Los comandos se tiran al mar desde un helicóptero y, llegados a la orilla en una canoa neumática, eliminan los enemigos con sus fusiles de asalto, ponen una mina en un depósito y la hacen explotar al repartir en el helicóptero. Los que realizan esta acción no son marines ni miembros de la Marina, sino actores, cantantes, campeones deportivos u hombres de negocios conocidos. Reclutados por la cadena estadounidense NBC para el reality show «Stars Earn Stripes»[1], entrenados y acompañados en la acción por verdaderos comandos, como las Boinas Verdes.
El objetivo del reality, explica la NBC, es el de rendir homenaje a «nuestros héroes» que vuelven de las guerras, mostrando «las increíbles misiones que realizan en la realidad». Cada competidor concursa por una cierta cantidad de dinero, que donará a una asociación en favor de los militares, estimulando a los tele-espectadores a realizar contribuciones en metálico. Pero lo que hace único el reality es la persona que lo dirige: el general Wesley Clark, ex comandante supremo aliado en Europa de 1997 – 2000. Es él el que planifica las misiones de los concursantes, que los guía y los juzga. La experiencia no le falta: fue él quien planificó y dirigió la guerra contra Yugoslavia.
Después de la guerra, Clark ha escrito libros y dado lecciones sobre como «dirigir y ganar la guerra moderna», en base a su experiencia de 1999. Fue la primera guerra realizada por la OTAN en los cincuenta años de su historia, explica Clark, para «poner fin a la depuración étnica de Milosevic contra los albaneses de Kosovo». Una guerra en la que «América [Estados Unidos de América, nota de la traducción] expresó su liderazgo y escogió los objetivos a atacar». Pero el Pentágono la convirtió en «una guerra de la OTAN», implicando a los aliados que efectuaron el 60% de los ataques aéreos. De esta manera, Wesley Clark describe el palimpsesto de otro reality show, mucho más importante que el de la NBC, que el Pentágono difunde sobre las ondas en mundovisión para hacer aparecer como real lo que no lo es, ocultando las causas y los objetivos de la guerra. Para ello tiene dos reglas: focalizar la atención de la opinión pública sobre el enemigo número uno del momento (Milosevic, Ben Laden, Saddam Hussein, Kadafi, Assad, Ahmadinejad) mostrando lo peligroso que es, y por lo tanto lo justo y urgente que es la intervención militar; implicar a los aliados, pero de tal manera que quien lleve la dirección sea siempre Estados Unidos.
En el reality show de la guerra está permitido fabricar «pruebas» contra los enemigos: como las presentadas ante las Naciones Unidas por el Secretario de Estado Colin Powell, el 5 de febrero de 2003, para demostrar que Irak poseía armas biológicas de destrucción masiva. «Pruebas» que más tarde el mismo Powell admitió su falsedad, pidiendo a la CIA y al Pentágono que se explicaran de por qué se le habían proporcionado «informaciones inexactas». Pero además el reality show de la guerra ha pasado a nuevos episodios: ahora se acusa a Irán de querer fabricar armas nucleares (haciendo ver que ignora que Israel las posee desde hace décadas, y que las tiene dirigidas contra Irán y otros países). Programas populares como «Stars Earn Stripes» contribuyen también a alimentar la idea de enemigo y de la necesidad de defenderse. Wesley Clark podría pasar ese programa en Italia, contratando a un figurante de excepción: Massimo d’Alema, que en 1999, cuando era presidente del Consejo, puso las bases y las fuerzas armadas italianas a las órdenes del futuro realizador del reality show «Stars Earn Stripes».
Manlio Dinucci
21 de agosto de 2012
[Traducido del francés por Boltxe kolektiboa.]
[1]Las estrellas ganan su galones. [Nota de la traducción.]