¿Cons­truir el socia­lis­mo sin des­pre­ciar el capi­ta­lis­mo?- Un grano de maiz

¿Construir el socialismo sin despreciar el capitalismo?

Una res­pues­ta afir­ma­ti­va a la inte­rro­gan­te del títu­lo, cal­ma­ría el des­aso­sie­go de muchos que no duer­men tra­tan­do de pasar el came­llo por el ojo de la agu­ja. Los que así pien­san segui­rán con insom­nio y le harán un gran daño al camino revo­lu­cio­na­rio, los que inten­ten esta mez­cla pue­den ter­mi­nar en dos labe­rin­tos paté­ti­cos: Uno, fal­si­fi­car al Socia­lis­mo, des­po­jar­lo de su fuer­za libe­ra­do­ra y cons­truc­to­ra, con­ver­tir­lo en un adje­ti­vo que lle­va por den­tro al capi­ta­lis­mo sal­va­je, infa­li­ble­men­te lo lle­va­rá a esta­llar en un mar de con­tra­dic­cio­nes socia­les que la far­sa no podrá resolver.

El otro, cons­truir a duras penas un híbri­do, una mez­cla de dos sis­te­mas anta­gó­ni­cos, inexo­ra­ble­men­te ter­mi­na­rá por ser devo­ra­do por el sis­te­ma más anti­guo, el más arrai­ga­do en el incon­cien­te colec­ti­vo, el capitalismo.

¿Por qué no es posi­ble cons­truir el Socia­lis­mo en con­vi­ven­cia con el capitalismo?

Un sis­te­ma social es en esen­cia una con­cien­cia sus­ten­ta­da en una rela­ción eco­nó­mi­ca. De aquí se des­pren­de que la lucha polí­ti­ca, la lucha revo­lu­cio­na­ria, es una lucha por la con­cien­cia de las mayo­rías, el terri­to­rio de la con­fron­ta­ción es la con­cien­cia, lo demás está subor­di­na­do a este objetivo.

Aho­ra bien, la con­cien­cia y las rela­cio­nes de pro­pie­dad están entre­la­za­das, se exis­ten mutua­men­te, lo que sig­ni­fi­ca, por ejem­plo, que no podía exis­tir con­cien­cia escla­vis­ta sin rela­ción de pro­pie­dad esclavista.

Así mis­mo pasa con el capi­ta­lis­mo, gene­ra una con­cien­cia del egoís­mo, del con­su­mis­mo que lo sus­ten­ta, una con­cien­cia ins­ta­la­da, arrai­ga­da con una fuer­za úni­ca en la his­to­ria de la humanidad.

Por lo tan­to, pen­sar en la con­vi­ven­cia del Socia­lis­mo con el capi­ta­lis­mo, en un híbri­do como un sis­te­ma social via­ble, es un dis­pa­ra­te, una tram­pa refor­mis­ta y el sui­ci­dio de la Revolución.

No se pue­de pre­ten­der supe­rar un sis­te­ma sin ata­car­lo, sin des­ca­li­fi­car­lo, por dañino, mate­rial y moral­men­te, sin evi­den­ciar­lo como inacep­ta­ble. Esto nos lo ense­ña El Liber­ta­dor cuan­do al cali­fi­car la escla­vi­tud, dice:

“La infrac­ción de todas las leyes es la escla­vi­tud. La ley que la con­ser­va­ra sería la más sacrí­le­ga. ¿Qué dere­cho se ale­ga­ría para su con­ser­va­ción? Míre­se este deli­to por todos los aspec­tos, y no me per­sua­do que haya un solo boli­viano tan depra­va­do que pre­ten­da legi­ti­mar la más insig­ne vio­la­ción de la dig­ni­dad huma­na. ¡Un hom­bre poseí­do por otro! ¡Un hom­bre pro­pie­dad! ¡Una ima­gen de Dios pues­ta al yugo como el bruto!”

Podría­mos, sin pecar, sus­ti­tuir en las pala­bras de Bolí­var, escla­vi­tud por capi­ta­lis­mo, por­que qué es el capi­ta­lis­mo sino la más insig­ne vio­la­ción de la dig­ni­dad huma­na, don­de unos hom­bres, los capi­ta­lis­tas, son pro­pie­ta­rios del tiem­po, de la vida de otros hom­bres, los tra­ba­ja­do­res. ¡El capi­ta­lis­mo es una escla­vi­tud más refinada!

Fácil­men­te se com­pren­de que no se pue­de cons­truir el Socia­lis­mo sin ata­car, sin des­pre­ciar al capi­ta­lis­mo, pre­ten­der ese absur­do es trun­car a la Revo­lu­ción , por­que una Revo­lu­ción fren­te al mons­truo capi­ta­lis­ta si se detie­ne inexo­ra­ble­men­te fracasa.

¡Socia­lis­tas autén­ti­cos y anticapitalistas!

¡Con Chá­vez Resteaos!

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