Tareas del nue­vo gobierno boli­va­riano- Luis Britto

CULMINACIÓN

Entre 1998 y 2006 el boli­va­ria­nis­mo se con­cen­tró en sobre­vi­vir a una opo­si­ción que inten­tó des­de el gol­pe de Esta­do al sabo­ta­je petro­le­ro, des­de el cie­rre patro­nal has­ta el cor­te de la dis­tri­bu­ción de ali­men­tos, des­de la fuga de divi­sas has­ta la des­es­ta­bi­li­za­ción mediá­ti­ca, des­de el refe­ren­do revo­ca­to­rio al mag­ni­ci­dio con para­mi­li­ta­res. Des­de 2006 has­ta el pre­sen­te redu­jo en for­ma espec­ta­cu­lar pobre­za y des­igual­dad y amplió expo­nen­cial­men­te faci­li­da­des edu­ca­ti­vas, asis­ten­cia­les y socia­les. Hoy debe arran­car una ter­ce­ra fase, de con­so­li­da­ción, per­fec­cio­na­mien­to, cul­mi­na­ción y per­du­ra­ción de la pro­pues­ta socialista.

SOCIEDAD

El nue­vo gobierno boli­va­riano debe ven­cer el 26,7% de pobre­za que res­ta. Arti­cu­lar movi­mien­tos socia­les fun­da­dos en la soli­da­ri­dad más que en la redis­tri­bu­ción. Ins­ti­tu­cio­na­li­zar las misio­nes. Desa­rro­llar apa­ra­tos sin­di­ca­les ente­ra­men­te socia­lis­tas. Pri­vi­le­giar orga­ni­za­cio­nes por ramas pro­duc­ti­vas antes que por sede geo­grá­fi­ca, incor­po­rar las exis­ten­tes a la lucha con­tra la inse­gu­ri­dad, com­pro­me­ter­las ple­na­men­te en la solu­ción de los gran­des pro­ble­mas nacionales.

ECONOMÍA

El nue­vo gobierno boli­va­riano debe pre­si­dir el paso de una eco­no­mía mix­ta a otra neta­men­te socia­lis­ta. Sus­ti­tuir el apa­ra­to eco­nó­mi­co impor­ta­dor here­da­do por otro crea­dor de pro­duc­tos bási­cos para las gran­des mayo­rías. Cul­mi­nar de una vez la siem­pre incon­clu­sa Refor­ma Agra­ria. Lograr la segu­ri­dad y la sobe­ra­nía ali­men­ta­rias. Echar los cimien­tos de una eco­no­mía cada vez menos depen­dien­te de los hidro­car­bu­ros. Vigi­lar para que la pro­li­fe­ra­ción de intere­ses forá­neos en las empre­sas mix­tas no con­clu­ya por poner bajo con­trol extran­je­ro gran par­te de nues­tra indus­tria petro­le­ra. Redu­cir la Deu­da Públi­ca, que podría vol­ver­se suma­men­te peli­gro­sa ante cual­quier baja de ingre­sos. Dar la bata­lla final con­tra los resi­duos neo­li­be­ra­les que pla­gan el sis­te­ma fis­cal: con­tra el IVA, impues­to regre­si­vo que cas­ti­ga a quie­nes menos tie­nen, mien­tras la tasa máxi­ma de tri­bu­ta­ción para los oli­gar­cas no exce­de de 34%. Con­tra los Tra­ta­dos con­tra la Doble Tri­bu­ta­ción, que exo­ne­ran de pagar tri­bu­tos a las trans­na­cio­na­les. Con­tra los Tra­ta­dos de Pro­mo­ción y Pro­tec­ción de Inver­sio­nes, que pri­vi­le­gian al capi­tal forá­neo sobre el criollo.

POLÍTICA

El gobierno boli­va­riano debe enfren­tar sin rodeos la Refor­ma del Esta­do. Ins­ti­tu­cio­na­li­zar las misio­nes. Ampliar las facul­ta­des de con­tra­lo­rías y de la ofi­ci­na de segui­mien­to de Polí­ti­cas Públi­cas, para some­ter la eje­cu­ción de ellas a un rigu­ro­so con­trol de la ges­tión, eva­luan­do el cum­pli­mien­to de metas y pro­gra­mas y exi­gien­do res­pon­sa­bi­li­dad civil y admi­nis­tra­ti­va por su incum­pli­mien­to. Eli­mi­nar cajas negras y fon­dos inau­di­ta­bles. Seguir el pro­ce­so para garan­ti­zar la segu­ri­dad ini­cia­do con la crea­ción de la Poli­cía Nacio­nal y la Uni­ver­si­dad Nacio­nal Expe­ri­men­tal de la Segu­ri­dad, y com­pi­lar las ver­da­de­ras cifras de homi­ci­dios reales, que per­mi­tan des­car­tar las obte­ni­das en encues­tas de per­cep­ción sub­je­ti­va de la inse­gu­ri­dad. Con­tro­lar la infil­tra­ción para­mi­li­tar mani­fies­ta en cobros de vacu­na, alca­ba­las, toques de que­da, domi­nio de la eco­no­mía infor­mal, con­trol de empre­sas de trans­por­te y comu­ni­ca­cio­nes, sica­ria­to y lava­do de divi­sas en bin­gos y casinos.

El gobierno boli­va­riano ha de supe­rar los cue­llos de bote­lla crea­dos en cier­tos ser­vi­cios públi­cos por la des­me­su­ra­da amplia­ción de la deman­da. Nun­ca tan­tos vene­zo­la­nos dis­fru­ta­ron de elec­tri­ci­dad, agua corrien­te e Inter­net; duran­te el sexe­nio veni­de­ro hay que supe­rar las inter­mi­ten­cias en ellos. Asi­mis­mo, debe cul­mi­nar la infor­ma­ti­za­ción del Esta­do, para que los trá­mi­tes se resuel­van de mane­ra ins­tan­tá­nea y com­ple­ta por las redes, que se deben fun­dar en el soft­wa­re libre, impe­ne­tra­ble a los virus trans­na­cio­na­les. No hay excu­sa para que el Esta­do se con­vier­ta en for­ta­le­za inac­ce­si­ble atrin­che­ra­da tras pági­nas web que nun­ca abren y que sólo ofre­cen for­mu­la­rios inin­te­li­gi­bles que lue­go hay que lle­var a pie ante la mis­ma buro­cra­cia de siem­pre. La mejor reco­men­da­ción es la efi­cien­cia. Y ésta debe mani­fes­tar­se ante todo en la lucha con­tra la corrup­ción: bajo el poder socia­lis­ta medran innu­me­ra­bles capi­ta­lis­tas, pero el poder capi­ta­lis­ta no deja­rá sobre­vi­vir nin­gún bolivariano.

DEFENSA

La Revo­lu­ción Boli­va­ria­na es blan­co pre­fi­ja­do y pre­fe­ren­cial de los gran­des impe­rios saquea­do­res de petró­leo, de sus agen­cias de segu­ri­dad, del sis­te­ma de bases esta­dou­ni­den­ses ins­ta­la­das en la región, de las tro­pas mer­ce­na­rias y para­mi­li­ta­res, de los paí­ses hal­co­nes, de las oli­gar­quías loca­les. La actual coyun­tu­ra de dis­ten­sión no debe lle­var­nos a bajar la guar­dia. Debe­mos con­so­li­dar alian­zas defen­si­vas en los orga­nis­mos de inte­gra­ción: estra­te­gas de alto nivel deben fijar las tác­ti­cas de defen­sa; la revo­lu­ción no debe des­cui­dar jamás las de gue­rra del pue­blo y resis­ten­cia popu­lar, las úni­cas efi­ca­ces para defen­der a los paí­ses en desarrollo.

CULTURA

Una Revo­lu­ción es cul­tu­ral o no es. Edu­ca­ción, medios y cul­tu­ra son tres fren­tes que a la lar­ga deci­den la bata­lla. La Revo­lu­ción boli­va­ria­na debe coro­nar sus espec­ta­cu­la­res logros edu­ca­ti­vos ade­cuan­do las estruc­tu­ras para la for­ma­ción de los pro­fe­sio­na­les y espe­cia­li­da­des que el país real­men­te nece­si­ta, y prio­ri­zar en las uni­ver­si­da­des públi­cas inves­ti­ga­ción y docen­cia por sobre la administración.

El pro­ce­so boli­va­riano debe apli­car rigu­ro­sa­men­te las leyes sobre Tele­co­mu­ni­ca­cio­nes. Al mis­mo tiem­po, ha de empren­der la con­quis­ta de las audien­cias masi­vas, incur­sio­nan­do con sus medios de ser­vi­cio públi­co, alter­na­ti­vos y comu­ni­ta­rios en la edu­ca­ción y el entre­te­ni­mien­to. No es posi­ble com­pe­tir con la pro­gra­ma­ción impor­ta­da por los medios pri­va­dos. Pero resul­ta incon­ce­bi­ble que todo el apa­ra­to comu­ni­ca­cio­nal públi­co no sea capaz de emi­tir una tele­no­ve­la y un pro­gra­ma humo­rís­ti­co de cali­dad, si se tie­ne en cuen­ta la rele­van­te legión de talen­tos que apo­yan al boli­va­ria­nis­mo. Los medios de ser­vi­cio públi­co pue­den qui­tar­le sus audien­cias a los pri­va­dos no reme­dan­do las tor­pe­zas de éstos: las ince­san­tes inte­rrup­cio­nes pro­pa­gan­dís­ti­cas o publi­ci­ta­rias, la per­ma­nen­te con­ta­mi­na­ción de la pan­ta­lla con logos, cin­ti­llos y publi­ci­dad por inser­ción, la anar­quía en la pro­gra­ma­ción. En fin, a una revo­lu­ción se la cono­ce por sus inte­lec­tua­les y gra­cias a sus inte­lec­tua­les. El pro­ce­so boli­va­riano, que cuen­ta con el res­pal­do de la más nume­ro­sa y bri­llan­te inte­lec­tua­li­dad del país, debe uti­li­zar­la a plenitud.

CONQUISTA DEL FUTURO

En los seis años veni­de­ros el socia­lis­mo ha de con­so­li­dar su per­du­ra­ción. Tan hábil es el movi­mien­to boli­va­riano para cose­char vic­to­rias como para no sacar­les par­ti­do. Ha teni­do una Asam­blea Nacio­nal con mayo­ría abso­lu­ta de 100% sin crear el mar­co jurí­di­co de la revo­lu­ción socia­lis­ta. Ha colo­rea­do el mapa de rojo varias veces, para que lo des­ti­ñe­ran can­di­da­tos a quie­nes se invis­tió de poder sin exi­gir­les más cre­den­cia­les que el opor­tu­nis­mo. Para con­so­li­dar los logros revo­lu­cio­na­rios hay que for­ta­le­cer e inten­si­fi­car la pro­pues­ta socia­lis­ta que los mate­ria­li­zó. El socia­lis­mo tie­ne tal fuer­za en la con­cien­cia de las mayo­rías vene­zo­la­nas, que la opo­si­ción neo­li­be­ral se vio for­za­da a reme­dar sus con­sig­nas, sím­bo­los y pro­me­sas para obte­ner par­te de su cau­dal elec­to­ral. Revo­lu­cio­na­rios y opo­si­cio­nis­tas vene­zo­la­nos sólo están de acuer­do en que hay una pro­pues­ta que lle­va al triun­fo. Los pri­me­ros la encar­nan, los segun­dos la simu­lan, y triun­fa­rá quien mejor la afir­me de mane­ra incon­tes­ta­ble en los hechos. Una revo­lu­ción que no avan­za siem­pre, fatal­men­te retrocede.

http://​luis​brit​to​gar​cia​.blogs​pot​.com

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