Cargos y excargos electos de diferentes legislaturas en el Ayuntamiento de Sopela se han reunido en torno a un manifiesto que responde de manera unitaria a la imposición bajo amenaza de la bandera española.
Se han reunido para hacer frente de manera conjunta a un ataque a la sensibilidad de la mayoría de los y las Sopeloztarras. De esta manera, 42 cargos electos de diferentes legislaturas en el Ayuntamiento de Sopela pertenecientes a HB, EA, Euskadiko Ezkerra, Berdeak, Ezker Batua, Euskal Herritarrok, ANV, Sopela Aurrera y los actuales de BILDU han suscrito un manifiesto que han hecho público durante la comparecencia.
En este manifiesto, hacen una valoración política sobre la imposición de la bandera española y la enmarcan en el actual momento político, como una provocación que denota la debilidad del Estado. Los firmantes llaman a evitar que el Estado pueda alterar la representación institucional mediante inhabilitaciones a la carta y además, llaman a que las instituciones nacionales y las direcciones de los partidos políticos articulen respuestas unitarias a estas provocaciones.
Los y las firmantes han repasado la respuesta que en diferentes momentos se ha dado a la bandera española en Sopela y afirman que dicha bandera no ha representado a Sopela en el pasado y no lo hace en el presente, ni lo hará en el futuro.
Manifiesto de cargos y ex-cargos municipales en el Ayuntamiento de Sopela durante diferentes legislaturas ante la imposición de la bandera española.
Ni vencen, ni convencen. Solo imponen.
Alcaldesa, concejales y concejalas, de la actual y de anteriores legislaturas del Ayuntamiento de Sopela nos hemos puesto de acuerdo para manifestar nuestra postura ante un nuevo episodio de imposición, que por desgracia se mantiene en la historia de nuestro municipio y en la del conjunto de Euskal Herria.
La Delegación del Gobierno español primero y los Tribunales españoles después, han remitido un imperativo judicial imponiendo la bandera española en el edificio del Ayuntamiento de Sopela bajo amenaza de inhabilitación y persecución judicial y policial contra la representación electa de los y las Sopeloztarras.
No solo no han aprendido nada de la historia, sino que además siguen empeñados en recorrer el camino de la imposición. No son capaces de aceptar y respetar que los símbolos de un pueblo no pueden ser otros que aquellos con los que la mayoría social y ciudadana se identifica de manera natural y libre. En el caso que nos ocupa, la bandera que se impuso en nuestra tierra a sangre y fuego por las tropas franquistas, ni ha sido, ni es, ni se espera que sea, un símbolo que genere adhesión y libre aceptación mayoritaria entre los y las Sopeloztarras. Es notorio y palpable que la ikurrina es el símbolo que de manera natural y libre concita la adhesión de la ciudadanía sopeloztarra.