Impe­ria­lis­mo olím­pi­co- Man­lio Dinucci

Entre los equi­pos pre­sen­tes en los Jue­gos Olím­pi­cos de Lon­dres, había uno, mul­ti­na­cio­nal, for­ma­do de perio­dis­tas que, entre­na­dos por los coach polí­ti­cos, des­ta­can en todas las dis­ci­pli­nas de la fal­si­fi­ca­ción. La meda­lla de oro es para los bri­tá­ni­cos, pri­me­ros en el des­cré­di­to de los atle­tas chi­nos, des­cri­tos como «lian­tes, far­sas de la natu­ra­le­za, robots».

Un segun­do des­pués de que la nada­do­ra Ye Shi­wen ganó, la BBC insi­nuó la duda sobre dopa­ge. El Mirror habló de «bru­ta­les fábri­cas de entre­na­mien­to», en las que los atle­tas chi­nos son «cons­trui­dos como autó­ma­tas» con téc­ni­cas «en el lími­te de la tor­tu­ra», y de «atle­tas gené­ti­ca­ma­ne­te modi­fi­ca­dos». La meda­lla de pla­ta la ha gana­do Sole 24 Ore [órgano de pren­sa de la patro­nal ita­lia­na, nota de la tra­duc­ción], su envia­do Colle­da­ni des­cri­be de la siguien­te mane­ra los atle­tas chi­nos: «La mis­ma cabe­za cua­dra­da, la mis­ma con­cen­tra­ción mili­tar, foto­co­pias los unos de los otros, máqui­nas de son­reir, autó­ma­tas sin herois­mo», crea­dos en una cade­na de mon­ta­ga que «pro­du­ce niños como si fue­ran tuer­cas», obli­gán­do­les a esco­ger: «antes que el ham­bre y la pobre­za, mejor la dis­ci­pli­na y el deporte».

Hay en Lon­dres una nos­tal­gia de los bellos años de antes, cuan­do en el siglo XIX los chi­nos eran «cien­tí­fi­ca­men­te» des­cri­tos como «pacien­tes, pero pere­zo­sos y gra­nu­jas»; cuan­do los impe­ria­lis­tas bri­tá­ni­cos inun­da­ban Chi­na con su opio, arrui­nán­do­les y ava­sa­llán­do­les; cuan­do, des­pués que las auto­ri­da­des chi­nas habían prohi­bi­do su uso, Chi­na fue obli­ga­da por la gue­rra a ceder a las poten­cias estran­je­ras (entre ellas Ita­lia) par­tes de su pro­pio terri­to­rio, defi­ni­das como «con­ce­sio­nes»; cuan­do a la entra­da del par­que Huang­pu, en la «con­ce­sión» bri­tá­ni­ca de Shan­gai, se encon­tra­ba el car­tel «Entra­da prohi­bi­da a los perros y a los chinos».

Cuan­do fue libe­ra­da, en 1949, la nue­va Chi­na, no fue reco­no­ci­da por Esta­dos Uni­dos y sus alia­dos, fue exclui­da de los Jue­gos Olím­pi­cos a los que no pudo par­ti­ci­par has­ta 1984. Des­de enton­ces sus éxi­tos depor­ti­vos han ido in cres­cen­do. No es eso lo que preo­cu­pa a las poten­cias occi­den­ta­les, sino el hecho de que Chi­na esté emer­gien­do como poten­cia capaz de desa­fiar el pre­do­mi­nio de Occi­den­te a esca­la mun­dial. Es emble­má­ti­co que inclu­so los uni­for­mes del equi­po esta­dou­ni­den­se en los Jue­gos Olím­pi­cos sean made in Chi­na. A par­tir de 2014 sólo se uti­li­za­rán los de made in Ame­ri­ca, ha pro­me­ti­do el Comi­té Olím­pi­co esta­dou­ni­den­se, orga­ni­za­ción «sin lucro» finan­cia­da por las mul­ti­na­cio­na­les, que, con las miga­jas de lo que obtie­nen de la explo­ta­ción de los recur­sos huma­nos y mate­ria­les de Asia, Áfri­ca y Amé­ri­ca Lati­na, finan­cian el reclu­ta­mien­to de atle­tas de estas regio­nes para hacer­les des­fi­lar bajo la ban­de­ra este­la­da. Chi­na al con­tra­rio con­si­de­ra «el depor­te como una gue­rra sin uti­li­za­ción de armas», acu­sa el Mirror. Igno­ran­do que la ban­de­ra olímn­pi­ca fue alza­da por los mili­ta­res bri­tá­ni­cos, que ha uti­li­za­do sus armas en gue­rras de agre­sión. Chi­na es la últi­ma a tener «atle­tas de Esta­do», acu­sa Il Sole 24 Ore. Igno­ran­do que, de los 290 olím­pi­cos ita­lia­nos, 183 son emplea­dos del Esta­do, en sus fuer­zas arma­das, pues­to que son las úni­cas (a tra­vés de una elec­ción con­cre­ta) que les per­mi­te dedi­car­se com­ple­ta­men­te al depor­te. Una mili­ta­ri­za­ción del depor­te, que el minis­tro Di Pao­la lla­ma «bino­mio depor­te-vida mili­tar, fun­da­do en la éti­ca com­par­ti­da, carac­te­rís­ti­ca de la per­te­nen­cia a un cuer­po mili­tar y a un gru­po depor­ti­vo».

Enton­ces no es una gue­rra lo que hay en Libia, sino un entre­na­mien­to para los jue­gos Olímpicos.
Man­lio Dinucci

7 de agos­to de 2012

Il Mani­fies­to

[Tra­du­ci­do del fran­cés por Boltxe kolektiboa.]

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