El segun­do alien­to de la izquier­da radi­cal y la cues­tión del refor­mis­mo- Alex Callinicos

Así como el cre­ci­mien­to de la dere­cha fas­cis­ta y popu­lis­ta. El resur­gi­mien­to de la izquier­da radi­cal es de hecho el fac­tor nue­vo de la situa­ción y, por lo tan­to, requie­re pres­tar­le una aten­ción espe­cial. Re-sur­gi­mien­to: entre fina­les de 1990 y media­dos de la déca­da del 2000, sur­gie­ron en Euro­pa una serie de for­ma­cio­nes de izquier­da radi­cal dis­pues­tas a desa­fiar el social-libe­ra­lis­mo de la social-demo­cra­cia domi­nan­te. Pero, cuan­do los movi­mien­tos con­tra la glo­ba­li­za­ción neo­li­be­ral y la gue­rra con­tra el terro­ris­mo comen­za­ron a debi­li­tar­se alre­de­dor del 2005, muchas de estas for­ma­cio­nes sufrie­ron impor­tan­tes reve­ses, muchas veces auto-infligidos.

Aho­ra pare­cen estar dis­fru­tan­do de un segun­do alien­to. El pro­ce­so no es uni­for­me. Die Lin­ke, que en los últi­mos años ha sido pro­ba­ble­men­te el par­ti­do más des­ta­ca­do de la izquier­da radi­cal en Euro­pa, sufrió un serio revés en las elec­cio­nes de Rena­nia del Nor­te-West­fa­lia a fina­les de mayo, cuan­do per­dió todos sus esca­ños. Rifon­da­zio­ne Comu­nis­ta ha que­da­do redu­ci­da a una fuer­za mar­gi­nal en Ita­lia des­de su par­ti­ci­pa­ción en el desas­tro­so gobierno de cen­tro-izquier­da de 2004 – 6. Dos de las for­ma­cio­nes más anti­guas, el Blo­que de Izquier­da en Por­tu­gal y la Alian­za Roji-Ver­de en Dina­mar­ca, siguen sien­do juga­do­res impor­tan­tes, aun­que el Blo­que de Izquier­da vio redu­ci­do a la mitad su repre­sen­ta­ción par­la­men­ta­ria en las elec­cio­nes gene­ra­les del año pasa­do. Y, en Gran Bre­ta­ña, la asom­bro­sa vic­to­ria de Geor­ge Gallo­way en las elec­cio­nes Brad­ford West a fina­les de mar­zo devol­vió de mane­ra sona­da a Res­pect al juego.

Los nue­vos corre­do­res de cabe­za ‑el Front de Gau­che y Syri­za- se ajus­tan a la ten­den­cia gene­ral. Ambas son coa­li­cio­nes cuyas fuer­zas cons­ti­tu­yen­tes tie­nen sus raí­ces en las com­ple­jas his­to­rias de la izquier­da de sus paí­ses. El Front de Gau­che une al Par­ti­do Comu­nis­ta Fran­cés (PCF) con el Par­ti de Gau­che de Jean-Luc Mélen­chon, una esci­sión por la izquier­da del PS, y a una serie de peque­ños gru­pos de ‘extre­ma’ izquier­da y acti­vis­tas de los movi­mien­tos socia­les. La fuer­za domi­nan­te en Syri­za es Synas­pis­mos, un par­ti­do que agru­pa a la mayo­ría de los dife­ren­tes ele­men­tos de la tra­di­ción euro­co­mu­nis­ta en Gre­cia, pero sus alia­dos com­pren­den una varie­dad de orga­ni­za­cio­nes de ‘extre­ma’ izquier­da maoís­tas y trotskistas.

¿Es posi­ble gene­ra­li­zar acer­ca de la polí­ti­ca de estas for­ma­cio­nes? Ya he pro­ba­do a hacerlo:

“Sobre sim­pli­fi­can­do un poco, se tra­ta esen­cial­men­te de una ver­sión u otra de refor­mis­mo de izquier­da … No es sor­pren­den­te que los par­ti­dos refor­mis­tas de izquier­da estén enfren­tán­do­se a la aus­te­ri­dad. Lle­nan el vacío deja­do por el des­pla­za­mien­to hacia la dere­cha de la social­de­mo­cra­cia. Par­ti­dos como el Labo­ris­ta o los socia­lis­tas fran­ce­ses se lla­man aho­ra “social-libe­ra­les” por su defen­sa del neoliberalismo.

Figu­ras como Mélen­chon en Fran­cia, el líder de Syri­za Alex Tsi­pras, y, en el Rei­no Uni­do, Geor­ge Gallo­way son capa­ces de lle­gar a los tra­di­cio­na­les votan­tes social­de­mó­cra­tas arti­cu­lan­do su ira en un len­gua­je refor­mis­ta que les resul­ta fami­liar. Ed Mili­band, y Fra­nçois Hollan­de está tra­tan­do de vol­ver a afi­nar los men­sa­jes de sus par­ti­dos para esta­ble­cer de nue­vo con­tac­to con esa ira, pero su fal­ta de volun­tad para rom­per con el social-libe­ra­lis­mo deja un gran espa­cio a su izquier­da”. ( http://​www​.socia​list​wor​ker​.co​.uk/​a​r​t​.​p​h​p​?​i​d​=​2​8​461 )

Esta carac­te­ri­za­ción ha sido obje­to de algu­nas crí­ti­cas por no cap­tar la nove­dad de estas for­ma­cio­nes y el papel juga­do por la izquier­da revo­lu­cio­na­ria en ellas. Detrás de estas obje­cio­nes pue­de escon­der­se una difi­cul­tad más impor­tan­te a la hora de com­pren­der la natu­ra­le­za del refor­mis­mo. Es muy usual en la ‘extre­ma’ izquier­da iden­ti­fi­car el refor­mis­mo con los prin­ci­pa­les par­ti­dos social­de­mó­cra­tas y argu­men­tar que su capi­tu­la­ción ante el neo­li­be­ra­lis­mo supo­ne su trans­for­ma­ción com­ple­ta en for­ma­cio­nes polí­ti­cas bur­gue­sas sin nin­gu­na cone­xión con el movi­mien­to obre­ro. Se tra­ta de un doble error.

En pri­mer lugar, el refor­mis­mo no pue­de equi­pa­rar­se a un con­jun­to espe­cí­fi­co de par­ti­dos polí­ti­cos. Sur­ge de una ten­den­cia estruc­tu­ral de las luchas de los tra­ba­ja­do­res a limi­tar la mis­ma a la exi­gen­cia de mejo­ras den­tro del sis­te­ma exis­ten­te. Esta ten­den­cia da lugar a la buro­cra­cia sin­di­cal, es decir, a una capa espe­cí­fi­ca de fun­cio­na­rios a tiem­po com­ple­to cuya fun­ción es la de nego­ciar las con­di­cio­nes de aco­mo­do de los tra­ba­ja­do­res, más o menos a rega­ña­dien­tes, con el capi­ta­lis­mo. Su influen­cia den­tro del movi­mien­to obre­ro refuer­za la ten­den­cia a auto­li­mi­tar­se de la lucha de cla­ses eco­nó­mi­ca. Los par­ti­dos social­de­mó­cra­tas sur­gie­ron como la expre­sión polí­ti­ca de la buro­cra­cia sin­di­cal. Pero la ten­den­cia sub­ya­cen­te pue­de exis­tir en ausen­cia de tales par­ti­dos: el hecho de que los demó­cra­tas sean un par­ti­do tan abier­ta­men­te capi­ta­lis­ta como los repu­bli­ca­nos no quie­re decir que no haya refor­mis­mo en EE UU, y que, como era de espe­rar, per­vi­va de mane­ra pri­vi­le­gia­da en la buro­cra­cia sin­di­cal nor­te­ame­ri­ca­na, como las expe­rien­cias de Occupy Wall Street y las derro­tas en Wis­con­sin han pues­to de manifiesto.

En segun­do lugar, los par­ti­dos social-libe­ra­les aún no han roto sus ama­rras con el movi­mien­to obre­ro. Pue­den haber­se debi­li­ta­do como en el caso del PSF, el Nue­vo Labo­ris­mo y otros por el esti­lo, en la medi­da en la que se han aco­mo­da­do a un ámbi­to polí­ti­co bur­gués domi­na­do cada vez más por los gran­des medios de comu­ni­ca­ción y las finan­zas. Pero esas ama­rras toda­vía exis­ten, per­mi­tien­do a estos par­ti­dos girar hacia la izquier­da para recons­truir su base social. De ahí la capa­ci­dad del corrup­to y apa­ren­te­men­te mori­bun­do PSF para derro­tar a Sar­kozy y ganar una mayo­ría pre­si­den­cial y legis­la­ti­va por pri­me­ra vez des­de 1988. Y de igual mane­ra la vic­to­ria del Par­ti­do Social­de­mó­cra­ta Ale­mán (SPD), en alian­za con los Ver­des, en las elec­cio­nes de Rena­nia del Nor­te-West­fa­lia, a pesar de que hace un par de años se encon­tra­ba bajo una fuer­te la pre­sión de Die Linke.

Pero, como ya he apun­ta­do, estos resur­gi­mien­tos tar­díos de la social­de­mo­cra­cia no tie­nen por­qué redu­cir el espa­cio de la izquier­da radi­cal. El desa­rro­llo del social-libe­ra­lis­mo es la razón esen­cial de la capa­ci­dad de los nue­vos par­ti­dos de la izquier­da radi­cal para atraer a los votan­tes de la cla­se obre­ra des­con­ten­tos con el aban­dono por sus vie­jos par­ti­dos de sus tra­di­cio­nes. En muchos casos, los diri­gen­tes de la izquier­da radi­cal son per­fec­ta­men­te explí­ci­tos acer­ca de lo que están hacien­do. Gallo­way infli­gió una derro­ta des­co­mu­nal al Par­ti­do Labo­ris­ta de Ed Mili­band , pre­sen­tán­do­se en su cam­pa­ña como el “Labo­ris­mo autén­ti­co”. Oskar Lafon­tai­ne, la figu­ra más diná­mi­ca en Die Lin­ke, ha sido per­fec­ta­men­te trans­pa­ren­te a la hora de expli­car que su pro­yec­to es recons­truir la social­de­mo­cra­cia ale­ma­na más a la izquier­da, con el obje­ti­vo even­tual de for­zar al SPD a coa­li­ción en los tér­mi­nos de Die Lin­ke. Mélen­chon ha mode­la­do explí­ci­ta­men­te su pro­pia estra­te­gia en la de Die Lin­ke. Lo que sig­ni­fi­ca que está mucho menos dis­pues­tos a par­ti­ci­par en una coa­li­ción lide­ra­da por el PSF que el PCF, cuya repre­sen­ta­ción par­la­men­ta­ria y muni­ci­pal depen­de en bue­na medi­da del apo­yo del Par­ti­do Socia­lis­ta. Pero ello se debe a que Mélen­chon está jugan­do a más lar­go pla­zo que lo que son capa­ces los vena­les buró­cra­tas del comu­nis­mo fran­cés y no por­que haya renun­cia­do al reformismo.

Pero los nue­vos par­ti­dos de izquier­da radi­cal no están repi­tien­do mecá­ni­ca­men­te el patrón con el que la social­de­mo­cra­cia clá­si­ca se desa­rro­lló. No pue­den per­mi­tir­se el lujo de la acu­mu­la­ción gra­dual y orgá­ni­ca de fuer­zas de la que dis­fru­ta­ron el Par­ti­do Labo­ris­ta o el SPD a fina­les del siglo XIX y el XX. Su rela­ción con la buro­cra­cia sin­di­cal es muy dis­tin­ta. Y los revo­lu­cio­na­rios orga­ni­za­dos son a menu­do capa­ces de encon­trar un espa­cio para ope­rar en su seno, inclu­so a veces para ayu­dar a fun­dar las nue­vas orga­ni­za­cio­nes de la izquier­da radi­cal. Ello refle­ja una situa­ción incier­ta en la que a los polí­ti­cos refor­mis­tas a veces les intere­sa aliar­se con la ‘extre­ma’ izquier­da. Como es el caso de Lafon­tai­ne, anti­guo pre­si­den­te del SPD y minis­tro de finan­zas ale­mán, que en más de una oca­sión ha apo­ya­do abier­ta­men­te a la mayor ten­den­cia de ‘extre­ma’ izquier­da en Die Lin­ke, marx21.

Alex Calli­ni­cos es miem­bro del Socia­list Wor­kers Party (SWP), escri­be habi­tual­men­te en el sema­na­rio Socia­list Wor­ker y es cate­drá­ti­co de Cien­cias Polí­ti­cas en la Uni­ver­si­dad de York [Ingla­te­rra]. El tex­to que publi­ca Sin Per­mi­so esta extraí­do de un artícu­lo más lar­go, “The Second Coming of the Radi­cal Left”, publi­ca­do en el últi­mo núme­ro de la revis­ta Inter­na­cio­nal Socialism.

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