Es más que probable que haya personas que piensen que este escrito de opinión viene a cuento de las venideras elecciones autonómicas en la CAV, que corresponden a tan sólo tres de las provincias que conforman Euskal Herria. Pero no es así. No se trata de un artículo destinado a desgastar políticamente ni a Urkullu ni al PNV pensando en clave electoral.
Si que se trata, en cambio de evidenciar que tanto Urkullu como el PNV, y más ahora en tiempos electorales, por enésima vez en sus más de cien años de historia están tratando de engañar al pueblo vasco, presentándose como un partido soberanista y progresista. Y es que más de un votante e incluso militante del PNV se siente “de izquierdas”. ¿A que es debido este curioso fenómeno de personas que se proclaman de izquierda y votan y militan a un partido demo-cristiano, de derechas y autonomista?
Durante los cuarenta años que duró la dictadura de Franco, si se hablaba de derechas en las provincias vascas se asociaba a los gobiernos de Madrid, centralistas, autoritarios y fascistas y capitalistas en lo económico.
Eso creó la ”leyenda urbana” de que el PNV, como era opositor a Franco, por consiguiente era de izquierdas. Un razonamiento bien simple. Opositor a Franco entre muchas comillas, porque si exceptuamos algún honroso caso, la oposición a Franco del PNV no llegó ni a testimonial. Esperar que el “amigo americano” viniese a liberarnos y cuando se evidenció que los yanques no iban a mover un dedo por Euskal Herria, esperar a que Franco se muriese en la cama. Algunas excursiones al monte donde se sacaba y se guardaba rápidamente la ikurriña es el escaso bagaje opositor del PNV. Pero eso bastó a muchas personas, para pensar que el PNV era de izquierdas.
Apenas falleció el dictador, el PNV enseñó la patita. Una autonomía amplia y nada más, con eso se conformaban, y por supuesto que fuesen ellos quienes la gestionasen. Hacer de “Euskaldi” una especie de enorme batzoki donde poder hacer sus negocios y renuncia absoluta de Euskal Herria. Como el PNV no pinta nada ni en Nafarroa ni en Iparralde, sencillamente, se olvidan de más de la mitad del país. Se conforman con gestionar la CAV.
Y así han ido tirando más de 30 años. Unos tiraban piedras y ellos recogían las nueces, que diría Arzallus, ese personaje que dirigió el PNV ex jesuita y profundamente reaccionario.
Ocurre que la historia avanza y aunque no te quieras definir, tarde o temprano tienes que hacerlo. Por más que quieras quedarte en el cruce de caminos, llegará un momento en que alguien te vendrá por detrás y te exigirá que vayas para un lado o para otro.
Al PNV se la ha terminado el tiempo de las indefiniciones. Está muy bien inaugurar batzokis y darse golpes de pecho afirmando ser independentista, mientras al día siguiente se va a Madrid a pactar nuevas ataduras de Euskal Herria con el estado español. Está muy bien decirse soberanista, mientras hay decenas de militantes del PNV en los consejos de administración de empresas importante españolas o españolistas como se prefiera. El caso de Josu Jon Imaz, el anterior presidente del PNV, hoy presidente de Petronor y de la patronal española de los petróleos, quizás sea el más conocido, pero los intereses de clase y de partido del PNV, pasan por España.
El actual presidente del PNV y candidato a Lehendakari, Urkullu es un personaje gris, de partido, un funcionario sin ideas propias, una extensión lógica de lo que fue Ardanza o Imaz, un hombre pragmático, ambicioso, que conoce cuales son las reglas del juego (las que marca España) y que para sentarse en Ajuria Enea no va a detenerse ante nada. Cumplirá con lo que le exijan los mercados y el estado que tuvo a bien conceder la gracia de esta limitadísima autonomía. Urkullu no va a fallar al capital ni a España.
El PNV es la derecha regionalista vascongada. Ocurre que ahora y más desde el famoso café para todos al regionalismo se le llama autonomismo, pero no deja de ser el “sano regionalismo” del que nos hablaba Franco. Cada vez es más complicado para las y los votantes o militantes jelkides sostener que son independentistas, porque los argumentos que evidencian lo contrario son abundantes y contundentes.
Quizás el más contundente de esos argumentos lo ha ofrecido el mismísimo PNV hace apenas 10 días en boca de Urkullu. El candidato a lehendakari de la CAV, en un “marco incomparable” que diría Odón Elorza, en un circulo de empresarios españoles dijo que “Euskadi (ósea la Comunidad autónoma vasca, porque Euskal Herria comprende también Nafarroa e Iparralde) pretende ampliar su autonomía, pero no desea un divorcio con España”
¿Se requiere mas claridad en evidenciar lo que algunos llevamos asegurando bastantes años? Esa afirmación que asevera que no desean un divorcio con España ..¿No es sino una reivindicación de su autonomismo-regionalismo?. Un regionalismo además en el que solo cabe 3 de las 7 provincias vasca y cada vez más limitado, porque el PNV sólo tiene una fuerza predominante en Bizkaia, el herrialde donde la oligarquía vasca ha predominado durante años en base a una salvaje explotación de la clase obrera y una oligarquía por una parte españolista, la del PP y por otra vasquista, la vinculada al PNV, pero siempre dadas a entenderse, en base a sus intereses de clase.
Una Bizkaia donde en la capital, Bilbo gobierna un Azkuna, que representa a lo más carca y reaccionario del PNV y con un sector de votantes que en las generales vota al PP y en las municipales al PNV de Azkuna. Un Azkuna que mantiene símbolos fascistas en la villa y calles dedicadas a falangistas. Ese es el PNV de Bilbo.
En lo social el PNV, como ya hemos repetido es la derecha y de nuevo su candidato Urkullu se ha encargado re reconocerlo estos días. Una galopante crisis económica de carácter capitalista, unas clase medias cada vez más clases bajas y unas clases bajas cada vez más depauperadas. Los ricos cada vez más ricos y la gente exigiendo un reparto más justo de la riqueza y el candidato jeltzale nos sale con la afirmación que es “demagogia que quienes tengan más, tengan que pagar más impuestos”. Viendo como la diputación de Bizkaia escaqueó los impuestos a Iberdrola hace un par de años, entendemos lo que afirma este hombre.
Empresas vinculadas al PNV envueltas en EREs y conflictos laborales en las cuales, los empresarios “abertzales” son más de lo mismo y ante las disyuntivas que se presentan, lo primero es..su bolsillo. Un PNV que insiste en la defensa del capitalismo más antisocial, más neoliberal y mas cercano a las oligarquías financieras. Preguntad sino en Neguri.
Hablemos de sus posturas internacionales y nos quedaremos con tan sólo tres datos, uno de hace 26 años, otros dos recientes.
Hace 26 años, el PNV ya enseño sus credenciales apoyando a la banda criminal OTAN. Cuando el estado español ingresó en la estructura criminal, no dudó el PNV en apoyar la entrada.
Hace un año la mencionada banda bombardeó Libia en una supuesta defensa de la democracia. Miles de muertos no han conocido la democracia prometida y un pueblo entero ha visto como se le roban sus riquezas y se le somete a un cruel sistema feudal ultra religioso. No le falto a la OTAN el apoyo del PNV mediante el voto en el parlamento español.
Y no hace una semana que Anasagasti, es miembro del PNV que juega a ser anti monárquico, con movimientos bien estudiado, mostró orgullosos en las puertas del consulado de Venezuela de Bilbo su voto a..Capriles, el candidato del imperialismo y la ultra derecha para acabar con la revolución bolivariana, esperanza del pueblo venezolano y del conjunto de América Latina. No le hemos visto su cara de póker ante la victoria popular del bolivianismo.
Estos y muchos datos más son los que evidencian un PNV de derechas y regionalista, que tan solo aspira a gestionar (y de que manera….) tres de las provincias vascas sin ninguna aspiración soberanista. Y la pregunta que nos asalta es…Con esta gente y con este partido ¿De que puede hablar y que puede negociar alguien que aspire a la soberanía nacional de Euskal Herria y/o alguien que aspire al socialismo para nuestro pueblo?
