Lucha ins­ti­tu­cio­nal, sí; movi­mien­tos popu­la­res, también

A últi­ma hora de hoy, 20 de junio, se ha hecho públi­ca la noti­cia de la lega­li­za­ción de Sor­tu por par­te del Tri­bu­nal Cons­ti­tu­cio­nal español.

Esta noti­cia que es una bue­na noti­cia tan­to para la Izquier­da Aber­tza­le como para Eus­kal Herria se debe­ría coger con cau­te­la como todos los suce­sos polí­ti­cos que suce­den en este país.

Tras la lega­li­za­ción de Sor­tu y la excul­pa­ción de los pro­mo­to­res de D3M y Aska­ta­su­na, vemos que las ile­ga­li­za­cio­nes de TODAS las orga­ni­za­cio­nes y par­ti­dos polí­ti­cos así como los cie­rres de los medios de comu­ni­ca­ción vas­cos (perió­di­cos, revis­tas, radios) lle­va­das a cabo por el super juez jus­ti­cie­ro Bal­ta­sar Gar­zón en el año 1998, han sido deci­sio­nes toma­das por el Esta­do. Una expre­sión de esta deci­sión de inten­tar aca­bar con la lucha del pue­blo vas­co y del MLNV la dio José María Aznar cuan­do dijo la famo­sa sobre Egin de: «Pen­sa­ban que no nos íba­mos a atre­ver». Y se que­dó tan tranquilo.

Son­ro­ja, cuan­do no aver­güen­za, el silen­cio y la pre­po­ten­cia con la que los polí­ti­cos regio­na­lis­tas del PNV y de otras orga­ni­za­cio­nes y par­ti­dos han actua­do duran­te todos estos últi­mos años, en los que sabien­do que las razo­nes eran polí­ti­cas y no judi­cia­les, han aca­ta­do y se han apro­ve­cha­do todo lo que han podi­do de las ile­ga­li­za­cio­nes, para que­dar­se en el poder sabien­do que ocu­pa­ban esca­ños, con­ce­ja­lías y alcal­días que no les corres­pon­día, pero todo es bueno para lle­nar­se los bolsillos.

A pesar de la lega­li­za­ción de Sor­tu, el Esta­do espa­ñol sigue apli­can­do de for­ma sis­te­má­ti­ca la vio­len­cia en las calles de las ciu­da­des y pue­blos vas­cos. Se ha incre­men­ta­do la pre­sen­cia de la Guar­dia Civil de for­ma ruti­na­ria en dife­ren­tes pun­tos en for­ma de con­tro­les, en las últi­mas deten­cio­nes se han denun­cian­do tor­tu­ras, la Ertzain­tza dis­pa­ra a matar en fes­ti­vi­da­des depor­ti­vas, un ejem­plo es la muer­te de Caba­cas, y así podía­mos seguir con una lar­ga lis­ta. Todo esto debe ense­ña­nos que la lega­li­za­ción de Sor­tu, la excul­pa­ción de los pro­mo­to­res de D3M y de Aska­ta­su­na, no deben ocul­tar­nos que los tri­bu­na­les espa­ño­les siguen ade­lan­te con su papel repre­sor de la volun­tad del pue­blo vas­co. Sin ir más lejos, hoy, 20 de junio, la Audien­cia nacio­nal ha con­de­na­do a un vecino de Bil­bo a un año de cár­cel por la colo­ca­ción de foto­gra­fías de pre­sos polí­ti­cos vas­cos. La vio­len­cia del Esta­do espa­ñol con­ti­núa al mis­mo rit­mo que siem­pre, así como la del Esta­do fran­cés con las múl­ti­ples deten­cio­nes de mili­tan­tes vascos.

Sor­tu se plan­tea rea­li­zar un tra­ba­jo ins­ti­tu­cio­na­les, y eso está bien, pero no hemos de per­der de vis­ta que el tra­ba­jo ins­ti­tu­cio­nal (¿lucha ins­ti­tu­cio­nal?) debe ser un aspec­to más de la lucha de un pue­blo por su liber­tad, ya lo decía Rosa Luxemburg:

«El terreno de la lega­li­dad bur­gue­sa del par­la­men­ta­ris­mo no es sola­men­te un cam­po de domi­na­ción para la cla­se capi­ta­lis­ta, sino tam­bién un terreno de lucha, sobre el cual tro­pie­zan los anta­go­nis­mos entre pro­le­ta­ria­do y bur­gue­sía. Pero del mis­mo modo que el orden legal para la bur­gue­sía no es más que una expre­sión de su vio­len­cia, para el pro­le­ta­ria­do la lucha par­la­men­ta­ria no pue­de ser más que la ten­den­cia a lle­var su pro­pia vio­len­cia al poder. Si detrás de nues­tra acti­vi­dad legal y par­la­men­ta­ria no está la vio­len­cia de la cla­se obre­ra, siem­pre dis­pues­ta a entrar en acción en el momen­to opor­tuno, la acción par­la­men­ta­ria de la social­de­mo­cra­cia se con­vier­te en un pasa­tiem­po tan espi­ri­tual como extraer agua con una espu­ma­de­ra. Los aman­tes del rea­lis­mo, que sub­ra­yan los “posi­ti­vos éxi­tos” de la acti­vi­dad par­la­men­ta­ria de la social­de­mo­cra­cia para uti­li­zar­los como argu­men­tos con­tra la nece­si­dad y la uti­li­dad de la vio­len­cia en la lucha obre­ra, no notan que esos éxi­tos, por más ínfi­mos que sean, sólo pue­den ser con­si­de­ra­dos como los pro­duc­tos del efec­to invi­si­ble y laten­te de la violencia».

El pue­blo tra­ba­ja­dor vas­co debe tener pre­sen­te las ense­ñan­zas de esta mili­tan­te comunista.

Boltxe kolek­ti­boa

Eus­kal Herria, 20 de junio de 2012

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