Tres poe­ti­sas comunistas

Un valle­kano en Rumania

Los tres poe­mas pre­sen­ta­dos y tra­du­ci­dos a con­ti­nua­ción están inclui­dos en el libro reco­pi­la­to­rio «Tara Poe­ti­lor» (El País de los poe­tas), publi­ca­do en la Edi­to­rial Alba­tros en 1971, y en el que se reco­gen poe­mas de los prin­ci­pa­les poe­tas nacio­na­les de la enton­ces Repú­bli­ca Socia­lis­ta de Ruma­nía.

Los tres poe­mas selec­cio­na­dos aquí tie­nen en común dos cosas: en pri­mer lugar, qué están escri­tos por muje­res comu­nis­tas, como repre­sen­tan­tes de un sis­te­ma que igua­la a muje­res y hom­bres tra­ba­ja­do­ras en su lucha con­tra el enemi­go común y gran peli­gro para la huma­ni­dad ente­ra: el bur­gués capi­ta­lis­ta; y en segun­do lugar, que los tres poe­mas hablan de los sufri­mien­tos del pue­blo rumano en el pasa­do y de, como por enci­ma de ellos, se logra el triun­fo final que Veró­ni­ca Porum­ba­cu lla­ma la «gene­sis» de un mun­do nue­vo, abrien­do la «ven­ta­na de la liber­tad» para esca­par de la nie­bla tris­te, como expre­sa Maria Banus, o, como seña­la Cons­tan­ta Buzea, para con­quis­tar su «sobe­ra­nia» por vez primera.

En los tres poe­mas se pue­de apre­ciar el entu­sia­mo popu­lar, toda­via en ebu­lli­ción en los años 70 cuan­do se publi­ca el libro, por haber­se cons­trui­do con las pro­pias manos un pais nue­vo, en el que los pro­ta­go­nis­tas de su cons­truc­ción son los pro­pios tra­ba­ja­do­res, cuyo bien­es­tar y dig­ni­dad son los prin­ci­pa­les obje­ti­vos de la eco­no­mia, la polí­ti­ca y la cul­tu­ra nacional.

A con­ti­nua­ción pode­mos leer «Sim­ple», «Pri­mer libro comu­nis­ta»; y «Can­to a la Ruma­nía Socia­lis­ta». de Vero­ni­ca Porum­ba­cu, Maria Banus y Cons­tan­ta Buzea res­pec­ti­va­men­te, tres home­na­jes rea­li­za­dos por muje­res a las con­quis­tas socia­les y eco­no­mi­cas del pue­blo rumano , a las que, sin embar­go, dos deca­das des­pués de la reins­tau­ra­ción del capi­ta­lis­mo fas­cis­ta, (aquel «nebu­lo­so como una taber­na» que decía Maria Banus), y de la des­truc­ción de todo lo logra­do por los tra­ba­ja­do­res ruma­nos has­ta enton­ces, ya nadie pue­de cantar.

Sim­ple

Vero­ni­ca Porom­ba­cu (24 de octu­bre de 1921
/​4 de mar­zo de 1977)

Flu­yen
sobre nosotros
‑las piedras-
el agua,
el fuego,
el viento,
el tiempo.
Cargados
de recuerdos
gri­ta­mos en silencio,
nosotros,
los grises,
nosotros,
las pie­dras del mundo.

Una gue­rra,
una sequía,
una epidemia,
un diluvio,
ade­más de otras
gran­des o pequeñas
heridas
de las que ya no hablamos.

Y a pesar de todo eso
‑una génesis-

Pri­mer libro comunista

Maria Banus ( 10 abril de 1914 /
14 julio de 1999)

Qué uni­ver­so nebu­lo­so como una taberna
fue el mun­do en el que naci­mos noso­tros dos.
El sinies­tro gong de la pri­me­ra guerra
gol­peó, y pare­ció que regre­sá­ba­mos a las cavernas.

!Oh! Cuán­tas noches llo­ra­mos, con el ros­tro en la almohada
sin enten­der a la sal­va­je multitud,
su vida estú­pi­da, los años vacios,
su mira­da ávi­da y hueca.
¿Te acuer­das qué pasó? ¿Cómo se abrió,
como arran­ca­da por el vien­to, entre aque­lla nie­bla triste,
una ven­ta­na hacia la liber­tad y hacia nues­tro sueño?

Y cómo las alon­dras can­ta­ban; can­ta­ban: existe
un mun­do nue­vo – Entrad en él, como está escrito
en nues­tro pri­mer libro comunista.

Can­to a la Ruma­nía Socialista

Cons­tan­ta Buzea (29 de mar­zo 194131 de agos­to de 2012)

Des­de el naci­mien­to de la mira­da, y del oido, y de las manos,
des­de cuan­do mi ros­tro for­mó el pri­mer cie­lo en torno a ellos,
des­de el sabor de la madru­ga­da, y de la hoja, y del pan,
des­de la pri­me­ra aven­tu­ra en la natu­ra­le­za y en las ideas.

Es algo que no ter­mi­na de for­mar espu­ma en el agua,
de cre­cer en la fru­ta, de volar por el cielo.
Que­da en mi cuer­po tan­ta nación como tuve bajo los párpados
des­de el pri­mer gol­pe de luz en mis oidos.

De heroes está lle­na nues­tra tie­rra, con los heroes la mira­da siente
más allá de mi mis­ma repre­sen­tan­do esta tierra
con una lla­ma­ra­da de san­gre segui­da de palabras
que se encar­nan en la idea de lo que soy.

Can­to para siem­pre la pasión por lo nuevo
los muros como torres de los nue­vos edificios
can­to los vera­nos inti­mi­da­dos por una den­sa tie­rra de liras,
madu­rez de los cam­pos, el polen de los amo­res vegetales.

Y cuan­do lle­ga el futu­ro y la igual­dad exis­te entre nosotros,
uno a la colum­na de hom­bres un cán­ti­co de brindis,
por la ilu­mi­na­da tie­rra heroi­ca, patria socialista,
Ruma­nía, épo­ca de oro, espa­cio con for­ta­le­zas de fuego.

De este modo, los cuer­pos con los que nacemos
y que duran­te la vida son ali­men­ta­dos sin pau­sa por la tierra,
son aque­llas par­tes del pais, de su soberanía,
pro­te­gi­das por aque­llos que la conquistaron.

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