Un ter­cio de los ruma­nos com­pra sus ali­men­tos a cré­di­to: ¿el futu­ro que nos espe­ra a todos?

Un valle­kano en Rumania

Los anti­guos pai­ses socia­lis­tas fue­ron uti­li­za­dos tras la reins­tau­ra­ción del capi­ta­lis­mo, como tam­bién suce­dió con, por ejem­plo, los pai­ses his­pa­no­amé­ri­ca­nos duran­te los años 70, en cam­pos de expe­ri­men­ta­ción de las teo­rias eco­no­mi­cas neo­li­be­ra­les. Espe­cial­men­te suce­dió esto con Ruma­nía, úni­co pais don­de el des­em­bar­co triun­fal de las mul­ti­na­cio­na­les glo­ba­les (es decir, esen­cial­men­te nor­te­ame­ri­ca­nas y de Euro­pa Occi­den­tal) tuvo que hacer­se por la fuer­za, y úni­co ejem­plo del mun­do por aquel enton­ces en el que se demos­tró que se podía alcan­zar la auto­su­fi­cien­cia eco­nó­mi­ca e indus­trial (tras pagar­se toda la deu­da exter­na y cons­truir una poten­te indus­tria en casi todos los sec­to­res de la economica). 

Una osa­dia simi­lar solo podia ser cas­ti­ga­da con la peor de las con­de­nas para aquel que había inten­ta­do lograr la liber­tad eco­nó­mi­ca: la escla­vi­tud. Así que, mucho mas aún que en el res­to de los pai­ses que caye­ron en las garras del impe­ria­lis­mo nor­te­ame­ri­cano (y de sus fie­les cor­te­sa­nos de la U.E.), Ruma­nía sufrió la des­truc­ción de toda su indus­tria pro­duc­ti­va, inclu­yen­do tam­bién, por supues­to, su rica agri­cul­tu­ra, con­vir­tién­do­se total­men­te en un pais depen­dien­te de las poten­cias eco­no­mi­cas extranjeras.

Ade­más de ese cas­ti­go «divino» por par­te de los dic­ta­do­res del impe­rio (es decir, los gran­des pro­pie­ta­rios de las cor­po­ra­cio­nes eco­nó­mi­cas glo­ba­les), se apli­có, como sobre el res­to de los tra­ba­ja­do­res de los anti­guos pai­ses socia­lis­tas, lo que se lla­ma­ba enton­ces «tera­pia de cho­que neo­li­be­ral», y que hoy, con la excu­sa de la cri­sis eco­nó­mi­ca y tras el éxi­to en los pai­ses-coba­ya del otro lado del anti­guo muro de Ber­lín (que cayó arras­tran­do con él a milllo­nes de obre­ros de la RDA, Polo­nia, la URSS, Che­cos­lo­va­quia, etc… que jamas habian sufri­do en su vida el ham­bre, el des­em­pleo o la fal­ta de vivien­da, por ejem­plo), se apli­cá en toda Euro­pa bajo la eti­que­ta de «recor­tes inevitables».

Pero vol­vien­do a Ruma­nía, cuya cla­se obre­ra sufrió pro­ba­ble­men­te mas que la del res­to de pai­ses que tras la cai­da del muro pasa­ron a ser colo­nia de las gran­des mul­ti­na­cio­na­les eco­no­mi­cas capi­ta­lis­tas, el efec­to del cas­ti­go des­truc­ti­vo y el bru­tal expe­ri­men­to con­vir­tie­ron a los tra­ba­ja­do­res ruma­nos en car­ne de cañon de la ava­ri­cia libe­ral, obli­gán­do a muchos a huir del pais para poder sobre­vi­vir en las poten­cias colo­nia­les, aho­rran­do de paso dine­ro a los empre­sa­rios loca­les, o hun­dien­do a la mayo­ria de los que se que­da­ban en la mise­ria mas absoluta.

Tan­to es así que en pleno 2012, aquel para­iso capi­ta­lis­ta que el fas­cis­mo pro­me­tio cuan­do vol­vio a cla­var sus col­mi­llos en la yugu­lar del pue­blo rumano en 1989, para con­ven­cer­le asi de que se deja­rá desan­grar ale­gre­men­te (pues que mejor para un pas­tor que ense­ñar a las ove­jas a acu­dir feli­ces al corrar y no tener asi que gas­tar en perros para obli­gar­las), se ha con­ver­ti­do en el infierno de 3 millo­nes de ruma­nos hui­dos del pais, y del 60% de los que se que­da­ron sobre­vi­vien­do con menos de 400 euros al mes, tenien­do que pagar el 40% de las medi­ci­nas rece­ta­das, y endeu­da­dos has­ta las ore­jas con cre­di­tos asu­mi­dos para poder pagar cosas inú­ti­lies que el sis­te­ma les obli­gó a com­prar como si fue­ran impres­cin­di­bles para la feli­ci­dad o, y eso es aun peor, para poder cos­tear­se las medi­ci­nas o el pan de cada dia.

Según el estu­dio rea­li­za­do recien­te­men­te por la Aca­de­mia Ruma­na, dos deca­das des­pués del gol­pe de esta­do de 1989, aquel que pro­me­tió el mun­do feliz inser­ta­do en la men­ta­li­dad colec­ti­va a mar­chas for­za­das por las series y peli­cu­las made in Holly­wood, que fue por otra par­te la gran con­quis­ta de la nueva«television libre», uno de cada tres ruma­nos (es decir, el 33%), tie­nen que com­prar sus ali­men­tos bási­cos a cré­di­to (o median­te un jugo­so, para las enti­da­des ban­ca­rias, prés­ta­mo de con­su­mo o, en muchos casos, vol­vien­do a la tra­di­cio­nal, y casi olvi­da­da, com­pra fia­da, en la que el comer­cian­te apun­ta­ba en el cua­derno cuan­to debía el vecino tal o el vecino cual).

Aun­que los comer­cian­tes no sean muy feli­ces con las nue­vas prac­ti­cas impues­tas por la nece­si­dad, pare­ce que no les que­da otra si quie­ren ven­der su mer­can­cia: si no fian, no venden.

La cos­tum­bre que todos cono­cia­mos de las peli­cu­las en blan­co y negro, de antes de la Segun­da Gue­rra Mun­dial o, en algu­nos casos como en Espa­ña, del negro y san­grien­to perio­do fran­quis­ta, es en Ruma­nia, tras años de expe­ri­men­to neo­li­be­ral, algo común.

Ya se sabe lo que dice el refrán: cuan­do las bar­bas de tu vecino veas cor­tar, pon las tuyas a remo­jar. Y es que si por algo se comen­zó a apli­car en Ruma­nia y otros pai­ses del este, anti­guos socia­lis­tas, el expe­ri­men­to que aca­bó con su indus­tria pro­duc­ti­va, les con­vir­tió en colo­nia de las mul­ti­na­cio­na­les, y empo­bre­ció en nivel de vida a sus tra­ba­ja­do­res has­ta extre­mos con­si­de­ra­dos de cien­cia fic­ción en el perio­do comu­nis­ta, es por­que la cai­da del muro de Ber­lín, el hun­di­mien­to de la URSS, y el supues­to triun­fo final del fas­cis­mo enmas­ca­ra­do tras la apa­rien­cia de fal­sa demo­cra­cia, ya anti­ci­pa­ba lo que se está empe­zan­do a apli­car hoy sobre toda la cla­se tra­ba­ja­do­ra euro­pea (inclu­so la que hace 20 años vivia en un ideal y fal­so bien­es­tar uti­li­za­do como anzue­lo para que la cla­se tra­ba­ja­do­ra se tra­ga­ra las men­ti­ras sobre Occidente).

En defi­ni­ti­va, pode­mos decir que lo que sufrie­ron los tra­ba­ja­do­res ruma­nos duran­te estas dos déca­das fue­ron prue­bas sobre coba­yas huma­nas para tes­tar el efec­to de recor­tes, ajus­tes, y agre­sio­nes sin tapu­jos , y poco antes inima­gi­na­bles, que se iban a lle­var a cabo en todo Euro­pa sobre la cla­se obre­ra, pues la cla­se para­si­ta­ria capi­ta­lis­ta ya no tenia nece­si­dad, tra la cai­da de la URSS, ni de fin­gir res­pe­to ni de com­par­tir ni siquie­ra las miga­jas del pro­duc­to de su saqueo con los que siem­pre des­pre­cio y con­si­de­ro poco mas que escla­vos cuyo úni­co sen­ti­do y fun­ción es man­te­ner sus pri­vi­le­gios de cla­se parasitaria.

Así que, vaya­mos ponién­do­nos las bar­bas a remo­jar por­que, pro­ba­ble­men­te, si no lo evi­ta­mos antes, la situa­ción cada vez mas mise­ra­ble de los tra­ba­ja­do­res de Ruma­nía no sea otra cosa que lo que nos espe­ra a todos.

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