ha cesa­do y por­que todas las orga­ni­za­cio­nes ile­ga­li­za­das lo sigan sien­do sino prin­ci­pal­men­te por­que el esta­do ha asu­mi­do un papel de con­trol chan­ta­jis­ta y ame­na­za a todo lo que per­mi­te bajo peli­gro pre­ci­sa­men­te de ilegalización.

La izquier­da aber­tza­le no ha con­se­gui­do a nivel elec­to­ral la mayor pre­sen­cia polí­ti­ca nun­ca alcan­za­da. Lo ha hecho jun­to a otros. Lo cual es correc­to y una diná­mi­ca de uni­dad de fuer­zas bene­fi­cio­sa para este país. Pero una cosa son los resul­ta­dos elec­to­ra­les y otra muy dife­ren­te los avan­ces netos en el pro­ce­so de libe­ra­ción nacio­nal y social. No siem­pre coin­ci­den. Y si bien es cier­to que el cau­dal elec­to­ral ha teni­do éxi­to, aun­que en las últi­mas elec­cio­nes haya­mos sufri­do cier­ta ero­sión, esto no se ha tra­du­ci­do en un avan­ce de la lucha sino que en los últi­mos tiem­pos hemos vis­to des­de cier­ta des­uníón del sin­di­ca­lis­mo aber­tza­le, el refor­za­mien­to del impas­se del movi­mien­to popu­lar, la inca­pa­ci­dad para acti­var luchas con la inten­si­dad reque­ri­da, debi­li­da­des en el ámbi­to ins­ti­tu­cio­nal, retro­ce­so ideo­ló­gi­co y cier­ta des­ac­ti­va­ción gene­ral de las pri­me­ras lineas mili­tan­tes y sim­pa­ti­zan­tes. Todo esto tam­bién es corre­gi­ble pero solo si somos cons­cien­tes de ello y no maqui­lla­mos con resul­ta­dos elec­to­ra­les nues­tras caren­cias, somos acrí­ti­cos, o pone­mos la res­pon­sa­bi­li­dad de ello don­de no está.

ETA, des­de su pro­pio aná­li­sis estra­té­gi­co, deci­dió cami­nar en el mis­mo sen­ti­do, y tras varios pasos pre­vios adop­tó la his­tó­ri­ca deci­sión de fina­li­zar su cam­pa­ña arma­da. Hace un año que­da­ba, así, cerra­do un ciclo de cin­co déca­das carac­te­ri­za­do por el enfren­ta­mien­to arma­do para pasar al actual, de orden exclu­si­va­men­te polí­ti­co, civil y democrático.

Tema dema­sia­do pelia­gu­do. En cual­quier caso, la fase actual sigue sien­do no demo­crá­ti­ca, arma­da y repre­si­va por par­te de los estados.

Este cam­bio radi­cal de esce­na­rio se ha pro­du­ci­do en un pla­zo rela­ti­va­men­te bre­ve de tiem­po y ello ha pro­vo­ca­do en la izquier­da aber­tza­le algu­nas dis­fun­cio­nes que hay que recon­du­cir­las lo antes posi­ble para asen­tar debi­da­men­te el camino por el que tran­si­ta­mos, así como los ins­tru­men­tos para hacerlo.Una dis­fun­ción fun­da­men­tal es la fal­ta de una orga­ni­za­ción polí­ti­ca estruc­tu­ra­da y esta­ble­ci­da que sea motor y correa de trans­mi­sión del pro­ce­so de libe­ra­ción nacio­nal y social.

Las dis­fun­cio­nes prin­ci­pal­men­te han lle­ga­do por el impul­so de inten­tar con­ver­tir el MLNV en un par­ti­do polí­ti­co des­man­te­lan­do la for­ma de movi­mien­to, el incre­men­to de la ver­ti­ca­li­dad y la fal­ta de infor­ma­ción, la des­apa­ri­ción de orga­ni­za­cio­nes, el desa­rro­llo de la estra­te­gia con toma de deci­sio­nes no lo sufi­cien­te­men­te con­sen­sua­das y la pro­mi­nen­cia del elec­to­ra­lis­mo y el ins­ti­tu­cio­na­lis­mo. Obvia­men­te la fal­ta de una orga­ni­za­ción legal que pue­da lle­var a cabo el tra­ba­jo polí­ti­co-ins­ti­tu­cio­nal afec­ta mucho pero nos enga­ña­ría­mos si pen­sa­mos que esa ha sido la razón.

De la fal­ta de esa herra­mien­ta deri­van otras dis­fu­cio­nes. Son, por ejem­plo, el des­fa­se orga­ni­za­ti­vo por venir de la pre­ca­rie­dad y clan­des­ti­ni­dad, o el des­equi­li­brio entre la prác­ti­ca polí­ti­ca bien sea a nivel nacio­nal o local. (…) la izquier­da aber­tza­le está demos­tran­do que tie­ne un plan inte­gral sobre el que desa­rro­lla diná­mi­cas de carác­ter nacio­nal. Mien­tras, en la órbi­ta de pue­blos o barrios, se detec­tan gran­des caren­cias. Es nece­sa­rio aler­tar tam­bién sobre la mala cos­tum­bre de mirar hacia arri­ba para espe­rar lo que ven­ga dado. (…) Esto, uni­do a las otras dis­fun­cio­nes, ha pro­vo­ca­do una cier­ta deja­dez de áni­mo, algo así como un esta­do pasi­vo de espe­ra en el que aguar­dar acontecimientos.

No es agra­da­ble hin­car el dien­te a este tema por­que las con­clu­sio­nes que se pue­den sacar cho­can con el nivel de moral nece­sa­rio e impres­cin­di­ble que se nece­si­ta para enfren­tar­se a los retos que están delan­te. Pero en algún momen­to ten­drá que ser tra­ta­do en pro­fun­di­dad ya que de no hacer­lo, de no ir a la raíz de los sín­to­mas, no se podrá curar una enfer­me­dad que en mi opi­nión pone en peli­gro el sis­te­ma inmu­no­ló­gi­co de la izquier­da aber­tza­le.

Ante esta enfer­me­dad, que en mi opi­nión es evi­den­te su exis­ten­cia, los antí­do­tos vis­tos has­ta el momen­to se han redu­ci­do a dos tipos de tera­pias de shock total­men­te opues­tas entre ellas. Por un lado la del “todo va bien” que en sí mis­mo sería la nega­ción de la pro­pia enfer­me­dad, sobre todo a base de tiri­tas elec­to­ra­les que cubren la heri­da pero que no la sanan, y la del “todo va mal”, que se per­mi­te el lujo de echar cons­tan­te­men­te sal en la heri­da. Obvia­men­te nin­gu­na de las dos está dan­do resul­ta­do. Y entre el “todo va bien” y “el todo va mal” no que­da mucho espa­cio más que para entrar en un esta­do de pasi­vi­dad a ver­las venir y “a ver que pasa”.

Sobra decir que la ver­da­de­ra ener­gía y “secre­to” de la izquier­da aber­tza­le resí­dia en los barrios, pue­blos y ciu­da­des, y que si se va per­dien­do el “punch” ahí, sien­do sus­ti­tui­do por titu­la­res de pren­sa o macro-polí­ti­ca, qui­zás apa­ren­te­men­te abar­que­mos mucho pero de tan­to abar­car al final no que­de poten­cia para apretar.

Un jugue­te es algo muy boni­to, sin embar­go un jugue­te roto se refie­re al obje­to que ha per­di­do su fun­ción y que ya no posee valor. Reva­lo­ri­zar lo ya casi inú­til aún cuan­do es nece­sa­rio es una tarea ardua. Sobre todo lo es cuan­do los valo­res y las coor­de­na­das del empu­je que han pro­vo­ca­do esa des­ga­na y fal­ta de ilu­sión no se ponen en entredicho.

II

(…) las manio­bras de carác­ter uni­la­te­ral no avan­za­rán por inanición (…)

La uni­la­te­ra­li­dad está en su últi­ma fase, al menos en todo lo que no está rela­cio­na­do con dar pasos uni­la­te­ra­les hacia la inde­pen­den­cia y el socia­lis­mo don­de está prác­ti­ca­men­te todo por hacer. Des­de un pun­to de vis­ta uni­la­te­ral, ETA, al haber­se colo­ca­do en un carril de una sola vía don­de no hay espa­cio a la estra­te­gia solo pue­de uni­la­te­ral­men­te tirar las armas y des­apa­re­cer. Sin más opcio­nes uni­la­te­ra­les sal­vo pedir per­dón. En las cár­ce­les solo exis­te una opción uni­la­te­ral y en la izquier­da aber­tza­le y la socie­dad vas­ca en gene­ral, pedir per­dón por el daño cau­sa­do por­que reco­no­cer­lo se ha hecho siem­pre. No exis­ten más opcio­nes uni­la­te­ra­les. ¿A dón­de lle­va todo eso?. Pue­de lle­var a muchos sitios dife­ren­tes pero en nin­gún caso a la solu­ción del con­flic­to ni a ace­le­rar el pro­ce­so de libe­ra­ción nacio­nal y social sin plan­tear una estra­te­gia glo­bal de pre­sión para derri­bar el muro impositivo.

si la base no gene­ra acon­te­ci­mien­tos, difí­cil­men­te podrán tener el reco­rri­do desea­do los pro­du­ci­dos a otros nive­les, por muy bue­nos que sean. (…) lo que nos ven­ga de esta­dios más ele­va­dos care­ce­rá de alien­to impres­cin­di­ble. Por­que esta gran mar­cha hacia la inde­pen­den­cia y el socia­lis­mo no ha hecho sino dar el pri­mer paso y si no avan­za­mos nos hun­di­mos en el barro, que es lo que bus­ca el Esta­do.(…) Si estas dis­fu­cio­nes son, podría­mos decir, obje­ti­vas, hay otras de carác­ter sub­je­ti­vo pero que no por ello son menos impor­tan­tes ya que son iner­cias de la fase ante­rior y tene­mos que supe­rar­las para afir­mar­nos debi­da­men­te en el pre­sen­te garan­ti­zan­do el reco­rri­do futu­ro. Así, veni­mos de déca­das de enfren­ta­mien­to vio­len­to, con una cul­tu­ra de con­fron­ta­ción y resis­ten­cia fuer­te­men­te inte­rio­ri­za­da en nues­tra per­so­na­li­dad y com­por­ta­mien­tos polí­ti­cos. (…) Esta­mos comen­zan­do a ren­ta­bi­li­zar déca­das de lucha, de resis­ten­cia mili­tan­te y, al mis­mo tiem­po, arti­cu­lan­do las bases demo­crá­ti­cas para lograr lo antes posi­ble una mayo­ria hege­mó­ni­ca que per­mi­ta alcan­zar la independencia.

Ya se comen­ta­ba en el ante­rior artícu­lo algu­nas de las razo­nes que crea­ban las con­di­cio­nes para que exis­tan muchas difi­cul­ta­des para que se pue­dan gene­rar acon­te­ci­mien­tos. En el momen­to que se pone enci­ma de la mesa que las con­di­cio­nes ya están dadas para el cam­bio, en el momen­to que se lle­ga a a la supues­ta con­clu­sión de que es tiem­po de solu­cio­nes cuan­do no exis­te nin­gún indi­ca­dor rea­lis­ta de que exis­ta la más míni­ma volun­tad por par­te de los esta­dos, en el momen­to que se bus­can los acuer­dos amplios para “nor­ma­li­zar”, en el momen­to que se sua­vi­za la ima­gen de cier­tos enemi­gos de cla­se o de Eus­kal Herria o se da a enten­der indi­rec­ta­men­te que “lo pasa­do” está mal hecho y mere­ce una revi­sión his­tó­ri­ca, si le aña­di­mos que se tras­la­da a la socie­dad que exis­ten estruc­tu­ras inter­na­cio­na­les que “están con noso­tros” o que “arri­ba” se están movien­do muchas cosas. Todo ello va crean­do el cal­do de cul­ti­vo que empu­ja hacia la pasi­vi­dad y a la dis­ten­sión bajan­do las ganas de luchar, no por­que no exis­tan sino por­que no hay cami­nos ade­cua­dos e inten­sos para vehi­cu­li­zar­las. No es nece­sa­rio luchar sino “solu­cio­nar”.

En las últi­mas déca­das la pre­sión gene­ra­da por la izquier­da aber­tza­le y el movi­mien­to popu­lar han impe­di­do la asi­mi­la­ción de Eus­kal Herria y han movi­do al esta­do en muchas oca­sio­nes. Si bien es cier­to que no se ha con­se­gui­do una acu­mu­la­ción y corre­la­ción de fuer­zas sufi­cien­te para dar el paso final, a lo que habría que unir el sabo­ta­je per­ma­nen­te del PNV, lo cual ha ayu­da­do al esta­do a dar mar­cha atrás en muchas oca­sio­nes, no se pue­de obviar esto y pen­sar que sim­ple­men­te mejo­ran­do la corre­la­ción de fuer­zas elec­to­ral­men­te se pue­da ter­mi­nar el tra­ba­jo. Ya que fal­ta­rá la otra pie­za cla­ve; La pre­sión que derri­be el muro de la imposición.

En este nue­va fase polí­ti­ca, la acep­ta­ción de la con­fron­ta­ción, ten­sio­na­mien­to y su enten­di­mien­to pue­de resul­tar cla­ve para que se pro­duz­can avan­ces en la lucha, de lo con­tra­rio las limi­ta­cio­nes serán cada vez más pro­nun­cia­das lle­gan­do inclu­so a la posi­ble des­ac­ti­va­ción de la lucha con­vir­tien­do a la socie­dad exclu­si­va­men­te en mera espec­ta­do­ra, votan­te, etc..

En estos momen­tos no exis­te una estra­te­gia ten­sio­na­do­ra, de pre­sión y de cala­do que derri­be ese muro impo­si­ti­vo y pue­da crear con­di­cio­nes para la solu­ción. Lo prio­ri­ta­rio es la solu­ción. Con­tra­di­cien­do la his­to­ria inter­na­cio­nal de los pue­blos y la cla­se obrera.

El nue­vo tiem­po que esta­mos ponien­do en mar­cha requie­re una nue­va cul­tu­ra polí­ti­ca de la izquier­da aber­tza­le. Con esto no pre­ten­do decir, ni por lo más remo­to, que deba­mos asi­mi­lar los cano­nes de eso que lla­man aho­ra «la polí­ti­ca» y antes se decia polí­ti­ca bur­gue­sa. Esta no es la idea. Entre otras cosas, por­que noso­tros tene­mos una cul­tu­ra dife­ren­te que ema­na de nues­tra per­so­na­li­dad y tra­di­ción polí­ti­ca y sus señas pro­pias de iden­ti­dad deri­va­das de la nación a la que per­te­ne­ce­mos y por la que luchamos.

Como se comen­ta­ba, fal­ta la infra­es­truc­tu­ra y el esque­ma de pen­sa­mien­to para las coor­de­na­das don­de la otra pie­za cla­ve para­le­la a la hege­mo­nía, es decir. la pre­sión que derri­be ese muro de impo­si­ción se pue­da dar en toda su extensión.

Es por ello que en esta nue­va eta­pa, la cul­tu­ra de la con­fron­ta­ción y la resis­ten­cia debe seguir vigen­te. Es par­te fun­da­men­tal del ADN de la izquier­da aber­tza­le y eso no sig­ni­fi­ca poner­se a la defen­si­va sino inte­grar ele­men­tos de lucha muy nece­sa­rios que de nin­gún modo con­tra­di­cen la nece­si­dad de mate­ria­li­zar el cam­bio, cuan­do lle­gue, sino que refuer­zan esa apues­ta y ayu­dan a derrum­bar ese muro impositivo.

La des­obe­dien­cia, la lucha en la calle, la defen­sa de la cla­se tra­ba­ja­do­ra fren­te a los cada vez más agre­si­vos ata­ques del capi­tal, la orga­ni­za­ción barrio a barrio requie­ren y nece­si­tan de ese ADN popu­lar y de esa cul­tu­ra con­fron­ta­do­ra. La uni­dad popu­lar tam­bién nece­si­ta, como así ha sido siem­pre, enri­que­cer­se de ese fluir con­ti­nuo de ener­gía trans­mi­ti­da por el socia­lis­mo revo­lu­cio­na­rio, el comu­nis­mo y has­ta el movi­mien­to autó­no­mo. Exis­ten muchas cul­tu­ras en el movi­mien­to aber­tza­le de izquier­da y no se pue­de pres­cin­dir de ninguna.

La con­fron­ta­ción y el ten­sio­na­mien­to polí­ti­co usa­do con inte­li­gen­cia es un arma impe­re­ce­de­ra. Cam­bia­rán algu­nas for­mas, cam­bia­rán algu­nos méto­dos, algu­nas herra­mien­tas val­drán, otras nó, ven­drán nue­vas.. se podrá adap­tar todo lo que se quie­ra adap­tar pero inten­tar crear una nue­va cul­tu­ra en vez de con­tar con todas sin excep­ción y su desa­rro­llo natu­ral y siem­pre mejo­ra­ble es el camino más direc­to a los cáno­nes de eso que lla­man aho­ra «la polí­ti­ca» y antes se decía polí­ti­ca bur­gue­sa. No es hipó­te­sis. Se está demos­tran­do así, ya que hemos avan­za­do en ese camino dan­do algu­nos pasos.

El Esta­do espa­ñol, por ejem­plo, se ha cla­va­do en el inmo­vi­lis­mo e inten­ta dis­tor­sio­nar y con­fun­dir a los agen­te impli­ca­dos. No dudo de que hare­mos que se mue­van, pero habrá que desa­rro­llar inica­ti­vas, movi­mien­tos de res­pues­ta a los suyos y otros posi­cio­na­mien­tos tác­ti­cos que reque­ri­rán mucha agi­li­dad y, sobre todo, mucha con­fian­za en lo que hace­mos. (…) Debe­mos hacer de Sor­tu la colum­na ver­te­bral del camino a la inde­pen­den­cia y el socia­lis­mo, for­ta­le­cer múscu­lo con el tra­ba­jo dia­rio y militante;

Ni ETA, ni Herri Bata­su­na, ni KAS, ni nin­gu­na orga­ni­za­ción por gran­de que sea pue­de resol­ver los pro­ble­mas de la cla­se tra­ba­ja­do­ra vas­ca. Úni­ca­men­te el Pue­blo Tra­ba­ja­dor Vas­co pue­de solu­cio­nar sus pro­ble­mas. Ya lo dijo aquel y pese a que han pasa­do las déca­das nadie ha pues­to enci­ma de la mesa algún argu­men­to que lo des­mien­ta. Es el pue­blo tra­ba­ja­dor vas­co, el pue­blo aber­tza­le de izquier­da, todos los que quie­ren una trans­for­ma­ción, los que ten­drán que ser suje­to prin­ci­pal para el cam­bio y para traer la liber­tad. Des­de ese pun­to de vis­ta toda orga­ni­za­ción no sig­ni­fi­ca más que un ins­tru­men­to en tal labor, vehi­cu­li­zar que la cla­se tra­ba­ja­do­ra vas­ca coja las rien­das de su futu­ro. Y para ello Sor­tu tie­ne su papel, pero no es el úni­co, ni mucho menos el que ten­ga que cen­tra­li­zar­lo todo y hacer­se endógeno.

Ahí esta el sin­di­ca­lis­mo, el movi­mien­to juve­nil, el movi­mien­to popu­lar y la labor anó­ni­ma de miles de mili­tan­tes y acti­vis­tas y otras tan­tas orga­ni­za­cio­nes y movi­mien­tos. Por lo tan­to hacen fal­ta más de una herra­mien­ta para tal labor ya que la uni­dad popu­lar ha sido, y como no podía ser de otra mane­ra, un mero acom­pa­ña­mien­to del movi­mien­to popu­lar y las dife­ren­tes luchas. Impo­si­bi­li­ta­da para gene­rar, sus­ten­tar y ali­men­tar­las. La uni­dad popu­lar ha sido ali­men­ta­da por las luchas y no al revés. Lo cual es per­fec­ta­men­te lógi­co e impo­si­ble de rever­tir por­que pre­ci­sa­men­te uni­dad popu­lar sig­ni­fi­ca eso; Recep­tor de los dife­ren­tes ámbi­tos de lucha. La uni­dad popu­lar es fuer­te si el movi­mien­to juve­nil, obre­ro, estu­dian­til, feminista,ecologista, cul­tu­ral y popu­lar… es fuer­te y no en sen­ti­do inver­so. Sor­tu será fuer­te bajo esos mis­mos pará­me­tros. Y encon­trar una sín­te­sis para ello es fun­da­men­ta­les para colo­car al MLNV a la altu­ra de los retos exis­ten­tes. Acep­tar la diver­si­dad, bus­car la como­di­dad y el encuen­tro de los dife­ren­tes sec­to­res en lucha de este pue­blo sin crear grie­tas entre ellos es algo que debe­ría bus­car Sor­tu y empe­zar a mirar al futu­ro con con­fian­za en lo que hacemos.

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