Con­ver­sa­cio­nes con egitxus- Borro­ka Garaia

No se por­que razón, a cuen­ta de los exabrup­tos de Urku­llu hacien­do los coros a los car­ce­le­ros espa­ño­les en rela­ción al comu­ni­ca­do del EPKK, me ha traí­do a la memo­ria aque­llas con­ver­sa­cio­nes que solía tener con un mili­tan­te de EGI. Un egitxu, vamos. Las ostias dia­léc­ti­cas a veces casi aca­ba­ban en lite­ra­les cuan­do toca­ba­mos el tema de entre los temas y mono­te­ma. La san­gre nun­ca lle­ga­ba al rio pero casi.

Espe­cial­men­te recuer­do aquel día en un cam­po de fút­bol espa­ñol cuan­do toda la gra­da al uní­sono gri­ta­ba – ¡ase­si­nos!, ¡ase­si­nos!- a los pocos cien­tos de afi­cio­na­dos vas­cos que nos había­mos reu­ni­do allí, mien­tras que que­ma­ban una iku­rri­ña y la poli­cía nacio­nal cada 15 minu­tos se lia­ba a palos con­tra noso­tros, des­can­sa­ban, se reían y vol­vían a dar­nos. No se si sería por la ten­sión del momen­to o por la sen­sa­ción de aco­rra­la­mien­to pero sur­gió un gri­to irre­pro­du­ci­ble y poten­te que solo apa­re­ce en pare­des o en el aire , casi en blo­que por par­te de la afic­ción vas­ca. Mi sor­pre­sa fue que uno de los que gri­ta­ba era el suso­di­cho mili­tan­te de EGI. Lo cual me lle­vó a pre­gun­tar­le: ¿Qué andas?. Y es que no esta­ba­mos en la épo­ca de EGI-Bata­su­na precisamente.

Los deba­tes con gen­tes del PNV como míni­mo siem­pre me han pare­ci­do entre diver­ti­dos y un quie­ro pero no pue­do. Aun­que debi­do a lo hipo­té­ti­co de lo plan­tea­do siem­pre que­da­ba todo como un poco en el aire. Bási­ca­men­te el plan­tea­mien­to base resi­día en que en un mar­co sin lucha arma­da no habría impe­di­men­to para acti­var polí­ti­cas de acción con­jun­ta en el camino hacia la auto­de­ter­mi­na­ción. Ese ha sido el tótem his­tó­ri­co al que se ha aga­rra­do el PNV para jus­ti­fi­car su ina­ni­ción abertzale.

Lle­ga­dos a fina­les de los 90, se abrió una opor­tu­ni­dad en ese sen­ti­do a tra­vés del pac­to de Liza­rra- gara­zi y los acuer­dos con ETA, pero el PNV no tar­dó en recu­lar pre­so del páni­co elec­to­ral al intuir que su hege­mo­nía pen­día de un hilo. Pue­de que la izquier­da aber­tza­le fue­se dema­sia­da ino­cen­te y que no estu­vie­ra pre­pa­ra­da para el puñal por la espal­da del PNV, pero supie­ron apro­ve­char muy bien la resa­ca del falli­do pro­ce­so para divi­dir a la izquier­da aber­tza­le y levan­tar una poten­te colum­na de humo a tra­vés de facha­da y mala­ba­ris­mos polí­ti­cos para hacer­se abru­ma­do­ra­men­te con el carril cen­tral del aber­tza­lis­mo al calor de la inten­si­fi­ca­ción ilegalizadora.

Die­ron paso a una estra­te­gia sobe­ra­nis­ta de pos­tín en torno al eje del plan Iba­rretxe en el que sus men­to­res con­ta­ban con la mas que pre­vi­si­ble opo­si­ción de la izquier­da aber­tza­le, lo cual les colo­ca­ría en la posi­ción ideal para trian­gu­lar “entre extre­mos”. De esta mane­ra se ase­gu­ra­ban el poder y ade­más sin la nece­si­dad de acti­var una diná­mi­ca sobe­ra­nis­ta real, por­que con­ta­ban supues­ta­men­te con el NO del esta­do y el NO de la izquier­da aber­tza­le, lo cual les deja­ba en una posi­ción cómo­da para ges­tio­nar la auto­no­mía y no dar pasos.

El fallo fue que esa vez la izquier­da aber­tza­le no pecó de ino­cen­te y dio su apo­yo crí­ti­co a ese plan para que fue­ra apro­ba­do en el par­la­men­to y auto­má­ti­ca­men­te anu­ló de una for­ma radi­cal el maquia­vé­li­co plan jel­tza­le. Se caye­ron las care­tas ya que toda “lucha” que no bus­ca con­fron­ta­ción es fal­sa. Qui­tan­do las dis­tor­sio­nes que lle­va­ba con­si­go ese plan, tenía como obje­ti­vo dar la pala­bra al pue­blo vas­co y que éste deci­die­ra su esta­tús polí­ti­co. Como en nin­gún momen­to había nin­gún plan­tea­mien­to de con­fron­tar y enfren­tar­se con los ejes que hacen impo­si­ble esa apli­ca­ción de la sobe­ra­nía vas­ca, el plan se eva­po­ró instantáneamente.

Des­de enton­ces el PNV, anu­la­do en su estra­te­gia fan­tas­ma, no ha dado pie con bola. Y es que ya no encuen­tran la mane­ra por don­de “trian­gu­lar”, lo cual hace que todas sus ini­cia­ti­vas se incli­nen nece­sa­ria­men­te hacia el lado unio­nis­ta. Y se incli­nan no solo por­que hay un empu­je interno de los que cor­tan el baca­lao para que sea así debi­do a sus intere­ses de cla­se sino por­que den­tro de los cálcu­los elec­to­ra­les han lle­ga­do a la fal­sa con­clu­sión de que sobe­ra­nis­mo no suma. Que los que suman en tér­mi­nos elec­to­ra­les son los Azku­nas, es Biz­kaia y no Gipuzkoa.

Esto se tra­du­ce en una apues­ta cla­ra por fae­nar en aguas del espa­ño­lis­mo y bus­car ahí el cau­dal de votos que ellos intu­yen que no van a reco­ger en otras aguas.

Es por ello que la deci­sión de colo­car a Urku­llu, per­so­na­je gris de la escue­la de Imaz, como selec­ción del EBB de cara a enca­be­zar la lehen­da­ka­ritza no extra­ña. Como tam­po­co extra­ñan las decla­ra­cio­nes que últi­ma­men­te se están oyen­do en el ámbi­to del PNV que nos retro­traen a la eta­pa Atutxa o Ardan­za, o la mas que evi­den­te desa­zón del par­ti­do ante posi­bles avan­ces polí­ti­cos que pue­da dar el sobe­ra­nis­mo si esto trae un decli­ve partidario.

Des­de una pers­pec­ti­va aber­tza­le, el pro­ble­ma del PNV es que cuan­do se sien­tan en una mesa a plan­tear estra­te­gias, el pri­mer pun­to del día es el poder ins­ti­tu­cio­nal y no la libe­ra­ción de Eus­kal herria. ¿Qué pasa­ría si el PNV por una vez en su his­to­ria fue­ra cohe­ren­te con lo que pro­cla­ma his­tó­ri­ca­men­te e invir­tie­ra la mitad de ener­gías que usa con­tra la izquier­da aber­tza­le en estra­te­gias de reso­lu­ción al con­flic­to y libe­ra­ción nacional?.

De los deba­tes que he teni­do con la gen­te del PNV y del aná­li­sis de la tra­yec­to­ria de este par­ti­do hay una ense­ñan­za muy impor­tan­te. En el momen­to que tu estra­te­gia se basa en los votos y en el poder ins­ti­tu­cio­nal, todo lo demás será secun­da­rio. Una ense­ñan­za que debe­ría tener­la pre­sen­te el pue­blo aber­tza­le de izquier­da para no come­ter los mis­mos erro­res. Nin­gún par­ti­do ni nin­gu­na orga­ni­za­ción está por enci­ma de los intere­ses nacio­na­les de Eus­kal Herria. Por lo tan­to, el pue­blo aber­tza­le en gene­ral está con­de­na­do a enten­der­se en tér­mi­nos con­cre­tos por enci­ma o por deba­jo del PNV, Bil­du o el copón de la bara­ja. Cla­ro está, si ver­da­de­ra­men­te se apues­ta por la autodeterminación.

Cuan­to menos se hable de Bil­du, menos del PNV y más de estra­te­gia de libe­ra­ción, más de refe­rén­dums , más de decla­ra­cio­nes de sobe­ra­nía con­jun­tas, más de con­fron­ta­ción, más de des­obe­dien­cia… sig­ni­fi­ca­rá que esta­mos más cer­ca del obje­ti­vo. Dada la situa­ción, el pue­blo aber­tza­le de izquier­da ten­drá que ganar las elec­cio­nes pero no por ganar sino para actuar de palan­ca hacia un mar­co demo­crá­ti­co jun­to con el res­to de luchas bien com­ple­men­ta­das y siem­pre abier­tos al tra­ba­jo con­jun­to con todo sec­tor social que quie­ra una Eus­kal Herria sobe­ra­na y jus­ta social­men­te. El obje­ti­vo no es tener lehen­da­ka­ri sino alcan­zar los obje­ti­vos, si para ello es nece­sa­rio tenerl@ que así sea pero siem­pre será secun­da­rio. Inver­tir la esca­la pue­de ser desas­tro­so, sino que se lo pre­gun­ten a los que aún creen en la inde­pen­den­cia den­tro del PNV como aquel mili­tan­te de EGI con el que solía tener conversaciones.

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