La cul­tu­ra de la sub­ven­ción, la pro­fe­sio­na­li­za­ción y el libe­ra­do- Borro­ka Garaia

Pare­ce que en Eus­kal Herria ya no se pue­de hacer nada impor­tan­te si no te sub­ven­cio­na alguien. La cul­tu­ra de la auto­ges­tión, el auzo­lan, el tra­ba­jo desin­te­re­sa­do, lo mili­tan­te, está en cier­ta mane­ra de capa caí­da o diga­mos con una cri­sis de identidad.

Es difi­cil encon­trar sitios web sin el escu­do de algu­na ins­ti­tu­ción o lle­nos de anun­cios publi­ci­ta­rios de empre­sas. Es difi­cil encon­trar gen­te que escri­ba por­que sí, sin que alguien le pague por ello. Y cuan­do se encuen­tran lo más pro­ba­ble es que estén bas­tan­te invisibilizados.

¿Cuán­tos movi­mien­tos cul­tu­ra­les o socia­les han pasa­do a ser empre­sas?. ¿Cuán­ta gen­te vive gra­cias a la defen­sa de esto o lo otro?. ¿Es posi­ble hoy en día la crea­ción cul­tu­ral y social sin un che­que?. ¿Sería posi­ble dis­po­ner de un perió­di­co sin pro­fe­sio­na­les?. ¿De una pelí­cu­la?. ¿De una tele­vi­sión?. ¿Pue­den vivir las orga­ni­za­cio­nes sin libe­ra­dos?. ¿Es éti­co cobrar dine­ro por la cau­sa?, ¿Cuán­do sí y cuán­do no?. ¿Se nece­si­ta dine­ro para todo?, ¿Segu­ro?. ¿Está lo sufi­cien­te­men­te valo­ra­do y reco­no­ci­do el tra­ba­jo de base?.

Muchas pre­gun­tas, y es que ayer hablan­do con una com­pa me comen­ta­ba que había difi­cul­ta­des para dis­tri­buir cier­to mate­rial debi­do al pre­cio de la gaso­li­na. Lo cual me dio pie para sol­tar un chis­te retro que al final no hice. Y es que en algu­nas cosas se avan­za y en otras pare­ce que hay más difi­cul­ta­des. ¿Será la socie­dad la que esté cam­bian­do o sere­mos nosotros?.

Una de las pri­me­ras veces que me retu­vie­ron por pegar car­te­les lo hicie­ron varios poli­cías de pai­sano que debían ser en esa épo­ca tan nova­tos como noso­tros. Y es que les dio por hacer­nos un peque­ño inte­rro­ga­to­rio en el que nos pre­gun­ta­ron (todo serios) a ver cuan­to dine­ro nos habían paga­do por pegar los car­te­les y por cuan­tos pue­blos los había­mos colo­ca­do. Lo sor­pren­den­te fue que mi com­pa­ñe­ro (todo serio tam­bién), les empe­zó a sol­tar una lis­ta inter­mi­na­ble de loca­li­da­des que abar­ca­ban prác­ti­ca­men­te todo el herrial­de e inclu­so se aden­tra­ban en otros, mien­tras uno de los poli­cías con mucha aten­ción iba apun­tan­do todos los luga­res en la libre­ti­lla que habia saca­do y yo obser­va­ba per­ple­jo la situa­ción kaf­kia­na y los cono­ci­mien­tos geo­grá­fi­cos de mi cole­ga que ade­más sin pes­ta­ñear les dijo que tenía­mos un suel­do digno por rea­li­zar tal menester.

Y es que a veces lo que pare­ce cien­cia-fic­ción se va acer­can­do a la reali­dad aun­que sea len­ta­men­te y no nos demos cuen­ta de ello. Qui­zás ha lle­ga­do el momen­to de vol­ver a los orí­ge­nes, y recu­pe­rar ese espí­ri­tu del do it your­self asam­blea­rio y popu­lar, base de la mayo­ría de todo lo bueno que se ha con­se­gui­do levan­tar en este país y que una vez levan­ta­do poco a poco se va dele­gan­do no se sabe cómo ni exac­ta­men­te en qué.

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