A Irlan­da le lle­ga el turno de recha­zar las fan­ta­sías de aus­te­ri­dad- Gavan Titley y John O” Brennan

Con el fin de afir­mar su leal­tad a Euro­pa, la éli­te polí­ti­ca irlan­de­sa ha deci­di­do que lo mejor es no pres­tar dema­sia­da aten­ción a la reali­dad euro­pea. La «aus­te­ri­dad» pue­de que sea, como sos­tu­vo recien­te­men­te Joseph Sti­glitz, un «desas­tre euro­peo de fac­tu­ra huma­na», pero el gobierno de coa­li­ción del Fine Gael y los labo­ris­tas jue­ga a situar a Irlan­da como alumno mode­lo del expe­ri­men­to amplia­do de Frank­furt y Ber­lín de nega­ción de desas­tres. Que la reduc­ción neo­li­be­ral median­te recor­tes y «refor­mas» orien­ta­das al mer­ca­do empu­ja­ría a la rece­sión hacia la depre­sión lle­va sien­do evi­den­te des­de hace mucho, pero la estra­te­gia ofi­cial ha con­sis­ti­do en situar la aus­te­ri­dad en un domi­nio más allá de la polí­ti­ca como sacri­fi­cio com­par­ti­do nece­sa­rio para devol­ver la «con­fian­za» a los inversores.

La con­fian­za es una pro­pie­dad esqui­va, pues el cos­te de los prés­ta­mos irlan­de­ses sigue sien­do mucho más ele­va­do que los de Ita­lia y Espa­ña, y las polí­ti­cas de «reduc­ción fis­cal» no han pro­du­ci­do un cam­bio en lo fun­da­men­tal de la eco­no­mía irlan­de­sa tras cua­tro años de pur­ga­to­rio pre­su­pues­ta­rio y sufri­mien­to social. La impla­ca­ble fan­ta­sía se ha resis­ti­do, por supues­to, a la evi­den­cia, pero el deci­si­vo recha­zo polí­ti­co del feti­chis­mo de la aus­te­ri­dad por par­te del elec­to­ra­do fran­cés y grie­go ha abier­to un espa­cio demo­crá­ti­co de resis­ten­cia en un momen­to en el que se está con­fi­gu­ran­do la opo­si­ción popu­lar en Irlan­da, y jus­to sema­nas antes del refe­rén­dum del 31 de mayo sobre el tra­ta­do fis­cal de la UE. La pla­ta­for­ma del «vota sí por la esta­bi­li­dad» se enfren­ta aho­ra a la difí­cil tarea de iden­ti­fi­car la «esta­bi­li­dad» que espe­ra que aprue­be el electorado.

De cual­quier modo, pare­ce que el las­tre de la esta­bi­li­dad lo apor­ta­rá la pro­duc­ción de mie­do, pues la cam­pa­ña del sí ha encua­dra­do el voto en una elec­ción exis­ten­cial para Irlan­da. El tra­ta­do fis­cal pro­por­cio­na­rá un cimien­to para la recu­pe­ra­ción y la futu­ra esta­bi­li­dad, mien­tras que el voto del no resul­ta­ría catas­tró­fi­co, y pon­dría al país fue­ra del Meca­nis­mo de Esta­bi­li­dad Euro­peo (MES) – la soga de sal­va­men­to de la UE para los esta­dos ago­bia­dos por las deu­das – y por tan­to inca­paz de finan­ciar ser­vi­cios públi­cos. El voto del no daña­ría la repu­tación de Irlan­da en Bru­se­las y le res­ta­ría atrac­ti­vo como des­tino de la inver­sión extran­je­ra direc­ta norteamericana.

El pro­ble­ma del sí es que debe enga­tu­sar a un elec­to­ra­do can­sa­do para acce­der al «cerro­ja­zo» cons­ti­tu­cio­nal de la aus­te­ri­dad pre­ci­sa­men­te en el momen­to que su natu­ra­le­za ideo­ló­gi­ca que­da com­ple­ta­men­te al des­cu­bier­to. El ajus­te fis­cal inme­dia­to ha ace­le­ra­do la tasa de con­trac­ción en Irlan­da, pues la subi­da de impues­tos y el des­cen­so del gas­to han redu­ci­do los ingre­sos dis­po­ni­bles y la deman­da agre­ga­da. Lejos de alen­tar un retorno al cre­ci­mien­to, Irlan­da se encuen­tra hoy en su quin­to año de durí­si­mos recor­tes presupuestarios.

No habrá prác­ti­ca­men­te cre­ci­mien­to en 2012, y las cifras del mis­mo Fon­do Mone­ta­rio Inter­na­cio­nal mues­tran que habrá aumen­ta­do, y no caí­do, el ratio de deu­da, en todos los años entre 2008 y 2013 en Por­tu­gal, Ita­lia, Irlan­da, Gre­cia y Espa­ña. Las alu­ci­nan­tes esta­dís­ti­cas de des­em­pleo juve­nil en Gre­cia y Espa­ña son ya bien cono­ci­das, y en Irlan­da la cifra de más del 30% se man­tie­ne arti­fi­cial­men­te baja debi­do a los ele­va­dos nive­les de emigración.

El FMI pre­vé que la eco­no­mía se con­trai­ga este año, en tér­mi­nos reales, en Gre­cia, Ita­lia, Por­tu­gal y Espa­ña, mien­tras Irlan­da lucha por alcan­zar un 0,5% de cre­ci­mien­to. Los arqui­tec­tos del tra­ta­do fis­cal levan­ta­do apre­su­ra­da­men­te espe­ran com­pro­me­ter a estos paí­ses – y a Irlan­da, una vez se haya supe­ra­do su pin­to­res­co ape­go al ritual demo­crá­ti­co – a res­tric­cio­nes lega­les en el con­trol ya insig­ni­fi­can­te sobre la eco­no­mía. El tra­ta­do redu­ci­rá la super­vi­sión nacio­nal de la polí­ti­ca pre­su­pues­ta­ria y gra­ba­rá en la Cons­ti­tu­ción irlan­de­sa medi­das abs­trac­tas y enor­me­men­te poli­ti­za­das como el «défi­cit estructural».

Pese a todos los com­pro­mi­sos públi­cos pro­ba­ble­men­te cos­mé­ti­cos con medi­das de cre­ci­mien­to anun­cia­dos tras la elec­ción de Fra­nçois Hollan­de, este paque­te de medi­das con­du­ci­rá casi con toda cer­te­za a un mayor des­em­pleo, ace­le­ra­rá aun más la defla­ción y aumen­ta­rá el peso subs­tan­ti­vo de la deu­da. Tal como lo resu­me Terren­ce McDo­nough, pro­fe­sor de Eco­no­mía en la Uni­ver­si­dad Nacio­nal de Irlan­da (UNI) en Gal­way: «Tóme­se un país en lo más hon­do de una depre­sión. For­cé­mos­lo a lle­var a cabo recor­tes pre­su­pues­ta­rios y aumen­tos de impues­tos año tras año tras año. Obli­gue­mos a la mis­ma polí­ti­ca a sus veci­nos y socios comer­cia­les. Man­ten­ga­mos esto en un futu­ro pre­vi­si­ble y espe­re­mos que ten­ga como resul­ta­do la esta­bi­li­dad, la con­fian­za y la recu­pe­ra­ción. Se tra­ta de un expe­ri­men­to peli­gro­so, abso­lu­ta­men­te sin pre­ce­den­tes his­tó­ri­cos”. [1] Supo­ne tam­bién un expe­ri­men­to des­ti­na­do a nor­ma­li­zar aun más la socia­li­za­ción de la masi­va deu­da espe­cu­la­ti­va del sec­tor bancario.

Mien­tras los acon­te­ci­mien­tos euro­peos colo­can más afi­la­da­men­te el cen­tro de aten­ción sobre este refe­rén­dum, esto tie­ne lugar tam­bién en un momen­to en el que ha comen­za­do a sur­gir, si no a for­mar­se, una resis­ten­cia inter­na a la aus­te­ri­dad. Un lugar común en la cober­tu­ra de la cri­sis ha con­sis­ti­do en que Irlan­da ha absor­bi­do pasi­va­men­te los recor­tes, con el estri­bi­llo de éli­te de «no somos Gre­cia, nos com­por­ta­re­mos» que tie­ne su espe­jo en la con­sig­na de los mani­fes­tan­tes grie­gos de que «no somos irlan­de­ses, resis­ti­re­mos». Sin embar­go, el recien­te boi­cot a un impues­to sobre la vivien­da, por el que la mitad de los pro­pie­ta­rios se nega­ron a pagar un impues­to fijo sobre la pro­pie­dad, sugie­re que el recha­zo de las polí­ti­cas de aus­te­ri­dad se extien­de más allá de la resis­ten­cia orga­ni­za­da de los gru­pos comu­ni­ta­rios y par­ti­dos de izquierda.

La opo­si­ción a un impues­to sobre la pro­pie­dad pue­de pare­cer una vía un tan­to inusual para la polí­ti­ca pro­gre­sis­ta, pero es que se apli­có igual­men­te a las man­sio­nes que a la car­ga de patri­mo­nio nega­ti­vo que cons­ti­tu­ye el tan­gi­ble lega­do del perio­do de auge para dece­nas de miles de per­so­nas. A la gen­te que lucha por arre­glár­se­las fren­te a la reper­cu­sión con­jun­ta del recor­te de ser­vi­cios, la pér­di­da sala­rial y el des­em­pleo se le infor­mó de modo regu­lar de que «100 euros no es mucho dine­ro» (y en cier­to sen­ti­do no lo es, cuan­do se lo tiran a la deu­da ban­ca­ria socia­li­za­da que en últi­ma ins­tan­cia esta­ba des­ti­na­da a ser­vir). Resul­ta difí­cil pre­ver cómo se desa­rro­lla­rá en el refe­rén­dum este recha­zo colec­ti­vo, pero el man­tra de que «no hay alter­na­ti­vas» no será fácil de restaurar.

Nota: [1] Terren­ce McDo­nough, “Treaty is not a safe option but a peri­lous expe­ri­ment”, [“El Tra­ta­do no es una opción segu­ra sino un peli­gro­so expe­ri­men­to”], The Irish Times, 16 de mayo de 2012.

Gavan Titley es pro­fe­sor de medios de comu­ni­ca­ción en la Uni­ver­si­dad Nacio­nal de Irlan­da (UNI) en May­nooth, y coau­tor de The Cri­ses of Mul­ti­cul­tu­ra­lism: Racism in a Neo­li­be­ral Age (Zed, 2011). John O” Bren­nan es direc­tor del Cen­tro para el Estu­dio de una Euro­pa Amplia­da en la Uni­ver­si­dad Nacio­nal de Irlan­da en Maynooth.

Tra­duc­ción para www​.sin​per​mi​so​.info: Lucas Antón

http://​www​.sin​per​mi​so​.info/​t​e​x​t​o​s​/​i​n​d​e​x​.​p​h​p​?​i​d​=​4​975

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