[Fotos] Libia, ni olvi­do, ni per­dón- Difu­sión Rebelde

Hoy hace un año (20−10−2011) del bru­tal lin­cha­mien­to y ase­si­na­to (y vili­pen­dio has­ta la sacie­dad de su cadá­ver) del Coro­nel Kadha­fi, a manos de mer­ce­na­rios de la OTAN. Con este mag­ni­ci­dio fue tam­bién ase­si­na­da la revo­lu­ción libia, la Jamahi­ri­ya, que había obte­ni­do éxi­tos tan sig­ni­fi­ca­ti­vos que un mes antes del famo­so «pasi­llo aéreo», el gobierno libio había sido feli­ci­ta­do por la ONU por sus impor­tan­tes logros sociales.

Des­de enton­ces acá, Libia anda sumi­da en un caos, des­apa­re­ci­da como esta­do, inva­di­da por miles de mer­ce­na­rios extran­je­ros dedi­ca­dos a una terri­ble caza de bru­jas, en la que las tor­tu­ras y ase­si­na­tos están a la orden del día, y en don­de has­ta los miem­bros del gobierno impues­to tie­nen la nacio­na­li­dad esta­dou­ni­den­se. Gran par­te de ellos, inclu­so, viven en los EE.UU.. En Libia ondea la ban­de­ra de Al Qae­da y el pseu­do­go­bierno ha implan­ta­do la sha­ria. El pro­pio pre­si­den­te del Par­la­men­to libio es nor­te­ame­ri­cano, lo que pare­ce ser un caso úni­co en la his­to­ria. El país que fue­se rico, y con el mayor índi­ce de desa­rro­llo humano de toda Áfri­ca hoy es un mon­tón de escom­bros, con sus ban­cos, su petro­leo y sus recur­sos hídri­cos saquea­dos; y sus hos­pi­ta­les, escue­las, puer­tos, redes de abas­te­ci­mien­to de agua, reba­ños, cul­ti­vos, etc., des­tro­za­dos por los bom­bar­deos de la OTAN.

Mien­tras esto escri­bo, el Pre­si­den­te del Con­se­jo Tri­bal Libio (es decir, el úni­co repre­sen­tan­te legí­ti­mo de ese país) se ha diri­gi­do a Ojos para la Paz pidien­do luz y taquí­gra­fos ‑lo que con hon­ro­sas excep­cio­nes se le nie­ga por los medios de comu­ni­ca­ción occi­den­ta­les- para poder infor­mar del cer­co a Beni Walit, y del bom­bar­deo con gas sarín, que vie­nen pade­cien­do ‑y pro­ba­ble­men­te tam­bién con fósforo‑, ter­mi­nan­te­men­te prohi­bi­dos por la Con­ven­ción de Gine­bra, pero emplea­dos gene­ro­sa­men­te en el exter­mi­nio de la tri­bu de los War­fa­la. Como reco­men­da­ra el gene­ral espa­ñol Enri­que Aya­la: «a las tri­bus ‑que no se rin­den- hay que con­ven­cer­las política…o mili­tar­men­te». Los hos­pi­ta­les están reple­tos de enfer­mos y muer­tos sin que nadie mue­va un dedo por esta ciu­dad pre­via­men­te mar­ca­da en la lis­ta negra de la auto­de­no­mi­na­da «Comu­ni­dad Inter­na­cio­nal». Las fotos son espe­luz­nan­tes. Nece­si­tan urgen­te­men­te médi­cos y medicamentos.

Kadha­fi ‑como todos los gober­nan­tes de pai­ses petro­lí­fe­ros que no se doble­ga­ron a las impo­si­cio­nes de Occi­den­te- tuvo una per­ma­nen­te cam­pa­ña mediá­ti­ca en su con­tra. Inclu­so la CIA orques­tó un aten­ta­do que impu­tó a Libia (otro Mai­ne), el de Loc­ker­bie , según nume­ro­sas pruebas.

Así, perio­dis­tas esco­ce­ses reve­la­ron que el aten­ta­do de Loc­ker­bie, en 1988, en el que esta­lló sobre el cie­lo de esta loca­li­dad esco­ce­sa un avión de la Pan Ame­ri­can, fue pre­pa­ra­do en EE.UU. por agen­tes de la CIA. Tras lar­gas inves­ti­ga­cio­nes se decla­ró cul­pa­ble del aten­ta­do al ciu­da­dano libio Abdel­ba­set Ali Moha­med al Megrahi, con­de­na­do en Esco­cia a cade­na per­pe­tua y libe­ra­do por una enfer­me­dad gra­ve que padecía.Recientemente se supo que duran­te el jui­cio de este caso quie­nes tes­ti­fi­ca­ron con­tra el acu­sa­do habían sido sobornados.

La perio­dis­ta esco­ce­sa Lucy Adams des­cu­brió hechos impac­tan­tes que se ocul­ta­ron cui­da­do­sa­men­te: «Resul­ta que el Depar­ta­men­to de Jus­ti­cia de EE. UU. pagó una gran can­ti­dad de dine­ro a los prin­ci­pa­les tes­ti­gos de la acu­sa­ción, Paul Gau­ci y Tony Gau­ci. El últi­mo es el due­ño de una tien­da en Mal­ta, que dijo que Megrahi com­pró ropa que pos­te­rior­men­te fue encon­tra­da en la male­ta don­de se halla­ba la bom­ba. Esta fue la decla­ra­ción cla­ve con­tra el acu­sa­do libio. Y aho­ra sabe­mos que Anthony Gau­ci antes del jui­cio nece­si­ta­ba dine­ro deses­pe­ra­da­men­te, por lo que reci­bió cer­ca de dos millo­nes de dóla­res del Depar­ta­men­to de Jus­ti­cia nor­te­ame­ri­cano des­pués de haber hecho su decla­ra­ción», dijo en un comu­ni­ca­do la periodista.

«La reali­dad es que la Jamahi­ri­ya Ára­be de Libia siem­pre negó haber sido res­pon­sa­ble del aten­ta­do, esti­man­do que esta­ba sien­do obje­to de un chan­ta­je de las gran­des poten­cias occi­den­ta­les, pero acep­tó pagar una indem­ni­za­ción a las víc­ti­mas, de 2.700 millo­nes de dóla­res, a cam­bio del levan­ta­mien­to de las san­cio­nes eco­nó­mi­cas que las poten­cias habían decre­ta­do con­tra ella. Kadha­fi cre­yó que si resol­vía a toda cos­ta los dife­ren­tes liti­gios exis­ten­tes entre Esta­dos Uni­dos y su país, podía lle­gar a dete­ner los pre­pa­ra­ti­vos de gue­rra de la OTAN. La his­to­ria aca­bó demos­tran­do que su cálcu­lo era erró­neo, y demos­tró tam­bién que a la OTAN no le fal­ta ima­gi­na­ción cuan­do se tra­ta de inven­tar nue­vos pre­tex­tos para jus­ti­fi­car las gue­rras que ya tie­ne pla­ni­fi­ca­das de antemano».

En un céle­bre docu­men­tal titu­la­do The Mal­te­se Dou­ble Cross-Loc­ker­bie, el perio­dis­ta esta­dou­ni­den­se Allan Fran­co­vich demues­tra tam­bién que el famo­so aten­ta­do fue per­pe­tra­do en reali­dad por un agen­te de Esta­dos Unidos.

Libia era un polo de pros­pe­ri­dad, con la mayor ren­ta per cápi­ta e índi­ce de desa­rro­llo humano de toda Áfri­ca, según el PNUD: niños esco­la­ri­za­dos, mayor espe­ran­za de vida (78 años), repar­to de las ren­tas del petró­leo, aten­ción sani­ta­ria de alto nivel, uni­ver­sal y gra­tui­ta, prés­ta­mos sin inte­rés, red de abas­te­ci­mien­to de agua que abar­ca­ba todo el país y que logró la plan­ta­ción de millo­nes de árbo­les y la crea­ción de exten­sas zonas de cul­ti­vo en el desier­to, vivien­da reco­no­ci­da como un dere­cho cons­ti­tu­cio­nal, pleno empleo mas 2.5 millo­nes de pues­tos de tra­ba­jo para inmi­gran­tes, etc. El gobierno libio había pro­por­cio­na­do a sus habi­tan­tes logros no alcan­za­dos por la mayor par­te de los pai­ses europeos.

Hoy Libia es una rui­na, que llo­ra a sus 75.000 muer­tos, don­de los libios han per­di­do el petró­leo, las reser­vas de oro del Ban­co Cen­tral y los depó­si­tos ban­ca­rios, de 200.000.000.000 de dóla­res (lo pri­me­ro que roba­ron los USA), las pen­sio­nes, los tra­ta­mien­tos médi­cos, las becas, el empleo… Todo lo que tenían. Ade­más se ha implan­ta­do el apartheid y la pobla­ción de color ‑inmi­gran­tes prin­ci­pal­men­te- son per­se­gui­dos a muerte.

Mag­ní­fi­ca la labor de la auto­de­no­mi­na­da «Comu­ni­dad Inter­na­cio­nal» (que tan­to aplau­de, por cier­to, a esas monar­quías feu­da­les que aún man­tie­nen la escla­vi­tud). Hay que feli­ci­tar Oba­ma y a la U.E. por la obten­ción de los pre­mios Nobel de la Paz. Qué ironía.

¿Que hicie­ron los libios para mere­cer esto? Defen­der su inde­pen­den­cia, tra­tar de mplan­tar su pro­pia mone­da, y tener unas impor­tan­tes reser­vas de dine­ro, de oro, de petró­leo y guas fósi­les, codi­cia­das por unos paí­ses sin escrú­pu­los, que actúan como una peli­gro­sa ban­da dedi­ca­da al terror y al pilla­je, con la OTAN a su ser­vi­cio. Y a Espa­ña (es decir, no a spa­ña sino a un con­glo­me­ra­do de empre­sas que dicen ser espa­ño­las) le han adju­di­ca­do las obras del AVE La Meca-Medi­na, como pre­mio por sumar­se a la matan­za de libios. Unas obras que, como toda Libia, cho­rrean sangre.

Cádiz, 20 de octu­bre de 2012

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