El cuen­to de los dere­chos labo­ra­les- Mikel Arizaleta

Una vez más de mane­ra clan­des­ti­na Gün­ter Wall­raff se ha cola­do en la empre­sa ale­ma­na repar­ti­do­ra de paque­tes GLS. Sus resul­ta­dos por des­gra­cia no sue­nan hoy dema­sia­do escan­da­lo­sos, y no por­que no lo sean, que los son, ni tam­po­co por­que Wall­raff no haya expli­ca­do bien el tema, sino por­que las con­di­cio­nes labo­ra­les en nues­tros días aten­tan a menu­do y de mane­ra bas­tan­te gene­ral con­tra los dere­chos humanos.

A Gün­ter Wall­raff, a este perio­dis­ta de Colo­nia de 69 años, hay que agra­de­cer­le una vez más que de mane­ra sen­ci­lla y efec­ti­va haya inda­ga­do en un sec­tor del mun­do labo­ral ale­mán, que pade­ce opre­sión y des­pre­cio. Por eso nues­tro aplau­so y nues­tro agra­de­ci­mien­to. La pre­gun­ta es ¿por qué de nue­vo él y no tam­bién otros? ¿Dón­de se escon­den estos perio­dis­tas osa­dos, capa­ces de poner al des­cu­bier­to la pon­zo­ña empre­sa­rial que se encie­rra cuan­do menos en sec­to­res impor­tan­tes de explo­ta­ción huma­na? ¿Dón­de sus voces y su liber­tad? ¿Para cuán­do su pluma?

Recal­ca Ruth Sch­nee­ber­ger en el Süd­deuts­che Zei­tung que, una vez más, Wall­raff expli­ca al ciu­da­dano por qué y cómo en esta socie­dad actual se sigue piso­tean­do y sal­tan­do a la tore­ra de modo sis­te­má­ti­co los dere­chos huma­nos de los tra­ba­ja­do­res, cómo deter­mi­na­dos gru­pos de pobla­ción y mino­rías se ven saquea­dos y explo­ta­dos. Son rela­tos de denun­cia real, que engan­chan, inci­tan y conmueven.

De nue­vo Wall­raff y un ramo cuya misión es el repar­to de paque­te­ría. Sin que le des­cu­brie­ran se colo­có en la empre­sa ale­ma­na de repar­to GLS y ha hecho una des­crip­ción de lo encon­tra­do con tra­ba­ja­do­res actua­les y anti­guos que con nom­bre, ape­lli­do y foto ates­ti­guan lo narra­do por Wall­raff: en los ser­vi­cios de repar­to como éste de GLS las con­di­cio­nes de tra­ba­jo de los obre­ros se ase­me­jan a un com­por­ta­mien­to que podría­mos deno­mi­nar­lo de escla­vi­tud moder­na. Jor­na­das no infe­rio­res a 12 horas, sin pau­sas ni des­can­sos, horas extra­or­di­na­rias no abo­na­das, tra­ba­jos cor­po­ra­les fati­go­sos, estrés per­ma­nen­te, y todo ello ade­re­za­do con sala­rios dum­ping que osci­lan entre tres y cin­co euros a la hora. “No es vida, es una tor­tu­ra”. Y esto en la Ale­ma­nia actual.

Tras varios meses reco­gien­do infor­ma­ción (sola­pa­do, “no hubo dios que me reco­no­cie­ra, pero es que a un cria­do y de buzo nadie le mira a la cara”) con micró­fono y cáma­ra ha cons­ta­ta­do las con­di­cio­nes labo­ra­bles que a estos tra­ba­ja­do­res les arrui­na su salud físi­ca, psi­co­ló­gi­ca y finan­cie­ra; Wall­raff lo des­cri­be como “desolla­de­ro humano sistemático”.

Y es que no sólo los con­duc­to­res tie­nen que penar su inter­mi­na­ble tra­ba­jo en el repar­to de paque­tes con pro­ble­mas psí­qui­cos y cor­po­ra­les, es que sus jefes toda­vía están peor por­que son empre­sa sub­con­tra­ta­da, autó­no­mos pero sólo en apa­rien­cia y garan­tes per­so­na­les, impul­sa­dos y con­du­ci­dos por la empre­sa madre de mane­ra pla­ni­fi­ca­da median­te un catá­lo­go de mul­tas a la insol­ven­cia en cuan­to no obten­gan las ganan­cias desea­das. Asen­ta­dos con sus fami­lias sobre un mon­tón de deu­das mien­tras que las mul­ti­na­cio­na­les mul­ti­mi­llo­na­rias, que ope­ran a lo lar­go y ancho de Euro­pa y cuyo nego­cio se basa en el repar­to a domi­ci­lio de clien­tes pri­va­dos, hacen su agos­to a cos­ta de las espal­das y cos­ti­llas de los tra­ba­ja­do­res. El ries­go empre­sa­rial GLS lo tras­pa­sa y lo hace recaer en las empre­sas sub­con­tra­ta­das. Aquí no se pue­de hablar de liber­tad empre­sa­rial sino de tan sólo de una auto­no­mía apa­ren­te, de una supues­ta auto­no­mía que en la prác­ti­ca resul­ta ser mano al cuello.

Anti­guos tra­ba­ja­do­res con deu­das colo­sa­les les ha hecho Wall­raff rela­tar su situa­ción deses­pe­ra­da. Todos sin excep­ción son padres de fami­lia, muchos de ellos comen­za­ron al prin­ci­pio como con­duc­to­res en GLS. Uno de ellos, de 23 años, se encon­tró en su via­je mati­nal con la muer­te, en el alma­cén. Supues­ta cau­sa: ago­ta­do; según el Con­se­jo Ale­mán de Segu­ri­dad Vial en los acci­den­tes mor­ta­les en las auto­pis­tas ale­ma­nas uno da cada cua­tro es cau­sa­do por sue­ño o agotamiento.

El pro­ble­ma es que el ramo de dis­tri­bu­ción de paque­tes no es el úni­co que simu­la auto­no­mía y pro­mo­cio­na suel­dos de dum­ping. Es posi­ble que las cir­cuns­tan­cias en este sec­tor sean espe­cia­les, pero para Walla­raff exis­te un pro­ble­ma generacional.Los pará­me­tros que rigen las con­di­cio­nes del mun­do labo­ral pro­vie­nen en par­te de un mun­do en el que los sin­di­ca­tos, los con­flic­tos labo­ra­les y sus deman­das tenían vigen­cia, valor y con­si­de­ra­ción entre la mayor par­te de la pobla­ción tra­ba­ja­do­ra: Jor­na­da labo­ral de 8 horas, pau­sas y des­can­sos pres­cri­tos…, se res­pe­ta­ba en Alemania.

Hoy por des­gra­cia la reali­dad vivi­da en gran­des sec­to­res y ramos del mun­do labo­ral dis­ta mucho de esta ima­gen y esto des­de hace tiem­po. Para muchos lec­to­res esta explo­ta­ción del tra­ba­ja­dor, des­cri­ta por el perio­dis­ta Wall­raff y expues­ta de modo dra­má­ti­ca­men­te real, en modo alguno les resul­ta tan extra­ña y rara. La sufren ellos. Este escán­da­lo es gene­ral, se extien­de por otros muchos ramos del mun­do labo­ral moderno. Diría­mos que es lo que hay: Auto­no­mía apa­ren­te, horas extras no abo­na­das, tra­ba­jo noc­turno no paga­do como tal, ausen­cia de pues­tos fijos, caren­cia de pla­ni­fi­ca­ción en la carre­ra pro­fe­sio­nal, fal­ta de pers­pec­ti­vas, sala­rio de dum­ping, no se valo­ra el tra­ba­jo como tal, un pues­to de tra­ba­jo en el aire, fle­xi­ble, inse­gu­ro… Muchos jóve­nes duran­te años en pues­tos de prác­ti­cas, tra­ba­ja­do­res por su cuen­ta, eter­nos aspi­ran­tes a pues­tos espe­cia­les como ayu­dan­tes, como aca­dé­mi­cos, como cabe­zas crea­ti­vas y con ideas, como gen­te no espe­cia­li­za­da…, son muchos los que cono­cen y sufren estas con­di­cio­nes labo­ra­bles…, y no por­que sean idio­tas o carez­can de cono­ci­mien­tos sino por fal­ta de alternativas.

El sec­tor de la dis­tri­bu­ción de paque­tes, expues­to por Wall­raff, resul­ta ajus­ta­do y cla­ri­fi­ca­dor. Aquí se aúnan y visua­li­zan muchos de los pro­ble­mas ile­ga­les e ilí­ci­tos que aque­jan al tra­ba­ja­dor, y que se acep­tan con resig­na­ción: car­ga exce­si­va de tra­ba­jo, explo­ta­ción finan­cie­ra sis­te­má­ti­ca, auto­no­mía apa­ren­te, fal­ta de aten­ción, saqueo del débil en la empre­sa, bur­la y vis­ta gor­da inten­cio­na­da de ins­pec­to­res, empu­je de innu­me­ra­bles sub­con­tra­tis­tas a la insol­ven­cia, tri­qui­ñue­las, pre­sión sobre el tra­ba­ja­dor, con­di­cio­nes dra­co­nia­nas que no apa­re­cen en con­tra­to pero sí en la prác­ti­caY muchos tra­ba­ja­do­res al bor­de del colap­so físi­co, cor­po­ral o finan­cie­ro…, gene­ra­do por este sis­te­ma de obten­ción de ganan­cias sin tener en cuen­ta al com­pa­ñe­ro de tra­ba­jo. Y esto es y sigue sien­do algo inaudito.

Wall­raff pone una vez más y de mane­ra cla­ra el dedo en la lla­ga. Y bueno sería que pon fin suce­die­ra algo gor­do. El pro­ble­ma es de cala­do. El capi­ta­lis­mo y la men­ta­li­dad com­pe­ten­cial nos aho­gan, nos aga­rran por el cue­llo de tal mane­ra que pare­ce que de hecho admi­ti­mos la situa­ción, que esta­mos dis­pues­tos a arrostrarla.Una situa­ción labo­ral que está zaran­dean­do a mucha gen­te y que, por tan­to, pue­de hacer cam­biar muchas cosas en nues­tra socie­dad. Y para que cam­bien las con­di­cio­nes labo­ra­les tene­mos que cam­biar tam­bién nosotros.

¡Manos a la obra!

Mikel Ari­za­le­ta

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