En la som­bra de Hiroshi­ma- Noam Chomsky

El 6 de agos­to, ani­ver­sa­rio de Hiroshi­ma, debe­ría ser un día de refle­xión som­bría, no sólo acer­ca de los suce­sos terri­bles de esa fecha en 1945, sino tam­bién sobre lo que reve­la­ron: que los seres huma­nos, en su dedi­ca­da bús­que­da de medios para aumen­tar su capa­ci­dad de des­truc­ción, final­men­te habían logra­do encon­trar una for­ma de acer­car­se al lími­te final.

Los actos en memo­ria de ese día tie­nen un sig­ni­fi­ca­do espe­cial este año. Tie­nen lugar poco antes del 50 ani­ver­sa­rio del momen­to más peli­gro­so en la his­to­ria huma­na, en pala­bras de Arthur M. Schle­sin­ger Jr, his­to­ria­dor y ase­sor de John F. Ken­nedy, al refe­rir­se a la cri­sis de los misi­les cubanos.

Graham Alli­son escri­be en la edi­ción actual de Foreign Affairs que Ken­nedy orde­nó accio­nes que él sabía aumen­ta­rían el ries­go no sólo de una gue­rra con­ven­cio­nal, sino tam­bién de un enfren­ta­mien­to nuclear, con una pro­ba­bi­li­dad que él creía de qui­zá 50 por cien­to, cálcu­lo que Alli­son con­si­de­ra rea­lis­ta. Ken­nedy decla­ró una aler­ta nuclear de alto nivel que auto­ri­za­ba a avio­nes de la OTAN, tri­pu­la­dos por pilo­tos tur­cos (u otros), a des­pe­gar, volar a Mos­cú y dejar caer una bom­ba.

Nadie estu­vo más asom­bra­do por el des­cu­bri­mien­to de los misi­les en Cuba que los hom­bres encar­ga­dos de misi­les simi­la­res que Esta­dos Uni­dos había empla­za­do clan­des­ti­na­men­te en Oki­na­wa seis meses antes, segu­ra­men­te apun­ta­dos hacia Chi­na, en momen­tos de cre­cien­te tensión.

Ken­nedy lle­vó al pre­si­den­te sovié­ti­co Niki­ta Krushov has­ta el bor­de mis­mo de la gue­rra nuclear y él se aso­mó des­de el bor­de y no tuvo estó­ma­go para eso, según el gene­ral David Bur­chi­nal, en ese enton­ces alto ofi­cial del per­so­nal de pla­nea­ción del Pentágono.

Uno no pue­de con­tar siem­pre con tal cor­du­ra. Krushov acep­tó una fór­mu­la plan­tea­da por Ken­nedy ponien­do fin a la cri­sis que esta­ba a pun­to de con­ver­tir­se en gue­rra. El ele­men­to más audaz de la fór­mu­la, escri­be Alli­son, era una con­ce­sión secre­ta que pro­me­tía la reti­ra­da de los misi­les esta­du­ni­den­ses en Tur­quía en un pla­zo de seis meses des­pués de que la cri­sis que­da­ra con­ju­ra­da. Se tra­ta­ba de misi­les obso­le­tos que esta­ban sien­do rem­pla­za­dos por sub­ma­ri­nos Pola­ris, mucho más letales.

En pocas pala­bras, inclu­so corrien­do el alto ries­go de una gue­rra de inima­gi­na­ble des­truc­ción, se con­si­de­ró nece­sa­rio refor­zar el prin­ci­pio de que Esta­dos Uni­dos tie­ne el dere­cho uni­la­te­ral de empla­zar misi­les nuclea­res en cual­quier par­te, algu­nos apun­tan­do a Chi­na o a las fron­te­ras de Rusia, que pre­via­men­te no había colo­ca­do misi­les fue­ra de la URSS. Se han ofre­ci­do jus­ti­fi­ca­cio­nes, por supues­to, pero no creo que sopor­ten un aná­li­sis. Como prin­ci­pio acom­pa­ñan­te de esto esta­ba que Cuba no tenía dere­cho de poseer misi­les para su defen­sa con­tra lo que pare­cía ser una inva­sión inmi­nen­te de Esta­dos Unidos.

Los pla­nes para los pro­gra­mas terro­ris­tas de Ken­nedy, Ope­ra­ción man­goo­se (man­gos­ta), esta­ble­cían una revuel­ta abier­ta y el derro­ca­mien­to del régi­men comu­nis­ta en octu­bre de 1962, mes de la cri­sis de los misi­les, con el reco­no­ci­mien­to de que el éxi­to final reque­ri­rá de una inter­ven­ción deci­si­va de Esta­dos Uni­dos.

Las ope­ra­cio­nes terro­ris­tas con­tra Cuba son des­car­ta­das habi­tual­men­te por los comen­ta­ris­tas como tra­ve­su­ras insig­ni­fi­can­tes de la CIA. Las víc­ti­mas, como es de supo­ner­se, ven las cosas de una for­ma bas­tan­te dife­ren­te. Al menos pode­mos oír sus pala­bras en Voces des­de el otro lado: Una his­to­ria oral del terro­ris­mo con­tra Cuba, de Keith Bolender.

Los suce­sos de octu­bre de 1962 son amplia­men­te acla­ma­dos como la mejor hora de Ken­nedy. Alli­son los ofre­ce como una guía sobre cómo res­tar peli­gro a con­flic­tos, mane­jar las rela­cio­nes de las gran­des poten­cias y tomar deci­sio­nes acer­ta­das acer­ca de la polí­ti­ca exte­rior en gene­ral. En par­ti­cu­lar, los con­flic­tos actua­les con Irán y China.

El desas­tre estu­vo peli­gro­sa­men­te cer­ca en 1962 y no ha habi­do esca­sez de gra­ves ries­gos des­de enton­ces. En 1973, en los últi­mos días de la gue­rra ára­be-israe­lí, Henry Kis­sin­ger lan­zó una aler­ta nuclear de alto nivel. India y Pakis­tán han esta­do muy cer­ca de un con­flic­to ató­mi­co. Ha habi­do innu­me­ra­bles casos en los que la inter­ven­ción huma­na abor­tó un ata­que nuclear momen­tos antes del lan­za­mien­to de misi­les por infor­mes fal­sos de sis­te­mas auto­ma­ti­za­dos. Hay mucho en que pen­sar el 6 de agosto.

Alli­son se une a muchos otros al con­si­de­rar que los pro­gra­mas nuclea­res de Irán son la cri­sis actual más seve­ra, un desa­fío aún más com­ple­jo para los for­mu­la­do­res de polí­ti­ca de Esta­dos Uni­dos que la cri­sis de los misi­les cuba­nos, debi­do a la ame­na­za de un bom­bar­deo israe­lí. La gue­rra con­tra Irán está ya en pro­ce­so, inclu­yen­do el ase­si­na­to de cien­tí­fi­cos y pre­sio­nes eco­nó­mi­cas que han lle­ga­do al nivel de gue­rra no decla­ra­da, según el cri­te­rio de Gary Sick, espe­cia­lis­ta en Irán. Hay un gran orgu­llo acer­ca de la sofis­ti­ca­da ciber­gue­rra diri­gi­da con­tra Irán.

El Pen­tá­gono con­si­de­ra la ciber­gue­rra como acto de gue­rra, que auto­ri­za al blan­co a res­pon­der median­te el empleo de fuer­za mili­tar tra­di­cio­nal, infor­ma The Wall Street Jour­nal. Con la excep­ción usual: no cuan­do Esta­dos Uni­dos o un alia­do es el que la lle­va a cabo. La ame­na­za ira­ní ha sido defi­ni­da por el gene­ral Gio­ra Eiland, uno de los máxi­mos pla­ni­fi­ca­do­res mili­ta­res de Israel, “uno de los pen­sa­do­res más inge­nio­sos y pro­lí­fi­cos que (las fuer­zas mili­ta­res israe­líes) han pro­du­ci­do. De las ame­na­zas que defi­ne, la más creí­ble es que cual­quier enfren­ta­mien­to en nues­tras fron­te­ras ten­drá lugar bajo un para­guas nuclear ira­ní.

En con­se­cuen­cia, Israel podría ver­se obli­ga­do a recu­rrir a la fuer­za. Eiland está de acuer­do con el Pen­tá­gono y los ser­vi­cios de inte­li­gen­cia de Esta­dos Uni­dos, que con­si­de­ran la disua­sión como la mayor ame­na­za que Irán plan­tea. La actual esca­la­da de la gue­rra no decla­ra­da con­tra Irán aumen­ta la ame­na­za de una gue­rra acci­den­tal en gran esca­la. Algu­nos peli­gros fue­ron ilus­tra­dos el mes pasa­do, cuan­do un bar­co esta­du­ni­den­se, par­te de la enor­me fuer­za mili­tar en el Gol­fo, dis­pa­ró con­tra una peque­ña nave de pes­ca, matan­do a un miem­bro de la tri­pu­la­ción india e hirien­do a otros tres.

No se nece­si­ta­ría mucho para ini­ciar otra gue­rra impor­tan­te. Una for­ma sen­sa­ta de evi­tar las temi­das con­se­cuen­cias es bus­car la meta de esta­ble­cer en Orien­te Medio una zona libre de armas de des­truc­ción masi­va y todos los misi­les nece­sa­rios para su lan­za­mien­to, y el obje­ti­vo de una prohi­bi­ción glo­bal sobre armas quí­mi­cas ‑lo que es el tex­to de la reso­lu­ción 689 de abril de 1991 del Con­se­jo de Segu­ri­dad, que Esta­dos Uni­dos y la Gran Bre­ta­ña invo­ca­ron en su esfuer­zo por crear un tenue cober­tu­ra para su inva­sión de Iraq, 12 años después.

Esa meta ha sido un obje­ti­vo ára­be-ira­ní des­de 1974 y para estos días tie­ne un apo­yo glo­bal casi uná­ni­me, al menos formalmente.

Una con­fe­ren­cia inter­na­cio­nal para deba­tir for­mas de lle­var a cabo tal tra­ta­do pue­de tener lugar en diciem­bre. Es impro­ba­ble el pro­gre­so, a menos que haya un apo­yo públi­co masi­vo en Occi­den­te. De no com­pren­der­se la impor­tan­cia de esta opor­tu­ni­dad se alar­ga­rá una vez más la fúne­bre som­bra que ha oscu­re­ci­do el mun­do des­de aquel terri­ble 6 de agosto.

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