Chi­na: Nue­va cúpu­la, nue­vo rum­bo eco­nó­mi­co- Mar­ce­lo Justo

Una pro­pues­ta es que Chi­na com­ple­te su trans­for­ma­ción en una “eco­no­mía de mer­ca­do” por medio de una pro­fun­da refor­ma de las empre­sas del Esta­do. La alter­na­ti­va es un capi­ta­lis­mo popu­lis­ta, con fuer­te rein­ver­sión social de las ganancias.

El Con­gre­so del Par­ti­do Comu­nis­ta Chino no va a depa­rar muchas sor­pre­sas a nivel polí­ti­co. El actual vice­pre­si­den­te Xi Jin­ping será ele­gi­do secre­ta­rio gene­ral del par­ti­do y pre­si­den­te de la Nación y asu­mi­rá a par­tir de mar­zo por 10 años jun­to a una nue­va cúpu­la del pode­ro­so comi­té per­ma­nen­te del Polit­bu­ró. El gran mis­te­rio, fuen­te de deba­tes que ya se han cobra­do más de un cabe­za, es el rum­bo que toma­rá la eco­no­mía al fin de la déca­da pro­di­gio­sa del actual pre­si­den­te Hu Jintao.

Des­de la asun­ción de Hu Jin­tao y su pre­mier Wen Jia­bao en 2002, Chi­na cua­dru­pli­có su Pro­duc­to Interno Bru­to (PIB) y se con­vir­tió en la segun­da eco­no­mía pla­ne­ta­ria, pri­mer expor­ta­dor e impor­ta­dor glo­bal, con la mayor can­ti­dad de reser­vas mone­ta­rias del mun­do. La dupla Hu Jin­tao-Wen Jia­bao pro­cu­ró tam­bién sua­vi­zar las aris­tas más filo­sas del mode­lo chino como la espec­ta­cu­lar des­igual­dad y la pobre­za de cien­tos de millo­nes de per­so­nas. En el mejor de los casos, su éxi­to fue mode­ra­do en este terreno. El actual cam­bio de guar­dia ocu­rre en momen­tos en que el pilo­to auto­má­ti­co ya no sir­ve. La eco­no­mía glo­bal, sumer­gi­da en una pro­fun­da cri­sis estruc­tu­ral, no pue­de seguir con­su­mien­do todo lo que pro­du­ce Chi­na finan­cia­da por sus prés­ta­mos. Por esta razón y por la lógi­ca eco­nó­mi­co-social del cre­ci­mien­to, el mode­lo expor­ta­dor chino basa­do en una mano de obra bara­ta está agotado.

A pesar del gigan­tes­co cre­ci­mien­to del PIB y de los ras­ca­cie­los y las líneas ferro­via­rias de alta velo­ci­dad que comu­ni­can un país que duran­te mucho tiem­po pare­cía intran­si­ta­ble, el gobierno insis­te en que Chi­na es un país en desa­rro­llo. Según le indi­có a Página/​12 el direc­tor de Estu­dios Con­tem­po­rá­neos Chi­nos de la Uni­ver­si­dad de Not­tingham en el Rei­no Uni­do, Shu­jie Jiao, Chi­na enfren­ta los dile­mas típi­cos de una eco­no­mía en desa­rro­llo. “Chi­na tie­ne que dar un sal­to hacia una eco­no­mía domi­na­da por la inno­va­ción tec­no­ló­gi­ca. Japón y Corea del Sur lo hicie­ron, pero son paí­ses mucho más peque­ños. Debi­do a la gigan­tes­ca pobla­ción chi­na, su exten­sión en Chi­na va a tomar déca­das. Hoy en día con­vi­ven en Chi­na luga­res desa­rro­lla­dos como Bei­jing y Shanghai con otros que están muy lejos de ese nivel.”

El Par­ti­do Comu­nis­ta es cons­cien­te de los pro­ble­mas, pero es menos mono­lí­ti­co de lo que pare­ce sobre la solu­ción. En el docea­vo plan quin­que­nal pre­sen­ta­do en mar­zo de 2011 se plan­teó la tran­si­ción de una eco­no­mía basa­da en la expor­ta­ción a otra en la que el con­su­mo interno tuvie­ra más peso. Ese mis­mo año la inver­sión cons­ti­tu­yó un 48% del PIB chino: el con­su­mo domés­ti­co fue ape­nas un 34%. Es la cruel para­do­ja del mila­gro chino. En tér­mi­nos de PIB, Chi­na es la segun­da eco­no­mía mun­dial. En el índi­ce de Desa­rro­llo Humano de la ONU se encuen­tra en el pues­to 101, por deba­jo de la mayo­ría de los paí­ses lati­no­ame­ri­ca­nos (sólo supera a El Sal­va­dor, Para­guay, Boli­via, Hon­du­ras y Nicaragua).

Este año la eco­no­mía cre­ce­rá un 7,5 por cien­to, muy por deba­jo del 10 por cien­to de pro­me­dio de los últi­mos 30 años y menos del 8 por cien­to que las mis­mas auto­ri­da­des –con una bue­na dosis de supers­ti­ción: el 8 es el núme­ro de la bue­na suer­te chino– con­si­de­ran cla­ve para evi­tar con­flic­tos socia­les. La pri­me­ra reac­ción a este enfria­mien­to a Chi­na (¡7,5 por cien­to!) fue típi­ca. El gobierno lan­zó en sep­tiem­bre un gigan­tes­co plan de inver­sión esta­tal por valor de 158 mil millo­nes de dóla­res. Como res­pues­ta a cor­to pla­zo, pue­de ser­vir. A lar­go pla­zo, la mira está pues­ta en un ambi­cio­so plan para una jubi­la­ción y cober­tu­ra médi­ca uni­ver­sa­les que debe­rían estar en pleno fun­cio­na­mien­to entre 2015 y 2020.

Estos pla­nes pro­cu­ran cam­biar un patrón de con­duc­ta muy afin­ca­do en la pobla­ción: el aho­rro en detri­men­to del con­su­mo. La tasa de aho­rro chi­na es equi­va­len­te al 51 por cien­to del PIB, más alta que la tasa de inver­sión. La pobla­ción aho­rra para tener un para­guas en caso de enfer­me­dad y ante la defi­cien­te cober­tu­ra jubi­la­to­ria para cual­quier tra­ba­ja­dor no esta­tal. El inte­rro­gan­te es si los nue­vos pla­nes van a tener el impac­to espe­ra­do. “El cos­to médi­co ha cre­ci­do de tal mane­ra que una cober­tu­ra par­cial como la que ofre­ce el plan guber­na­men­tal no es sufi­cien­te. Lo mis­mo pasa con la jubi­la­ción. Mien­tras no se le dé una solu­ción a esto, la tran­si­ción a una eco­no­mía más basa­da en el con­su­mo domés­ti­co es una mera con­sig­na. Esto a su vez com­pli­ca el paso de eco­no­mía en desa­rro­llo a otra ple­na­men­te desa­rro­lla­da”, señaló.

En el seno del Par­ti­do Comu­nis­ta, en la aca­de­mia y eli­te chi­na con­gre­ga­da en torno de la Aca­de­mia de Cien­cias Socia­les y algu­nos esco­gi­dos cen­tros de estu­dio, ha arre­cia­do en los últi­mos dos años el deba­te sobre el futu­ro. En febre­ro un docu­men­to de más de 400 pági­nas publi­ca­do por el Ban­co Mun­dial y el influ­yen­te Deve­lop­ment Research Cen­tre, un cen­tro de estu­dios chino que repor­ta direc­ta­men­te al Con­se­jo del Esta­do, mar­có la hoja de ruta del ala libe­ral del Par­ti­do Comu­nis­ta. El eje de la pro­pues­ta era que Chi­na tenía que com­ple­tar su trans­for­ma­ción en una “eco­no­mía de mer­ca­do” por medio de una pro­fun­da refor­ma de las empre­sas del Esta­do que, según el docu­men­to, “abar­can el 50 por cien­to de la economía”.

La alter­na­ti­va era el lla­ma­do mode­lo Chon­qing, vin­cu­la­do al ex secre­ta­rio gene­ral del Par­ti­do Comu­nis­ta de Chon­qing Bo Xilai, una suer­te de capi­ta­lis­mo popu­lis­ta, con fuer­te rein­ver­sión social de las ganan­cias obte­ni­das con el cre­ci­mien­to. La caí­da en des­gra­cia de Bo Xilai en un escán­da­lo de ribe­tes nove­les­cos pro­yec­tó una pesa­da som­bra polí­ti­ca sobre el mode­lo. “El lla­ma­do Mode­lo Chon­qing ofre­cía una sali­da al pro­ble­ma de la des­igual­dad en Chi­na. El pro­ble­ma es que que­dó pega­do a la figu­ra de Bo Xilai”, seña­ló Shu­jie Jiao.

El her­me­tis­mo de la polí­ti­ca chi­na com­pli­ca la inter­pre­ta­ción exac­ta del impac­to polí­ti­co de su caí­da. Tan­to el actual pre­si­den­te Hu Jin­tao como su suce­sor, Xi Jin­ping, mos­tra­ron en el pasa­do cier­to entu­sias­mo por el mode­lo Chon­qing, pero ambos toma­ron dis­tan­cia de la figu­ra de Bo Xilai y su polé­mi­co popu­lis­mo. Según le indi­có a Página/​12 Fra­nçois Gode­ment, direc­tor del Cen­tro Asia de París y autor del recien­te­men­te publi­ca­do Qui veut la Chi­ne? De Mao au capi­ta­lis­me, el deba­te sigue abier­to. “Hay una fuer­te polé­mi­ca inter­na sobre los intere­ses crea­dos en la eco­no­mía, sobre el cre­ci­mien­to, sobre dón­de debe­ría estar Chi­na en 2030. No se sabe si el mode­lo Chon­qing está ter­mi­na­do o si sigue sien­do un con­ten­dien­te. La incóg­ni­ta recién se des­pe­ja­rá entre este con­gre­so y el de mar­zo, cuan­do asu­man las nue­vas auto­ri­da­des”, señaló.

Des­de los cam­bios trau­má­ti­cos de la Revo­lu­ción Cul­tu­ral y la refor­ma pro­ca­pi­ta­lis­ta de Deng Xiao­ping –masa­cre de Tia­nan­men inclui­da– el lide­raz­go chino bus­ca el con­sen­so en las deci­sio­nes. El fan­tas­ma de los diri­gen­tes chi­nos es Japón. A fines de los ’80 Japón era per­ci­bi­do como la prin­ci­pal ame­na­za a la hege­mo­nía de Esta­dos Uni­dos. Este “peli­gro” se dilu­yó con la explo­sión de la bur­bu­ja finan­cie­ra y espe­cu­la­ti­va nipo­na y un estan­ca­mien­to que dura has­ta nues­tros días.

Según Shaun Bres­lin, autor de Chi­na and the Glo­bal Poli­ti­cal Eco­nomy, Chi­na no corre­rá la mis­ma suer­te que Japón. “Por mera gra­vi­ta­ción pobla­cio­nal, ten­drá una influen­cia que irá más allá de los vai­ve­nes eco­nó­mi­cos. Es algo que se ve en el impac­to que tie­ne no sólo en el mun­do desa­rro­lla­do sino en las eco­no­mías de Amé­ri­ca lati­na, Afri­ca y Asia”, indi­có a Página/​12.

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