La izquier­da y la cri­sis de Sudáfrica

Las esposas de los mineros fallecidos se manifiestan en el lugar en el que sus maridos fueron tiroteados - EFE

David Fin­kel y Dian­ne Fee­ley son edi­to­res de la revis­ta Against the Current, que publi­ca en EE UU la orga­ni­za­ción socia­lis­ta, anti­ra­cis­ta y femi­nis­ta Soli­da­rity. Brian Ash­ley es el edi­tor de la revis­ta suda­fri­ca­na Amand­la!, http://​www​.amand​la​pu​blishers​.co​.za/

¿Cuál es la orien­ta­ción y pers­pec­ti­vas de la revis­ta Amand­la!? ¿A qué publi­co os diri­gís en el mar­co de la izquierda?

Amand­la! comen­zó a publi­car­se en 2006 cuan­do se agu­di­zó la cri­sis en el país, cuan­do las polí­ti­cas neo­li­be­ra­les pro­fun­di­za­ron las divi­sio­nes del apartheid y la cri­sis en el Con­gre­so Nacio­nal Afri­cano (ANC, el par­ti­do gober­nan­te – ed.) y sus socios de Alian­za (Par­ti­do Comu­nis­ta de Sudá­fri­ca y fede­ra­ción sin­di­cal COSATU) se agra­va­ron. En un prin­ci­pio atra­jo la par­ti­ci­pa­ción acti­va de gen­tes de izquier­da de den­tro y fue­ra de la Alian­za-ANC, aun­que aque­llos de noso­tros que está­ba­mos fue­ra de la Alian­za lle­vá­ba­mos la iniciativa.

La idea era esta­ble­cer un foro abier­to de la izquier­da y faci­li­tar una dis­cu­sión no sec­ta­ria sobre la estra­te­gia de la izquier­da, dadas las cri­sis (eco­nó­mi­ca y social) en el país y los levan­ta­mien­tos popu­la­res que se están desa­rro­llan­do en las comu­ni­da­des pobres, en vis­ta del fra­ca­so del Esta­do a la hora de pro­por­cio­nar ser­vi­cios bási­cos y esen­cia­les , así como las luchas de los tra­ba­ja­do­res con­tra los des­pi­dos y las privatizaciones.

Sin embar­go, la izquier­da en la Alian­za bási­ca­men­te se disol­vió en la fac­ción del ANC lide­ra­da por su enton­ces vice­pre­si­den­te, Jacob Zuma, que hoy es el pre­si­den­te del país. Habien­do apa­ren­te­men­te gana­do la lucha por la hege­mo­nía en el Con­gre­so Nacio­nal Afri­cano, la izquier­da del ANC no cre­yó nece­sa­rio rela­cio­nar­se con las fuer­zas de izquier­da exis­ten­tes fue­ra de la Alian­za ANC. Como con­se­cuen­cia de ello, las dife­ren­cias den­tro del colec­ti­vo que publi­ca­ba Amand­la! se agu­di­za­ron, agra­va­das por el cre­cien­te auto­ri­ta­ris­mo e into­le­ran­cia de la ANC bajo la direc­ción de Zuma.

El Con­gre­so Nacio­nal Afri­cano ha sido, evi­den­te­men­te, el par­ti­do polí­ti­co domi­nan­te des­de la caí­da del apartheid. ¿Su evo­lu­ción ha sido para­le­la a la de los par­ti­dos social­de­mó­cra­tas euro­peos que han trans­for­ma­do en «social-neo­li­be­ra­les»? ¿O es más com­pli­ca­do? ¿Cuá­les son las fuer­zas con­ten­dien­tes en su seno y cual es la natu­ra­le­za de la «alian­za tri­par­ti­ta» con la fede­ra­ción sin­di­cal COSATU y el Par­ti­do Comu­nis­ta de Sudáfrica?

La ANC es un movi­mien­to nacio­na­lis­ta amplio, en el que exis­ten y han exis­ti­do dife­ren­tes corrien­tes polí­ti­cas e ideo­ló­gi­cas. Siem­pre ha habi­do fuer­zas bur­gue­sas y peque­ño-bur­gue­sas, prin­ci­pal­men­te, que han desem­pe­ña­do un papel domi­nan­te en la orga­ni­za­ción. El SACP y la alian­za del ANC con los movi­mien­tos sin­di­ca­les le han per­mi­ti­do una fuer­te influen­cia en la cla­se tra­ba­ja­do­ra, que lle­gó a ser mayor duran­te los levan­ta­mien­tos popu­la­res de los años 1980.

Sin embar­go, des­pués de ganar las liber­ta­des polí­ti­cas en 1994 y como resul­ta­do de la indi­ge­ni­za­ción de la fun­ción públi­ca y la polí­ti­ca de Empo­de­ra­mien­to Eco­nó­mi­co Negro, las fuer­zas nacio­na­lis­tas bur­gue­sas y peque­ño-bur­gue­sas han sido domi­nan­tes a la hora de deter­mi­nar la orien­ta­ción del ANC.

Muchos líde­res del ANC son aho­ra los prin­ci­pa­les inver­so­res en agri­cul­tu­ra finan­zas, mine­ría, tele­co­mu­ni­ca­cio­nes, arma­men­to, pes­ca, y toda una serie de otras indus­trias. Uti­li­zan su posi­ción polí­ti­ca en el Con­gre­so Nacio­nal Afri­cano y en el esta­do para hacer corrup­ta­men­te lucra­ti­vos nego­cios, gra­cias a los que se con­vier­ten, de la noche a la maña­na, en millonarios.

Al expli­car el fra­ca­so del ANC a la hora de redis­tri­buir la rique­za y su apli­ca­ción de las polí­ti­cas neo­li­be­ra­les, no hay que per­der de vis­ta el impac­to que ha teni­do el cam­bio en la corre­la­ción de fuer­zas inter­na­cio­nal tras el colap­so de la Unión Sovié­ti­ca y el adve­ni­mien­to de la glo­ba­li­za­ción. Sin embar­go, la razón cla­ve del por­qué de la tran­si­ción neo­li­be­ral en Sudá­fri­ca hay que bus­car­la en el poder del capi­tal suda­fri­cano y en la renuen­cia ini­cial del ANC de enfren­tar­se al capi­tal y redis­tri­buir su rique­za a tra­vés de un nue­vo sis­te­ma fis­cal, pro­gra­mas de inver­sión regu­la­dos y diri­gi­dos e inclu­so lle­var a cabo nacio­na­li­za­cio­nes que ayu­da­sen a supe­rar el lega­do del apartheid y el subdesarrollo.

Por el con­tra­rio, lo que ha ocu­rri­do ha sido una gra­dual coop­ta­ción por par­te de las gran­des empre­sas, a tra­vés del pro­gra­ma de Empo­de­ra­mien­to Eco­nó­mi­co Negro, de los sec­to­res polí­ti­cos que repre­sen­ta­ban los intere­ses de la pro­to-bur­gue­sía negra, con­vir­tién­do­los en socios meno­res de las gran­des empre­sas median­te la des­agre­ga­ción y la rees­truc­tu­ra­ción neo­li­be­ral de la economía.

Jacob Zuma supues­ta­men­te repre­sen­ta la «izquier­da» del ANC, al menos retó­ri­ca­men­te. ¿Su gobierno ha inten­ta­do hacer algo en rela­ción con las con­di­cio­nes eco­nó­mi­cas y socia­les de la mayo­ría negra? y ¿cómo carac­te­ri­za­rías la eco­no­mía y los nive­les de des­igual­dad hoy en Sudáfrica?

Fue una gran tra­ge­dia para la izquier­da cuan­do COSATU, el SACP y otras fuer­zas de izquier­da en el ANC, deses­pe­ra­dos por encon­trar una alter­na­ti­va a las polí­ti­cas neo­li­be­ra­les apli­ca­das por Tha­bo Mbe­ki ‑que nega­ba, como se recor­da­rá, la exis­ten­cia del SIDA‑, se agru­pa­ron en torno a Jacob Zuma y le ayu­da­ron a ser ele­gi­do pre­si­den­te del ANC y pos­te­rior­men­te del país. Zuma es un polí­ti­co con­su­ma­do, que ha con­so­li­da­do su base y apo­yos pre­sen­tán­do­se al mis­mo tiem­po como un hom­bre de la izquier­da mien­tras se hacía con el man­to del nacio­na­lis­mo zulú que has­ta enton­ces había osten­ta­do el Par­ti­do de la Liber­tad Inkatha.

De hom­bre de la izquier­da, nada. A nivel per­so­nal es un homó­fo­bo, misó­gino y polí­ga­mo. Su gobierno con­ti­núa con las polí­ti­cas eco­nó­mi­cas neo­li­be­ra­les, mone­ta­ris­tas, defla­cio­nis­tas y favo­ra­bles a la fle­xi­bi­li­dad labo­ral. Esto expli­ca la cre­cien­te alie­na­ción de COSATU del régi­men que ayu­dó a lle­gar al poder. La indi­ca­ción más recien­te de la rup­tu­ra entre el gobierno de Zuma y COSATU fue la masi­va huel­ga gene­ral lide­ra­da por COSATU de 12 de mar­zo 2012, con­tra el pea­je de las auto­pis­tas de Johan­nes­bur­go y el fra­ca­so del gobierno para prohi­bir los con­tra­tis­tas pira­tas de mano de obra.

Las ciu­da­des y los subur­bios son dos mun­dos apar­te, y una bre­cha aún mayor sepa­ra la vida de los anti­guos ban­tus­ta­nes de las áreas metro­po­li­ta­nas. Nues­tro país se enfren­ta a difi­cul­ta­des extre­mas para hacer fren­te al des­em­pleo masi­vo y la pobre­za. La pan­de­mia del SIDA sigue sien­do devas­ta­do­ra en su pro­pa­ga­ción e impac­to, inclu­so si ya nadie se atre­ve a dudar de su exis­ten­cia, como en la épo­ca de Mbe­ki. Tam­po­co pode­mos igno­rar las cri­sis de nues­tros sis­te­mas de edu­ca­ción, salud, agua y vivien­da. Como resul­ta­do de todo ello, el cri­men y la vio­len­cia siguen gol­pean­do nues­tra socie­dad y atur­dien­do nues­tros sentidos.

Una socie­dad des­igual, una Eco­no­mía en declive

El des­em­pleo masi­vo y unos sala­rios de pobre­za se encuen­tran en el cen­tro de la cri­sis social a la que se enfren­ta nues­tro pue­blo. Más del 25% de la fuer­za de tra­ba­jo se encuen­tra en paro. Cuan­do los tra­ba­ja­do­res que han deja­do de bus­car tra­ba­jo se tie­nen en cuen­ta, la tasa de des­em­pleo es un enor­me 40% de la de la pobla­ción acti­va. Según la Comi­sión Nacio­nal de Pla­ni­fi­ca­ción, que pre­si­de el minis­tro Tre­vor Manuel, más de un ter­cio de todos los tra­ba­ja­do­res ganan menos de 120 $ al mes, mien­tras que la mitad de la fuer­za labo­ral gana menos de 300 $.

Detrás de esta cri­sis social esta el decli­ve de la eco­no­mía suda­fri­ca­na. Sudá­fri­ca se unió recien­te­men­te a los BRICS, que agru­pa a las prin­ci­pa­les eco­no­mías emer­gen­tes: Bra­sil, Rusia, India y Chi­na. La iro­nía es que mien­tras que la eco­no­mía suda­fri­ca­na domi­na la región y el con­ti­nen­te afri­cano de mane­ra más amplia, hay que con­si­de­rar­la una eco­no­mía en decli­ve y no en auge.

Y es así bási­ca­men­te como con­se­cuen­cia del ago­ta­mien­to del mode­lo de cre­ci­mien­to mine­ro y ener­gé­ti­co del apartheid, des­pués del fin del apartheid, y el fra­ca­so del ANC a la hora de impul­sar la diver­si­fi­ca­ción de la eco­no­mía hacia nue­vos sec­to­res de cre­ci­mien­to. La aper­tu­ra de la eco­no­mía suda­fri­ca­na no logró atraer la inver­sión extran­je­ra que se espe­ra­ba para esti­mu­lar un cre­ci­mien­to sos­te­ni­ble de sec­to­res pro­duc­ti­vos crea­do­res de empleo.

En el cora­zón del decli­ve de Sudá­fri­ca hay tres fac­to­res inter­re­la­cio­na­dos, a saber, la reduc­ción de los recur­sos bási­cos, la debi­li­dad de los mer­ca­dos inter­nos y la deman­da de bie­nes de con­su­mo, y un mar­co polí­ti­co que ha favo­re­ci­do una eco­no­mía abier­ta y orien­ta­da al exte­rior que ha faci­li­ta­do la finan­cia­ri­za­ción y la fuga de capitales.

Si bien la lite­ra­tu­ra post-apartheid se ha cen­tra­do tan­to en las debi­li­da­des estruc­tu­ra­les de la eco­no­mía suda­fri­ca­na como en el mar­co polí­ti­co neo­li­be­ral como barre­ras para el desa­rro­llo sos­te­ni­do, se ha pres­ta­do menos aten­ción al ago­ta­mien­to pau­la­tino de los recur­sos bási­cos en Sudáfrica.

En Sudá­fri­ca exis­te un patrón común de ago­ta­mien­to de los recur­sos en una amplia gama de sec­to­res cla­ve, como la ener­gía, los mine­ra­les (por ejem­plo, las reser­vas de car­bón se han revi­sa­do a la baja a ape­nas una quin­ta par­te de las esti­ma­cio­nes ori­gi­na­les), agua (en el año 2004, el 98 % del total de los recur­sos hídri­cos ya habían sido asig­na­do) y la fer­ti­li­dad del sue­lo (la degra­da­ción afec­ta ya al 41% de la tie­rra cultivada).

Inclu­so la diver­si­dad bio­ló­gi­ca y la infra­es­truc­tu­ra ambien­tal de Sudá­fri­ca están sufrien­do una ten­sión extre­ma a cau­sa de los pro­ce­sos indus­tria­les y el cam­bio cli­má­ti­co. El ago­ta­mien­to de los recur­sos de estos sec­to­res cla­ve ten­drá un efec­to nega­ti­vo en las expor­ta­cio­nes suda­fri­ca­nas y aumen­ta­rá los cos­tes de los insu­mos de los bie­nes de pro­duc­ción local, debi­li­tan­do aún más la eco­no­mía. A menos que el cre­ci­mien­to eco­nó­mi­co se des­vin­cu­le del cre­ci­mien­to en la uti­li­za­ción de los recur­sos y los impac­tos ambien­ta­les nega­ti­vos, el desa­rro­llo eco­nó­mi­co se verá afec­ta­do, con con­se­cuen­cias nega­ti­vas para la socie­dad y el medio ambiente.

En el con­tex­to de la cri­sis glo­bal, la vul­ne­ra­bi­li­dad de Sudá­fri­ca a los cho­ques exter­nos de la eco­no­mía mun­dial ha sido suce­si­va­men­te demos­tra­do a tra­vés de pro­ble­mas gra­ves en el mer­ca­do de divi­sas, fuga de capi­ta­les, dis­mi­nu­ción de las expor­ta­cio­nes y pér­di­das masi­vas de empleo. Duran­te la Gran Rece­sión de 2008 – 2009 se per­die­ron más de un millón de empleos.

Todo esto ha con­tri­bui­do a que Sudá­fri­ca sea uno de, si no el país más des­igual del mun­do. El coefi­cien­te Gini de Sudá­fri­ca es 0,73, repre­sen­tan­do 1 la des­igual­dad abso­lu­ta de ingre­sos. [En com­pa­ra­ción, en los Esta­dos Uni­dos, el más des­igual de las prin­ci­pa­les eco­no­mías indus­tria­les, el coefi­cien­te Gini es de entre 0,46 y 0,47, y en Espa­ña del 0,46 – nota de los editores.]

La casi dupli­ca­ción de la tasa de des­em­pleo des­de el fin del apartheid es una de las prin­ci­pa­les razo­nes del aumen­to de la des­igual­dad. El 70% de los des­em­plea­dos son meno­res de 35 años y más del 60% son mujeres.

Las muje­res en las zonas rura­les, espe­cial­men­te en los anti­guos ban­tus­ta­nes, son las más afec­ta­dos por el des­em­pleo y la pobre­za – espe­cial­men­te debi­do a la inca­pa­ci­dad del gobierno para redis­tri­buir la tie­rra. Del obje­ti­vo de redis­tri­bu­ción de la tie­rra para 2014 de un 30%, menos del 7% ha sido para gen­te negra. Gran par­te de esta tie­rra no se cul­ti­va de mane­ra pro­duc­ti­va debi­do a la inca­pa­ci­dad del gobierno para apo­yar a las comu­ni­da­des con los insu­mos y ser­vi­cios de exten­sión agrí­co­la imprescindibles.

La des­igual­dad tam­bién se mani­fies­ta en un acce­so des­igual a los ser­vi­cios de agua, elec­tri­ci­dad, sanea­mien­to, vivien­da, edu­ca­ción y salud. Ello ha pro­vo­ca­do una ola con­ti­nua de pro­tes­tas mili­tan­tes en rela­ción a estos ser­vi­cios, lo que ha con­ver­ti­do a Sudá­fri­ca en el país con uno de los índi­ces más altos de pro­tes­tas per cápi­ta en el mundo.

Ciu­dad del Cabo es la úni­ca gran ciu­dad gober­na­da por la Alian­za Demo­crá­ti­ca (el par­ti­do de la opo­si­ción libe­ral) y la úni­ca zona del país don­de no hay una mayo­ría “negra”, según la cla­si­fi­ca­ción racial del apartheid, sino com­pues­ta por – «mes­ti­zos», “indios” y “blan­cos”. Somos cons­cien­tes de que muchos negros (no sólo los par­ti­da­rios del ANC) lo ven como un pro­ble­ma. ¿En que medi­da son reales esos sen­ti­mien­tos? ¿Cuál es la com­po­si­ción social de la Alian­za Demo­crá­ti­ca? ¿Los votan­tes negros de la DA per­te­ne­cen prin­ci­pal­men­te a las cla­ses pro­fe­sio­na­les y aco­mo­da­das? ¿Es una ame­na­za seria al ANC a lar­go plazo?

La mayo­ría de la gen­te en Ciu­dad del Cabo y la Pro­vin­cia Occi­den­tal del Cabo son lo que se deno­mi­nó «mes­ti­zo» en el régi­men del apartheid. Hay que tener en cuen­ta que bajo el apartheid Ciu­dad del Cabo fue una «región pre­fe­ren­te de mano de obra mes­ti­za». Lo que sig­ni­fi­có que la inmi­gra­ción de los lla­ma­dos “afri­ca­nos” de los ban­tus­ta­nes fue muy res­trin­gi­da. Ello expli­ca sus carac­te­rís­ti­cas demo­grá­fi­cas particulares.

Ade­más, des­de un pun­to de vis­ta his­tó­ri­co hay que enten­der que Ciu­dad del Cabo es la ciu­dad más anti­gua de Sudá­fri­ca y fue el des­tino de varias olea­das de colo­nia­lis­mo (holan­dés, inglés), así como de los pri­me­ros escla­vos afri­ca­nos y malayos.

Ciu­dad del Cabo tie­ne una rica his­to­ria de resis­ten­cia, sin­di­ca­lis­mo y luchas radi­ca­les. Los lla­ma­dos «colou­red» (mes­ti­zos) juga­ron un papel muy des­ta­ca­do en el movi­mien­to anti-apartheid y anti­ca­pi­ta­lis­ta en el Cabo Occi­den­tal. Sin embar­go, el papel y la con­tri­bu­ción de este sec­tor del pue­blo opri­mi­do no fue inte­gra­do ple­na­men­te en la afir­ma­ción post-apartheid del nacio­na­lis­mo afri­cano. El nacio­na­lis­mo afri­cano fue defi­ni­do en unos tér­mi­nos dema­sia­do estre­chos como para inte­grar y que la gen­te cla­si­fi­ca­da como “colou­red” pudie­ra sen­tir­se ple­na­men­te par­te de la nación en construcción.

Dado que este sec­tor de la pobla­ción dis­fru­ta­ba de una situa­ción social un poco mejor en tér­mi­nos de sala­rios, nor­mas de vida y de vivien­da, la acción afir­ma­ti­va y la indi­ge­ni­za­ción del esta­do des­pués de la caí­da del apartheid hizo temer a la pobla­ción mes­ti­za que per­de­ría par­te de ello a favor de los «afri­ca­nos». Ello ace­le­ró el pro­ce­so de pola­ri­za­ción, el debi­li­ta­mien­to de una iden­ti­dad común negra (que fue uno de los obje­ti­vos de la lucha de libe­ra­ción) y refor­zó la sen­sa­ción de per­te­ne­cer a una iden­ti­dad separada.

Poco se ha hecho para supe­rar el lega­do del apartheid terri­to­rial, el desa­rro­llo sepa­ra­do y otras barre­ras (idio­ma, edu­ca­ción, depor­tes) a la inte­gra­ción en una ciu­da­da­nía común. La gen­te de la comu­ni­dad «mes­ti­za» sigue vivien­do en los mis­mos muni­ci­pios y sus hijos asis­ten a las mis­mas escue­las que lo hicie­ron bajo el apartheid.

Esta situa­ción ali­men­ta la inse­gu­ri­dad y los mie­dos en las comu­ni­da­des de cla­se obre­ra, ya que sufrie­ron las peo­res con­se­cuen­cias de las polí­ti­cas neo­li­be­ra­les: los recor­tes masi­vos de empleo en el sec­tor públi­co en los ser­vi­cios muni­ci­pa­les, la edu­ca­ción, la salud y el sec­tor de ser­vi­cios en gene­ral. El des­em­pleo masi­vo y las pri­va­cio­nes en muchos muni­ci­pios mes­ti­zos han dado lugar a una pro­fun­da alie­na­ción de la socie­dad, en par­ti­cu­lar entre los jóvenes.

Todo ello ha pro­vo­ca­do altos nive­les de gangs­te­ris­mo, delin­cuen­cia y dro­ga­dic­ción, que se ase­me­jan a algu­nas zonas de los ghet­tos afro­ame­ri­ca­nos en EE UU. Esta situa­ción de inse­gu­ri­dad y paro masi­vo es lo que ha ena­je­na­do del ANC el voto de las comu­ni­da­des mes­ti­zas. Sin embar­go, la Alian­za Demo­crá­ti­ca (DA) sólo ganó peso en este sec­tor del elec­to­ra­do gra­cias a una serie de fusio­nes con par­ti­dos más peque­ños, como los Demó­cra­tas Inde­pen­dien­tes y el ex Par­ti­do Nacio­nal (el vie­jo par­ti­do pro-apartheid).

La base social prin­ci­pal de la Alian­za Demo­crá­ti­ca sigue sien­do blan­cos de cla­se media. Sin embar­go, a medi­da que la gen­te se deses­pe­ra por el aumen­to del des­em­pleo y la inca­pa­ci­dad del gobierno de pro­veer ser­vi­cios bási­cos, ade­más de la cre­cien­te corrup­ción, la DA, como prin­ci­pal par­ti­do de opo­si­ción, comien­za a tener un cier­to eco y apo­yo en los subur­bios y barrios negros.

Es pro­ba­ble que en las pró­xi­mas elec­cio­nes una alian­za de peque­ños par­ti­dos, entre ellos la esci­sión disi­den­te del ANC en el momen­to de la caí­da de Mbe­ki y el Con­gre­so del Pue­blo (COPE), for­men una coa­li­ción elec­to­ral con la Alian­za Demo­crá­ti­ca y se fusio­nen pos­te­rior­men­te. De esta mane­ra la DA podría ampliar su apo­yo en algu­nos muni­ci­pios y subur­bios afri­ca­nos. Con todo, las cla­ses medias negras apo­yan prin­ci­pal­men­te al ANC y son movi­li­za­das median­te un nacio­na­lis­mo chau­vi­nis­ta africano.

Against the Current. Tra­duc­ción para sin​per​mi​so​.info: Gus­ta­vo Bus­ter. Extrac­ta­do por La Haine

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