Masa­cre obre­ra en Sudá­fri­ca- Borro­ka Garaia

Cer­ca de 40 mine­ros huel­guis­tas suda­fri­ca­nos de la empre­sa bri­tá­ni­ca Lan­min fue­ron bru­tal­men­te ase­si­na­dos por la poli­cía mien­tras que otros 70 resul­ta­ron heri­dos y, ade­más, 259 per­so­nas fue­ron dete­ni­das. La masa­cre, per­pe­tra­da el jue­ves 168, se dio en el mar­co de una dura huel­ga por aumen­to de sala­rios que vie­nen sos­te­nien­do más de 3000 obre­ros ope­ra­do­res de tala­dros mine­ros des­de el 108. Arma­dos has­ta los dien­tes con armas lar­gas de gue­rra, unos 500 poli­cías per­pe­tra­ron la san­grien­ta matan­za mon­tan­do una arte­ra y cobar­de emboscada.

Los dia­rios publi­ca­ron en pri­me­ra pla­na las fotos de los cadá­ve­res rega­dos por el sue­lo, rodea­dos de poli­cías que seguían apun­tán­do­les con ame­tra­lla­do­ras, esco­pe­tas y pis­to­las. Es la pri­me­ra vez des­de el fin del régi­men del Apartheid en 1994 que se vive la matan­za en gru­po de sec­to­res de la pobla­ción negra. La gra­ve­dad de los hechos gene­ró una impor­tan­te cri­sis polí­ti­ca al gobierno de Jacob Zuma, del par­ti­do Con­gre­so Nacio­nal Afri­cano (CNA), que se vio obli­ga­do a decre­tar una sema­na de luto en todo el país.

Al día siguien­te, las valien­tes muje­res de los mine­ros rea­li­za­ban una movi­li­za­ción, hacien­do fren­te a los cobar­des poli­cías ase­si­nos en recla­mo de jus­ti­cia. Días des­pués seguían exi­gien­do cono­cer el para­de­ro de varios de sus espo­sos. La cri­sis es tal que el domin­go 198 el ex diri­gen­te juve­nil del CNA, Julius Male­ma, de gran pres­ti­gio entre la juven­tud negra, denun­ció la repre­sión en un acto rea­li­za­do en el lugar de la matan­za, se soli­da­ri­zó con los mine­ros que lo vito­rea­ron y exi­gió la renun­cia de Zuma y la nacio­na­li­za­ción de la mina. Esta cri­sis sur­ge en medio de los pre­pa­ra­ti­vos de la Con­ven­ción Nacio­nal del CNA, que en diciem­bre ten­drá que defi­nir el pró­xi­mo can­di­da­to a presidente.

El mis­mo 198 la empre­sa envió tele­gra­mas inti­man­do a los obre­ros a vol­ver al tra­ba­jo bajo ame­na­za de ser des­pe­di­dos. Pero la com­pa­ñía, blan­co de crí­ti­cas por su res­pues­ta ante los tra­ba­ja­do­res en huel­ga, se vio obli­ga­da a retro­ce­der, y su pre­si­den­te tuvo que reti­rar la ame­na­za de des­pi­do. Los tra­ba­ja­do­res no se deja­ron ame­dren­tar y siguen en huel­ga. Gran­des nego­cios impe­ria­lis­tas, mise­ria obre­ra y popu­lar La mina pro­du­ce pla­tino y está ubi­ca­da en Mari­ka­na, 100 kiló­me­tros al nor­te de Johan­nes­bur­go, la ciu­dad más pobla­da y con mayor con­cen­tra­ción obre­ra de Sudá­fri­ca. Per­te­ne­ce a la mul­ti­na­cio­nal ingle­sa Lon­min, que es la ter­ce­ra pro­duc­to­ra mun­dial de ese metal y emplea unos 28.000 obre­ros (de un total de medio millón de mine­ros en todo el país). Sudá­fri­ca es par­te a nivel mun­dial de las “eco­no­mías emer­gen­tes”, los lla­ma­dos BRICS (Bra­sil, Rusia, India, Chi­na y Sudá­fri­ca), pero su cre­ci­mien­to eco­nó­mi­co está basa­do en aumen­to de las expor­ta­cio­nes mine­ras y no en un desa­rro­llo indus­trial. La polí­ti­ca del CNA ha sido sos­te­ner el cre­ci­mien­to en base a polí­ti­cas neo­li­be­ra­les y a la expor­ta­ción de mine­ra­les, garan­ti­zan­do a las gran­des mine­ras la impo­si­ción de bajos sala­rios y con­di­cio­nes labo­ra­les precarias.

Sudá­fri­ca tie­ne la mayor reser­va mun­dial de pla­tino y es el prin­ci­pal expor­ta­dor, uno de los mayo­res pro­duc­to­res de oro y car­bón, y el mayor pro­duc­tor de dia­man­tes. Una feno­me­nal explo­ta­ción de recur­sos en manos de las mul­ti­na­cio­na­les impe­ria­lis­tas, que va de la mano de un mayor empo­bre­ci­mien­to de las masas y aumen­to de las des­igual­da­des. Sudá­fri­ca tie­ne uno de los mayo­res índi­ces de “des­igual­dad social” entre blan­cos y negros, e inclu­so entre una cas­ta buro­crá­ti­ca de fun­cio­na­rios negra, desa­rro­lla­da alre­de­dor del CNA. La huel­ga de los mine­ros de Mari­ka­na es una res­pues­ta obre­ra a las con­se­cuen­cias de la cri­sis inter­na­cio­nal con epi­cen­tro en Euro­pa (prin­ci­pal socio comer­cial de Sudá­fri­ca), que actual­men­te está afec­tan­do esta eco­no­mía, que ya tie­ne un 30% de des­ocu­pa­ción, por la caí­da del pre­cio del pla­tino y el enca­re­ci­mien­to del cré­di­to externo. Pocos días des­pués de la masa­cre en Mari­ka­na, ha esta­lla­do otra huel­ga en la mine­ra Bafo­keng Rasi­mo­ne Pla­ti­num, mos­tran­do la explo­si­vi­dad de estos sec­to­res obre­ros super­ex­plo­ta­dos, que cobran los sala­rios más bajos de Sudá­fri­ca y viven haci­na­dos en cho­zas al lado de la mina. Al cie­rre de esta edi­ción se daba a cono­cer una ter­ce­ra huel­ga en la Anglo Ame­ri­can Pla­ti­num, tam­bién por aumen­to de salarios.

Gran lucha y acti­vis­mo obrero

La huel­ga es durí­si­ma por­que la buro­cra­cia del Sin­di­ca­to Nacio­nal de Mine­ros (NUM, en inglés), alia­da al gobierno, vie­ne inten­tan­do que­brar la lucha con dis­tin­tos méto­dos, inclu­yen­do el envío de mato­nes. El acti­vis­mo, que cuen­ta con más de 3000 obre­ros sos­te­nien­do la con­cen­tra­ción en la mina, se nuclea en la Aso­cia­ción de Mine­ros y Tra­ba­ja­do­res de la Cons­truc­ción (AMCU, en inglés). El AMCU es una rup­tu­ra de la NUM, uno de los prin­ci­pa­les sin­di­ca­tos de la cen­tral obre­ra nacio­nal COSATU, tam­bién en manos de la buro­cra­cia ofi­cia­lis­ta. La huel­ga fue decla­ra­da ile­gal por el gobierno, y en los días pre­vios a la masa­cre del jue­ves se habían pro­du­ci­do algu­nos enfren­ta­mien­tos con­tra guar­dias de segu­ri­dad, mato­nes de la buro­cra­cia y poli­cías, dejan­do un sal­do de 10 muer­tos. Así, la huel­ga está mos­tran­do no sólo la dis­po­si­ción a la lucha con­tra la patro­nal por las rei­vin­di­ca­cio­nes eco­nó­mi­cas, sino tam­bién la ten­den­cia a una rup­tu­ra más pro­fun­da de miles de obre­ros con sus direc­cio­nes sin­di­ca­les buro­crá­ti­cas. En el sec­tor mine­ro, la buro­cra­cia pare­ce con­ser­var sólo un ter­cio del apo­yo de las bases, mien­tras que otro ter­cio esta­ría con la AMCU y el res­to con nin­guno de los dos.

Las decla­ra­cio­nes del líder de la COSATU, que lla­mó a la uni­dad del movi­mien­to obre­ro, pare­ce mos­trar que este pro­ce­so no está limi­ta­do sólo a la mine­ría sino que se extien­de a otros sec­to­res del movi­mien­to obre­ro suda­fri­cano. Ya en 2010, cuan­do los diri­gen­tes levan­ta­ron la gran huel­ga de tra­ba­ja­do­res esta­ta­les, habían sido abu­chea­dos por sus bases. En enero de 2012, los obre­ros de la mine­ra de pla­tino Impa­la lle­va­ron ade­lan­te una his­tó­ri­ca huel­ga ante el des­pi­do de 5.000 tra­ba­ja­do­res. 17.000 mine­ros sos­tu­vie­ron la huel­ga sin el apo­yo del sin­di­ca­to NUN y pese a ser decla­ra­da ile­gal por el gobierno.

Los acti­vis­tas de la AMCU denun­cia­ron que los mato­nes de la buro­cra­cia están tra­ba­jan­do abier­ta­men­te con la poli­cía y segu­ri­dad pri­va­da para ame­dren­tar a los tra­ba­ja­do­res. Tras la repre­sión, los diri­gen­tes de la NUM y COSATU mos­tra­ron un rol aún más anti­obre­ro, jus­ti­fi­can­do de hecho la masa­cre al repe­tir el dis­cur­so de la poli­cía de que los mani­fes­tan­tes esta­ban arma­dos y de que hubo dis­pa­ros de ambos lados.

Esta gran lucha mine­ra y el sur­gi­mien­to de sec­to­res sin­di­ca­les más com­ba­ti­vos que rom­pen con la direc­ción de la COSATU refle­jan un cre­cien­te des­con­ten­to obre­ro y popu­lar con el gobierno del CNA. Este par­ti­do-movi­mien­to, jun­to al Par­ti­do Comu­nis­ta y la COSATU, gobier­nan Sudá­fri­ca en una alian­za tri­par­ti­ta des­de el ’94, lue­go de ganar las elec­cio­nes la pri­me­ra vez que la pobla­ción negra pudo votar. Millo­nes de tra­ba­ja­do­res y sec­to­res pobres urba­nos lo veían como el gobierno que les per­mi­tió con­quis­tar dere­chos civi­les y demo­crá­ti­cos y des­per­ta­ba la ilu­sión de mejo­rar su nivel de vida. El ANC, fun­da­do en el año 1912 con el obje­ti­vo de for­mar un esta­do nacio­nal-demo­crá­ti­co que inclu­ye­ra a blan­cos y negros, cre­ció expo­nen­cial­men­te en los años ’50 por su rol en las luchas con­tra el régi­men del Apartheid, con­vir­tién­do­se en la direc­ción his­tó­ri­ca de la lucha de las masas suda­fri­ca­nas por su libe­ra­ción del régi­men sepa­ra­tis­ta, con la figu­ra emble­má­ti­ca de su diri­gen­te Nel­son Mandela.

El régi­men del Apartheid

El Apartheid (que sig­ni­fi­ca “sepa­ra­ción” en afri­kaans – la len­gua de la mino­ría blan­ca) rigió des­de 1948 y esta­ba basa­do en con­si­de­rar a los negros como raza infe­rior que no debía mez­clar­se con la blan­ca. Las masas negras esta­ban des­ti­na­das sola­men­te a ser mano de obra bara­ta, sin dere­chos labo­ra­les bási­cos (como el dere­cho a sin­di­ca­li­zar­se ni agru­par­se, y no tenían acce­so a los tra­ba­jos cua­li­fi­ca­dos o mejor pagos), para la bur­gue­sía blan­ca y los mono­po­lios impe­ria­lis­tas. No tenían siquie­ra los míni­mos dere­chos que exis­ten en un país capi­ta­lis­ta, inclu­so con regí­me­nes dic­ta­to­ria­les, de ser con­si­de­ra­dos ciudadanos.

De la mano del impe­ria­lis­mo inglés y nor­te­ame­ri­cano, la mino­ría blan­ca segre­ga­ba a los negros de todos los ámbi­tos de la socie­dad: no podían votar, tenían que vivir en barrios ale­ja­dos de los blan­cos, via­jar en auto­bu­ses espe­cia­les, no podían uti­li­zar los mis­mos baños y los niños negros no podían asis­tir a las mis­mas escue­las. No se les per­mi­tía via­jar libre­men­te por el país, debían hacer filas dis­tin­tas, esta­ba legal­men­te esta­ble­ci­do que un negro cobra­ra menos que un blan­co por hacer el mis­mo tra­ba­jo, no podían usar las mis­mas pla­yas ni edi­fi­cios públi­cos (como escue­las), los pro­gra­mas de estu­dio para negros eran infe­rio­res a los de los blan­cos y las rela­cio­nes sexua­les y el matri­mo­nio entre per­so­nas negras y blan­cas esta­ban prohi­bi­dos por ley.

Rebe­lión de las masas y tran­si­ción pac­ta­da con el CNA

Las masas negras que venían luchan­do heroi­ca­men­te con­tra esta igno­mi­nio­sa opre­sión racis­ta de los blan­cos y el impe­ria­lis­mo fue­ron víc­ti­mas de gran­des masa­cres como la de Shar­pe­vi­lle en 1960 o la de Sowe­to en 1976. A fines de los ‘80 esta lucha venía en cla­ro ascen­so, ame­na­zan­do con trans­for­mar­se en una abier­ta revo­lu­ción obre­ra y popu­lar. Para evi­tar esta pers­pec­ti­va, el impe­ria­lis­mo y la mino­ría blan­ca en el poder pusie­ron en mar­cha una tran­si­ción orde­na­da y nego­cia­da con el CNA. Esta direc­ción, que había enca­be­za­do la lucha anti-Apartheid y fue, jun­to al PC, la media­ción refor­mis­ta entre las masas y el régi­men, pac­tó esta sali­da, con Man­de­la a la cabe­za, garan­ti­zan­do que no se toca­sen los intere­ses eco­nó­mi­cos de los blan­cos y el impe­ria­lis­mo, así como la impu­ni­dad por los crí­me­nes come­ti­dos con­tra los negros, que se garan­ti­zó con la Comi­sión de la Ver­dad (ver aparte).

El pro­ce­so para des­mon­tar el ascen­so duró varios años: des­de 1989, cuan­do Fede­rik De Klerk comen­zó el des­man­te­la­mien­to del régi­men, has­ta 1994, cuan­do asu­me Man­de­la. El fin del Apartheid y la obten­ción de los dere­chos civi­les para las masas negras son por lo tan­to una con­ce­sión que se vie­ron obli­ga­dos a hacer la mino­ría blan­ca opre­so­ra y el impe­ria­lis­mo, ante el ries­go de per­der­lo todo fren­te a las masas negras. Acep­ta­ron el sis­te­ma de “una per­so­na un voto” que lle­va­ría a un gobierno negro, mien­tras que el CNA y el Par­ti­do Comu­nis­ta impo­nían una polí­ti­ca de “recon­ci­lia­ción nacio­nal” para fre­nar la movi­li­za­ción de las masas. Esto se dio en el mar­co, ade­más, de que el Apartheid ya era insos­te­ni­ble por otros fac­to­res, como la derro­ta de Sudá­fri­ca en la gue­rra de Ango­la y la pre­sión inter­na­cio­nal con­tra el Apartheid que había lle­va­do a que el impe­ria­lis­mo pusie­ra en mar­cha las negociaciones.

El CNA, que fue lega­li­za­do en 1990, con el apo­yo del PC, fue el que per­mi­tió que este plan se lle­va­ra a cabo, acep­tan­do las con­di­cio­nes de la bur­gue­sía blan­ca y el impe­ria­lis­mo. Jun­to a la COSATU y el PC, for­ma­ron la “alian­za tri­par­ti­ta” con Nel­son Man­de­la (libe­ra­do en 1990 tras 27 años en pri­sión) a la cabe­za. Se trans­for­mó así en el garan­te de la esta­bi­li­dad capi­ta­lis­ta y en el apli­ca­dor de los pla­nes neo­li­be­ra­les de ajus­te y pri­va­ti­za­cio­nes, sobre todo a par­tir de los gobier­nos de Mbe­ki y su “Plan de Cre­ci­mien­to, Empleo y Redis­tri­bu­ción” (GEAR, por sus siglas en inglés), lo que des­ató la resis­ten­cia obre­ra y popu­lar y abrió cri­sis recu­rren­tes en la “alian­za”.

El actual gobierno de Jaco­bo Zuma, tam­bién del CNA, lle­gó en medio de la cri­sis eco­nó­mi­ca inter­na­cio­nal de 2008/​2009. Los capi­ta­lis­tas rea­li­za­ron cien­tos de miles de des­pi­dos con el vis­to bueno del gobierno, que siguió la polí­ti­ca neo­li­be­ral de su ante­ce­sor. Hubo una dura resis­ten­cia obre­ra y popu­lar en 2009 y 2010. Se pro­du­jo la gran huel­ga de la cons­truc­ción (que para­li­zó las obras en los esta­dios para el mun­dial de fút­bol) y la elec­tri­ci­dad en 2009, la de los tra­ba­ja­do­res esta­ta­les en 2010 por aumen­tos sala­ria­les, y las movi­li­za­cio­nes con­tra la pobre­za y por la fal­ta de infra­es­truc­tu­ra en los anti­guos gue­tos del Apartheid, que son enor­mes villas mise­ria don­de las pau­pé­rri­mas con­di­cio­nes de vida se man­tie­nen intac­tas. La mayor par­te de estas pro­tes­tas y movi­li­za­cio­nes, que cons­ti­tu­ye­ron ver­da­de­ras cri­sis polí­ti­cas para el gobierno de Zuma, fue­ron repri­mi­das fuer­te­men­te por la poli­cía, dejan­do muchos mani­fes­tan­tes muer­tos. Esta ola de huel­gas y con­flic­tos fue­ron con­vo­ca­das y diri­gi­das por la cen­tral obre­ra nacio­nal, COSATU, y sus sin­di­ca­tos, que pese a estar diri­gi­da por buró­cra­tas afi­lia­dos al ofi­cia­lis­ta CNA debió poner­se a la cabe­za del des­con­ten­to social para que éste no se salie­ra de cause.

El poder eco­nó­mi­co sigue en manos del impe­ria­lis­mo y de la éli­te capi­ta­lis­ta blanca

Hoy, des­pués de 18 años de gobierno del CNA, que­da demos­tra­do que la con­quis­ta de los dere­chos civi­les y has­ta de un gobierno negro, no resol­vió nin­guno de los pro­ble­mas demo­crá­ti­cos pro­fun­dos, estruc­tu­ra­les ni socia­les más acu­cian­tes de las mayo­rías labo­rio­sas. El resul­ta­do de la tran­si­ción pac­ta­da fue que el impe­ria­lis­mo y sus mono­po­lios sigan con sus gran­des nego­cios, explo­tan­do a los tra­ba­ja­do­res negros y expo­lian­do los recur­sos natu­ra­les. La bur­gue­sía blan­ca man­tu­vo sus posi­cio­nes eco­nó­mi­cas, como las gran­des tie­rras cul­ti­va­bles, entre otras. De esta mane­ra, los dere­chos civi­les y la lega­li­dad de los sin­di­ca­tos y par­ti­dos negros, se vuel­ven for­ma­les para las gran­des masas negras. Inclu­so el ex diri­gen­te juve­nil, Julius Male­ma, guia­do por el inte­rés de posi­cio­nar­se mejor en la inter­na del CNA, decla­ró que “nos die­ron la demo­cra­cia pero nin­gu­na con­quis­ta social”.

La masa­cre de Mari­ka­na es una trá­gi­ca mues­tra de esto. Los gue­tos siguen exis­tien­do en tan­to barrios muy pre­ca­rios y mar­gi­na­les, casi sin agua ni luz eléc­tri­ca, sin gas ni cloa­cas efi­cien­tes. La basu­ra debe ser que­ma­da por los pro­pios habi­tan­tes por­que no hay ser­vi­cio de reco­lec­ción. La pobre­za inclu­so aumen­tó con res­pec­to a déca­das ante­rio­res, afec­tan­do a más de la mitad de la pobla­ción, lo mis­mo que la des­ocu­pa­ción, que lle­ga a casi el 30% (y al 50% entre los jóve­nes). Las con­di­cio­nes de tra­ba­jo pre­ca­rio se man­tie­nen de la mano de la ter­ce­ri­za­ción masi­va que se impul­sa des­de el mis­mo gobierno. La epi­de­mia del SIDA afec­ta a una de cada sie­te per­so­nas en el país y la expec­ta­ti­va de vida ape­nas supera los 50 años. Este “Apartheid social y eco­nó­mi­co”, es pro­duc­to de que se ha man­te­ni­do intac­ta la estruc­tu­ra capi­ta­lis­ta semi­co­lo­nial del país, e inclu­so del desa­rro­llo de una peque­ña y nue­va éli­te y bur­gue­sía negra que avan­zó en una mayor entre­ga al capi­tal internacional.

¿Qué fue la Comi­sión para la Ver­dad y la Reconciliación?

La Comi­sión para la Ver­dad fue un orga­nis­mo ofi­cial crea­do por el gobierno de Sudá­fri­ca para la recon­ci­lia­ción social al fin del Apartheid, entre la éli­te blan­ca ase­si­na y los tra­ba­ja­do­res y el pue­blo mayo­ri­ta­ria­men­te negros que fue­ron sojuz­ga­dos y segre­ga­dos duran­te déca­das. Se basó en la Ley para la Pro­mo­ción de la Uni­dad Nacio­nal y la Recon­ci­lia­ción, de 1995, un año des­pués de la asun­ción del pre­si­den­te Nel­son Man­de­la. Fue enca­be­za­da por el arzo­bis­po Des­mond Tutu, quien plan­teó el lema: “Sin per­dón no hay futu­ro, pero sin con­fe­sión no pue­de haber per­dón”, es decir que los ase­si­nos del pue­blo podían con­fe­sar sus crí­me­nes y si se arre­pen­tían logra­ban la impu­ni­dad por sus actos. Aque­llos que hubie­ran con­fe­sa­do total­men­te, con deta­lles, y mos­tra­do un sin­ce­ro arre­pen­ti­mien­to, podían bene­fi­ciar­se de una amnis­tía. Sola­men­te los que se nega­sen a reco­no­cer los crí­me­nes come­ti­dos serían entre­ga­dos a la justicia.

Esta impu­ni­dad para los crí­me­nes del Apartheid fue una pie­za cla­ve en la tran­si­ción pac­ta­da que nego­ció el CNA y sus socios del PC y la COSATU con la mino­ría racis­ta blan­ca y el imperialismo.

Sólo se juz­ga­rían los casos más “extre­mos” dejan­do un sin­fín de ase­si­nos y tor­tu­ra­do­res impu­nes. Por últi­mo, la comi­sión igua­la­ba las gran­des vio­la­cio­nes de dere­chos huma­nos come­ti­dos por el régi­men con las accio­nes de aque­llos que lo habían com­ba­ti­do, como fue­ron los gru­pos arma­dos que enfren­ta­ron por esa vía al régi­men. Una teo­ría de “los dos demo­nios” que bien cono­ce­mos en muchos otros países.

La Ver­dad Obre­ra /​Extrac­ta­do por La Haine

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